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Ni la oscuridad logrará separarnos por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Pido perdón por demorar tanto, de veras, pero ya volví muajajajaja

 

 

Rutinaria forma de convivir, mucho más cuando llegaba la noche, pues en esas horas casi ni se hablaban. El uno atendía a los bebedores y el otro tocaba el piano sin siquiera abrir sus ojos, cada uno metido en su trabajo sin darse cuenta de lo que hacía el contrario. Debido a eso, cierto castaño no notó a una mujer ingresar al bar, mucho menos notó como la mencionada se sentaba en la barra y empezaba  una plática con Kakashi. Una hora completa en que Iruka no se enteró de nada más que en su bebida, sus dedos y la música. Esa era la única desventaja de ser ciego, el no enterarse de las cosas importantes que pasaban a tu alrededor

Aquella noche de regreso a casa, Kakashi estaba más callado de lo normal. Iruka supuso que era por el cansancio del turno, ya que se extendieron un poco debido a diversas situaciones, eso incluía a un borracho que estaba armando alboroto  y aun tipo que no tuvo dinero para pagar la cuenta. Cosas simples que se arreglaban de alguna manera, pero que se robaban energía de forma veloz. Sería normal de no ser porque las dos siguientes noches ocurrió algo parecido. El castaño notaba el cambio de ánimos en su compañero, pero no dijo nada, no quería ser indiscreto con Kakashi. Si el peliblanco le contaba lo que le acontecía, pues se lo agradecería y ayudaría, caso contrario simplemente le quedaría apoyarlo de forma muda y facilitarle muchas cosas

 

 

-mañana es la competición de Hanabi – sonreía Iruka haciendo plática en la tarde mientras limpiaban la cocina

-lo olvidé por completo – hablaba un poco apenado por ese detalle, frotando su frente por el cansancio – hice planes y… deja que los cancele

-si tiene planes, no es necesario que los cancele. Hanabi sabrá entenderlo, no se preocupe

-pero le he prometido que iría, así que eso es lo que importa más

-pero al parecer el compromiso que tenía era importante – sonrió tratando de que sus miles de preguntas no salieran – me preocupa ocasionarle problemas

-no lo era tanto, así que deja de hacerte líos – sonrió acariciando la cabeza del castaño – así que mañana iremos sin problemas… mi reunión puede esperar

-si usted lo dice, pues… gracias

 

 

Y aun así Iruka no estaba del todo seguro de dejar las cosas de esa forma, pero no insistió, evitaría ser indiscreto. Por esa única vez estaría siendo un poquito egoísta, quería a Kakashi junto a él, porque Hanabi anhelaba que la miraran en ese progreso tan repentino, que compartieran su felicidad y así fue. En las primeras filas, Kakashi consiguió buenos asientos, localizando a Hanabi en el equipo correspondiente. Iruka no dejó de reírse porque escuchaba los grititos de su pequeña hermana saludándolo y a pesar de no ver nada, Kakashi era quien le informaba cuando debía saludarla con la mano. Pelea tras pelea, a Iruka eso le recordaba cuando él participaba en algunos clubes escolares, o cuando estaba cursando el entrenamiento antes de ser considerado capacitado para protección personal. Cuántas cosas pasaron en su vida, cada sonido en aquel lugar se lo recordaron, fue como revivir algunas cosas

Kakashi se reía ocasionalmente, saludando con emoción a Hanabi que se veía hermosa con el cabello atado finamente y la ropa tradicional en aquel deporte, hasta se sentía culpable al sentir orgullo que no debería ser suyo. Apreció el talento y la pasión de la pequeña mientras combatía. Dura, altiva, fuerte, majestuosa pero también humilde cuando ganaba un combate, pues las mejillas se le ponían rojas cuando se informaba que alcanzó la victoria. Desgraciados fueran los padres de la pequeña que no vinieron a apreciarla cuando más luz destellaba, de no dejarla ser feliz a pesar de lo que decidiera hacer con su vida. No podía saber qué era lo que pasaba por la cabeza de Hiashi ni de Sakura  para hacer aquello 

