Su cuerpo se estremecía con cada palabra que quedaba grabada en su retina. Esas historias surrealistas que leía cada noche provocaban un mar de emociones imposibles de aplacar. De hecho era tan común sentir ese travieso cosquilleo en su estomago después de terminar cada párrafo o cada capítulo para dar comienzo a otro cada vez más impredecible y tal vez mas emocionante. Las expresiones de su rostro eran de no creer, incluso se asombraba cada vez que se atrapaba con la quijada casi en el suelo. En algunas ocasiones no podía evitar la risa nerviosa que provocaba la sensación de ser descubierta en el acto. No era que estuviera haciendo nada malo pero era preferible mantenerlo en secreto. –Esto es increíble… –decía al momento de taparse la boca con su mano. Aclaro un poco su garganta y se acomodo en su silla adorada.
La habitación en la que se encontraba solo era iluminada por la pantalla de su computador. Se mantenía concentrada en medio del silencio que solo ella podía romper con sus risitas y murmullos, incluso cuando comentaba o se enfadaba. –Oh! Vamos…- dijo algo molesta. –No puede haber acabado ahí! No es justo, Hace cuanto que no actualiza?! –bufo. Volvió acomodarse en su silla. Algo pensativa, dirigió sus dedos al teclado para dejar un Review al autor de la fantástica historia que la llevaba noches sin poder dormir tranquila. Tanta era su concentración que no supo en qué momento unos pasos se detuvieron al otro lado de la puerta de la habitación. Esta se abrió, dejando ver a un adormilado y confundido James.
- Que hacer despierta a esta hora? –dijo mientras bostezaba y se rascaba la cabeza.
“Mierda” pensó vulgarmente. Y tan rápido como pudo cerro las paginas abiertas de su computador. Volteo con nerviosismo percatándose que la voz no le salía.
- Darling, son las 3 de la mañana –dijo al ver su reloj. Se restregó un poco los ojos para observar mejor a su esposa, quien estaba completamente nerviosa y sonrojada. Este le dedico una sonrisa traviesa, de esas que tanto la habían enamorado en tiempos pasados.- Acaso… estabas viendo ´PORNO´- recalco. Solo quería burlarse.
- Qué? -dijo confundida- A… Ah sí.- solo atino a contestar. Su esposo la miraba tratando de contener su risa. –yo solo…
- Vamos a la cama, es muy tarde.- dijo al dedicarle una sonrisa burlesca para luego voltear e irse por donde llego.
Anne Marie por un momento sintió que su alma se la llevaba el diablo. Suspiro pesadamente mientras giraba con su silla nuevamente al computador y reabrió la página para terminar su review.
Esa noche no podría seguir disfrutando su lectura, su mas preciado pasatiempo hasta ahora.
- Si se enterara realmente…- mordió su labio inferior. Golpeo ligeramente su rostro para espabilar. Había leído demasiado Fassavoy y cherik por esa noche.
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Había olvidado por completo que a la mañana siguiente debía ir a visitar a sus padres, quienes habían insistido mucho en querer ver a su nieto y yerno, por supuesto a ella también. Habían evitado ese tipo de visitas ya que desde hace algunos meses la relación con su esposo no había estado marchando muy bien. No era que se estuvieran llevando mal pero la rutina los estaba matando y la chispa ya no era la misma. No querían transmitir a sus padres que su relación poco a poco se estaba acabando.
Miro de reojo a su esposo que jugaba junto a su hijo. Sonrió al ver esa escena y se acerco hasta ellos, quienes ya estaban listos para salir.
- Que ocurre, Darling?- pregunto al momento de tomar a su hijo entre sus brazos.
- Estas seguro de querer ir. No es necesario si tu…- el sonido del celular de James la interrumpió. El hombre le entrego a su hijo para poder sacar el celular del bolsillo de su pantalón. Noto como los azules ojos de James brillaban con cierta emoción al ver la pantalla del celular. Observo detenidamente cada movimiento que hiso su esposo al contestar. Los gestos de su hermoso rostro eran increíbles.
