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Soy Kagami, y no soy un delincuente por Gato-de-Cheshire

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Notas del capitulo:

Holi :B 

Este capítulo es un poquito más largo que los anteriores xD 

Es un capítulo muy disperso y advierto que al final tiene un poquito de drama (?) aunque tengo una explicación :c se supone que a partir de este aquí comienza a moverse la verdadera trama.

El próximo capítulo también será un poquito dramático :c pero luego volverá todo el salseo (?) aojsoajasoajso

 

Capítulo Nitroglicerina.

El incesante ruido de susurros me privó de mi sueño esta mañana (en realidad no tengo ni la menor idea de qué hora es). Abrí los ojos lentamente, pero fueron brutalmente atacados por la feroz luz sintética que iluminaba la habitación, provocando una punzada de dolor en mi cabeza. Volví a cerrarlos; lo único que había logrado percibir era la presencia de unas cuantas personas en la sala.

-Aomine-kun ¿Cómo puede ser posible que no te dieras cuenta que Kagami-kun tenía fiebre? – amigo, no lo culpes, ni yo me había dado cuenta. Gracias por informarme.

-¡No soy su niñera! Además no mencionó nada…

-Aominecchi, yo pensé que eras más inteligente ¡Le dejaste dormir con la ropa mojada!

-Yo también tenía fe en que Daiki fuera más inteligente – dijo en un suspiro una voz que no reconocía bien.

-Yo esperaba que Mine-chin fuera al menos más listo que Se-chin…

-Espera, Murasakibaracchi ¿qué significa eso?

-La verdad, yo pensaba que eran igual de idiotas – dije incorporándome en la cama.

-Dejen de compararme con la ru…– el moreno cortó su comentario en seco al notar que era el gran yo quién hablaba – ¿Estás bien? – me preguntó.

-Qué adorable – dije fingiendo dulzura –, Aomine-chan estaba preocupado por mí –  Espontáneamente, como si fuera un truco ensayado, los ojos azules del moreno comenzaron a fulminarme con ira. 

-¿Quién iba a estar preocupado por ti, princesa anémica? – su comentario me hizo gracia. No lo había pensado… tal vez mágicamente al ingresar a este lugar desarrollé en cuadro de anemia. No se supone que una persona normal pase la mayor parte del día inconsciente.

-Daiki, no tienes derecho a molestar a Taiga, después de todo, tú eres en gran parte responsable de su estado – ¿Cómo demonios este tipo sabe mi nombre de pila?

-Mmhh… Mine-chin no tiene que molestar a Kaga-chin… está enfermito – el gigante decía perezosamente mientras se sentaba en la cama, justo detrás de mí, y apoyaba su barbilla sobre mi cabeza… ¡Gracias por hacerme sentir enano!

-Según lo que nos contó Aomine, tú eres igual de culpable, Murasakibara – dijo el arbolito mientras acomodaba sus gafas. Estoy cien por ciento seguro que todas las personas que usan lentes hacen eso mientras hablan para verse geniales. Ahora yo quería un par de gafas.

-¿Qué hacen todos aquí? – Al fin pude preguntar lo que realmente quería saber.

-Kagami-kun, te desmayaste mientras estábamos en la cafetería – bien, eso ya lo había supuesto ¿algo más?

-¡Fue muy extraño! Estabas murmurando cosas sin sentido, luego te levantaste de golpe, dejaste a dos tipos con los rostros enterrados en la mesa y te desvaneciste – eso no lo recordaba. ¿Murmuré cosas?

-Íbamos a llevarte a la enfermería, pero resulta que estaba totalmente ocupada con los chicos que Murasakibara, Aomine… y kuroko apaliaron.

-Entonces Akashicchi dijo que lo mejor sería traerte de vuelta a tu habitación – Así que era eso… Aunque ahora me había surgido una nueva interrogante.

-¿Practican hablando en conjunto? – tenía que preguntarlo.

 

***

A partir de entonces, los días pasaron con relativa calma. Antes de que me diera cuenta ya habían pasado 3 semanas enteras desde que había llegado a esta basura de correccional. En un principio estaba seguro que no podría llevarme bien con este montón de delincuentes, pero luego de un tiempo te acostumbras y hasta parecen un poco agradables. Aunque mi compañero de cuarto sigue siendo un poco insoportable para mi gusto “Bakagami, devuélveme mi reproductor, Bakagami no te comas mi comida, Bakagami, no te acuestes en mi cama”. A este sujeto no hay quién lo soporte.

-Bakagami, ¿Puedes, por un demonio, ayudar?

