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Entre dimensiones (Xiuhan) por exolove1

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Notas del capitulo: gracias por el comentario
Sabiendo que estaba en otra dimensión, Minseok podía estar relajado. No estaba loco, sus recuerdos no eran mentira. De verdad estaba casado con Luhan, el cual era doncel, pero en otra dimensión. Al parecer, el Minseok de ese lado y él habían pedido un deseo a la misma vez, frente al mismo lugar, lo que hizo que sucediera aquello.

La verdad, Minseok jamás diría que pudiera creerse algo tan absurdo como eso, quizás incluso habían más cosas para que algo así sucediera y no se sabía, porque sino será algo habitual ¿No? Pero ahora podía estar tranquilo, solo que mientras estuviera ahí y no encontrara la manera de volver, si es que se podía, debía de estar con aquel Luhan que aunque no le parecía mal y amaba tanto como al suyo, puesto que era Luhan después de todo, se sentía diferente, quizás porque ese tuviera más carácter, quizás más de lo que deseaba.

Jamás pensó que diría algo así, pero él prefería a su adorable y asustadizo Luhan.

Pero si tenía claro algo era que, en esta dimensión o en cualquier otra, fuera con él o fuera el otro Minseok, no podía permitir que un Minseok estuviera sin su Luhan. Como que se llamaba Kim Minseok que haría lo que fuera para que Luhan dejara sus tonterías de lado y aceptara estar con él.

Lo iba a conseguir, a como diera lugar, aun si tenía que manipular o usar trucos sucios. Pero él, Kim Minseok, haría a ese Luhan completamente suyo, a disposición del Kim Minseok de esa dimensión si conseguía regresar.

Durante una semana entera, estuvo analizando de pies a cabeza los hábitos, comportamientos, costumbres de Luhan, ese Luhan, y aunque algunas cosas eran diferentes, no lo era del todo. Ambos Luhan compartían varias cosas que los hacían especiales, que, básicamente, los hacían Luhan. El miedo a las películas de terror, por ejemplo, pero el gusto a las películas románticas y de acción; la manía de manosearle siempre que encontraba la oportunidad, el momento – o sin serlo –; las costumbres chinas como el feng-shui o la creencia en dioses chinos a los cuales rezar cuando tenían problemas; la manera en cómo le miraba al quedarse embobado sin darse cuenta de que le observaba, dejando su boca ligeramente abierta, mirándole los labios o el trasero.

Tantas cosas que hacía que fueran iguales pero, sin embargo, otras tantas que los hacían diferentes como el carácter, siendo este más explosivo y con menos paciencia; su manía de decir insultos para todo; su manía de ir diciendo que era masculino cuando el ser lindo no significaba no ser masculino, o ser pasivo tampoco indicaba ser menos hombre.

Bueno, quizás eso lo hacía especial y es que Minseok le gustaba incluso con esas tonterías que tenía en la cabeza, pero tendría que esforzarse para hacer que aceptara ser suyo y, ante todo, su pasivo. Aun recordaba cuando intentó con Luhan, el de su dimensión y esposo, cambiar roles, concluyendo un completo desastre que terminó en los roles de siempre. Ah… Horrible.

Minseok formó un plan en su cabeza, un perfecto plan para que Luhan terminara por ceder a él, dejara de intentar evitar sus toques sexuales y comenzaran una relación.

El principal problema que retenía a Luhan era el miedo a ser rechazado por sus padres, solo tenía que quitarle ese miedo y él, mente manipuladora donde las haya, sabía cómo hacer que el cerebro de Luhan fuera manipulado de tal manera que esté totalmente seguro de sus palabras.

Le observó, para empezar, de lejos, viendo como estaba con su móvil tan tranquilo, al parecer escribiéndose con alguien, pero Minseok no estaba celoso porque nadie podría jamás quitarle a Luhan, nadie era mejor que él, a más, Luhan era gay y se negaba a estar con un hombre, a lo que llevó a pensar a Minseok algo. Si Luhan era gay y no había estado con un hombre por sus padres… ¿Eso significaba que ese Luhan, a su edad de veinticinco años, era virgen?

Oh. Dios. Mío.

Quitarle la virginidad dos veces a la misma persona, solo Kim Minseok podía hacer eso, señores.

-¿Qué tanto observas? –Le preguntó Kyungsoo, Minseok le miró.

-A Luhan. –Contestó –Estoy mirando de cómo me aceptará de una vez.

-Pff… Lleváis en este problema desde hace años –Le relató –Enamorados pero sin dar ningún paso, en un círculo vicioso donde uno quiere al otro, el otro le corresponde, peor no pueden estar juntos y aun así no dejan que el otro busque a alguien más. Es molesto ¿Sabes?

-Lo sé… Me lo imagino.

-¿Es verdad eso que dice Luhan de dimensiones?

