Baekje.
“Aun que el destino sea improvisado siempre unía al amor adecuado. No importa el tiempo ni el lugar.”
En ese tiempo Kyungsoo creía en el amor y él destino. En ese momento leía una historia sobre el hilo rojo que unos viajantes habían dejado. Un intelectual se la había traducido a su idioma. Le dijo que venia lejos de mares en la tierra de samuráis que llevaban su honor a su vida inmiscuyéndolo a la vida romántica. El hilo rojo era un cuento popular que hablaba de entrelazar al amor en el destino a través de un hilo que unía a la pareja por mas distanciada que este.
“…El hilo rojo se acortaba a medida que la pareja se iba acercando. Estaban destinados al amor. Era imposible que no se vieran. Cuando sus miradas se conectaron un mar de emociones ahogo sus corazones. Un estomago gomoso y unas mejillas ardientes son indicaciones de que esa persona es la indicada…”
--- Señorito Do.—llamo el acompañante
--- No me llames así Baekhyun, somos amigos—sonrío el menor por edad.
En eso años Kyungsoo era hijo de un militar de alto rango. Su familia era bien acomodada al dedicarle años a su profesión. Kyungsoo podía vivir con las comodidades de la época sin que le faltara nunca el arroz en la mesa.
En esos años Baekhyun era el acompañante de Kyungsoo, en otras palabras Baekhyun era una especie de niñero. Aunque el de mayor categoría prefería que fueran amigos de confianza.
--- No se olvide la reunión de alianza del medio día—recordó el acompañante—por favor alístese.
Baekhyun dejó el hanbok morado al lado del menor para presionarlo.
Una risa melodiosa escapo de las cuerdas vocales del menor. Lentamente se fue sacando la ropa, Baekhyun la doblaba prolijamente para llevarla a las mujeres de limpieza.
El rey Onji quería ganar terreno para el Reino Baekje, años de su fundación y jamás un ciudadano de Baekje pudo cruzar el río sin ser asesinado. Onji no quería guerras por lo que le encomendó a su mas fiel guerrero una misión de paz en la aldea vecina.
Kyungsoo estaba absorto en el río, nunca había cruzado, hasta se lo habían prohibido pero ahí estaba a minutos de cruzar el río junto a su padre y su amigo.
Levanto la vista y su estomago se volvió gomoso, sus mejillas ardieron y su corazón se detuvo. ¿Destino?
El primer amor de Kyungsoo tenia una sonrisa brillante, una tez morena, profundos ojos marrones. Vestía un prolijo hanbok verde y al igual que el iba acompañado de un joven.
Jongin quedo absorto con los enormes ojos de aquel muchacho con labios de algodón. Sentía el estomago raro, el rubor se hizo presente en su rostro y su corazón se sentía agitado.
Ansioso esperaba por el bote de Baekje. No podía justificar la ansiedad porque le parecía aburrido esos temas de política pero algo de aquel chico le atraía.
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Los días iban pasando y las cartas de paz iban y venían. Los resultados se empezaron a notar cuando se construyo un puente a través del río Han para unir los dos pueblos.
Jongin y Kyungsoo serían los primeros en cruzar el puente.
El hilo rojo se tenso.
Desde el comienzo del puente cada uno de su lazo emprendió camino.
El hilo rojo se volvía cada vez más corto a cada paso que daban.
Frente a frente los jóvenes hicieron una reverencia.
El hilo rojo brillo cuando las manos se entrelazaron en señal de paz.
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Los días pasaron y discretamente cuando la noche caía y la gente se sumía en sus sueños Kyungsoo y Jongin escapaban de sus hogares para verse una vez más.
Kyungsoo cantaba en la ansiosa espera por el menor. El puente era solo suyo a esa hora y había que aprovechar.
--- Do, cantas excelente, debes cantar el día de mi boda—anuncio el menor con su llegada.
“te cantare”
La melodiosa risa de Kyungsoo escapo de sus cuerdas vocales. Solo ese sonido perfecto podía escuchar Jongin.
--- exageras , pero aún así cantaré para ti Kim.—afirmo el mayor.
Esa sonrisa tan brillante y perfecta era lo único que podían ver los enormes ojos de Kyungsoo.