-Ahomine, ¿Acaso no ves que estoy ocupado? – Nos habían enviado a borrar los grafitis que habían hecho los mocosos del bloque A.

-Joder, sí noto que estás ocupado ¡y eso me molesta!

-Yo creo que quedó muy bien – dije mientras miraba el dibujo que había hecho en la pared.

-Kaga-chin tiene talento…

-Murasakibara-kun, tú solamente dices eso porque estás acostado sin hacer nada – dijo el enano mientras miraba al gigante recostado en el suelo comiendo golosinas. Luego dirigió su gélida mirada hacia mí –. Y Kagami-kun, si te dedicas a dibujar a Aomine-kun en la pared que se supone que debemos limpiar, jamás terminaremos y quedaremos sin almuerzo.

-¿Se supone que soy yo? – preguntó mi compañero mientras se acercaba a ver mi notable obra de arte.

-Claro que es Mine-chin – dijo el señor Goliat mientras señalaba el dibujo – es negro y tiene un dialogo que dice “Bakagami, te amo”.

-Es obvio que eres tú, Aomine-kun.

-… ¿Cómo que es jodidamente obvio que soy yo? – Su voz iba adoptando ese tono agresivo que la volvía tan atractiva – ¡Es un puto dibujo de palo! ¡¿Además quién se supone que te ama?!

-Por supuesto que tú Aomine-chan – respondí con coquetería, sólo para hacerlo enfadar un poquito más.

-¿Sí? Mira cómo te demostraré mi amor… – decía mientras tronaba los dedos de su puño.

-¿Me vas a dar un besito?

-Kagami-kun, deja de molestar a Aomine-kun.

-Kuroko – comencé a decir mientras me apoyaba en el hombro del bajito –, sólo estoy ayudando al señor aquí presente, a declarar su loco amor por mí. Si lo acepta puede que incluso le regale un beso – La rabia de Aomine ya era totalmente palpable. En las últimas semanas me había vuelto un adicto al rostro enfadado del moreno, al igual que de esa voz… esa voz profunda y grave… tan colérica y explosiva. Un fatal puño pasó rosando mi oreja. Ya estaba acostumbrado a los intentos d asesinato del moreno… primero era un derechazo directo al rostro, luego, y cómo él sabe que soy capaz de esquivarlo, viene el puño izquierdo que podría fácilmente tomar por sorpresa a cualquier sujeto esmerado en esquivar el anterior golpe, pero no a mí. Me agacho esquivando su puño, de paso apoyo mi mano izquierda en el suelo, usándola como soporte para patear sus piernas haciéndole perder el equilibrio.

-Yo también quiero un beso de Kaga-chin – escucho la voz perezosa del gigante detrás de mí. Últimamente era muy común que nos confabuláramos, el gigantón y yo para fastidiar al moreno. Era reconfortante contar con alguien en este lugar que tuviera la facilidad de pasar mi personalidad por alto. Aunque a veces me cabreaba un poco no ser capaz de acabar con su paciencia. Aunque, claro, no es que busque problemas… simplemente este lugar es demasiado aburrido, hay que hacerlo más entretenido de alguna manera. Si estoy en un maldito correccional, ya no había nada peor que pudiera sucederme. Por otro lado, estoy muy orgulloso de ser una de las pocas personas que ha atentado contra los dulces de Murasakibara sin terminar aplastado.

Me vuelvo rápidamente para contestarle. Pero me significa un gran error. Inmediatamente siento un agudo dolor en mi cabeza. Siempre lo olvido. Se supone que no puedes tropezar con la misma piedra tantas veces… pero supongo que permanecer en este lugar ha menguado mi inteligencia. En parte, no es totalmente mi culpa. Estoy demasiado acostumbrado a que la gente no pueda seguir mi agilidad innata… más, siempre olvido que el negro es jodidamente demasiado ultra rápido… siempre subestimo su tiempo de reacción.

-Parece que Kagami está más interesado en besar el suelo – Dijo el maldito negro mientras enterraba su codo en mi cabeza, haciéndome bajar más y más hacia el piso. Murasakibara miraba desinteresado la escena mientras engullía uno tras otro sus dulces. Debo recordar darle su merecido al gigantón de mierda más rato… si sobrevivo. ¡Maldito hipócrita! ¡¿Quién te ayuda a usurpar dulces de la cafetería todos los días?! Casi podía ver la expresión sádica del moreno, esa sonrisa petulante y esos ojos ensombrecidos por la malicia…

-Aomine-kun, creo que ya recibió su merecido – oh, gran salvador Kuroko.

