Iruka cerró sus ojos mientras caminaba con su guía, escuchaba la respiración de Kakashi y apreciaba el calor de la mano que sujetaba la suya. Unas lágrimas se le escaparon porque el mar de emociones le estaba afectando, envolviendo, confundiendo. Se había estado auto convenciendo de que era despreciable, que solo era un lastre en su propia “familia” y ahora Kakashi le decía que se dieran una oportunidad. ¿Eso era un sueño? ¿Se estaba burlando de él? Suplicaba internamente que no fuera así, porque estaba cansado de pasar por lo mismo, una y otra vez. Oscuridad, solo eso le perseguía, su alma… su alma se estaba haciendo pedazos, su mente estaba en blanco, su mal presentimiento se volvía un dolor en su estómago
—Iruka, deja de suspirar — susurró cuando ya llegaron a casa — esto es real
—lo siento… creo que me voy a desmayar — hablaba con calma mientras con rapidez se quitaba la evidencia de su desdicha
—no bromees — soltó una leve risita, pues de cierta forma le parecía tierno escuchar esa exageración
—no lo hago — susurró mientras se detenía y soltaba un jadeo. Sintiendo enseguida a Kakashi tomarlo por los hombros para revisarlo — creo que… debí tomar algo como prevención — se sentía idiota en ese momento. Ya tenía experiencia en esas cosas y se olvidó de prevenir que su cuerpo reaccionara mal ante la relación sexual
—¿de qué hablas?
—no es nada — se aferró a Kakashi hundiendo su rostro en el pecho ajeno — solo debo descansar y medicarme… se me pasará
—¿estás enfermo? — tocó la mejilla de Iruka y estaba cálida al igual que la frente — tienes un poco de fiebre
—estoy bien — su cuerpo estaba cansado, lo único que quería era recostarse — no se preocupe
—dime… ¿tiene algo que ver con lo que hicimos ayer? — no escuchó nada y suspiró. El silencio otorga — lo siento… no sé nada de eso, pero debí imaginarlo que podría dañarte
—estoy cansado — sus lágrimas salieron de nuevo y se recriminó por eso. ¿No podía madurar? — ¿podemos entrar?
—Iruka… no me ocultes nada. Confía en mí como hasta ahora… incluso me atrevería a pedirte que lo hicieras de una forma más intensa
—gracias… lo haré — respondió con monotonía, no estaba seguro si de verdad lograría cumplir aquello
Una pastilla, un suspiro y una leve cena. Iruka había olvidado que no consumió algo apropiado en todo el día y recibió un leve regaño por eso, pero no protestó, se lo merecía. Aun le dolía el alma y cierta zona de su cuerpo, dolores físicos que poco le interesaban. Había olvidado que podía agarrar una infección si no era cuidadoso y se retó mentalmente por eso, era un adulto responsable, debía comportarse como tal. Estaba actuando de forma infantil, o simplemente flagelándose para auto castigarse por muchas cosas que le carcomían la mente, pero no debía hacerlo.
