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Un héroe para mí (Fanfic koi suru boukun) por patyunam

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Notas del fanfic:

Una historia de súper heroes donde la confrontación será lo menos importante pero a la vez bastante entrenida.

 

PDV (Punto De Vista) MORINAGA.

La humanidad había intentado destruirse demasiadas veces, los sobrevivientes de la última guerra mundial vivimos refugiados de centro América hacia el polo sur. Nací después de la guerra, sólo conozco este régimen militar donde el orden es impuesto por un líder que fue el ganador de la más cruenta guerra que se ha suscitado, bombas nucleares en países potencia, muy pocos pudieron escapar a las zonas seguras; pero la humanidad como siempre se las arregló para sobrevivir. Las fronteras están extintas, los únicos supervivientes a esta guerra somos la nueva nación Akro, yo vivo en la capital Ciudad Akro. Soy un simple estudiante de la universidad, siempre he vivido en esta hermosa ciudad llena de edificios enormes, en un departamento que mi familia posee. Mi madre lo obtuvo de sus padres que en paz descansan, ella estudió arduamente obteniendo un lugar bastante bueno de trabajo en la burocracia defendiendo los derechos de los ciudadanos. La vida es simple aquí en la ciudad, dicen que en las afueras, la gente se las ve difícil, puesto que la mayoría de recursos nos llegan aquí, empleos mal pagados en trabajo duro en el campo o en la manufactura. Mientras tanto nosotros en la ciudad luchamos por tener un lugar con la educación como un medio para este fin.

Respecto a mi vida ha sido bastante difícil, la competitividad en los estudios es fomentada desde que somos pequeños, hay que ser los mejores, pues los que no lo logran, el estado los retira de los estudios para meterlos al sistema a volverlos productivos. Por ello desde los quince años muchos que no lograron obtener el nivel requerido son introducidos a muchos ámbitos donde podrán laborar. Me gusta este sistema, ya que mi madre me ha contado que antes existían muchas personas sin trabajo, sin nada que hacer, mendigando o sin hogar. Ahora todo es distinto tenemos que comer, que vestir y donde vivir, sólo debemos esforzarnos por nuestro lugar en el mundo.

Últimamente el gobierno no se ha dado abasto con mantener el orden, se dan muchos robos en las calles a pesar de los militares que custodian; supongo que siempre habrá gente que pretenda vivir sin trabajar.

Algo que nadie sabe es que desde hace unos meses a mis dieciocho años cumplidos he descubierto que tengo unos extraños poderes que sólo he leído en viejas historias de súper héroes que mi madre colecciona en una caja de madera con periódicos y cosas de cuando vivía en Japón con sus padres. Averigüé que si me concentro soy capaz de levitar, comenzó todo cuando estaba por caerme de las escaleras al bajar apresuradamente, mi rostro casi topa con el suelo quedando flotando a centímetros, me asusté un poco pero al notar que podía flotar comencé a practicar hasta que un día flotando caí y me torcí el tobillo, el dolor fue grande aunque descubrí que también podía curarme; se regeneraron mis tejidos y me causaban mucha hambre por el desgaste de calorías. Experimente con eso de la regeneración y a pesar del dolor, comprendí que mis extremidades se formaban extraordinariamente a prisa. Anhelaba ayudar a los demás con mis nuevos poderes, sin embargo es indispensable controlarlos, por lo cual practiqué en mi habitación una y otra vez, sin lograr controlarlos totalmente, no obstante mis cortas vacaciones terminaron y llegó mi asignación para la universidad central.

Esa tarde me despedí de mi madre, me sentí tranquilo de partir finalmente, puesto que desde que descubrí mi identidad sexual, tuve que ocultar mis deseos y reprimirlos a razón de que siempre sentí atracción por hombres y es totalmente reprobable ese tipo de conductas en este mundo, castigadas con cárcel. Mi madre de alguna forma lo sabe, puesto que no me ha visto llevar novias, ni tampoco a los chicos con los que he salido; me da miedo decirle sobre la realidad de las cosas que quiero, pero esperaré hasta que sea inminente y conozca a mi hombre perfecto.

Me asignaron a la universidad central al cargo de uno de los estudiantes más calificados, incluso escuché rumores de que es el genio de la carrera de ingeniería mecatrónica; todo gracias a mis excelentes calificaciones. En la escuela se trabaja de una manera particular, prácticamente permanecemos todo el día en ella, nos alimentan y dormimos algunos en los laboratorios puesto que los experimentos son clave para la ciudad. Los demás van a los cuartos que les asignan en los dormitorios de la universidad. Ese día, el primero de mi estadía, nos presentaron a los profesores y los estudiantes que serán nuestros superiores. La mecánica de la universidad es simple: vamos a clases y el resto del tiempo somos asignados a trabajar en el desarrollo de proyectos. Escuché nombrar a cada uno hasta llegar al estudiante con excelencia que soy yo:

— Morinaga Tetsuhiro pase con su tutor Tatsumi Souichi.

Entonces lo conocí finalmente, de mirada fría, ojos miel, cabello largo rubio, bastante delgado y hermoso rostro. Me enamoré a primera vista de ese imponente hombre, le sonreí sin recibir respuesta a lo cual expresé:

— Cuide de mí por favor.

— Sígueme. — respondió con tono seco.

Partimos juntos al laboratorio, caminó delante de mí sin dirigirme la mirada, hasta que entramos al lugar.

— Fuiste asignado a mí por ser muy listo según dicen, aunque eso está por verse. Hoy debería mostrarte el laboratorio y dejarte partir, sin embargo comenzarás a ayudarme, estoy muy atrasado con las cosas que estoy haciendo, así que vas a seguir este plano y poner los cables como muestra el diagrama.

— Por supuesto conozco un poco de eso, tome talleres de electrónica en la preparatoria.

Incrédulo me miró, me dio los materiales y comencé a alambrar hasta que me atoré en una parte en la cual me ayudó. No dijo nada pero comprendí que me acepto como su discípulo, orgulloso de mi desempeño. Durante la hora del almuerzo me indicó el lugar y comimos juntos, para comenzar la charla le dije un punto que llamó mi atención:

— Noté que su apellido es oriental como el mío. Mi familia fue originaria de Japón.

— Mi familia también fue de ahí. Pero esas cosas ya no tienen importancia.

— Conozco un poco de los modales japoneses ¿Qué le parece si le digo sempai? Ya que es mi tutor de una clase superior de la universidad.

— Suena bastante lógico kohai, yo también aprendí sobre la cultura japonesa.

— Siempre es bueno conocer los orígenes, hay que aprender la historia…

— Para no repetirla claro. — Me interrumpió.

— Quiero ser un gran investigador y ser productivo para la sociedad, toda la vida me he esforzado intentado llegar aquí. —

Me miró intrigado, luego algo molesto dijo:

— ¿De verdad crees en el sistema?

— Por supuesto, todo cuanto tenemos se lo debemos al gran líder Grimm, él irguió esta ciudad luego de la caída de las naciones, además que ha mantenido la paz, cosa que nunca había ocurrido en todo el mundo, según los registros históricos. Aunque hay algunos inconformes y gente inadaptada, pero hay recursos para todos y si nos esforzamos conseguiremos todo lo que queremos.

— Comprendo… tú has estudiado la historia que nos cuentan, sin embargo si serás mi asistente quiero que te formes un juicio propio, que investigues fuentes diferentes a las que nos han contado en la escuela y mantengas la mente abierta ante los distintos puntos de vista.