- HELLO, MY DARLING! A pasado mucho tiempo- Hace bastante que no lo veía tan feliz. Supo de inmediato quien estaba al otro lado del celular. Su instinto yaoista se lo decia– Michael, no puedo creerlo, en serio?- lo vio alejarse un poco con paso lento. Era increíble lo que Fassbender podía provocar en James –Hoy? Si obvio! Oh cierto, la verdad es que yo hoy…- volteo a mirar a su esposa, quien no le había quitado los ojos de encima. Se conocían tanto que ella supo lo que quería. Le hiso un gesto de aprobación y él se lo devolvió con un “gracias”- si, no hay problema. Donde nos vemos?
La llamada duro varios minutos y ella solo dejaba maquinar su cabeza con diversas y pervertidas historias sobre su esposo y amigo.
James volvió a su lado después de cortar la llamada. La abrazo a ella y a su hijo para luego disculparse por no poder acompañarlos. De todas formas se había ofrecido a llevarlos, era lo mínimo que podía hacer después de cancelar el compromiso.
- Querido, no te preocupes. Estaremos bien. Tu solo enfócate en tu ´cita´ de esta noche –soltó. Internamente dio un grito exaltante al mencionar la palabra cita. James la mira abochornado y con la boca abierta.
- Como me dices eso- comienza a reír.- hace tiempo que no veo a Michael, es lógico que este emocionado.
- Lo sé.- de pronto una idea cruzo por su cabeza- sabes, me gustaría pasar unos días en la casa de mis padres. Te importaría si…
- Claro, lo que quieras.- dijo con sinceridad.
- Bien…- hubo un breve silencio.- tal vez deberías invitar a tu ´amigo´ Michael aquí. Podrán beber, hablar cosas de hombres… no se.- hablaba tratando de sonar casual.
- Puede ser…- dijo como si nada, dando por terminada la charla.
Al rato, ella se despidió de su esposo y emprendió el viaje junto a su hijo a la casa de sus padres. No pudo evitar sonreír mientras manejaba. Conocía perfectamente a James y sabía que aprovecharía esa gran oportunidad de tener la casa para él. Le encantaba llevar gente para pasar entretenidas veladas entre licor y charlas por lo tanto era obvio que Michael Fassbender, esa noche pisaría su hogar.
Detuvo su auto en una luz roja y dio un grito interno. Esto era tan o quizás más morboso como las historias que solía leer por las noches. Se relamió los labios sintiéndose culpable por la cantidad de imágenes que rondaban en su cabeza de aquellos dos hombres increíblemente.
Tenía todo fríamente calculado. Su hijo merecía unos días con sus abuelos. Si, sus padres tendrían todo el tiempo del mundo con su nieto. Por su parte ella estaba dispuesta a manejar por horas de vuelta. No podía perderse un espectáculo que estaba destinado a ocurrir.
- Oh, pero que tonta…- se decía. Tenía una imaginación muy grande. Era imposible que su esposo fuera a tener algo con su amigo. Eran solo fantasías. – a no ser…- sonrió de forma maliciosa. – y si creo el escenario perfecto para una romántica velada? waaa- reia, mientras su hijo le daba unas miraditas confundido, ella solo lo observo sonriendole.- encontre un nuevo pasatiempo aunque de corta duracion.
El viaje a casa de sus padres se hiso demasiado corto.
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El invierno había llegado duro a la ciudad. Mientras esperaba su equipaje sentía fuertes escalofríos recorrer su espina dorsal. Bien sabía que quizás no era por el frio en sí, lo más probable era que su cuerpo reaccionara de esa forma al saber que en unas cuantas horas volvería a encontrarse con él, con su ´amigo´, James. Sonrió al pensar en el. Por mucho que quisiera no podía ocultar su emoción ante el próximo reencuentro.