-Sólo un poco más, Tetsu. Este tipo va a besar el suelo – dijo mientras aumentaba la fuerza ejercida, obligándome a bajar más mi cuerpo.

-Esto, Ahomine, se llama Bullying – parece que mi comentario no fue de su agrado, porque de un momento a otro, mi cabeza comenzó a doler más. Algunas veces odio ser tan hablador. Ya me encontraba prácticamente de rodillas. Justo en ese momento comenzó a sonar un “pi,pi,pi,pi”, yo inconscientemente miré la pulsera en mi brazo derecho, sobre la cual parpadeaba una luz verde.

-Tenemos que volver – dijo Kuroko.

-Te salvaste por ahora, Bakagami – me dijo Aomine al oído luego de quitar su codo de mi cabeza.

-No hay beso para ti… – le dije una vez estuve lo suficientemente alejado, fuera de su alcance.  

 

***

 

Era domingo, el único día libre al que podías optar en este tiránico lugar. Hace algunas semanas que llegué a este lugar, y hasta hace poco comencé a sentir una ansiedad horrible. Sabía que no podría estar encerrado por mucho tiempo. Anoche no dormí nada, necesitaba hacer algo, la incontrolable necesidad de hacer ese algo no me permitía estar tranquilo. Debía buscar una manera de distraerme o probablemente me volvería loco y los mataría a todos, no es una broma.

Por esta razón me obligué a salir de mi cuarto muy temprano en la madrugada. Ahora mismo volvía del bloque F y ya me sentía un poco menos ansioso. Ácido nítrico gaseoso. En estos momentos lo que más me molestaba eran estos sujetos, estos tipos desagradables que me miraban como si fuera una presa y susurraban a mis espaldas mientras caminaba por los pasillos del bloque.

-¿No es esa la nueva mascota de los E? – escuché que decía una voz detrás de mí, en un tono que dejaba en claro que deseaba ser notada. Yo no soy Santa, no cumplo deseos, por lo que no me giré.

-¡A ti te hablamos, imbécil! – dijo otra voz, y en ese mismo momento una mano agarró mi hombro por detrás, obligándome a voltear. Me encontré cara a cara con tres trogloditas mucho más altos, que esbozaban sonrisas repugnantes de supuesta superioridad, sólo con ver sus rostros sentí ganas de vomitar. No quería mirarlos, me hacían sentir enfermo. Bajé mi vista y visualicé una pequeña mancha oscura que se movía más allá, en el pasillo de atrás. Una cucaracha, últimamente había visto muchas; decidí que era mucho más grato observar aquel insecto que a ese deleznable trío, por lo que no aparté mi vista de ella por más que me hablaran.

-¡¿Quién crees que eres para ignorarnos?! – escuché que dijo una voz en un tono violento. Su voz también sonaba desagradable.

-¡A los ojos, basura! ¡Tienes que mirarnos a los ojos cuando te hablamos! – dijo otro tipo. Sentí cómo me agarraban de los hombros y me sacudían. Aun así, yo no pronuncié palabra y no alcé mi vista.

-Así que quieres que esto acabe mal ¡¿Eh?! – dijo una voz en una especie de ladrido roñoso. Maldición. Me van a golpear… pero de verdad no quiero observar sus horribles expresiones. Me preparé para recibir un golpe que… que… ya se estaba tardando en llegar. Escuché un par de quejidos y ruidos sordos.

-Kaga-chin – escuché. Siempre me ponía de buen humor ver a la persona que posee esta voz, así que levanté mi vista. Francamente fue como una especie de antídoto. Caminando por este estúpido bloque no me había topado más que con un montón de cretinos y sujetos desagradables. Ver a Murasakibara; con esa expresión aburrida pero a la vez perspicaz, ese cabello de vibrante color violeta, y esos ojos penetrantes… sumamente lánguidos y a la vez extrañamente expresivos. Definitivamente era una cura.

-No sabes cuánto te agradezco – le dije.

-Mmmh, ¿qué cosa? – me preguntó un poco confundido, aunque  sin abandonar su actitud perezosa.

-No importa – le respondí. Ya me sentía mejor. Reanudé mi camino de vuelta a nuestro bloque y el gigante comenzó a seguirme mecánicamente, a paso lento… Sí, lento… pero este maldito Goliat tiene las piernas tan largas, que no importa que ÉL vaya lento, su velocidad es equiparable a la mía.

-Kaga-chin, Aka-chin dice que vayas a las canchas del segundo edificio – dijo arrastrando las palabras.

-¿Para qué? – quise saber.

-Jugar.