-Sí, Kyungsoo. No está loco –Le aseguró, dándole una pequeña y apenas perceptible sonrisa, muy diferente del Minseok que Kyungsoo conocía –Es cierto.

-Eso explica tu personalidad, supongo, y que me llamaras satánico. No hago orgias, que conste.

Minseok rió.

-Una pena, allí las haces con Jong In, lo tienes comiendo de la palma de tu mano.

-Pff… Me da asco pensarlo, no es por nada. Soy heterosexual, aunque no lo parezca, y Jong In es un playboy asqueroso, aunque es mi protegido, a veces es como un niño.

-Me suena tan raro ver a Jong In de playboy. Pero sí, dimensiones diferentes. Me alegra que sea así porque significa que de verdad estoy casado. Algunas personas dicen que el matrimonio es una jaula y sentencia tu libertad pero… ¿No es estar en pareja ya sentenciarla? Y en todo caso, tener pareja no significa que dejes de ir con amigos, o a fiestas. A veces pienso que las personas que dicen eso, se han casado con la persona equivocada, porque yo estoy casado con Luhan y es lo más hermoso que he experimentado, y si pudiera, lo volvería a pasar una y otra vez.

-Es lo más cursi que te he escuchado decir desde que estás aquí –Se burló –Pero opino lo mismo que tú.

-Soy serio, no insensible y si no te importa, voy a manosear a Luhan, será mío le guste o no.

Minseok se sentó al lado de Luhan, el cual al verle le sonrió con ternura y siguió a lo suyo. Como solía hacer siempre, abrazó a Luhan con cierta posesividad y cerró sus ojos, situando su cabeza sobre su hombro. Luhan le miró y sonrió, feliz, con su corazón latiendo deprisa, deseando que aquel momento durara para siempre, porque amaba tanto a Minseok que ni él mismo podía llegar a saber cuánto era su amor hacia él.

Pero, aun así, jamás podría tener algo con él aun si insistía en ello, aun si decía que su Minseok le amaba también.

-¿Cuándo aceptarás la realidad? –Le preguntó en un susurro.

-No puedo, Minseok –Le dijo, apretando el móvil con fuerza. –No puedo.

-Tus padres ¿Verdad? –Cuestionó, Luhan asintió en silencio -¿Tan grande es el miedo que tienes?

-Son mis padres, te guste o no te guste. No puedo evitarlo, aun cuando quizás me han criado más las sirvientas de la casa, aun cuando había largas temporadas donde no les veía. Son mis padres.

-¿Sabes? El Luhan de mi dimensión, fue criado de la misma manera, por sirvientas. Se quejaba de que el amor que sus padres le dieron era escaso y limitado, y por un tiempo se resistió porque decía que no cualquiera podría estar con él, ya que sus padres no le dejarían por ser un doncel, sin embargo, sus padres terminaron aceptándome y nos llevamos más o menos bien. Siempre dice que él jamás será como sus padres, que no dejara que su hijo se críe por terceros, sino que lo criaremos nosotros, desde su nacimiento hasta el momento en el cual tenga que volar del nido.

Por el silencio que hizo Luhan, supo que había conseguido que pensara en ello. El resto del día, Luhan simplemente estuvo pensativo, con las palabras de Minseok en su cabeza.

Unos días después, Minseok volvió a intentarlo.

-¿En serio eres tan cobarde? –Dijo -¡¿Qué vida esperas tener?!

-¡La que mis padres decidan!

-¡¿No te das cuenta, Luhan?! ¡Si te casas con una mujer no serás feliz! –Le gritó –Tendrás un hijo, sí, pero le darás una asquerosa vida a tu mujer y odiarás tu vida, mientras ves como el chico que amas decide olvidarte, se irá con otro hombre y te olvidará porque por lo menos él estará con alguien que sí le gusta. ¡Por lo menos yo si estaría con un hombre!

Luhan miró a otro lado, con lágrimas en los ojos, porque sabía que esa posibilidad estaba y que sería la más probable.

-La solución es fácil. Eres hijo único, no pueden despreciarte si lo que más quieren es un heredero ¿No te das cuenta? Puede que no te vean igual y que no te dirijan la palabra un tiempo, pero solo tienes que plantearles que aun con un hombre, adoptarás o que pueden optar por coger una criada y hacerle inseminación artificial con tu esperma, Luhan, y tener un heredero al cual criarás como un buen padre, al lado mío o del otro Minseok, con las bases de China que te establecieron, pero siempre inculcándole que la felicidad propia es lo primero…

-Ojalá fuera tan sencillo… -Murmuró.

-Lo es, Luhan. Solo que tú te complicas la vida.
Luhan miró a Minseok, con lágrimas en los ojos, y se dejó abrazar por este.

Ojalá… Ojalá todo fuera tan fácil, pensó llorando. Ojalá de verdad pudiera estar con Minseok, este o el suyo, daba igual, con Minseok.