Luego de esa charla no volví a mencionar nada sobre el gobierno, puesto que él parece ser de los inconformes a pesar de tener un excelente lugar dentro de la universidad, sin duda será asignado a un buen puesto cuando finalice sus estudios; ya que es el único de los estudiantes que le fue asignado un laboratorio para él exclusivamente sin compartirlo con otros.

Al cabo de unos meses noté que mi tutor parece obsesionado con la construcción de distintos artefactos, él trabaja en un proyecto secreto que ni yo mismo conozco, no obstante nadie cuestiona su labor puesto que cada cierto tiempo presentaba resultados favorables en distintos campos. Antes de que yo estuviera a su cargo ya había presentado proyectos como mejoras en los motores de automóviles que daban más kilómetros con menos combustible, además de algunos implementos mecánicos automatizados en las manufacturas. Conmigo las cosas le parecen más simples, pues me esfuerzo por aprender cada día lo que me pone a realizar y con dificultad le sigo el paso en las nuevas creaciones magníficas que realizamos. Hay días en que salímos temprano ya que así lo quiere, supongo que por los avances que tenemos en las cosas que estamos por terminar.

Los problemas en la ciudad se acrecentaron, me preocupa día con día la seguridad de las personas puesto que ahora había un criminal que se dedicaba a robar bancos con el uso de súper fuerza, dejó malheridos a todos los militares que intentaron detenerlo; algunos con concusiones, otros con miembros rotos e incluso hemorragias de bala en algunas partes de su cuerpo. El terrorista sin piedad los golpeó dejando los cuerpos tirados a morir a su suerte con un mensaje que salió en el periódico escolar y en las noticias:

"Seguiré hasta quitarte todo Grimm, luego vendré por ti"

Me recordó a los malos en las historias de las revistas de mamá, su fotografía me da algo de miedo pues porta una especie de armadura con un jet pack que le permite volar. Ahora que soy estudiante de mecatrónica supongo que su armadura le da esa increíble fuerza, si quiero ayudar a la ciudad debo detenerlo ¿Pero cómo? Necesito algo más que mi regeneración ultrarrápida para atrapar este criminal, por lo que seguí practicando en mis ratos libres hasta que controlé mi habilidad para volar, me puse un traje negro y un pasamontañas para elevarme por el cielo sin que nadie me fuera a reconocer. La velocidad de mi vuelo aumento día con día, me percaté que al aprender a usar esta habilidad y forzarla hasta el cansancio, acrecentó la fuerza en cada uno de mis músculos, supongo que por el gran desgaste que implica volar, mi cuerpo se transforma lentamente y se fortalece. Las noches libres las ocupo cargando peso en el gimnasio, hasta que me percaté que mi fuerza supera fácilmente a la de los demás y llamaré mucho la atención si sigo practicando con todos. Entonces me metí en un club de artes marciales mixtas para aprender distintos tipos de combate, sin lastimar a los demás con la fuerza que crecía conforme continué mis entrenamientos. Algunos meses transcurrieron esforzándome, además tuve que invertir mi beca escolar en comprar comida pues siempre siento hambre a pesar de la comida normal que nos proporciona la universidad. Sempai se burla mucho de que todo el tiempo tengo comida en el casillero y en el laboratorio me la vivo comiendo a todas horas.

El hermoso hombre que es mi tutor parece hecho de piedra, su mirada que antes supuse es fría, ahora creo que es más bien triste, me preocupa que no tenga amigos como yo en las clases, ya que jamás habla de otra cosa que no son los trabajos que realizamos. Por otra parte tengo tantos deseos de conocerlo un poco más, que cierto día que decidí invitarlo a beber a un bar de la ciudad para conocernos un poco:

— ¿Disculpe sempai, sería posible que me acompañara a beber unas cervezas por la noche? Me agradaría mucho poder convivir un rato con usted fuera del laboratorio.

— Vamos, me hará bien beber algo de alcohol y alejarme de mis pensamientos.

Al estar en el bar me doy cuenta que es un hombre muy distinto cuando bebe alcohol, con las primeras copas empezó a platicarme de su familia a la que adora. Su padre, un hombre bastante tranquilo y amable que lo desespera en su forma de ser, su madre de carácter fuerte y controladora pero dulce, junto con sus dos hermanos menores que siempre ha protegido. Luego de algunas anécdotas el tiempo voló a prisa, el alcohol se evaporó en nuestros labios. Por mi parte platique sobre mi vida en la cual soy hijo único y vivo con mi madre, su rostro se volvió tierno cuando le comenté que nunca conocí a mi padre. Salimos del lugar con tantas copas, sin embargo yo no podía alcoholizarme puesto que la regeneración y mi metabolismo acelerado me impiden ese tipo de sensaciones, razón por la cual yo sostengo a sempai mientras camínanos; no obstante finjo estar ebrio como él. Llegamos a su habitación y chocamos de frente, el calor de su cuerpo pegado al mío me invito a abrazarlo, separe mi rostro del suyo y sus ojos algo perdidos me miraron, las lágrimas rodaron por sus mejillas.

— Morinaga algo que no le he dicho a nadie es...

Las palabras de él sé atoraron en su boca, ansiaba decirme algo muy personal, pero empezó a llorar tan amargamente que no resistí tenerlo tan cerca de mí para consolarlo que lo besé. Sus suaves labios rozaron los míos, tembló de inmediato moviendo su boca al compás de la mía, luego al introducir lentamente mi lengua me aceptó tan cálidamente, su respiración en mi rostro me excitó, el beso se hizo cada vez más rápido, el alcohol en su aliento me recordó su estado alcoholizado y perdido por lo cual desee aprovecharme de mi amado sempai que me responde tan agradablemente a mis insinuaciones. Desafortunadamente nos separarnos, abrió los ojos, se horrorizó y me golpeó tan fuerte que caí hasta el piso, coloque mi mano en el rostro para que no viera que sanaba con velocidad. Me levante quejándome para aparentar y dije:

— Lo siento mucho sempai.

— ¡Cómo te atreves sucio homosexual! ¡Largo de aquí antes de que te mate!

Me di la vuelta y partí a mi habitación. Camine pensando que haría el lunes por la mañana, es posible que denuncie mi conducta y me suspendan por hacer cosas indebidas como esas, no sé qué hacer, será mejor alejarme de él y no ir al laboratorio. El fin de semana transcurrió lentamente, anhelaba verlo pero también tenía mucho miedo, así llegó el lunes y me tocaba estar en la mañana con él, por lo cual partí a la biblioteca para olvidarme de mis acciones, intenté estudiar sin éxito todo me transportó a esa boca tan suave, de la cual percibí todo su sabor, la ternura que lleva muy en fondo, lástima que no la lleve exteriormente; pero aun así fue increíble. Luego de estar suspirando por horas entre libros fui a mis clases, cabizbajo me preguntaron mis amigos sobre lo que ocurría conmigo, no quise decirle a nadie de mi gran problema, probablemente me llamen pronto para suspenderme. Al salir de la clase algo no grato me esperaba, el aura maligna que lo rodeaba me aterrorizo:

— Se… sempai.

— Kohai vamos al laboratorio.

— Pe… pe… pero.

— Cállate y ven.

