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Ni la oscuridad logrará separarnos por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno aqui les traigo el siguiente capítulo de esta pequeña locura, muchas gracias a las dos personitas que me dejaron un review, lamento que la introducción haya sido floja ^^ pero si siguen leyendo, me encantaría saber sus opiniones 

 

Por cierto, querid@ YYY? tu review me alegró mi noche jajajaja, me diste una ilusión a las dos de la mañana, no sé que intención tenías, pero supongo que me reclamabas por el inicio sin sentido... o algo así. De todas formas me encantó, es la primera vez que me dejan un review de ese tipo

 

Bueno ahora si pueden continuar con su lectura ^^

 

conocerte

 

En un principio sus hermanas solían llevarlo al centro de atención para personas con discapacidad visual; en las vacaciones ellas estaban muy felices de ayudar a su nuevo hermano mayor, el recién llegado a la familia que las tomó por sorpresa, pero que adoraron y aceptaron con facilidad. Iruka fue muy feliz al notar la aceptación de sus hermanas, fue como una luz en toda esa oscuridad que su accidente le trajo. Ambas eran sus guías en sus primeras semanas en las que no podía defenderse solo. Pero todo cambió cuando las clases empezaron, cada una de sus hermanas debía madrugar sólo para ayudarlo, se turnaban en un inicio y con todo aquello la dueña de la casa se molestó demasiado

 

 

—mis hijas no tienen por qué atenderte. Si eres discapacitado deberías marcharte a un centro especializado en donde te atiendan las veinticuatro horas… aquí sólo eres una carga difícil de llevar

 

 

Esas fueron las exactas palabras de esa mujer, pero claro, ella le decía esas cosas cuando nadie más la escuchaba. Iruka nunca replicó, no tenía caso hacerlo, porque entendía que su presencia incomodaba a ese hogar.

Sakura empezó a mandarle indirectas muy directas a Iruka, de tal forma que el castaño se vio incómodo, pues no tuvo la culpa de perder la vista en un accidente. Las palabras crueles le dolían, era verdad y para evitarse problemas con aquella mujer, fue obligado a independizarse a pesar de que aún no se acostumbraba a la situación. Pidió ayuda pues era básico aprenderse lo más importante de su rutina, con un par de veces en el que fue guiado al centro en donde le estaban enseñando a desenvolverse en ese nuevo mundo lleno de tinieblas, logró memorizar el camino, pero seguirlo cada día era una tarea mucho más complicada. Le era difícil hacerlo solo, pero no tenía otra opción y así decidió prescindir de la ayuda de sus hermanas. Al comienzo y hasta adaptarse al cambio, su padre o la propia Sakura lo acompañaban a su destino cada mañana, pero la mujer siempre se la pasaba reclamando

 

 

—¿por qué tengo que ayudar al bastardo de mi esposo?... deberías irte y dejar de ser una molestia… me quitas preciosos minutos de mi vida — era realmente incómodo ser tratado de esa forma, pero Iruka con la mayor de las calmas solía responder

lamentablemente, debido a mi estado, me veo en la necesidad de pedir ayuda Sakura-san… pero en cuanto logre defenderme, lo haré solo y dejaré de molestarlay le pido de manera educada que deje la palabra “bastardo” de lado, porque soy el primer hijo de su actual marido — eso bastaba para callar a la mujer, quien en un par de ocasiones lo dejó en medio de la vereda para que llegase solo.

 

 

La primera vez que Iruka sintió ese abandono fue horrible. Quedarse sin nadie a su lado, sin saber cómo diablos guiarse en esa oscuridad que lo rodeaba pues su vista era nula y sus demás sentidos muy agudos. Se desesperó hasta el punto en que tuvo que usar el bastón y encontrar una pared cercana, apoyarse hasta calmarse y aguantarse la rabia. En esa ocasión pidió ayuda a la gente que pasaba; al principio lo ignoraban, pero siempre entre tanta basura hay una flor, y una mujer amable lo ayudó a llegar al centro en donde los ayudantes lo esperaban como cada mañana.