 

***

 

Llegamos al segundo edificio, estaba cerrado. Claro, hoy no había clases. Nos dirigimos a los patios cuyas canchas exteriores jamás estaban restringidas pues era imposible. Por otro lado, hacer actividad física ayudaba a los internos a mitigar el estrés y evitaba que se asesinaran entre ellos… tanto.

-¿Organizaremos los equipos igual que siempre? – escuché decir a Mido-chan. Ya estaban los cinco reunidos en la cancha. Alerta, epilepsia.

-No sé cómo le llaman a eso “equipo” – comentó el negro mal humorado. Yo me ubiqué a su lado junto con Murasakibara.

-Si no tenemos más jugadores no hay nada más que podamos hacer, Aominecchi – ¿de qué estarán hablando?

-Daiki, es la mejor manera de agruparnos tomando en cuenta nuestras habilidades.

-Estoy seguro que Aka-chin sólo lo dice porque le gusta ganar…

-Atsushi.

-No importa cómo lo mires, la única manera de que ustedes dos puedan jugar sin pelearse es si están en el mismo equipo – agregó Midorima.

-Además si agregáramos otro jugador a su equipo, quedando 3 y 3, sería muy ventajoso para ustedes. Con Murasakibara-kun ya cuentan con una defensa impenetrable. Y Aomine-kun significa una ofensiva imparable.

-Exacto. Si por ejemplo, agregáramos a Tetsuya a su equipo, tendrían control de prácticamente toda la cancha.

-La única forma que tenemos de abarcar toda la cancha sin estar en desventaja es con 4 jugadores –dijo la rubia –, ¡Además esto no sería necesario si Murasakibaracchi y Aominecchi pudieran jugar en equipos rivales sin pelear! – Uh… ya sé por dónde va la cosa.

-Aunque es cierto que es injusto un 2 contra 4. Por eso mandé a llamar a Taiga – de un momento a otro, todas las miradas se posaron en mí.

-Bakagami ¿Sabes jugar al básquet? – Demonios. Yo pensé que hablaban de fútbol.

-Taiga jugaba como Ala- pivot en primaria - ¿Cómo sabe eso? Es escalofriante. A veces pienso que este sujeto sabe más de mí que yo mismo.

-¿Es cierto Kagamicchi? ¿Sabes jugar al básquet? ¿Eres bueno? – muchas preguntas a la vez, rubia hiperactiva.

-Eh… ¿un poco?

 

(…No sé relatar partidos c: …lo siento)

Pensé que nunca más, desde que había llegado a este lugar, podría volver a sentirme libre y ligero. Hacía un buen tiempo desde que había jugado básquet por última vez, aproximadamente un año. Por cosas, había estado cambiando de colegio constantemente, por lo que no había tenido oportunidad de unirme a un club o algo parecido. Sólo tenía oportunidad de jugar con mi hermano, pero como él iba a la universidad, no tenía mucho tiempo.

Volver a jugar se sintió inexplicablemente placentero. Al principio me costó un poco agarrar el ritmo. No me había esperado que estos sujetos fueran tan endemoniadamente buenos. Y cuando digo endemoniadamente buenos, me refiero a extremadamente buenos, más que un Jesús negro. En un comienzo estaba tan sorprendido de estar en la misma cancha con tanto monstruo que me quedé petrificado; luego, de a poco, comencé a compenetrarme con el juego. Entre Aomine y yo formamos instintivamente una ofensiva rápida, yo tenía la agilidad y el dominio en altura y él… él es jodidamente rápido… increíblemente potente. Como no tenía que preocuparme de la defensa –siempre había un titán gigante vigilando el aro, nunca había visto un pívot con tanto poder y agilidad – podía moverme por toda la cancha  sin ningún pero. Libertad.

Cuando acabamos el partido, todos estábamos totalmente agotados. Mis piernas temblaban. Creo que en este sólo juego salté más de lo que había saltado en toda la primaria. Me encontraba recargando mi hombro sobre el de Murasakibara mientras descansábamos en el suelo; apoyado sobre mi espalda estaba Aomine. No es que fuera la posición más cómoda del mundo, en realidad, así habíamos quedado cuando acabó el partido; ninguno de nosotros encontró las energías para moverse y simplemente nos derrumbamos sobre el mismo suelo. Francamente no me molestaba. Como nuestros cuerpos se encontraban juntos, podía sentir el calor que irradiaban ambos, lo que se juntaba con el sudor frío que comenzaba a recorrer nuestros cuerpos, producto de la brisa fría de la tarde. Provocando esa sensación de permeabilidad entre frío y calor. Nuestras respiraciones estaban agitadas y era capaz de sentir el subir y bajar de los pechos de mis compañeros. Era en cierta manera reconfortante… y yo jamás me sentía en confort.