Porque a quien amaba después de todo, era a Kim Minseok.

.

.

.

Aunque estuvo toda la tarde mirando las fotos, no le dio tiempo a ver los vídeos. Baekhyun y Chanyeol dejaron claro a Luhan que en pocos días tendría a su semental de vuelta, y se podía decir que lo estaban consiguiendo. Entre amenazas de que Luhan se buscaría a otro, enseñarle vídeos grabados por él del sexo con Luhan, y de decirle como debía comportarse un activo, a la semana, Minseok se consideraba preparado.

Luhan les dijo que podían parar con todo, que él creía que ya estaba bien porque Minseok, cuando tenían sexo oral, parecía más dominante e incluso parecía que deseaba avanzar por fin.

Luhan no podía estar más feliz ahora que por fin su marido estaba apareciendo de nuevo.

-Entonces… ¿ya quieres que tengamos sexo de verdad? –Preguntó Luhan, abrazado a él en la cama.

-Sí, es lo que más deseo ahora. –Le susurró con voz ronca, excitado ya.

Luhan sonrió, situándose encima de Minseok y besándole con pasión, probando a ver si de verdad tenía tantas ganas, pero al sentarse encima de su erección lo supuso, estaba caliente de solo pensarlo.

-Pues si de verdad tienes tantas ganas… -Le murmuró cerca de sus labios –Ya puedes empotrarme, tigre.

Minseok le empujó, haciéndole quedar debajo de su cuerpo y comenzó a besar le con fiereza, pasión que él no recordaba tener, aunque de hecho, no recordaba que alguna vez hubiera tenido sexo, y es que tanto tiempo enamorado de una persona a la cual no podía tener, o así eran sus recuerdos, hizo que no probara el sexo. Aunque, al parecer, si lo había probado. No entendía, pero para su mente, era su primera vez y eso no cambiaría hasta que no recordara su primera vez real, aunque estaba grabada en vídeo.

Luhan gimió, satisfecho y lujurioso, porque la fuerza de su marido seguía siendo la misma. Las ganas con las que lo besaba, la manera brusca pero precavida de sus caricias sobre su cuerpo, los susurros de que le amaba. Todo era tan igual pero tan distinto de alguna manera que no acababa de entender, pero no importaba, porque Minseok era Minseok, con memoria o no.

-Dios, sigue así –Gimió –Poséeme con todas tus ganas… Con todo lo que tengas.

Minseok comenzó a besar su cuello, sus hombros, quitándole la camiseta que acabó tirada y arrugada en el suelo, completamente olvidada por ellos, y fue bajando con rapidez, perspicacia, hasta sus pezones los cuales lamió cada uno, primero el izquierdo, luego el derecho, y se concentró en ese último, succionándolo, sabiéndose complacido con un gemido del chino y una súplica de que siguiera.

Su mano fue al otro pezón, tocándolo, retorciéndolo cuidadosamente entre sus dedos aumentando un poco la intensidad, y la bajó hasta el bulto que tenía Luhan entre sus piernas, tocándolo por encima de la ropa, y escuchó como el poseedor de dicha erección gimió en alto, soltando un bufido deseoso y otra súplica.

Luhan le dijo que se tumbara y se colocó encima, mirándole con lujuria y una mezcla de ternura en medio. Se quitó todo lo que quedaba de ropa delante de Minseok, el cual le observaba sin disimulo, mirándole el cuerpo y lamiendo sus labios deseoso, cual felino apunto de cazar su presa. Luhan, bajo su mirada, se sentó encima del bulto de su esposo y comenzó a moverse, rozándolo, estimulándolo con su trasero, y Minseok sujetó sus caderas con fuerza, moviendo sus propias caderas para que el roce fuera aún más grande.

-Sí… -Murmuró mirándole a los ojos –Te mueves tan… Tan delicioso…

-¿Verdad que sí? –Le susurró inclinándose hacia su oído –Siempre te encantó que hiciera esto.

Y lo sabía, lo vio en varias de las fotos y vídeos que tenía.

Luhan paró, desabrochándole el pantalón y se lo bajó junto con los bóxers, acabando sus prendas de ropa con la misma suerte que las de Luhan, en el suelo tiradas y arrugadas. Mirándole a los ojos, se puso en cuatro delante de su erección y la cogió con una mano, lamiéndola entera. Minseok cerró los ojos, jadeante, y los abrió de nuevo, observando la repetida acción de arriba abajo y de abajo arriba, para volver de arriba abajo.

Se metió, en poco tiempo, el miembro en la boca, sin poder abarcarlo entero porque su boca era pequeña pero no era un problema para Luhan, porque la extensión que no cabía era atendida por su mano mientras subía y bajaba su cabeza, entrando y saliendo el miembro ajeno de su boca, atendido por sus labios y su lengua, la cual lamía amorfamente su pene.