Cuando compartió lo que le pasó, las personas que allí laboraban quisieron ir a quejarse, pero Iruka los detuvo y con una sonrisa resignada pidió que le ayudaran a memorizar el camino y que la primera semana lo ayudaran a regresar. La segunda vez que Sakura le hizo lo mismo, Iruka estaba preparado, ya conocía la mitad del camino de memoria, y al final fue solo cuestión de pedir ayuda a un desconocido una vez más. La tercera fue la última, Iruka ya estaba capacitado para caminar solo, su memoria no le fallaba y pudo llegar sin problemas, claro, pidiendo ayuda para cruzar las calles transitadas. Desde ese día adquirió un teléfono celular, con marcado automático para contactar con uno de los encargados del centro ante cualquier emergencia.

Lo que Sakura le hacía, siempre se quedó como un secreto… Iruka no quería ser una molestia mayor, mejor dicho, no quería ser el centro de discordia entre los miembros de esa casa. Poco le importaba que la pelirosa lo tratara mal, él solo quería seguir con su día a día

En toda su vida, al menos desde que recordaba, fue independiente, pues no quería molestar a su progenitor. Nunca quiso convivir con él y su padre tampoco quería hacerlo. Era un rechazado, lo sabía, incluso llevaba el apellido de su madre porque poco antes de que ella muriera, su padre tramitó el divorcio… era hijo de Yuka Umino y de nadie más. Aun recordaba lo doloroso que fue perder a la única mujer que amó en esa vida, lloró sin descanso hasta que un hombre de traje lo llevó con su padre, el mismo que lo acogió solo porque compartían lazos sanguíneos, más no afectivos. Iruka nunca supo por qué su padre, Hiashi, lo rechazaba, incluso ahora tenía curiosidad, pero no se arriesgaba a preguntar, le bastaba con saber que ese hombre le pagó todos los gastos para su subsistencia hasta que tuvo la mayoría de edad. Al menos fue decente en ese aspecto. Y aún con eso no dejaba de ser doloroso

 

Esa mañana, tras despedirse de Hinata y Hanabi, se dispuso a irse. Hace ya casi un mes que iba solo al centro de capacitación, así que, tomando las pocas cosas en un bolso, su bastón, y su celular, se despedía de los que habitaban la casa y salía. Repasaba mentalmente las clases de braille mientras recorría las calles que ya memorizó con anterioridad, usaba el bastón para reconocer obstáculos en el suelo, deslizándolo con cuidado y reconociendo los sonidos que este emitía. Mantenía sus ojos cerrados todo el tiempo, pues no le servía de nada abrirlos. Saludaba a algunas personas que lo reconocían ya que su ruta era siempre la misma. Tardaba alrededor de treinta minutos en llegar, tiempo suficiente como para pensar en las cosas más sencillas de su vida, cosas que jamás se tomó el tiempo de analizar. Cuando llegaba a aquel lugar siempre era recibido con una risita dulce de Mia, su instructora, después saludaba a los demás compañeros que atravesaban una situación similar a la suya. Ese lugar era su segundo hogar, su familia eran todos y cada uno de los no videntes que asistían al sitio… allí se sentía cómodo

 

 

En casa…

 

 

—bienvenido, ni-chan – la voz de Hanabi era la dulce bienvenida en esa casa

—estoy en casa – respondía con una sonrisa mientras se quitaba los zapatos y su hermana le ayudaba a colocarlos en el lugar correcto. Recogía el bastón y lo dejaba en el mismo lugar de siempre para no perderlo

—¿Qué aprendiste hoy? – la castaña de ojos grises hablaba con entusiasmo

—aprendí a bailar – se reía bajito mientras permitía que Hanabi lo tomara de la mano para llevarlo al patio y platicar con calma

—¿fue difícil?

—no tanto… aunque me desoriento cuando doy muchas vueltas

—la próxima vez te acompañaré – la pequeña adoraba platicar con su hermano mayor, tener un punto diferente de vista, sentirse libre de decir lo que pensaba

—tu madre se enfadará si te llevo sin permiso… así que hay que hablar con ella para ir el fin de semana – aunque en el fondo imaginaba que la respuesta de Sakura sería negativa, de todas formas, lo iba a intentar, pues quería que Hanabi fuera libre de ir y venir por donde deseara

—se lo pediré

—¿y Hinata?