Caminé nervioso, supuse que me conduciría con el decano para denunciar mi crimen, no obstante llegamos a nuestro laboratorio, cerró la puerta y me miró muy molesto:

— Mejor ponte a trabajar, estamos muy atrasados por qué no llegaste en la mañana.

— Sempai yo… lo siento mucho.

— No quiero que lo menciones, es un error.

— Como diga sempai, no volveré a mencionarlo.

Luego de eso sus ojos cambiaron al mirarme, parecía más que intrigado por mi conducta, procuraba alejarse de mí, sin embargo noté que tenía miedo de sus propios deseos, quizá tengo una oportunidad, estoy plenamente seguro que le gustó. Los subsecuentes días no mencioné nada hasta que percibí que su guardia bajó, anhelé tantas veces probar su boca, cada que me acerqué a su lado se sonrojó, o nos quedamos mirándonos por largo tiempo hasta que se movió totalmente apenado. El viernes de esa semana antes de partir al dormitorio, lo invité a comer a mi casa el domingo, quiero cocinarle algo, además de presentarlo con mi madre, quizás las cosas saldrán bien con ella y comprenda lo que no pretendo decirle directamente.

Mientras sempai escribía la bitácora lo interrumpí:

— Sempai, me gustaría disculparme con usted invitándolo a cenar a casa de mi madre, ¿sería posible que nos acompañe?

— ¿Con tu madre y tú?

— Si, es que ella está algo sola y me pide que vaya a verla. Necesito compensarlo por lo del otro día, prepararé lo que usted quiera.

—No quiero, tengo cosas que hacer, siempre estoy ocupado.

— Por favor me haría tan feliz que me acompañara, siento que estoy en deuda con usted.

— ¡Maldición! Ya guarda silencio lastimero kohai, no me dejas concentrarme en los reportes del día.

— ¿No te sabes mi nombre verdad?

— Claro que sí, pero tú quedaste en que nos diríamos por esos honoríficos japoneses.

— ¿Cómo me llamó? Yo si se tu nombre Souichi Tatsumi.

— ¿A qué hora te veo para ir a tu casa el domingo?

— Pasaré por ti temprano, a las nueve para ir a comprar las cosas para la comida. A propósito me llamo Tetsuhiro Morinaga. Acuérdate de mí, quizá soy una persona muy insignificante para ti, pero yo te admiro, me da tanto gusto ser tu pupilo.

— Ya no te pongas así pareces una niña, déjame terminar mi reporte.

Guardé silencio sin embargo noté que escribió en el final de la libreta mi nombre con letras japonesas, me pareció un detalle tan lindo, no podía esperar a llevarlo a casa es un buen hombre, un excelente prospecto para ser mi primer novio real, ya me había besado antes con otros chicos pero siempre a escondidas, nunca pude llegar muy lejos puesto que siempre tuvimos miedo de ser descubiertos por algún adulto. Ahora que soy un hombre es posible demostrar mi afecto de una forma distinta, totalmente íntima y privada en alguno de nuestros dormitorios.

La mañana del domingo fui por mi adorado sempai que me acompañó al centro comercial, mi mente voló imaginándonos como una pareja que va de compras, sin embargo él como todas las veces molesto y quejumbroso, siempre refunfuñando de cualquier cosa, del tráfico, de que hay mucha gente en la calle, del sol.

Llegamos a mi casa, en la cual mamá me esperaba:

— ¡Mamá! Hola, traje a mi amigo Souichi Tatsumi, mi sempai de la universidad.

— Buenas noches señora.

— Pasen. — Dijo bastante sería mi madre.

Le susurré al oído mi apellido y se sonrojó por mi gesto, al parecer mi madre se percató de mis intenciones, lucía molesta, no fue buena idea esto, no obstante no dijo nada, se sentaron juntos en la sala cuando yo entré a la cocina, pero enseguida ella se levantó excusándose para ayudarme a preparar la cena. Demasiado silencio en la casa por lo cual le prendí el televisor a Souichi para que se relaje de la tensión que mi madre genera, la cual no me dirigió la mirada, se centró en la preparación de los alimentos, noté en cada momento su expresión de molestia. Un rato después nos sentamos a la mesa, serví los platos; sempai se sentó cerca de mí y mamá en el otro extremo de la mesa, me hizo sentir tan incómodo su comportamiento. La cena se llevó a cabo en total silencio, hasta que yo lo rompí, intenté charlar sobre nuestras cosas de la universidad.

— ¿Madre que crees? Gracias a Souichi he aprendido mucho sobre robótica, he sido capaz de construir cosas muy interesantes ¿Verdad sempai?

— Sí. — respondió fríamente Souichi.

— Además él ha sido un increíble profesor, he aprendido más que en las clases, las cosas prácticas son tan satisfactorias, nos llevan a resultados increíbles. También puedo decirte que sempai es un buen amigo, nunca conocí a alguien tan agradable, pasamos horas en el laboratorio charlando de los experimentos y las innovaciones que se le ocurren.

— ¡Basta Tetsuhiro! Intente ser paciente, pero no me dejas opción, me traes a tu amante de la sucia relación prohibida que llevas. — Me interrumpió levantando la voz.

— ¡Qué! ¡Señora su hijo y yo no somos amantes! — Refutó Souichi.

— Mamá por favor, yo no quise insinuar nada. — Expresé con súplica.

— ¡Claro que sí! Ya lo sabía desde hace años, tú forma de ser, nunca trajiste alguna chica, además mirabas a los hombres como una mujer. Pretendí durante mucho tiempo ignorar tu falta de seriedad por la vida, después de todo sigues siendo mi único hijo, sin embargo esperaba que te corrigieras con el tiempo, pero ahora me traes a un hombre para embarrarme la vergüenza de haberte tenido.

Agaché la cara para aguantar mis ganas de llorar, me rechazó totalmente y delante de Souichi. Quise escapar, no supe qué hacer, por lo que sin mirarla aguanté y le supliqué para que no continuara:

— No hagas esto mamá, por favor, no delante de alguien más. Lo siento, nunca quise ser así, simplemente fue algo con lo que he crecido, supuse que comprenderías.

— ¿Comprender que mi hijo no me dará nietos? ¿Qué hace cosas antinaturales y sucias? ¿Qué lo pueden enviar a prisión por infringir leyes? — Respondió regañándome mi madre.

— ¡Basta señora! Usted es su madre, las mamás están para apoyar a sus hijos, no comprendo cómo alguien puede tratar a un hombre tan listo y bien educado, como lo es su hijo, de una forma tan detestable. Además ya se lo dije, él y yo somos compañeros en la universidad, es mi pupilo y sólo eso. — Expresó Souichi.

Me levanté para marcharme no pretendí seguir escuchando esas cosas, en realidad ambos me rechazaron directamente, no me es posible soportar un minuto más en ese lugar.

— ¿Escapas cuando escuchas la verdad Tetsuhiro? … Ya lo veo, no tiene el más mínimo interés en mi hijo, ni su nombre se sabe a pesar de todo el tiempo que pasan juntos. Comprendo Tatsumi, él debe corregirse, póngale claro su posición para que vea que esos pensamientos homosexuales son algo malo para la sociedad en crecimiento, debemos aceptar lo que el líder Grimm nos ha enseñado, que todo es con el fin de hacer crecer la nación. En cuanto a ti, más te vale que vengas a citas al psicólogo para que te quiten esos pensamientos podridos y desagradables, yo te voy a llevar hasta que te curen.