 Más allá Kise estaba tirado, probablemente muerto, no me cabe duda. En los bancos de la cancha estaban Midorima y Akashi bebiendo agua. Yo también quería agua, pero no quería moverme. ¿Y Kuroko? Lo busqué por toda la cancha y no lo… Oh, ahí está, justo al lado de Kise. Joder, Kuroko, ya había pasado mi vista por ahí. ¿por qué eres tan difícil de detectar? Te juro que voy a colocarte un gps.

-Ahomineee… tráeme agua… - pedí con una voz desganada.

-¿Por qué no te paras y nos traes agua a los tres? – me preguntó el negro con una voz igual de cansada.

-Yo quiero dulces – agregó el señor Goliat.

-Atsushi, tú siempre quieres dulces – le replicó el moreno.

-Tráiganme agua… voy a morir…

-Nos vamos de vuelta a los dormitorios – escuché decir a Akashi. Pero yo no hice ni amago de levantarme. Aunque tenía razón, ya estaba oscureciendo.

-Ustedes tres, levántense – dijo Midorima cuando pasó a nuestro lado cargando al cadáver de Kise.

-Levántate Bakagami, hay que volver – dijo Aomine, pero se le notaba en la voz que él tampoco tenía ganas de ponerse de pie.

 -Tengo hambre… - dije, aún sin moverme.

-Yo igual… - se me sumó el gigante.

-Entonces levántense, maldición – reprochó Aomine que a pesar de sus palabras no se había movido ni un centímetro.

-No puedo, estoy cansado, tengo sed, tengo frío, tengo calor… me voy a morir – dije teatralizando.

Al final Murasakibara tuvo que cargarme de vuelta a mi habitación. Yo ya me había hecho a la idea de que nos quedaríamos ahí toda la noche, pero el gigante tenía hambre y yo no iba a hacer ningún esfuerzo por quitarme de encima. Por lo que cuando se levantó lo hizo con Kagami encima y todo. Aomine alcanzó a quitarse… yo… no tenía ganas. Hablando en serio, podría volverlo mi transporte personal.

 

****

 

Ácido sulfúrico…Ya había pasado un mes entero desde mi encierro. Estaba pensando que los chicos del bloque E debían agradecer que encontré algo en qué entretenerme durante este tiempo, porque de otro modo, y a estas alturas, ya los tendría a todos histéricos. También teníamos que dar las gracias a los constantes partidos de básquet y a al sacrificio de dos personajes que durante todo este tiempo habían debido aguantar mis excentricidades. Lo siento Aomine, lo siento Murasakibara. Aunque en cierta manera es su culpa por llamar mi atención.

Y exacto, existen días dónde soy totalmente consciente de mi personalidad. Días como éste, dónde me despierto y me digo “Taiga, eres insoportable. Taiga, eres incomprensible” Y es sólo durante estos minúsculos momentos lucidos de mi vida cuando lo acepto. Es como la menstruación para las mujeres, pero versión Kagami Taiga… lo bueno es que pasa más rápido.

Hace mucho tiempo no tenía estos momentos de revelaciones sobre mí mismo. Pero siento que éste llegó en el peor momento, o tal vez llegó porque se trataba de este momento. Lo que quiero decir es que… jamás me he enamorado. Nunca he llegado a sentir esa clase de atracción hacia nadie…tal vez mamá y papá. En resumen, no tengo idea de qué es el amor, ni que se siente cuando estás enamorado. Sin embargo… he estado desarrollando una obsesión. Lo mencioné a hace poco… aunque no soy de apegarme a las personas… tengo la sensación de que estoy acercándome demasiado a dos sujetos. Y eso es lo peor, no es uno, son dos.

Desde que me desperté he estado pensando en esto. Me molesta. Sé que es imposible que esté enamorado, desde hace mucho tiempo me declaré incapaz. Probablemente, es un efecto secundario de estar encerrado, lo más seguro es que mi consciencia adoptó la – desconocida – amistad en pos a la perdida de libertad. Noticia, tampoco he tenido amigos. Por otra parte, no puedo permitirme desarrollar ninguna clase de apego a otra persona que no sea yo, podría decirse que es mi regla de oro. La única persona en la que puedo confiar soy yo mismo… no hay más. Por esto maldigo esos momentos donde siento la necesidad de subir a la azotea, dónde sé que está Murasakibara durmiendo, sólo para robar sus dulces y hacerle enojar. O obligarle a encargarse de cosas diminutas, únicamente para verlo frustrado, porque yo sé que no es bueno tratando con cosas pequeñas. Detesto cuando comienzo a sentirme ansioso y la única solución que encuentro es enfurecer a Aomine con mis bromas. Cuando estoy aburrido y lo desafío o cualquier idiotez, únicamente para que hagamos algo en conjunto y de paso patearle el culo. Me es insoportable encontrarme a mí mismo buscando sus atractivas voces… Aborrezco, odio, estar pensando en ellos ahora.