—ella fue a las clases extra de preparación para el examen de ingreso

—así que al fin se decidió – había estado escuchando a Hinata hablar sobre el futuro, una risita baja siempre emocionada, pero…

—sí… papá quiere que estudie medicina, mamá lo apoyó y ahora ne-chan estudiará para eso

—pensé que le gustaba la cocina – Iruka ocultó la mueca de molestia al saber que de nuevo manipulaban a la hija mayor de los Hyuga

—pero papá y mamá dicen que es mejor estudiar medicina, al igual que mamá

—y tú, ¿qué quieres ser de grande?

—no lo sé… supongo que…

—puedes decírmelo – acarició la cabeza de su hermana, le daba la confianza que en esa casa aplacaban

—a mamá no le gustará – la tristeza en su mirada y en su voz era evidente, era muy pequeña y aun así ya sentía la presión de su familia sobre sus hombros delgados

—no le contaré a nadie, será nuestro secreto – le susurró quedito, como si planearan alguna travesura

—quiero practicar soccer… quiero llegar al equipo nacional o tal vez más allá de eso…

—eso suena muy bien

—pero mamá y papá no me dejarán – Hanabi apretó sus puños mientras apretaba sus dientes y cerraba sus ojos

—deberías intentarlo… yo te apoyaré

—gracias – Iruka acarició la cabeza de la pequeña para reconfortarla pues sabía que sería muy difícil si su vida era regida por Hiashi y Sakura. Trataría de hablar con ellos, o algo más… pero primero necesitaba aprender a defenderse solo

—así que volviste – la voz de la dueña de casa le taladraba los tímpanos, pero él simplemente sonreía

—no se preocupe, puedo hacerlo solo ahora… no le causaré problemas

—gracias al cielo que te puedes pagar esos gastos – habló con veneno – porque no pienso dar mi dinero para pagar nada que tenga que ver contigo

—mamá… no seas dura con ni-chan – pero Hanabi se calló enseguida al entender que levantó su voz y eso era incorrecto

—Hanabi, ve a hacer tu tarea – la niña solo obedeció ante la mirada irritada de su madre. Y en soledad otra discusión empezaba – escúchame Iruka… no quiero que te involucres más con mis hijas

—eso será imposible, son mis hermanas, mi sangre… las adoro y vivo aquí. Es difícil no involucrarme con ellas – suspiró pues ya sabía que la discusión era inminente

—quiero que te vayas

—lo haré en cuanto pueda – habló con calma, se levantó con cuidado apoyándose en las paredes para reconocer el sitio

—¿hasta qué recuperes tu vista?... ja – la pelirosa frunció su ceño mirando con desprecio al castaño – ¿y si eso no pasa?

—buscaré a alguien que me ayude, no se preocupe, mi indemnización me proporciona lo que necesito – pasó junto a la pelirosa sintiendo como ella le sostenía del brazo para que terminaran su charla

—¿cuánto tiempo?

—por mis méritos… tengo un salario para toda mi vida – sonrió mientras se alejaba – yo me gané todo con el sudor de mi frente, señora… no necesito que me den limosnas monetarias

—al menos eso me alegra

—si me disculpa, iré a mi cuarto. No quiero molestarla con mi presencia

 

 

Así era siempre, cuando estaban a solas, esa mujer lo atacaba por todos sus lados sensibles, pero Iruka era lo suficiente maduro como para ignorar esos vanos intentos de intimidación. El entrenamiento de esos años como guardaespaldas rindió frutos, era inmune a esas cosas, podía simplemente olvidar la crueldad de esa mujer

 

 

 

Ese día…

 

 

 

 

Era fin de semana, sábado para ser exactos, Sakura negó el permiso para Hanabi y Hiashi apoyó a su esposa con la excusa de que Hanabi tenía que mejorar las notas en matemáticas. Iruka prometió a la pequeña llevarla en otra ocasión y así… empezó su travesía nuevamente. Planeaba aprender a bailar vals con sus compañeros, una actividad divertida, aunque claro, seria verdaderamente difícil, pero el ritmo de la música era tan agradable al oído que valía la pena intentarlo

 

 

—¡lo siento! – de pronto alguien chocó contra él hasta empujarlo contra una pared, estuvo a punto de caer, pero el hombre lo ayudó – ¿está bien?