 

 

-vinieron – esa voz dulce era como un destello de alegría, así lo sentía Kakashi cuando Hanabi los encontró entre el público, al final de todo – me alegra verlos aquí

-buen trabajo – dijeron a coro el par de adultos riéndose por la coincidencia de tiempos

-wow, lamento no haber ganado nada, pero me esforcé

-así está bien – sonreía Iruka abrazándola su hermana y besándole la cabeza – estoy orgulloso de ti, has hecho uno de tus pequeño sueños realidad

-fuiste tú el que me dijo que no me rindiera – respondía emocionada recibiendo ese abrazo cálido – seguiré así y cumpliré más

-supongo que ahora entrenarás mucho más que antes, así no dejarás que te ganen la medalla – se reía Kakashi, recibiendo un asentimiento por parte de la niña y un abrazo que correspondió

 

 

Hanabi se los llevó a rastras a presentarlos a sus amigos, la menor no sabía leer el ambiente en ocasiones. Los adultos estaban un poco cohibidos, cada uno por razones propias. Iruka debido al complejo de inferioridad que se generó cuando su vista se perdió y Kakashi, por el complejo debido a su apariencia. Hasta podría sonar ridículo para algunos pero no para ellos porque lo vivían a diario, eran como secuelas que la propia sociedad dejaba en ellos, cosas tan poderosas que en ocasiones como esa los aplastaba y no dejaba que alcanzaran a levantarse por completo. Los adultos sonreían con nervios al tener a los niños cerca, vieron o escucharon algunos rechazos, pero trataron de no sentir incomodidad, mucho más cuando Hanabi los presentaba como su familia. Iruka quiso llorar cuando la pequeña dijo que era su hermano mayor y su inspiración para seguir adelante. Kakashi quiso acompañarlo cuando escuchó que eran las personas que la apoyaron sin miramientos hasta que llegó allí. Esa pequeña podía ser demasiado dulce y conmoverlos hasta las lágrimas

Iruka disimuló estar bien, porque sentirse parte de una familia le trajo millar de emociones que querían brotar de sus ojos, pero se mantuvo sereno, apretando su bastón cuando fue necesario caminar y reverenciando al entrenador de su hermana. Para distraerse, empezó a contar que él también sabía de aquello y que antes de su accidente practicaba kendo a nivel real en su trabajo. Era una plática que mató la tensión y demás. Kakashi se mantuvo callado hasta cierto punto, pues se sentía un poco extraño entre tanta gente, pero generalmente Hanabi no lo dejaba callado por mucho tiempo, en ocasiones tenía que responderle con alguna anécdota. Y al final estaba bien, porque las miradas se alejaron de él y pasaron a las medallas que eran otorgadas

Hanabi escapó con el par de adultos cuando le fue posible, como prometieron se dirigieron a comer helado, a charlar, a reír y al final de todo… a desahogarse. Hanabi podía ser amable, risueña, dulce y valiente, pero era una niña y como tal podía quebrarse en algún momento. Las lagrimitas de Hanabi fueron dolorosas de presenciar, porque la pequeña se sentía olvidada en su propia casa, pues sin su hermano mayor ahí, era como una presencia casi invisible para los adultos. Tal vez era la diferencia de edad entre ella y su hermana, pero ser ignorada por su propia sangre, dolía. Dolía sentirse inferior a su hermana mayor, sentirse incompleta sin la atención de su padre y madre, sentir que cada intento que hacía no valía la pena o que nunca lograría llenar los estándares que le imponían en su propia casa. Era difícil e Iruka lo entendía porque lo vivió en cierta época, él era el lastre que cargaba Hiashi, sintió el mismo dolor… no quería que su hermana viviera aquello porque la cicatriz no sanaba por nada del mundo ni aunque hayas cumplido todos tus objetivos. Cuando el dolor era inmenso te llevaba a aislarte de todo para no sufrir las heridas, para huir y eso conllevaba a una soledad que en ocasiones jamás lograba romperse