Quiso descansar sin siquiera pensar en algo en específico, fue por eso que se encaminó a su cuarto en silencio, pero la soledad no era buena consejera. Sintió a Kakashi recostarse a su lado y se tensó, no estaba en sus planes convivir con el mayor. Protestar o simplemente pedir soledad sería lo mejor, pero esas manos acariciaron su cabello con suavidad, sin ir más allá que eso e inevitablemente se relajó. Las caricias se hicieron más naturales y cuando Iruka se dio cuenta, tenía a Kakashi pegado a su espalda y esos brazos rodeándolo en un abrazo cálido que reconfortó su espíritu. No dijo nada y solo disfrutó del cariño que le ofrecían. No hubo más acercamiento que aquello, no hubo más intenciones más que la compañía ajena y así la noche transcurrió
Despertar…
Iruka sabía que tardaría en aceptar eso, tal vez él era el más interesado y entusiasmado por esa relación, pero, así como se sentía invadido por la felicidad, también lo estaba de la inseguridad. Dudaba hasta si la respiración que escuchaba era de un ente inmaterial o era Kakashi, lo peor de todo era que tenía calor y los brazos del otro lo rodeaban como si fuera una almohada… entonces… no, no estaba soñando, era real… e incómodo… porque quería ir al baño. ¿Cuándo pensaba dejar de aprisionarlo? Entonces se dio cuenta que se estaba molestando porque le daban el cariño que estaba buscando. Iruka se sintió estúpido y empezó a reírse bajito, tratando de callarse para no despertar a su acompañante, pero le era difícil, incluso si se cubría los labios con sus manos. ¿Cómo pasó de deprimente a divertido? Algo debía estar pasando con su buen juicio, algo muy malo
—parece que estás mejor — esa voz cerca de su oído hizo que el castaño se tensara de inmediato, ¿Cómo una simple voz podía estremecerlo así? Tal vez porque estaba un poquito asustado… o enamorado
—lo… lo siento — se mordió el labio para no reírse más, pero solo lograba que sus mejillas se sonrojaran y que su estómago doliera — pero…
—¿de qué te ríes? — aun somnoliento hablaba con calma, sonriendo al escuchar la pequeña alegría ajena
—no soy almohada, ¿sabe? — rió divertido cuando lo soltaron de golpe — solo me pareció divertido y empecé a… — entonces se quedó quieto porque sentía la piel ajena a poca distancia de la suya. Cerró los ojos de inmediato, por puro instinto — Kakashi-san — susurró
—dime — Kakashi se había levantado, apoyándose en uno de sus brazos, tenía toda la intención de besar al castaño… pero… ¿era correcto? Después de todo, Iruka aun parecía un poco tenso
—intentaré asimilar esto — sonrió y escuchó una risita leve por parte del otro — es lo que quería… solo que… nunca pensé llegar tan lejos
—suenas como una broma
—y lo es — reía mientras tanteaba el filo de la cama — solo quise… mezclar mi sinceridad con una broma… estoy un poco conmocionado — susurró antes de levantarse
—deja que revise si no tienes fiebre — iba a alcanzarlo, pero el otro negó con sus manos
—estoy bien… solo necesito un par de medicinas y ya —escapaba del lugar, lo hacía porque lo necesitaba
—¿desayuno?
—lo alcanzo luego… y Kakashi-san — sonrió girándose hasta el mayor — si quiere besarme puede hacerlo… pero si es en la calle… piénselo bien
—¿y eso?
—ser reservado es mejor, nos evitaremos acosos innecesarios y malas miradas
—no me importa eso — bostezaba y estiraba sus músculos, tal vez fue una de las noches más acogedoras que tuvo
—¿y si su esposa lo ve? ¿Si sus amigos lo ven? Si…
—te dije… no importa
—pero preferiría que no lo hiciera… quiero que entienda que no quiero causarle problemas. Además… esta relación es solo para nosotros, no debemos demostrarle nada a nadie
Las palabras de Iruka eran sinceras. No le debían explicaciones a nadie más, que a ellos mismo. Era por eso que el castaño simplemente dejó fluir aquello, intentó relajarse, ver qué pasaba, serenarse y para matar el ambiente un poco extraño, decidió charlar con Kakashi acerca de lo que Hinata le había pedido. Compartían la tarea de limpieza de la cocina como todas las veces anteriores, hicieron bromas, jugaron un rato, charlaron sobre el extraño pedido y concluyeron que era puro interés basado en tener una imagen pulcra ante el desconocido a la familia Hyuga. Era demasiado evidente, predecible hasta cierto punto e indignante en otro
—¿y qué harás?
—iré — suspiró mientras se recostaba en el sofá y cerraba sus inservibles ojos — no puedo negarme… sería como perder la oportunidad de ver a Hanabi o de hacerle la vida imposible a Sakura
—eres terrible — se reían en complicidad por la broma impuesta
—esa mujer… me odia… con mi simple presencia le estoy fastidiando la noche… déjame sentir esa satisfacción al menos una vez
—eres rencoroso por lo que veo, Iruka — el mayor se sentó en el piso para estar cerca del castaño y sonrió — tienes lados que desconozco
—todos somos rencorosos hasta cierto punto, es cosa de sacarlo a flote — sintió la cercanía del mayor y sonrió disimuladamente — ¿usted no lo sería?