No se supone que tenga necesidad de personas. No se supone que haga amigos. No se supone que quiera estar cerca de alguien.

Antes de que este momento de autoconsciencia acabe quiero llegar a una solución. Impedir la cercanía con otro ser humano es imperioso. Lo he estado logrando exitosamente desde que soy un niño… porque de esta manera todo en el mundo es más fácil. Y yo sólo necesito que el mundo sea fácil y entretenido. La parte de entretenido ya la tengo cubierta… la parte de “fácil” está sufriendo fisuras…

Pronto… pronto sentiré que tanta seriedad me está consumiendo… pronto reemplazaré toda esta lucidez por un caos mental. Me conozco muy bien, especialmente me conozco cuando me encuentro así. Sólo necesito enviar una orden antes de que esto acabe… sólo una coordenada para volver a tierra firme… Aléjate.

 

***

 

-Atsushi, no creo que esto sea buena idea – decía el moreno mal humorado mientras sostenía una linterna, alumbrando lo que yo estaba haciendo.

-¡Está bien! ¿Por qué no? Es divertido…  - dije en un susurro sin despegar mi vista de la cerradura – me extraña, Aho. Pensaba que eras más extremo – agregué.

-Mine-chin tiene miedo de que nos atrapen… - Era el único que no intentaba bajar la voz.

-Shhh… baja la voz. Y no tengo miedo… es sólo que…

-Ahomine se ha portado mal últimamente y si lo vuelven a atrapar haciendo cosas del demonio va a tener que hacer trabajo comunitario los domingos – dije intentando suprimir mi risa. Sentí un suave golpe en mi cabeza. Aunque estaba totalmente oscuro, no era difícil identificar al agresor.

-¡¿Cómo puedes reírte?! ¡La mayoría de veces ha sido por tu culpa!

-También ha sido culpa de Murasakibara.

-Yo no he hecho nada, Kaga-chin.

-El martes lanzaste 4 sujetos por la ventana… con las ventanas cerradas…y Ahomine le rompió los dientes a otros 2 – aunque tenía toda mi atención puesta en lo que estaba haciendo, igualmente pude sentir sus ansias de sangre a mi espalda.

-Eso fue porque Kaga-chin hizo enojar a los amigos de Makoto de nuevo…

-Y les dijiste… “Murasakibara y Aomine del bloque E me obligaron”

-Ellos se enojaron por sí solos, yo simplemente iba pasando por el bloque F.

-Bakagami… ¿Te parece poco llamar – las mujerzuelas descerebradas de Makoto – a un grupo de delincuentes gatillo fácil? – esta vez no pude evitar soltar una risa.

-Bien, pero no todas tus peleas han sido mi culpa.

-Mine-chin tiene muy mal humor.

-Mi compañero de cuarto me estresa… - dijo a modo de broma y esta vez no pudimos evitar reír todos. Bueno, Murasakibara nunca ríe, estoy seguro que es porque le da pereza.

-¡Listo! – Dije mientras notaba como la cerradura cedía -. Bien chicos… ¡tomen todo lo que puedan y corran!

-Ya no me creo que hayas llegado a este lugar sin cometer un crimen… – dijo el negro mientras entraba a la cafetería.

Operación: violar la cafetería de noche ¡Éxito!

 

 

***

-Kagamicchi, ¿a dónde vas? Aún no terminas de comer tu almuerzo – me dijo la rubia. Estábamos en la cafetería, en la mesa que al parecer, era exclusiva de los marginados del bloque E, que éramos nosotros.

-Mmmh…Tengo cosas que hacer – dije mientras bebía un poco de jugo. Todos en la mesa, en especial Aomine y Murasakibara me lanzaron miradas sospechosas ¿Qué les sucede? Decidí ignorarlos y me dirigí a la sala de química. No tenía mucho que hacer ahí hoy, pero últimamente por inercia llegaba a ese lugar.