Mi corazón dolió, no comprendo que hacer, quizá ambos tienen razón y las cosas en mi cabeza están podridas, pensé en esos pocos instantes en disculparme con ambos, justo en ese momento sempai se levantó muy molesto golpeo la mesa con ambas manos expresando:

— ¡Maldición!

Tomó mi camisa con su mano a la altura del cuello arrugándola, cerré los ojos esperando que me golpeara como la vez pasada, pero en vez de eso sus dulces labios se posaron en los míos. Con firmeza los movió, hasta que un grito de mamá nos interrumpió:

— ¡Largo de mi casa antes de que llame a la policía!

Lo tomé de la mano y salimos prácticamente corriendo hasta afuera. Una vez ahí caminé por delante, no sé qué decirle, me confunde la situación. Tomamos el tren hasta la universidad, todo el camino no quise hablar, mamá me hirió demasiado, puesto que me corrió de casa siendo mi única familia. Al llegar a uno de los pasillos que separan nuestras habitaciones caminé en dirección a la mía hasta que escuche:

— Morinaga espera…

— Ya lo sé, lo hiciste para defenderme, no malinterpreto tus acciones, tu no quieres estar con una persona desagradable como soy yo, al menos no de la forma como imagino estar tu lado.

— Cállate no puedes estar diciendo esas cosas aquí en el pasillo, mejor vamos a tu habitación para hablar.

— No tiene caso sempai, mejor ya vete, ni mi propia madre me quiere a su lado, ¿qué puedo esperar de ti? Necesito estar a solas.

Caminó hasta mí, sujetó mi mano y me arrastro hasta su cuarto, en mi interior surgió una esperanza, un anhelo escondido. Tembló cuando sacó las llaves de su bolsillo, puesto que no le atinaba al picaporte, entonces comprendí todo y le dije liberándome de su agarre:

— No tienes que hacer cosas desagradables por lástima, ni forzarte para compensarme por lo que ella me dijo, creo que tiene razón.

Entre tanto abrió la puerta y me empujo hasta adentro…

.

PDV SOUICHI

El mundo como lo conocían las generaciones pasadas finalizó. Una guerra nuclear contaminó más de la mitad del mundo. La antigua nación EUA (Estados Unidos de América) en su hambre de poder comenzó una guerra contra otras naciones que se aliaron con ella y contra ella. Utilizando su poder económico y capacidad armamentista se hizo de demasiados soldados invadiendo primeramente Korea del norte, hizo un llamado a lo que le decían latinoamerica para darles la nacionalidad estadounidense a cambio de aliarse. Muchas personas se embarcaron y tomaron vuelos gratuitos para ser reclutados, pero lo que no contaban es que la antigua potencía que durante la guerra fría se nombraba la URSS volvió a unirse, a esta nueva alianza se consolidaron otros países como China y Japón de modo que las primeras cruentas batallas se suscitaron en distintos territorios con bombarderos primero, luego con soldados y finalmente la aniquilación casi total de la raza humana. El nuevo mundo formado no por los más aptos, sino de personas de distintas nacionalidades que lograron comprar su salida, ya sea por influencia o poder económico.

Nací y crecí en la periferia de la ciudad, mis padres, que de muy pequeños lograron llegar como refugiados antes de la gran catástrofe nuclear, me educaron en ciencias y artes, me enseñaron a pensar y a reflexionar, de la misma forma que lo hizo mi abuela con mamá, la cual fue profesora en la universidad de Tokio. Los conocimientos de mi abuela fueron muy bastos, todos del mundo que se extinguió en la gran guerra. Ella junto con mi abuelo un militar, se dedicaron a instruir a mis padres y su generación, algunos los acusaron por sus enseñanzas revolucionarias contra el sistema. Mis padres y algunos de sus amigos cuando crecieron formaron un reducido grupo de resistencia, pedían derechos para todos los trabajadores de la periferia, ya que trabajaban tanto hombres, mujeres y adolescentes en las manufacturas, construcción de los grandes edificios de la ciudad y el trabajo en el campo; todos estos empleos en condiciones infrahumanas, además se les asignaba un sueldo insuficiente, con el que apenas podían sostener a sus familias. Así fue como mis padres los más revoltosos, se conocieron y enamorados formaron una familia, dejando de lado sus sueños de lucha puesto que mamá se embarazó de mí; ambos trabajaron hasta el cansancio para darnos un poco de calidad de vida. Los miré tantas veces irse muy temprano y volver hasta tarde, sus sueños se convirtieron en que por medio de nuestra inteligencia llegáramos a estudiar en las escuelas de la capital, investigaron sobre las admisiones y sus formatos para consiguiéramos entrar como estudiantes a la preparatoria. Afortunadamente el gobierno tenía un sistema además de elitista de competitividad, si uno podía ser útil para la dictadura entonces se le paga todo en sus estudios, no obstante muy pocos les interesa sobresalir como estudiantes o no tienen la suficiente inteligencia para lograrlo. De igual forma las escuelas de la periferia no se comparan en nivel con las de la capital, desde la formación más básica los conocimientos son radicalmente más complejos. Mis padres se esforzaron con nosotros todos los días, nos hicieron estudiar todo el tiempo, tuvimos que resolver guías de estudio extensas y preguntar nuestras dudas; como yo soy el mayor y luego me sigue mi hermano Tomoe, mi deber fue ser su profesor, al igual que él de nuestra hermanita Kanako. Desde muy pequeños aprendimos a estudiar, hasta que cuando tuve la edad fui admitido en la preparatoria de la capital, con la calificación más sobresaliente. Me mudé a los dormitorios de la escuela y recibí una beca que cubrió mis gastos más necesarios, supe lo que es vivir como un rey, la comida es superior, las instalaciones y hasta mi habitación es mucho más grande que la pequeña casa donde habitábamos los cinco. Comprendí que debo esforzarme para recibir un buen empleo al término de mis estudios universitarios, de modo que me fuera posible traer a mi familia a la capital y darles una buena vida a todos.

Una vez entre a las clases me percaté que los estudios sobre la historia mundial están cortados y explicado por el estado, los antiguos libros que leí de filosofía e historia con mis padres en algunas partes son totalmente distintos, omiten cosas y en otras cuentan otras que realmente no pasaron, aleccionan a los estudiantes para crecer amando su esclavitud, sin reflexionar, sin amar la vida, sin tener sueños reales los llevan a donde pueden resultar útiles, los que no cumplen con los requisitos son reclamados por el sistema para ir a la periferia a trabajar. Los horarios laborales son absorbentes, dejan sin esperanza los corazones, impiden el esparcimiento real, muchas de las personas prefieren evadir su propia realidad mirando la televisión con programas llenos de comerciales donde muestran que la dictadura trabaja para todos, que cada uno tiene su lugar. Las noticias dicen lo que quieren que sepamos, son ocupadas como el más grande distractor de las crisis que originan con su sed de poder y de dinero el dictador Grimm y su gente. Cada que tapan una situación utilizan catástrofes naturales, problemas de la farándula e incluso programas absurdos donde refuerzan la creencia en el sistema por medios cómicos. Se han inventado todo un mundo de personas que les llaman artistas corrompiendo esa palabra puesto que son personas dedicadas a representar historias sosas en la televisión, que pretenden una identificación con el público al que son dirigidas, con tal de demostrarles que si son buenos tarde o temprano recibirán lo que desean, con sueños falsos consumistas de los productos que ellos mismos desean lanzar a los mercados. Lo más increíble es que nadie se percata de esta situación, admiran a todos aquellos que salen en la tele e incluso se aprenden sus vidas, siendo que son creados por el sistema para mantenerlos como corderos creyendo en el gobierno y formando parte de él.