—no hay problema… pero puedes pasarme mi bastón por favor – pidió con amabilidad

—¡perdón, en verdad lo lamento! no sabía que eras ciego… ¿quieres que te lleve a algún lado? – y ahí la gente se ponía histérica, pidiendo millón de disculpas, fastidiando y recordándole su discapacidad permanentemente

—no se preocupe. Sólo necesito mi bastón, muchas gracias

 

 

Suspiró cuando retomó su caminata, estaba a punto de llegar cuando sintió algo extraño. Cruzó la última calle y agradeció a la jovencita que lo ayudó, caminó los metros faltantes y… el aroma a arboles lo envolvió. Caminó un poco más hasta toparse con el primer árbol, la corteza rasposa, el sonido silbante de las hojas meciéndose, la sensación del bastón tocando las raíces y la conclusión era simple: cuando chocó con aquel hombre perdió orientación, tomó la ruta equivocada y ahora estaba perdido, totalmente perdido. No tenía idea de donde estaba y peor aún… ésta no era su ciudad. Nunca estuvo allí ya que desde pequeño se mudó a un pueblito a las afueras de Nagoya, vivió solo desde ese entonces y pocas veces visitó la casa de su padre, y eso solo porque necesitaba que su padre firmara algunos documentos para que pudiese viajar al exterior y empezar con su entrenamiento como guardaespaldas a la edad de 19 años… estaba en problemas

 

No parecía un lugar demasiado transitado, pues seguramente las personas preferían los centros comerciales, a un parque silencioso y que olía a hierba recién cortada. Iruka escuchaba a lo lejos a los niños, a los ciclistas, a todos, trató de pedir ayuda, pero la gente que se divertía lo ignoraba por completo… suspiró resignado antes de buscar su celular, uno especial que era parlante y… ¡se le olvidó el aparatito! Maldijo entre dientes mientras esculcaba entre sus cosas, no había nada… suspiró cansado. Según calculaba eran como las 11 del día, así que no tuvo opción, caminó tratando de encontrar ayuda, pero según parecía, se internó en el parque, ya que no escuchaba los sonidos de los niños.

Cansado como estaba, decidió sentarse. Por fortuna tropezó con una banquita, se quedó allí, recogió su bastón y empezó a analizar sus posibilidades. Podía seguir dando vueltas y perderse más, o esperar a que alguien se siente a su lado y pedir ayuda… la segunda opción sonaba atractiva, después de todo, alguien debe sentarse a descansar en algún momento… y así se quedó allí escuchando el sonido silbante, los pájaros, los niños gritando a lo lejos, pero el eco le impedía saber de dónde procedía esas voces y… ¡qué horrendo era perderse! mucho más si no veías nada

 

 

 

Mirando desde otro punto de vista…

 

 

Le gustaba la soledad de cierto parque. Los juegos estaban a los extremos del mismo, así que la gente olvidaba el sendero central, podía caminar sin problemas, era relajante y sobre todo silencioso. Un sábado provechoso en el que no soportara las miradas curiosas sobre él. Kakashi Hatake era un hombre alto, de cabello blanco, de porte relajado y que llevaba consigo siempre una bufanda que tapaba la mita de su rostro. Su cabello cubría casi toda la mitad de su rostro faltante dejando solo un ojo visible y pequeños rastros del otro… ese aspecto tenía sus razones, pero prefería no recordarlo y vivir su vida sencilla como estaba. Caminaba mientras ojeaba el texto de resumen del nuevo libro que quería adquirir, sólo por eso iba al centro de la ciudad, a una librería escondida entre las calles de un amigo suyo. Platicaría un poco y luego volvería a casa como todo fin de semana desde hace algunos años

 

Transitaba con normalidad hasta que vio algo raro, un chico sentado en una de las bancas de aquel parque, mirando hacia el pequeño sector de flores, seguramente un fanático. El chico tenía la cabellera larga y castaña, atada en una coleta, se lo veía serio y perdido en sus pensamientos así que pasó de él. Sus pasos siempre fueron ligeros así que no llamaba la atención y simplemente pasó. Compró su taza de café con rapidez ya que no quería llamar la atención, caminó entre las calles ignorando las miradas que le dirigían, se internó en los callejones hasta hallar su librería favorita, charló con su amigo durante una hora o tal vez más, pagó y retomó su camino. Así era su rutina… y no quería cambiarla