—lo sería… tal vez haría algo más que solo presentarme a la cena — deslizó sus dedos por la mejilla de Iruka, admirando el sonrojo del menor. Era fascinante tener la oportunidad de admirarlo de cerca y sin prohibiciones o incomodidad — tal vez los haría quedar mal… simplemente diciendo la verdad — rozó aquellos labios con delicadeza
—hacer eso… no cambiaría nada — susurró con un poco de vergüenza por estar sintiendo la necesidad del otro por tocarlo — solo… tal vez empeoraría todo
—puede ser — sonrió acercándose al castaño. Disminuyendo la distancia entre sus rostros — pero se lo merecen
—lo sé — suspiró y su cuerpo se tensó al sentirlo tan cerca. Apretó sus parpados por inercia y esperó a lo inevitable
—¿puedo? — susurró ya cerca de los labios del menor
—hágalo y no pregunte… me pone más nervioso si lo hace — se quejó apretando sus puños. Ya de por si estaba ciego… estaba sensible y venían a simplemente… ¿tentarlo?
—es porque has estado tenso todo este tiempo — depositó un suave roce en los labios de Iruka y se separó — no quiero forzarte
—¿sabe lo raro que suena eso? — sintió sus mejillas arderle solo por ese simple roce. ¿Tan malditamente feliz podía estar solo con un beso infantil? Pues era lo mejor que le pasó desde hace meses — siendo yo quien decía estar enamorado y quien rogaba porque me mirase de una forma diferente… incluso siento que yo forcé esto
—deja de pensar en cosas así — sonrió divertido mientras lo observaba apretar los labios un poco — ¿quieres otro?
—yo… si, por favor — definitivamente, el que disfrutaba más con eso, era él
—deja de pensar negativamente Iruka… no has forzado nada — rió divertido por la vergüenza ajena, en ocasiones como esa, Iruka se veía… adorable
«¿estaría mal si me le lanzo encima?» Iruka se golpeaba mentalmente por estar pensando en cosas como esa mientras sentía al otro tan cerca. Había besos, roces, risas, caricias. El menor de ellos estaba feliz con solo eso, porque ya era hora de tener un poquito de alegría en su marchita vida. ¿Dudas? Esas venían cuando sentía al otro alejarse para contestar el teléfono de aquella casa, pues sonaba incesantemente, cortándole la delicada situación en la que era besado con cariño. Estar ciego lo volvió un mar de inseguridad, solo eso sabía el castaño cuando se quedó solo en ese sillón. Escuchaba de lejos la voz de Kakashi, pero no le ponía atención porque él estaba más centrado en bajar con cuidado del sofá y buscar su bastón… estaba seguro de haberlo tirado por allí el día anterior. Aunque estaba afiebrado, las cosas no estaban del todo claras, tal vez estaba alucinando y eso le recordaba que debía tomar su medicamento
Kakashi lo ayudó en cierto punto, sirviéndole de guía para encontrar aquel objeto de guía. Terminaban platicando por la persona quien llamó, pues era alguien del orfanato. Era entonces que Iruka casi saltaba debido a la emoción, la noticia no podía alegrarle más el día. «el proceso ya mismo termina, en una o dos semanas Naruto podrá vivir con nosotros» en ese momento Iruka si se lanzó encima de Kakashi para abrazarlo. Estaba tan malditamente feliz que hasta besó al mayor sin importarle la situación, o si el otro estaba de acuerdo con eso. Se dejó llevar por el momento antes de levantarse e ir a su habitación por el celular. Usando sus manos como guía, Iruka llegó sin tropezar con nada y buscaba ese aparatito escurridizo, pues tenía que avisarle a Mikaru que ya le dieron el aviso. Faltaba papeles que acordar, cosas por hacer, planes que realizar y… palabras que soltar. Kakashi se reía por aquella felicidad, pues era contagiosa. Las cosas mejoraban con cada día, los rumbos se trazaban con eficacia y la costumbre de estar solo, se perdía
Continuará…