Tengo fe en que un día la sociedad despertará para revelarse y exigir una administración justa de los bienes de los que somos merecedores todos y no únicamente los dueños de los medios de producción, mientras tanto queda en mí intentar hacer consciente a los que me rodean sobre el poder que tenemos en las manos para terminar con esta dictadura dejando simplemente de consumir algunas cosas o incluso con apagar las televisiones.

Avanzaron mis estudios en la preparatoria y a pesar de ser el mejor, mis compañeros no congenian conmigo puesto que ellos creen fielmente en el régimen, por lo que me aburren sus pláticas vacías, de la misma forma me toman por loco cuando les intento hacer llegar mis ideas de libertad, nadie conoce el verdadero arte, se quedó destruido en las ruinas de lo que fue el mundo anterior y como no es una cosa rentable en este tiempo, al igual que algunas ciencias como la filosofía, sociología, entre muchas otras, se dejan de lado para instruirnos en las cosas que son económicamente redituables.

Pasando algún tiempo, finamente me rendí con los demás y me esforcé en continuar siendo el mejor de todos para cumplir el sueño de ayudar a mi familia. Mi pequeño hermano me mandó una carta para informarme que fue aceptado ese verano a entrar a la preparatoria de la capital, mientras yo me encuentro ya en la universidad cumpliendo con las expectativas de todos. La situación en la capital no es del todo perfecta, existen muchas personas que intentan salir del sistema o como yo con ideas radicales que son expulsados de los puestos en los que se encuentran para mandarlos a la periferia, otros que por no marcharse a trabajar fuera de la capital, o por intentar vivir de una forma más ventajosa se convierten en criminales robando a otros, perseguidos por la ley, ocultos entre las zonas pobres de la capital, puesto que hasta dentro de la ciudad Akro existen distintos niveles de vida.

Un mes antes de que mi hermanito entrara a la preparatoria recibí una llamada a mi celular, me preocupé bastante puesto que nunca recibí alguna que no fuera de los profesores, esta tenía un numero extraño que venía de fuera de la capital con una noticia que cambió totalmente mi mundo:

— Hermano, tienes que venir pronto, es mamá, papá y Kanako. — Escuché su voz cortada entre gimoteos que me asustaron.

— ¿Qué dices Tomoe? ¿Qué paso explícame?

— Ven con la tía Matsuda no puedo decirlo en el teléfono.

Esa tarde salí sin pensarlo dos veces, para llegar en la mañana a la casa de la tía y escuchar la historia más desgarradora que rompió mi corazón en mil pedazos:

Mis padres organizaron reuniones para formar un sindicato de trabajadores y la compañía aceptó reunirse con los líderes al día siguiente de que comenzaron la huelga, No obstante por la mañana llegaron encapuchados a balear las casas de los líderes del movimiento, Kanako y papá fuera de la casa los acribillaron sin piedad. A través de los muros de láminas delgadas que eran las paredes de la casa, entraron las balas hiriendo la pierna de mi hermano Tomoe, luego mamá lo escondió en el pequeño almacén de las cosas prohibidas que consistía en un agujero en el piso, tapando la entrada, cubriendo también con su propio cuerpo sangrante que goteó hasta donde Tomoe cayó inconsciente. Al cabo de algunas horas cuando mi hermano recobró la consciencia, salió del agujero con dificultad, su pierna destrozada a la altura de la rodilla. No le fue posible ver los cuerpos de la familia, sino únicamente las marcas de sangre que permanecieron en el piso donde nuestra madre, padre y hermana yacieron, junto con la pintura blanca de las marcas de los cadáveres. Con todo el dolor en su pierna traspasó la cinta amarilla de la policía y tocó a la casa de enfrente, en la cual amigos de la familia le dieron asilo contándole a Tomoe lo sucedido con los demás líderes de la huelga. Finalmente lo trasladaron rápidamente con la tía Matsuda para esconderlo de aquellos que lo dieron por muerto; durante toda una semana Tomoe convaleció luego de que le amputaran la pierna por la severa infección que se extendía desde la rodilla. Mi pequeño hermano con tanto futuro por delante lisiado de por vida, ahora Grimm me la debe, le quitaré todo cuanto tiene hasta hacerle pagar por lo que hizo con mi querida familia.

No pude quedarme con mi hermano y la tía, ya que me llamaron para avisarme del desafortunado incidente con ladrones asesinos que balearon esa zona del lugar donde vivían, al llegar a la estación de policía me entregaron las cenizas de mi familia, las deposité en un mausoleo que compré y juré venganza con mi propia sangre sobre sus cenizas. La inteligencia y conocimientos que la misma universidad me brinda los utilizaré en mi favor. Un tiempo después experimenté mucho para construir un traje resistente a impactos, que me de un blindaje contra distintos tipos de ataques de armas de fuego y de calor; además de algún mecanismo que me permita volar para escapar con facilidad sin que nadie pueda atraparme. Pero lo más difícil es hacer que el traje me dé súper fuerza, para acabar con cualquiera que se inmiscuya con mis planes. Durante años trabajé arduamente hasta que el último año de la universidad conseguí terminar mi traje y lo probé robando el banco central con gran facilidad, nadie se imagina que soy el tipo que robó el banco, ni siquiera mi nuevo asistente.

El decano de la universidad sabe que yo no desee tener ningún pupilo, ni mucho menos un tonto asistente que me arruine mis planes para derrocar la dictadura, por lo cual me rehusé a aceptar a cualquiera que no tuviera la misma calificación que yo mismo conseguí al entrar a la universidad, cosa que desafortunadamente ocurrió con un joven de sonrisa idiota. Cuando me lo comunicaron no lo creí, revisé dos veces el examen de admisión buscando cualquier falla que me disculpara de aceptarlo como su tutor, no obstante su examen impecable al igual que sus notas de la preparatoria, además que tiene facilidad en los mismos campos en los que yo me desempeño, de modo que esa mañana fui con los demás a recibir a mi nuevo pupilo, el cual me miró como jamás nadie lo ha hecho nunca, de una forma intensa como si pudiera ver el interior de mi cabeza.

En el laboratorio pensé desanimarlo, procuré hacerlo sufrir todo el día forzándolo a que se marchara o pidiera un cambio de mentor, cosa que no resultó como yo planee, puesto que en verdad es un estudiante dedicado e inteligente, un digno pupilo para mis enseñanzas. Por primera vez ese mismo día comí acompañado de alguien en la cafetería de la universidad, dentro de mí experimente una cierta alegría de la compatibilidad con este sujeto tan fascinante.

Lo más asombroso de todo es que nuestras familias pertenecieron a la destruida nación Japón, la única cosa que realmente me molestó es que él es una más de esas personas que cree ciegamente en el sistema represor, por lo cual le dije:

— Comprendo… tú has estudiado la historia que nos cuentan, sin embargo si serás mi asistente quiero que te formes un juicio propio, que investigues fuentes diferentes a las que nos han contado en la escuela y mantengas la mente abierta ante los distintos puntos de vista. Desde ese momento le fui entregando algunos de los libros que rescaté de mi antigua casa.