 

Se tardó un buen rato almorzando en un restaurante, usando la última mesa alejada, admirando a la gente pasar mientras ojeaba las páginas de su nuevo tesoro, terminó el postre y vio su reloj, eran como las dos de la tarde y al fin decidió regresar a su hogar. Caminó por el mismo parque nuevamente, ya la gente se iba poco a poco, era agradable sentir ese silencio. Cuando se fijó el chico que había visto antes seguía allí, caminó sin darle mucha importancia a pesar de que lo vio suspira. Era muy raro que alguien estuviera tanto tiempo en el mismo lugar, con la vista fija en las flores y… ¿maldiciendo entre dientes?... ¿acaso le pasaba algo?... la verdad no le importaba, pero… ¡a quien engañaba! tenía curiosidad, así que con cautela se acercó hasta aquel muchacho, asegurándose de acatar su atención para no asustarlo

 

 

—disculpa… – habló con un poco de duda mientras veía como los ojos del chico se abrían mostrando un iris negro. El desconocido lo miraba fijamente y eso lo puso incómodo

—buenas tardes – sonrió con amabilidad, Iruka estuvo esperando algo así por horas o días… estaba exagerando

—me preguntaba… ¿te gustan mucho las flores?

—¿las flores?… – ladeó su cabeza mientras apartaba la vista – ¡oh! las flores – ahora sabía que en verdad olía a flores – son bonitas

—lo son – siguió con la plática – ¿eres un fanático?

—no... ¿Por qué lo dice?

—porque has pasado varias horas mirándolas… disculpa, pero pasé por aquí en la mañana y no te has movido de este lugar – se explicó el peliblanco, pues no quería que pensaran que era algún acosador o algo parecido

—así que era usted – ahora sabía que una persona sí pasó cerca de él – al parecer poca gente admira esas cosas

—¿puedo sentarme? – habló con duda pues la gente solía evitarlo, pero…

—claro – sonrió y en poco tiempo sintió la colonia de aquel hombre, era lavanda – parece que a usted también le gusta esta quietud

—es agradable… a veces la soledad es la mejor opción

—puede ser… pero convivir con las personas también lo es – sonrió mientras se sonrojaba al escuchar su estómago rugir – debo disculparme… eso sonó muy fuerte

—no pasa nada, pero supongo que te perdiste en tus pensamientos y no almorzaste – bromeó divertido al ver al muchacho todo avergonzado, el mismo que se mantenía mirando al frente o en ocasiones agachaba un poco su cabeza jugando con sus dedos

—pues no – ese hombre tenía la voz gruesa y despreocupada, era agradable

—toma – le tendió una bolsa de frituras, y al ver que el chico no la tomaba se la colocó en las manos – que no te dé pena

—gracias – sentir el olor y el sabor de aquellas papitas era un sueño. Iruka estaba hambriento, demasiado, a decir verdad

 

 

Platicaron de muchas cosas mientras terminaban con los snacks que el peliblanco tenía en sus bolsas de compras. Hablaron de flores, de clima, de las personas, sobre la vida, sobre la naturaleza, los libros que les gustaban, sobre algunas cosas divertidas de sus vidas, hablaron durante un par de horas en las que llegaron a conocerse sin decir su nombre. Fue tan raro y todo hubiese seguido de no ser porque una pregunta salió de Kakashi

 

 

—¿por qué no me ves como una amenaza?