 

 

-quiero que vuelvas a casa nii-san

-lo haría si pudiera – susurró con su hermana sentada en su regazo, donde él la abrazaba – pero no se puede Hanabi

-no entiendo por qué te echaron

-porque yo no soy parte de su familia

-pero eres mi hermano

-solo por parte de padre – susurró con pesadez, apretando sus ojos para no llorar – Sakura-san… ella…

-mamá te odia – completó la pequeña e Iruka supuso que la propia pelirosa habrá dicho algo acerca de aquello para que Hanabi se alejara de él

-lo sé y por eso debí salir de casa

-pero me haces falta

-crece un poco más – sonrió besándole la mejilla – crece un poco más y podrás salir a visitarme cuando quieras… yo siempre te abriré las puertas

-no es tu casa – rió la pequeña con la mirada un poco aguada aun – es de Kakashi-san

-mi casa es la de Iruka – el mencionado se había quedado mirando a la pequeña y le acarició la mejilla quitando una lágrima – así que eres bienvenida cuando quieras

-desearía vivir con ustedes

-eso no se puede – suspiró Kakashi matando las ilusiones de los dos hermanos castaños – eres aun pequeña y no puedes separarte de tus padres

-pero en cuanto puedas, nos iremos a vivir juntos – sonrió Iruka con emoción – cuando yo pueda mantenerte… y tu decidir con quién quedarte… podríamos vivir juntos

-pero falta mucho para eso – limpiándose las lágrimas de su rostro, suspiraba y hacía un leve mohín

-pero el tiempo pasa sin impedimentos – Iruka no sabía qué decirle, pero debía serle sincero – algún día Hanabi… algún día… hasta entonces sé fuerte

-y cuando no aguantes, puedes venir a nosotros – Kakashi miró al par de hermanos, se notaba el cariño y comprensión. Se notaba que ambos se asemejaban y entendían el dolor que llevaban en el alma… que difícil era eso. El mayor no podía imaginar qué tanto debían soportar aun

 

 

Ambos hermanos sufrían en silencio ante la separación inevitable, pero prometían verse pronto. Tendrían nuevas noticias, nuevas cosas que compartir, así era siempre. Con una sonrisa, una caricia, un beso en la mejilla se decían adiós.

Una caminata de regreso a casa en completo silencio, así transcurrían las cosas para los adultos, seguramente cada uno pensando en los problemas que cargaban en sus hombros. Liberarse era una opción, quedándose uno junto al otro, pero uno de ellos no quería hacerlo, prefería resolver su problema solo… y ese era Kakashi

 

 

-esta noche el bar no abrirá

-¿se dará un descanso, Kakashi-san? – a Iruka lo tomaron por sorpresa en esa tarde, pues él estaba preparándose mentalmente para tocar. Apenas con cuatro horas faltantes para la apertura del centro nocturno se lo informaron de repente – no me lo esperé

-lamento no haber avisado antes, tal vez así hubieses hecho planes con alguien… sería tu día libre

-usted es gracioso – sonrió divertido como para matar el tenso ambiente y la seriedad. No había sido la mejor semana de su vida después de todo. Kakashi estaba más tenso cada día – ¿con quién saldría yo?

-con Mikaru por ejemplo… te llamó ayer, ¿no? – no había diversión en su voz, por el contrario total seriedad – podrías haber salido con ella

-no me interesa – sonrió a pesar de que la seriedad del otro lo estaba poniendo incómodo – ya hablé con ella, hará su trabajo como se debe

-me alegra escuchar eso – Kakashi no expresaba nada, ni siquiera parecía estar en ese mundo

-bueno… hoy descansaré entonces… ¿y usted?