Minseok le cogió de sus cabellos, apretando con fuerza, no como al principio que intentaba ser cuidadoso, y es que había aprendido que Luhan era delicado, menos en el sexo, donde le gustaba que fuera duro, cual semental, como dijeron Baekhyun y Chanyeol. Luhan le miró a los ojos, y es que en todo momento jamás olvidó ese íntimo contacto que los excitaba a ambos.

Minseok le obligó a apartarse, tirándolo a la cama con fuerza, sin pedir permiso y Luhan sonrió de lado mientras se besaban con lujuria, porque así era como lo recordaba, rudo, sin pedir permiso para nada, dominándole al cien por cien.

Sí… Así le gustaba.

Minseok no podía creer que estuviera haciendo todo aquello, que estuviera besándole con tanta brusquedad o que ahora estuviera sujetando su pene, masturbándolo sin piedad mientras Luhan gemía, o que ahora tuviera su mano libre ocupada con el móvil haciéndole una foto, y es que no podía creerse que lo estuviera haciendo, menos que le gustara, pero así era.

Minseok era Minseok en una dimensión y otra, solo que más vergonzoso y oculto en costumbres diferentes.

Porque dicha sociedad coreana no era tan cerrada como la que él recordaba, quizás por la existencia de los donceles, o quizás por diferencias históricas, no tenía ni idea. Bajó entre las piernas de Luhan, con el móvil en la mano, y le hizo una foto con Luhan gimiendo al haber metido un ensalivado dedo dentro de su preciada entrada.

¡Dolía! Hacía tanto tiempo que nada entraba ahí que podría ser virgen de nuevo.

Dejó el móvil de lado y metió un segundo dedo dentro, embistiendo con fuerza, y Luhan, con sus piernas totalmente abiertas, las sujetó con sus manos, permitiéndole más acceso y verle mucho mejor de lo que ya lo hacía. Metió un tercer dedo, con cuidado, porque Luhan parecía mostrar dolor por como su expresión era, pero rápido se pasó, quizás porque lo estaba atendiendo cuidadosamente, o quizás porque lo vio en esos vídeos.

O solo era instinto.

-Dios… Ya… Ah… Ya, por dios… Entra.

-Lo haré.

Se colocó el preservativo, no podía olvidarlo, y se tumbó encima de Luhan con cuidado de no aplastarle y se metió dentro de una sola vez, con un Luhan que arañó su espalda con un grito de placer. Ahora sabía porque la otra vez se vio algunos arañazos en la espalda, ahora lo entendía, pensó sonriendo, mientras se movía con rapidez, nada de lentitud.
La idea le parecía mejor de esa manera, duro, brusco, fuerte. Que pudiera hacer gritar a Luhan su nombre, quizás porque siempre deseó esto.

Luhan retorció su espalda, sin dejar de gemir en ningún momento, su respiración rápida, su cuerpo rojo y sudoroso, aunque más lo era Minseok, una persona con tendencia a sudar a la mínima, por lo que en actividades como aquella, el sudor caía, pero eso a Luhan le parecía tan ardiente y atractivo, con su olor masculino, que le ponía a cien. Contra más sudor, más esfuerzo y más rápido iba.

Minseok se salió de dentro y lo colocó en cuatro, entrando de nuevo de golpe. Se sentía mejor de lo que siempre pensó que se sentiría, y aun así, se arrepentía de haber olvidado todo lo que había vivido con Luhan, incluso la primera vez de ambos. Con una mano en su cadera y la otra en su hombro derecho, marcando quien mandaba, siguió embistiendo con rapidez, con un Luhan pegado a la cama, sujetando la almohada con tanta fuerza que podría romperla, gritando del placer ante los golpes en su próstata, los gruñidos que se le escapaban a ambos por el placer, cual animales enjaulados, hasta que finalmente Luhan se corrió entre las sábanas tras un gemido más alto de lo normal.

Minseok tardó un poco más, retirándose cansado, agotado a mas no poder, sentándose en la cama para quitarse el preservativo usado y tirarlo en la basura de al lado de la cama. Observó a Luhan, tirando en la cama bocabajo, sudando, respirando con fuerza, sujetando aun la almohada.

-¿Fue como imaginabas? –Le preguntó, nervioso por si se había dejado llevar demasiado.

Luhan le miró, de reojo, y le sonrió con tanta ternura que a pesar de su rostro sudado, descuidado y con el maquillaje que no se quitó corrido por su rostro, brillaba.

-Tal y como esperaba.

Minseok sonrió, satisfecho. Podría acostumbrarse a esa vida.
Notas finales: bueno... ¿os gustó el lemon? Ah, yo sé que sí, os gusta la limonada xD

Bue', gracias por leer!!!
bye bye!

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