—¿por qué debería hacerlo? ¿Acaso eres un ladrón? – y a pesar de tener muchas hipótesis como ésa, el miedo no formaba parte de sus pensamientos

—claro que no, pero… la gente me evita cuando me ve – Kakashi hace mucho que se acostumbró a esos hechos, por eso prefería estar solo

—no entiendo porque lo harían… eres agradable y hueles bien – bromeé el castaño siendo acompañado por las risas del otro

—sólo lo digo por… mis cicatrices – y eso era lo que la bufanda medio escondía, las marcas en su rostro eran como una pesadilla para muchas personas

—¿las tiene? – ladeó su cabeza mientras veía... o mejor dicho dirigía su vista hacia el hombre que le hablaba, aunque no lo veía, a veces hacía cosas como esa como auto reflejo

—¿acaso no las ves? – estaba extrañado por la sonrisa de ese chico, hasta que escuchó que algo cayó al suelo

—demonios… lo dejé caer – gruñó molesto mientras intentaba agacharse y buscar su bastón con sus dedos

—toma – el peliblanco se quedó callado cuando vio aquel objeto que acababa de recoger y lo entregó al dueño – eso es un…

—un bastón de rastreo – sonrió mientras lo estiraba hasta devolverle la forma alargada que caracterizaba a esa cosita blanca que usaba para guiarse

—¿acaso tu…?

—no veo nada – sonrió pues imaginaba que ahora el hombre a su lado estaba con la boca abierta. No sería la primera vez que pasaba lo mismo, incluso sus antiguos compañeros de labor tuvieron una reacción parecida, alguien se lo dijo en secreto

—ahora comprendo por qué no me evitaste o te asustaste – se pasó los dedos acomodando su cabello, había estado charlando con un joven que no podía juzgarlo físicamente, era agradable y por un momento se olvidó de los complejos que desarrolló desde que adquirió esas marcas en su rostro

—a veces es mejor no ver nada – sonrió con melancolía – así puedo ver el alma de las personas, reconocer algo más que la fachada

—jamás pensé que me pasaría algo así

—no debería sentirse mal por sus cicatrices – sonrió Iruka mientras apuntaba a su propio rostro – también tengo una – acarició la marca. Ese día fatal una navaja atravesó su nariz, la marca visible, una línea horizontal… y con ello también recordaba el dolor de aquel horrible líquido en sus ojos, después la oscuridad desesperante

—¿qué te pasó?

—un accidente laboral… perdí la vista hace medio año más o menos

—lo lamento

—a veces pienso que fue lo mejor… como dije, así veo lo que con mis ojos no lo hacia

—entonces, ¿qué hacías aquí solo? ¿No deberías estar acompañado por alguien?

—me perdí… choqué con alguien y me desorienté… la verdad si no aparecías me hubiese muerto de frío y de hambre en este lugar – suspiró pesadamente al recordar que las horas pasaron, no llegó a sus clases y tampoco a su hogar… aunque suponía que Sakura estaría feliz de no verlo

—¿por qué no me lo dijiste desde un principio? – era normal sentirse preocupado por algo así, una persona no vidente, sola y perdida, era simplemente impactante

—porque una plática amena me apetecía más

—entonces te ayudaré a regresar

—se lo agradecería, pero antes… quiero saber el nombre de aquella persona que me ha brindado una larga y estupenda plática – podía sonar muy formal, pero después de años trabajando para empresarios se le pegó ese tono respetuoso

—Kakashi Hatake – sonrió mientras ayudaba al chico a levantarse – ¿y el tuyo?

—Iruka Umino – sonrió cuando se estiraba – se me entumió el trasero – se reía a carcajadas junto al otro hombre… a veces podía ser normal, como cualquier otra persona

—eso pasa cuando te quedas allí por horas

—usted es agradable, Kakashi-san… fue un gran regalo el conocerlo

—lo mismo digo

 

Y allí dio el primer gran paso…

 

Continuará… 

Notas finales:

¿Cómo estuvo?
Bueno, los capítulos serán cortitos puesto que así me es fácil escribirlo cada semana y no demorar, aunque estoy acostumbrada a hacer capis de 10000 palabras, esta vez me controlaré ^^

Muchas gracias por las personas que se dan la tarea de dejarme reviews, también a las personitas que me leen entre las sombras, es agradable ver que la gente lee mis fics

Me gustaría saber sus hipótesis, ¿que pasará después? o ¿tienen alguna pareja que quieran incluir en esta trama?

Cualquier duda, reclamo, hipótesis que deseen dejar, los contesto con cariño, puede dejarme un review o un mensaje en facebook (me encuentran como KratSn Fics) en verdad los aprecio y son mi paga por esta locura XD

 

Nos veremos en la próxima

besos~~

 

PD: en el face tienen la portada, eso si les da curiosidad XD


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