Pasados unos días asalté otro de los bancos principales, sin embargo no resultó tan simple como los anteriores, en esta ocasión reforzaron la seguridad, no únicamente con la policía, sino dentro del banco esperaron con armas de alto poder militares. Los policías al verme escaparon, ninguno pretendió arriesgar su vidas por dinero ajeno, pero los militares se encontraron dispuestos a acabar conmigo; afortunadamente sus armas de alto poder no pueden con la tecnología que yo poseo, tomé un par de sus propias armas y los lastimé. Con esa sed de venganza contra todos ellos, me vi tentado a matarlos, pero me detuvo la promesa a Tomoe de no sacrificar vidas inocentes, él está al tanto de mis planes y no quiso que yo me convierta en un asesino, al menos eso es lo que dijo. Retiré el efectivo y joyas de la bóveda guardando todo en un par de maletas que cargo conmigo. Saliendo del lugar, los noticieros permanecieron pendientes de mi escape por lo que les arrojé unos papeles con un mensaje dirigido a Grimm:

"Seguiré hasta quitarte todo Grimm, luego vendré por ti"

Todos los días reflexioné sobre mis acciones, en la cuales poco a poco he estado desestabilizando la economía de Akro, aunque parece un trabajo infinito ahora que luego de este robo han cerrado todos los bancos de forma indefinida hasta que puedan detenerme. Todo funciona normalmente puesto que los cajeros automáticos son usados para repartir el efectivo a las clases media y baja, no podría robar cada uno de ellos, además de que perjudicaría a las clases trabajadoras como los universitarios a los que yo pertenezco. Grimm me está forzando a avanzar mi plan y secuestrar a los líderes de la dictadura, un grupo de veinte personas que controlan todos los aspectos de la ciudad.

Ese fin de semana que planee investigar a cada uno de los líderes, me sentí muy tenso, me preocupa no conseguir nada con mis acciones y ser atrapado; todo será en vano si no consigo derrocar los organismos que fundamentan la dictadura de Grimm.

— ¿Disculpe sempai, sería posible que me acompañara a beber unas cervezas por la noche? Me agradaría mucho poder convivir un rato con usted fuera del laboratorio.

— Vamos, me hará bien beber algo de alcohol y alejarme de mis pensamientos.

En el bar, alcoholizarme me relajó bastante, no paro de hablar. Decirle todo a mi kohai me quita el estrés, le platiqué de mi familia como si estuvieran vivos, él me es tan agradable, me encantan sus expresiones de alegría, las de tristeza y empatía por mis sentimientos. Me hace sentir tan especial, saca lo mejor de mí, la risa, los sueños sobre el futuro; pero también consigo ver en él una cierta soledad como la mía, llena de huecos que de alguna manera parecen desaparecer a su lado, es un buen amigo.

Demasiado ebrio para caminar solo cantamos una tonada extraña que él repite alegremente mientras nos sostenemos uno del otro para volver a nuestros respectivos dormitorios. Él no parece estar tan alcoholizado puesto que me sostiene cada que mis pies flaquean. La amargura de la pérdida de mi querida familia unos años atrás anhelé contársela a él, razón para ordenar mis pensamientos cuando chocamos en la puerta de mi apartamento. Sus brazos fuertes me rodearon causando extrañas emociones que brotaron en todo mi cuerpo con sensaciones nuevas, se separó de mi hombro y me miró tan profundamente, que mi latido aumentó a prisa, casi sentí que exprimíó mis reflexiones más profundas hasta que se me volvió indispensable decirlas o me consumirán:

— Morinaga algo que no le he dicho a nadie es ...

No pude decirle nada, las lágrimas rodaron y los sollozos me atraparon en un dolor que no había salido de mí por la indignación, por la venganza que juré, la cual se disolvió seductoramente entre aquellos hermosos ojos verdes que curaron mi alma. En un instante mis ojos se cerraron mientras las emociones fluyeron de mi boca a la suya, no comprendí lo que sucedió, pero el manar de mi cuerpo se acopló perfectamente al de este tipo tan intenso que se lleva mi pena. La lengua de mi asistente entró en mi boca, saboreando sus besos dulces que me prendieron descontroladamente, ardí en emociones fuertes que toda vida he intentado ignorar, hasta que tal placer se detuvo cuando abrí los ojos y miré los suyos. El enojo se apoderó de mí, ¿Cómo le permito a un hombre hacerme sentir tantas cosas prohibidas? No tengo ningún derecho a disfrutar algo si las personas que amo aún no han recibido la venganza que les prometí, por lo cual lo abofetee con toda mi fuerza tirándolo hasta el suelo. Los ojos verdes me miraron con una profunda decepción:

— Lo siento mucho sempai. — Dijo mi kohai profundamente apenado.

— ¡Cómo te atreves sucio homosexual! ¡Largo de aquí antes de que te mate!

Mi respuesta enojada lo corrió sin chistar, no miró en la distancia solo caminó recto hasta su habitación por el amplio pasillo de los dormitorios. Mientras tanto yo entré aprisa a mi cuarto lleno de confusión y con una erección en mis pantalones causada por los besos fogosos de una persona de mí mismo género. Siempre me enseñaron, incluso en mi familia que encontraría el amor con una linda mujer que me haría sentir lo que mamá a papá. Recordé al entrar las descripciones de la relación entre mis padres, mamá solía decir que su primer beso fue algo mágico lleno de emoción, el mío también lo fue, incluso tan intenso que todavía puedo sentir sus labios en los míos. Subí mi mano para ponerla en mi boca, cerré mis ojos y recordé lo que sentí en mi primer beso, ¿de verdad me gustó? Un suspiro me expresó la respuesta que en realidad no pretendí obtener.

Ese fin de semana mi teléfono parece hablarme y suplicarme para que marque a mí kohai, no intenté admitirlo pero me muero por hablar con él; supongo que debe ser para que se disculpe por su conducta inapropiada. El sábado pasó lento, no me concentré en lo que requiero, lo cual es obtener información sobre los líderes que ayudan a Grimm. Leí una y otra vez libros de la biblioteca para saber las cosas que hacen pero nada de importancia.

Tomé mi traje y partí volando hasta una de las direcciones que muestran en donde laboran los veinte líderes, desgraciadamente el jet pack es muy ruidoso, por lo cual me detectaron enseguida al abrir una ventana. Las armas de alto poder me dispararon, ya que militares custodiaban los alrededores, los certeros tiros descompusieron uno de los motores cosa que me hizo escapar de inmediato. Ahora me es indispensable reparar el jet pack, lo que me tomó el domingo completo, aunque con todo el dinero que había robado no fue necesario pedirlo a la universidad, fui a donde venden ese tipo de piezas y compré más que suficientes, incluso hay algunas otras de mejor calidad que las que me proporcionan en la escuela.

La mañana del lunes continué molesto con mi kohai ¿Cómo se llama ese imbécil? En realidad no importa, sólo que aparezca para regañarlo. Así pasaron los minutos y las horas, cada segundo que transcurrió me enojé más; entonces recordé que a los tutores nos dan el horario de clases de los pupilos. Corrí a revisar mis papeles y finalmente encontré su horario, no pude esperar a que terminara su clase, lo ahorcaré con mis propias manos en cuanto lo vea, así que me paré fuera de su salón hasta que lo observé cabizbajo y triste. Levantó la cara chocando su mirada con la mía:

— Se… sempai. — Dijo nervioso.