 

***

Tenía la imperiosa necesidad de moverme, había estado saliendo temprano en la madrugada de la habitación y llegando igual de tarde a ella. Francamente sin razón alguna; pero gracias a este nuevo habito, había tenido mucho más tiempo en concentrarme en mi nuevo proyecto. Como he estado ocupado no he visto a los chicos del bloque E últimamente. Solamente en clases y a veces en la hora de almuerzo. Aunque normalmente aprovecho de ocupar la sala de química en ese periodo, porque siempre está vacía y tiene un par de ventanas rotas. Gracias a don Satán que estos sujetos no se preocupan realmente de lo que hagamos dentro del establecimiento. Me gusta tener aunque sea un poco de libertad, si no puedo proyectarme hacia afuera… debo hacerlo hacia dentro.

Venía de regreso al bloque E, había estado haciendo una visita a los feos muchachos del F y ahora quería llegar rápido a mi habitación… específicamente a la bañera.

Cuando abrí la puerta de la habitación, casi me estrello contra la persona que, justo en el momento en que yo tenía planeado entrar… ella tenía planeado salir. Qué sincronización señores. Era Aomine. Alcancé a detenerme antes de darnos un cabezazo… ya habíamos matado las suficientes neuronas la última vez. Pero de igual manera nuestros cuerpos quedaron a escasos centímetros el uno del otro. Por un momento… sólo por unos segundos, sentí que me perdía entre esos ojos azules… eran tan marinos, se veían tan calmos… quise adentrarme. Los latidos de mi corazón comenzaron a acelerar el ritmo ¿Qué les sucede? Volví a centrar mi atención en el rostro del moreno y me sentí desnudo… Yo miré dentro de sus ojos, buscándolo inconscientemente, pero en ese momento… él también estaba mirando dentro de mí. Comenzó a destruir poco a poco la distancia que separaba nuestros rostros, sus ojos me miraban, demasiado seductores… nuestros labios se estaban rozando. Sentí que corría peligro, que debía correr –Aléjate –  comencé a sentirme ahogado y a desesperarme. No sé si realmente quería apartarme… pero empujé su pecho con mis manos, sin mucha fuerza y acto seguido entré a la habitación corriendo y me encerré en el baño.

Escuché la puerta que daba al pasillo cerrarse con fuerza, y como no escuché pasos dentro de la habitación supuse que Aomine había salido fuera. ¿Qué había sido eso? No lo comprendo, no soy capaz de entenderlo. Siento que mi cabeza está hecha un desastre… algo ahí dentro va a explotar. No estoy acostumbrado a estar tan confundido, las cosas siempre se dan muy simples en mi mente… yo nunca me siento tan indefenso ¿qué me pasa?... ¿Por qué mi pecho duele?

Tuve la sensación de que comenzaba a hiperventilarme, tenía que hacer algo para recuperar la tranquilidad. Desde siempre sólo ha habido algo que me ha calmado… acá encerrado es difícil conseguirlo. Miré la bolsa que traía en mi mano. Dejando todo pensamiento atrás comencé a rebuscar entre los muebles del baño. Despejé completamente la tina, di la llave y comenzó a llenarse de a poco con agua fría… muy fría. Glicerina.

Pasó una, dos, tres horas. Yo estaba ocupado en lo mío… pero no me lograba sacar completamente de la cabeza lo antes sucedido. Escuché que tocaban la puerta del baño.

-Kagami, necesito hablar contigo – era Aomine, sus voz se escuchaba apesadumbrada.

-Aomine… yo…

-Mira, sé que lo de antes fue extraño. Lo siento, en serio pero…agh… ¿puedes salir?

-No creo que sea buena idea…

-¿Por qué haces eso?

-¿Hacer qué? – no entendía nada de lo que estaba hablando. Sólo sabía que había algo que le molestaba; por alguna razón eso no me hacía sentir bien.

-¡Eso que haces ahora! ¡¿Qué pasa maldición?! ¡¿Por qué lo haces?! – No comprendo… ¿A qué se refiere?

-¡No te hagas el imbécil, Kagami! ¡Me has estado ignorando hace dos malditas semanas! – ¿Cómo? ¿Ignorarlo?

-No… no sé de qué hablas…

-Maldición Kagami… todos lo han notado. No me diriges la palabra… evitas verme en la mañana, también en el almuerzo, en la noche... también a Atsushi…Ahora ni siquiera vas a salir del baño – de repente todo cobró sentido. Aomine tenía razón, los estaba evitando… a ambos; pero… ¿Por qué? No tengo idea, pero definitivamente no me agradaba que la voz de Aomine sonara de esa manera, quebrada, adolorida… Decidí salir del baño para encararlo.