-tengo un compromiso, tal vez no vuelva temprano… así que puedes descansar cuanto quieras Iruka

-qué suerte tengo – sonrió lleno de intriga pero no preguntó nada, el ambiente no daba para eso – espero que usted también la tenga, Kakashi-san

-también deseo eso

 

 

Iruka sólo se quedó en silencio el resto del tiempo en que Kakashi usó para alistarse y salir. Estaba un poco tenso por la pesadez del ambiente incluso después de quedar a solas. La soledad de aquella casa llegó a ser asfixiante después de apenas media hora, pues el castaño estaba acostumbrado a la compañía de Kakashi y al no tenerlo se dio cuenta de muchas cosas. Se estaba volviendo dependiente de cierta forma y eso lo asustó mucho. Nunca se había aferrado a nada más que a sus propios sueños, les era fiel y siempre se comprometía demasiado con ellos, así que ahora al sentirse completamente solo, en esa casa que ni era suya, sin familia, sin amigos, sin amantes, sin poder ver nada, lo llevó a tener un ataque de ansiedad. El aire le llegó a faltar en algún momento y esas crisis horribles no podía calmarlas de inmediato.

Iruka encendió el televisor alzando el volumen hasta que no podía escuchar sus propios pensamientos, caminó por toda la casa teniendo cuidado de no tropezar, se buscó algo de comer en el refrigerador, se lavó la cara y respiró profundamente sentado en el sofá. Odiaba sentirse así de débil per no podía evitarlo, su  mente le jugaba malas pasadas. Se repetía mentalmente que estaba bien, que no estaba solo porque tenía a su hermana, eso lo mantenía cuerdo en ese momento de desesperación en donde hasta las manillas del reloj sonaban como campanas. Calmarse le costó demasiado, pero lo logró y hasta se quedó dormido un rato en su cama

 

 

-no seas dependiente – se regañaba a sí mismo cuando su cuerpo se calmó y pudo recostarse en el sofá escuchando las noticias nocturnas – no te aferres a algo que no es estable – suspiraba profundo mientras se quitaba las lágrimas que en cierto momento se derramaron sin que pudiese evitarlo – has estado solo desde que eras un niño, no dejes que ahora te afecte

 

 

Horas en que se la pasó regañándose mentalmente, malditas horas que se hicieron largas, eternas, pero acabarían en algún omento. Lástima que cuando el cansancio le ganó de nuevo, se fue a su habitación a seguir meditando las cosas que tenía pendientes. El único pensamiento que logró distraerlo de forma agradable fue su hermanita, quien se había escapado de alguna cena que hacían en casa y ahora platicaba con él. El novio de Hinata era su más grande bendición, quien al parecer tenía ciertas cualidades que a Sakura le ponían de buen ánimo, una de ellas era la riqueza. Iruka debió sospecharlo de cierta forma, pero ahora lo verificaba; claro, un muchacho rico frecuentando a la mayor de las hijas de Sakura era como ganarse la lotería. Una vida sin miedo a los problemas de dinero, fue tan predecible y aun así sonaba asqueroso de cierto modo, pues Hanabi fue dejada de lado debido a ese asuntito

 

 

-bienvenido – Iruka había salido a recibir a su amigo cuando lo escuchó hacer ruido en la sala – disculpe, sólo salía por un poco de agua – se sintió estúpido al decir aquello que apenas acaba de escuchar en una película, pero lo hizo sin pensarlo

-pensé que estarías dormido – Iruka escuchó eso en un tono diferente a lo usual, como si las palabras costaran salir de la boca de Kakashi

-¿está ebrio, Kakashi-san? – decidió acercarse cuando escuchó como el otro empujaba el sofá

-no… tanto – rió bajito mientras se apoyaba en el respaldo del mueble – descuida puedes irte a dormir

-¿y dejarlo así? Jamás – se acercó hasta poder sostener a Kakashi y ayudarlo a sentarse en el mueble – le traeré agua

-no es necesario – sonrió quitándose la bufanda, fingiendo estar en sano juicio, pero terminó dejando sus llaves caer al suelo. Al final dejó su cuerpo estirarse en el mueble y suspiró pesadamente – eres insistente – se quejó y aun así agarró el vaso que Iruka le cedía – ¿cómo puedes ser tan amable?