— Kohai vamos al laboratorio. — Respondí en tono de mando.

— Pe… pe… pero.

— Cállate y ven.

Casi sentí que lo arrastraba tras de mí, quizás ya no quiere seguir siendo mi asistente. Cuando cerré la puerta del laboratorio tuve ganas de regañarlo, razón para expresar:

— Mejor ponte a trabajar, estamos muy atrasados porque no llegaste en la mañana.

— Sempai yo… lo siento mucho.

— No quiero que lo menciones, es un error.

— Como diga sempai, no volveré a mencionarlo.

Ahora creo que este tipo me ha vuelto raro, aunque intento alejarme cada que trabajamos no es posible, pues cuando estoy tan cerca puedo oler su cuerpo ¿Realmente yo me pongo a oler a mi asistente? Me estoy volviendo loco, nunca experimenté algo tan raro. Nuestras miradas se encontraron un instante que quise alargar a causa de que recordé la suavidad de sus labios y me hacen sentir tan feliz ¿feliz yo con este tipo? ¡De ninguna manera! Rompí inmediatamente nuestro contacto visual y fui echarme agua a la cara para reaccionar, no debo seguir teniendo estos pensamientos tan ilógicos.

Me centré en la bitácora, escribí las cosas que resolvimos ese día, hasta que fui interrumpido por su tono lastimero:

— Sempai, me gustaría disculparme con usted invitándolo a cenar a casa de mi madre, ¿sería posible que nos acompañe?

— ¿Con tu madre y tú?

— Si, es que ella está algo sola y me pide que vaya a verla. Necesito compensarlo por lo del otro día, prepararé lo que usted quiera.

—No quiero, tengo cosas que hacer, siempre estoy ocupado.

Por supuesto que no asistiría, seguramente algo planeaba, llevarme con su madre es la cosa más absurda que se le pudo ocurrir.

— Por favor me haría tan feliz que me acompañara, siento que estoy en deuda con usted.

— ¡Maldición! Ya guarda silencio lastimero kohai, no me dejas concentrarme en los reportes del día.

— ¿No te sabes mi nombre verdad?

¿Su nombre? Por más que lo intento, no he podido recordar su nombre, nunca antes tuve la necesidad de memorizar nombres de nadie, puesto que no son gente importante para mí. Salirme por la tangente es la mejor opción aquí:

— Claro que sí, pero tú quedaste en que nos diríamos por esos honoríficos japoneses.

— ¿Cómo me llamó? Yo si se tu nombre Souichi Tatsumi.

Descubrió mi engaño, distraerlo es lo único que me queda, no tengo justificación para no recordar el nombre de mi tonto asistente que si se sabe el mío, es una grosería, por lo cual respondí:

— ¿A qué hora te veo para ir a tu casa el domingo?

— Pasaré por ti temprano, a las nueve para ir a comprar las cosas para la comida. A propósito me llamo Tetsuhiro Morinaga. Acuérdate de mí, quizá soy una persona muy insignificante para ti, pero yo te admiro, me da tanto gusto ser tu pupilo.

— Ya no te pongas así pareces una niña, déjame terminar mi reporte.

Las palabras lastimeras de Tetsuhiro Morinaga. Repetí una vez más para mí mismo "Tetsuhiro Morinaga", me incomodaron un poco. Lo anoté para no olvidarlo y no volver a ser chantajeado por no saberlo; por lo que pasé hasta la última página de la bitácora y lo escribí en japonés para evitar ser descubierto, a pesar de conocer algo de la cultura japonesa no creo que sepa escribir en japonés; aunque sonrió un poco y se marchó.

La mañana del domingo me sentí nervioso, conocer a la madre del tipo encimoso, seguramente igual de encimosa, me llenará de preguntas sobre su desempeño y lo que hacemos en el laboratorio. Me puse ropa formal, un traje del armario, pero luego pensé que es una tontería no ir como normalmente voy a todas partes, sólo es ver a su madre, por lo que corrí a cambiarme estando listo a tiempo para irnos juntos.

La madre del tipo es una total maleducada, al instante en que me vio, me miró de mala forma, no respondió a mi saludo y no hizo ninguna pregunta cosa que me alegró. Morinaga me dijo su apellido una vez más mientras pasamos al departamento, luego nos dejó a solas en la sala sin que ella soportara estar conmigo ni un instante. Me quedé viendo al vacío reflexionando sobre mis planes de secuestrar a los líderes, el cual no he podido concretar por culpa de ese idiota que me distrae. Él llegó a la sala y prendió la televisión, estuve a punto de decirle que prefería el silencio a escuchar las tonterías que sacan ahí, hasta que un corte informativo me dio la clave para llevar a cabo mi plan: informaban los actos oficiales en los que participan los líderes, los días en los que permanecen el edificio y los que salen. Después de todo entendí que la televisión puede ser una herramienta útil para mi plan.

La comida de mi asistente es increíblemente buena, le quita el mal sabor a la mirada acusadora de su amargada madre. Comer todo esto vale la pena a pesar de estar aquí, incluso con su intento de plática, hasta que escuche de labios de su madre ¡qué soy su amante! Por lo cual aclaré:

— ¡Qué! ¡Señora su hijo y yo no somos amantes!

Luego de eso comenzó a ofenderlo delante de mí, siente vergüenza de su propio hijo, un hombre tan amable, bien educado, inteligente y además tan agradable. No creí que su propia madre lo desprecie de una manera tan tajante, además delante de mí. Las súplicas de mi kohai continuaron para que ella no lo continúe exponiendo, por lo que me consideré en la necesidad de intervenir:

— ¡Basta señora! Usted es su madre, las mamás están para apoyar a sus hijos, no comprendo cómo alguien puede tratar a un hombre tan listo y bien educado, como lo es su hijo, de una forma tan detestable. Además ya se lo dije, él y yo somos compañeros en la universidad, es mi pupilo y sólo eso.

Mis palabras aparentemente creo que lo hieren, en conjunción con las de su madre, un par de lágrimas corrieron por su rostro, se levantó para marcharse y ella lo detuvo diciendo:

— ¿Escapas cuando escuchas la verdad Tetsuhiro?

Su madre me dirigió la mirada y me dijo a mí:

— Ya lo veo, no tiene el más mínimo interés en mi hijo, ni su nombre se sabe a pesar de todo el tiempo que pasan juntos. Comprendo Tatsumi, él debe corregirse, póngale claro su posición para que vea que esos pensamientos homosexuales son algo malo para la sociedad en crecimiento, debemos aceptar lo que el líder Grimm nos ha enseñado, que todo es con el fin de hacer crecer la nación. En cuanto a ti, más te vale que vengas a citas al psicólogo para que te quiten esos pensamientos podridos y desagradables, yo te voy a llevar hasta que te curen.

Esta mujer no sólo es una amargada e intolerante, también rechaza a su propio hijo a razón de las estupideces que le ha enseñado la educación de esta dictadura. Me forzó con su actitud y palabras a mostrarle su error y la única forma que vi es ayudar a Tetsuhiro. Me levanté también golpeando la mesa y grité:

— ¡Maldición!

Tomé su camisa para que no escape y lo besé sintiendo su pena en mis labios. No pensé detenerme pues es tan rico juntar nuestras bocas, hasta que un grito nos sacó del idilio:

— ¡Largo de mi casa antes de que llame a la policía!