-¿Por qué estás mojado? – me preguntó al verme. ¿De verdad es lo único que se te ocurre decir en estos momentos?

-Eso pasa cuando te dedicas 3 horas seguidas a jugar con agua… - mi voz salió casi en un susurro. Aomine soltó una pequeña risa al escuchar mi comentario… sin embargo a mí me supo a tristeza.

-Kagami – comenzó a decirme mientras me obligaba a mirarle directo a los ojos –, ¿Me odias?

-Claro que no, Aomine ¿có…

-Tú me gustas – me dijo mientras colocaba su mano sobre mi mejilla –, sé que es extraño. Al principio pensé… pensé que simplemente me atraía esa personalidad vibrante tuya, tu vitalidad… pero luego…luego, maldito imbécil… comenzaste a ignorarme de la nada. Mientras estaba solo en esta maldita habitación de mierda… - Aomine iba subiendo el tono de su voz cada vez más… pero no sonaba enojada, sino más bien… frustrada –… cuando estaba en este lugar, lo único que hacía era preguntarme qué demonios había hecho, si había dicho algo que te molestara, si me habías comenzado a odiar… quería preguntarte, pero nunca me dabas la oportunidad – en este punto, Aomine golpeó la puerta de baño que estaba detrás de mí con su puño. Yo no podía decir nada, sus palabras estaban entrando en mi mente como revelaciones. Luego de unos segundos de silencio, él prosiguió – “¿Por qué este imbécil me molesta tanto?” me preguntaba… luego me di cuenta de que te extrañaba y el que me digirieras la palabra… se había vuelto una necesidad.

-Lo…Lo siento – no fue muy inteligente, pero no tenía idea qué decir. No estaba preparado para este tipo de situaciones… no sé cómo corresponder los sentimientos de otra persona. Aomine soltó un suspiro.

-Kagami, no voy a pedirte permiso – dijo mientras sujetaba mi rostro delicadamente con sus manos –. Si no quieres, puedes empujarme lejos… de nuevo.

Sentí la caricia de sus dedos sobre mis mejillas. Me observó con una expresión inteligible durante unos instantes y de nuevo, justo cómo había sucedido hace un rato atrás, me sentí desprotegido ante su mirada. Estaba totalmente desarmado frente a esas lagunas azules, que se adentraban en mí… mientras yo me adentraba en ellas. Tuve la sensación de que la calidez de sus manos pasó completamente a mis mejillas, porque ahora ardían. Mi corazón había vuelto a adoptar ese ritmo estrepitoso, como si Wagner estuviese componiendo en mi pecho. Por un momento dejé toda mi cordura atrás, comencé a acercarme a él, sus pestañas acariciaron mi rostro y nuestros labios volvieron a tocarse ligeramente. Él se acercó más, provocando un pequeño roce, mi corazón dio un pequeño vuelco. Se separó un poco de mí y miró mis ojos, como buscando una respuesta, no tengo idea de qué encontró, pero un segundo después, había atrapado por completo mis labios. Cerré mis ojos y mi mente se desconectó por un breve momento. Cuando volví, nuestras bocas se encontraban, se besaban acaloradamente, mordíamos nuestros labios, repasábamos nuestros dientes con la lengua, cincelábamos cada recoveco. Yo había llevado mi mano a su nuca y ahora acariciaba los cortos y delgados cabellos azules… y disfrutaba la sensación de los vellos erizados ahí más abajo, por el cuello. Él me había agarrado por la cintura y me obligaba hacia él, como si temiera mi huida… pero lo cierto es que ya no podía huir.

Cuando separamos nuestros labios, volvimos a juntar nuestras miradas, luego nos separamos por completo y supe que mis piernas cederían. Apoyé mi espalda en la puerta del baño y comencé a deslizarme hacia abajo. 

...See you Next time? 

Notas finales:

En este capítulo no hubo ningún desmayo, me siento superada.

Bueno, espero que este cap sirviera para entender un poquito más a Kagami... Tal vez ya se va entendiendo? 

Ahora, lo más importante. Quiero lemon. En el próximo capítulo quiero lemon. Pero tengo el problema de qué no sé con quién (?) es muy extraño y siento que tengo un bloqueo, alguna sujerencia? :'3

Por cierto, pido disculpa por la redacción pobre :c 

A pesar de todo, les gustó el capítulo?  u.u fue aburrido?! D;

Como siempre, acepto sujerencias, criticas, odio, desprecio <3 

Nos vemos el lunes, o eso espero D: 

 


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