-es un placer para mi – sonreía Iruka – fue una buena salida con amigos supongo – dijo sin mala intención pues percibía el aroma a licor, humo de cigarrillo y uno que otro perfume dulce, de una mujer o tal vez de dos

-¿quieres saber… con quien salí?

-no es necesario – sonrió mientras recogía las llaves con las que tropezó y se sentaba junto al otro, esperándolo para ayudarlo a llegar a la cama

-fui con mi esposa – a pesar de estar mareado y cansado, se quedó viendo la expresión de Iruka ante sus palabras – ¿no dices nada?

-¿debería? – sonrió pues no sabía qué más hacer, ¿cómo debería comportarse ante esa información? ¿Sentirse triste? ¿Celoso? Nada de eso, puesto que él no era nada de Kakashi – es normal que… se reúnan, supongo… no lo sé con exactitud, nunca he estado caso o algo así

-¿no te reúnes con tus antiguos novios?

-si – sonrió un poco incómodo – a veces. Platicamos, bebemos… supongo que es lo más normal si terminamos bien

-creí que me corregirías diciendo que era mi exesposa – suspiró pesadamente mientras se acomodaba el cabello

-son cosas que pasan… vamos lo ayudaré. Necesita descansar – dijo y con esfuerzo fue el soporte de un Kakashi como en algunas otras ocasiones lo hizo – espero que haya sido una reunión amena

-vino a pedirme perdón – respondió mientras se guiaba a su habitación. Kakashi sentía sus piernas doler, tal vez no debió caminar en medio de la noche por una hora más o menos, mucho menos en ese estado en donde tambaleaba – vino a disculparse… por abandonarme cuando más lo necesitaba

-eso es bueno – dijo ocultando la pequeña tristeza de su alma – porque es mejor quedar como amigos antes que como enemigos

-es una linda mujer, dulce a pesar de todo

-eso suena bien – sonrió cuando lo dejó en la cama y lo ayudó a acomodarse, quitándole los zapatos y demás – tal vez lo sigue amando

-eso quisiera – suspiró Kakashi cuando se hallaba acostado viendo al cielo – pero no es así

-si volvió tal vez quiere reconciliarse con usted

-eres optimista Iruka

-soy realista… las personas no se casan por casarse – sonrió con dolor – así que usted podría volver a casarse con su esposa y revivir su relación

-estaba arrepentida, lloró cuando decía aquello – susurró sintiendo sus propias lágrimas querer salir – lo dijo… supongo que debo estar feliz por eso

-no lo culpo – levantándose se dispuso a cobijar al peliblanco, ¿qué más podía hacer? – ahora puede estar tranquilo, feliz de que ella…

-no volverá – susurró con la voz quebrada y aun así suspiró levantándose – está arrepentida y no volverá

-por eso bebió, para matar el dolor – Iruka siempre supo que Kakashi guardaba ese tipo de dolor en su corazón. Entendía que esas relaciones, las cuales terminaban mal eran dolorosas. Las reconciliaciones eran buenas y aun así… cada palabra y lágrima le dolía mucho más que al propio Kakashi – lo siento Kakashi-san – siempre supo que no debía ilusionarse con un imposible… Kakashi era simplemente algo platónico

-soy patético – se apoyó en el hombro del castaño en busca de un poquito de consuelo y recibió un abrazo cálido que detuvo sus lágrimas en seguida – lamento mostrarme así

-está triste, es normal – hablaba con ternura puesto que al menos ese privilegio tenia, el de ser una ayuda en momentos difíciles – pero no se preocupe por nada, las cosas mejorarán

-ya lo hicieron – susurró bajito

-no lo escuché, Kakashi-san – dijo acariciándole los cabellos con amabilidad

-las cosas ya mejoraron Iruka – susurró levantando su rostro y admirando el del castaño – ya está todo bien… porque no estoy… solo