Sujetó mi mano y salimos del lugar, estando afuera me libero para caminar por delante de mí, no quería dirigirme la mirada, creo que sólo quería llorar. No dijo ninguna palabra todo el camino hasta los dormitorios, una vez ahí se dio la vuelta sin despedirse rumbo a su cuarto, entonces hablé:

— Morinaga espera…

Sin voltear respondió:

— Ya lo sé, lo hiciste para defenderme, no malinterpreto tus acciones, tu no quieres estar con una persona desagradable como soy yo, al menos no de la forma como imagino estar tu lado.

Es un completo imbécil diciendo esas cosas en el pasillo que tal si alguien nos escucha, por lo cual lo exhorté para hablar en privado:

— Cállate no puedes estar diciendo esas cosas aquí en el pasillo, mejor vamos a tu habitación para hablar.

— No tiene caso sempai, mejor ya vete, ni mi propia madre me quiere a su lado, ¿qué puedo esperar de ti? Necesito estar a solas.

¿Qué puede esperar de mí? Yo soy mucho mejor que su tonta madre, a mí no me parece desagradable, ni me da vergüenza estar a su lado. Antes de que partiera me aferré su muñeca jalando hasta llevarlo a mi cuarto. Mientras caminamos escuché:

— No tienes que hacer cosas desagradables por lástima, ni forzarte para compensarme por lo que ella me dijo, creo que tiene razón.

La bruja maldita de su madre no puede tener razón, ni me estoy forzando a hacer nada, pero no podía decírselo, mis pensamientos no iban más allá de mi cabeza.

Cuando lo empujé adentro cerré la puerta, inmediatamente las ideas que quería decirle, todas se me olvidaron; sólo pude ver sus ojos con algunas lágrimas, que me observaron fijamente, además de un gran sonrojo:

— No lo malinterpretes, te traje para hablar. — Expresé perturbado.

— Te escucho Souichi.

— Bueno es que no le hagas caso a tu madre, está aleccionada a creer todo lo que le dicen. Tú no eres una vergüenza, yo creo que eres bastante bueno en todo.

Lo dije pensando en su boca, quería volver a sentir aquellos labios en los míos, pero no lo diré. Estos pensamientos están tan mal, sólo quiero tirarme encima de él en la cama y besarlo hasta cansarme.

— ¿Puedo devolverte el beso de hace rato?

En mi cabeza la confusión no se hizo esperar, decirle que sí es todo lo que ansío, no obstante de mis labios salió lo opuesto:

— No.

— ¿Entonces me puedo ir a mi habitación?

— No.

¿Marcharse? No quiero que se vaya sin volver a besarme.

— ¡Que rayos esperas! No puedo decirte lo que quieres escuchar, simplemente no puedo decirlo.

Interpretó mis palabras y de inmediato me replegó contra la puerta con todo su cuerpo sobre el mío, tan apasionadamente que no creí poder controlarme para separarlo ¿Separarlo? No quiero sepárame de él, me encanta lo que hace con su lengua en mi boca. Besar este hombre se siente como flotar, de hecho mis pies no tocan el suelo puesto que me carga con sus brazos, lo abracé contra mí como intentando unirnos en uno solo, puesto que algo dentro de mí pedía a gritos unirnos. La excitación se apoderó de mi cuerpo y deseé que este hombre haga algo más que besarme, quiero que él se apodere de mi cuerpo.

Me bajó lentamente, tomando mi rostro entre sus manos.

— Debo irme o voy a hacer algo que no se si tú quieras. —Dijo dando un pequeño beso.

— Bueno yo… es que…

— Tú me gustas mucho Souichi, no tienes que decir nada, ni hacer nada. ¿Por el momento podemos ser amigos que se besan? No estoy listo para otra cosa ¿Tú quieres?

Las preguntas tan directas me impedían decirle que sí a todo lo que preguntó, por lo que volví a decirle que no:

— No.

— ¿No quieres más besos? Creí que te gustaron como a mí.

— Deja de preguntar esas cosas, ¿no puedes hacerlo si quieres y ya?

— Es que no se si te estoy obligando o quieres hacerlo.

— ¡Maldito idiota! Nadie podría obligarme a hacer nada que yo no quiera.

— Esto es bastante confuso, creo que lo tomaré como que yo también te gusto y mañana cuando estemos a solas en el laboratorio te besaré tanto que te podrás igual que ahora. — Señaló a mis pantalones que tenían una elevación muy notoria.

— ¡Largo de aquí!

Se marchó riendo por el pasillo, su risa es tan agradable que olvidé lo que me molestó. Un poco más tarde me recosté aunque no puedo dormir pensando una y otra vez en la deliciosa boca, la elevación en mis pantalones crece conforme lo imagino, por lo que me di alivio para poder descansar un rato.

Mi corazón no soportará tantas emociones fuertes, ya que desde aquella noche nos la vivimos en medio de besos y caricias sobre la ropa, siento ansiedad y desesperación, quiero más, incluso me puse a investigar sobre el sexo entre hombres, me muero de ganas por sentirlo, creo que él también. No encontré nada de eso, todo material es algo prohibido, aunque seguramente uno de los dos deberá exponerse a penetración anal ¿Dolerá?

Los subsecuentes días no tuve tiempo de pensar en otra cosa que no fuera Morinaga Tetsuhiro, hasta su maldito nombre me hace sentir cosquillas por todas partes, lo observo cuando no me ve puesto que cada día lo encuentro más y más sexy, sus pectorales crecen, su abdomen marcado que he podido sentir bajo su ropa y los hombros tan duros que posee. Adoro tocarlo, pero no he podido responder a todas las veces que me ha dicho que le gusto, incluso la vez que dijo te quiero. Tengo miedo de decirlo, no comprendo la razón.

La llamada de mi hermano para preguntarme por mi estado me devolvió los pies al suelo, no estoy para juegos con mi kohai debo centrarme y derrocar al gobierno que nos oprime. Ahora también lo hago por nuestros derechos a ser libres y besarnos en la calle o tomar su mano, hacer de este mundo un lugar mejor donde reconozcan una relación como la nuestra.

Apresuré mis planes, puesto que me enteré que habría una reunión extraordinaria en un par de días para tratar el tema de los bancos cerrados, todos los líderes estarán juntos a una hora. Aunque cerrarán algunas calles aledañas para su seguridad, evidentemente habría un grupo de militares armados para detenerme, pero es mi oportunidad de obligar a Grimm a renunciar, si amenazo a sus amigos.

Ese último día no había recibido ni un beso de Tetsuhiro, me sentí algo molesto, pero no esperaba lo que ocurrió ese día, una hermosa mujer entró al laboratorio:

— Tetsuhiro vamos debemos irnos. — Dijo la maldita zorra con falda corta.

— No es lo que crees Souichi, ella me está ofreciendo un empleo. — Dijo mientras salía apresuradamente con ella.

Las pinzas de punta que traía en la mano las lancé hasta la puerta. Creo que lo mataré mañana ¿Cómo se atreve a irse con alguien más? Además es una mujer y supuse que es …

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Notas finales:

Antes que nada Gabriela Ibarra es genial tu dibujo, me encantaron las pompas de Morinaga en ropa de licra y un Souichi vengador fue mejor de lo que los imaginé. También por ser mi beta muchas gracias.

La corrección al texto espero que quedara bien.

Aguardo por sus comentarios y que además no les resultara aburrida. Saludos Laura Paty


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