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Esa noche caía nieve, el frío calaba los hueso indicando que era pleno invierno. Aun así no había nada que detuviera a los dos jóvenes para que se vieran otra vez.
Los dos hablaban animosamente de sus geniales y aburridas vidas. Solo un suceso detuvo aquella trivial conversación.
Kyungsoo tomo la mano del menor entrelazando sus dedos.
“tócame”
--- Tengo frío—escudo Kyungsoo.
Jongin reprocharía pero no había un motivo especifico ya que le gustaba el contacto con su mayor.
“Te tocare”
Las miradas se cruzaron y el tiempo se detuvo cuando sus labios se unieron.
Hasta el momento solo eran amigos.
En ese momento los amigos comprendieron el significado de estar enamorado.
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Las hojas de los arboles perdían su color verde vivo al igual que los corazones enamorados de los jóvenes.
Era de día y entre arboles el amor se escondía. Besos inocentes marcaban como propiedad los labios de los jóvenes.
“Se mío”
Las manos se entrelazaban y felizmente la conversación cambio. Ya no se hablaba de sus aburridas vidas ahora el tema de conversación era cuanto sentían por el otro.
“Soy tuyo”
Baekhyun interrumpió con desagrado a los “amigos”
--- Señorito Do, su padre debe hablarle—informo con seriedad el recién llegado.
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Pasaron varios días hasta que Jongin se volvieron a juntar una vez mas el río han.
“no me dejes”
La oscura noticia salió de la ausente sonrisa de Jongin.
---Me voy a casar.—informo soltando la mano de su amigo.
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Las ceremonias de matrimonio se celebraron en el puente como señal de unión, prosperidad y paz. La hermana de Kyungsoo se casaría con Jongin. Kyungsoo se casaría con la hermana de Jongin. De esa forma la alianza de paz se cerraba unificando al clan Kim en el reino Baekje.
“te has ido”
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La paz duro poco.
Ya había pasado un año del matrimonio y Kyungsoo pasaba tiempo con su esposa ya que pronto daría a luz al nuevo integrante de la familia Do.
La noticia llego. El fiel general de Baekje debía combatir al norte contra la dinastía Lían. Do Kyungsoo quedaría como líder de la ciudad hasta el regreso de su padre.
La noticia no paso desapercibida para la señorita Kim ahora señora Do.
Dos cartas desataron la guerra.
Al clan Kim le llegó el aviso de la ausencia del líder el general Do y en poco tiempo se alistaron para la expulsión de Baekje de sus tierras.
El aviso llego a tiempo para el señor Do, advirtiendo la revuelta Kim.
Los días avanzaban oscuros y turbios. Llantos, lamentos y agonías. El río se volvió rojo y el campo de batalla apestaba por los podridos cuerpos.
El pequeño Do nació n medio de la muerte, algún día seria un hombre fuerte, luchando hasta el ultimo momento como su padre.
Do Kyungsoo y Kim Jongin se encontraban de pie, frente a frente, en el mismo puente donde se dieron las manos en señal de paz. La diferencia estaba en que no había hanbok , una armadura los protegía, sus caras y sus manos tenidas de sangre y portando armas.
Las mejillas ardientes se convertían en ojos llorosos, los estómagos esponjoso se volvían un nudo de nostalgia. Sus corazones dolían.
¿Y ahora?
El hilo rojo se volvió opaco, casi negro.
Kyungsoo deseaba que fuera un mal sueño. Quería despertar y poder ver a Jongin sonriéndole, quería ser amado por Jongin.
Todo acabo.
Las espadas se cruzaban y gritaban desesperadamente con bronca a su amado enemigo. Los dos tenían grandes habilidades en la guerra pero eran pésimos en el amor.
Jongin abrió lis brazos dejando que la espada de su enemigo se introduzca profundo en su abdomen. Aprovechando ese débil momento Jongin apuñalo a su amado girando su espada provocando dolor pero apresurando su muerte.
Kyungsoo quedo atónito por el accionar del menor. Escupió sangre y sus lágrimas brotaron sin parar.
--- Te amo—pronuncio el menor entrelazando su mano con la de su amigo.
Introduzco aun más el frío metal enemigo torciéndolo con dolor pero con ansiedad de morir.
Escupió sangre ,se acerco a su enemigo.
--- Te amo Do Kyungsoo—pronuncio antes de morir.
“Despiértame”