-tener un amigo cerca es bueno, ¿verdad? – sonrió al sentir el abrazo del mayor – mientras pueda, yo lo acompañaré Kakashi-san

-Iruka – susurró en el oído ajeno, sintiendo como el otro se tensaba un poco – no te vayas

-¿por qué lo haría? Me gusta su casa – sus mejillas se tiñeron de rojo al sentir el aliento cálido en su cuello

-no me refiero a eso – susurró separándose un poco para tomar el rostro del castaño entre sus manos – sólo quédate conmigo – susurró sobre los labios ajenos, escuchando el leve suspirar del castaño

-Kakashi-san… está ebrio

-no importa – susurró mientras rodeaba la cintura ajena con su brazo y agarraba el mentón con su mano libre para poder mirarlo sin problemas – solo quédate – le cedió un beso, uno infantil y rápido, admirando como esas mejillas se teñían de rojo intenso y sonreía lleno de satisfacción… Iruka era lindo

-espere… no…

 

 

Sintió la lengua del mayor sobre sus labios, recorriéndolos con paciencia, como si lo saborearan. El aliento ajeno olía a ron y aun así, eso poco le importaba porque sentía la tibia lengua abrirse paso entre sus labios. Jadeó de la impresión cuando las manos de Kakashi se adentraron entre su ropa, en un toque helado que lo hizo temblar y erizar su piel. Su boca fue invadida con prisa, sin siquiera dar aviso previo. Iruka saboreó el licor consumido cuando su lengua se enredó con la contraria y suspiró por las caricias que ascendían por su espalda y costados. Podía negarse mil veces, pero no lo hizo, porque sabía a la perfección que esa oportunidad jamás la volvería a tener. Disfrutó del roce en su boca, de cómo el otro ni siquiera lo dejaba respirar o moverse. Sus manos le temblaron y tuvo que aferrarse a los hombros ajenos para sostenerse. Su piel le mandaba corrientes eléctricas al ser tocada con hambre, gimió bajito cuando su labio inferior fue mordido y no se negó a corresponder al tacto que le cedían.

Lo recostaron con un poco de rudeza y no se quejó, tampoco lo hizo cuando se pusieron entre sus piernas y lo exploraban por encima de la ropa. Se arqueó débilmente cuando su pezón fue alcanzado, acariciado y estrujado. Debía detener aquel acto, debía oponerse porque si no se arruinaría todo, pero le costaba tanto porque anhelaba eso con toda su alma. Y sólo una cosa pudo hacerlo entrar en razón. Una lágrima traicionera cayó en su mejilla, no era suya, era de Kakashi… su amigo. Iruka lo meditó un poco, si como un buen amigo podía quedarse cerca de aquel hombre… así lo haría. Lo empujó con fuerza aun sin soltar ese beso que tanto adoró, que memorizaría y suspiró antes de alejarse

 

 

-descanse Kakashi-san… le hará bien – sonrió con ternura mientras se levantaba, pero el otro no lo dejó ir y lo agarró con fuerza

-quédate – pidió en susurros, negándose a sentir la soledad de nuevo

-lo que hace… es…

-solo quédate… Iruka

-si hace algo más… usted se arrepentirá

-¿y tú? – admiró el rostro ajeno, con los ojos cerrados como si tomara fuerza

-no – sonrió con sinceridad, pero aun así fue agarrado hasta que se recostara en aquella cama – pero se terminará la amistad

-me confundes – susurró Kakashi acurrucándose con Iruka entre sus brazos, suspirando al sentir la compañía ajena

-lo siento… de verdad, lo siento

 

 

Continuará… 

 

 

Notas finales:

La verdad es que me obsesioné con YOI, pero ya volvía señores, y con la inspiración renovada creo.... así que me tendrán que soportar temporalmente 

Muchas gracias por leer~~~

Besitos~~


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