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Adicto a Tu Sangre por Lure89

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Notas del fanfic:

Ni Batmna ni Superman me pertencen. Son creaciones de DC comics.

Notas del capitulo:

Hola a todos! Aquí nuevamente escribiendo una historia tentada por una imagen que vi hace pocos días en facebook. No pretendo que tenga muchos capítulos pero… bueno, nunca se sabe.

Sin más introducción, los dejo con la lectura. Espero que la disfruten

Capítulo 1: Pierde el Control Conmigo.

 

Las noches en Gotham City eran sumamente tenebrosas, y a medida que uno se adentraba en los barrios más bajos de la ciudad, la oscuridad se iba acrecentando gracias a la poca y escasa luminaria. Las calles denotaban la falta de luz por culpa de sus focos rotos o chispeantes y por la poca cartelera en buen funcionamiento. A lo sumo podías encontrar algún que otro anuncio de hotel transitorio con el constante centelleo debido a los cables viejos y desgastados, y el incesante ruido molesto de la electricidad fritándose. La única luz potente que brindaba calor y contención a los desamparados, eran los pequeños barriles vistos en las esquinas con sus fuegos bajos, tratando de mantenerse avivados con el poco papel viejo que se encontraba. Los angostos callejones mugrientos, la basura acumulándose y el constante ruido de disparos, gritos y sirenas, eran algunas de las tantas cosas que hacían a Gotham City, una de las ciudades más lúgubres y sombrías.

En medio de esos callejones oscuros donde la decadencia y el olvido primaban, un hombre vestido de murciélago caminaba con pasos lentos y temblorosos. Bruce, mejor conocido como Batman cuando estaba en traje, había sufrido una herida grave en el abdomen, la cual se sujetaba y presionaba con fuerza para evitar que siguiera desangrándose. Su dolor era tal, que recostaba su cuerpo en la pared para no desplomarse mientras se trasladaba de pie. Era tanta la cantidad de fluido rojo que perdía, que tras sus pasos, iba dejando un camino de sangre mientras buscaba por esos largos callejones un lugar en donde refugiarse.

 

—Alfred repito, ¿me copias?... —Llevó una de sus manos hasta su oído para activar su comunicador—… si me escuchas… necesito tu apoyo. —Intentó contactarse nuevamente para pedir ayuda pero otra vez no hubo respuesta, la conexión había fallado hacía largo rato—. Maldición. —Chistó molesto, retiró la máscara que llevaba puesta con fuerza para permitirse respirar mejor y se deslizó por la pared hasta dejarse caer al suelo para descansar—. Lo siento Alfred… no duraré mucho más tiempo así. Lamento… no poder cumplir mi promesa esta vez. —Habló con dificultad en voz alta disculpándose con aquel quien era su mayordomo, mejor amigo y hasta un padre.

 

Bruce sintió poco a poco como su vista se iba nublando y como los latidos de su corazón iban disminuyendo lentamente. Estaba seguro que su final estaba cerca, el charco rojo en donde estaba sentado era la prueba. Pero poco le importaba ya, a esa altura había perdido demasiada sangre como para ser salvado y de alguna manera se había entregado. Resopló resignado y alzó la vista hacia el cielo para apreciar una vez más la hermosa luna que apenas se dejaba entrever entre los edificios antes de que sus ojos se cerraran por completo por última vez. El viento suave que soplaba, acarició dócilmente su rostro tentándolo de inhalar gustoso el aire fétido del barrio. Porque sí, a pesar que estaba en el peor lugar del mundo, era su lugar, el lugar por el cual se había esmerado tantos años en proteger. Considerando que había cumplido con su destino, cerró sus ojos aceptando la hora de su muerte tranquilo y en paz. Pero todo cambió cuando sintió los latidos de alguien aproximándose en su dirección.

 

—¡Dios mío! —Un hombre adulto con anteojos y portafolio que caminaba por allí, se acercó corriendo hasta su lado al verlo recostado y herido en el suelo—. ¿Se encuentra bien señor? Está perdiendo mucha sangre, llamaré en seguida a emergencias. — Se agachó, dejó su portafolio en el suelo y rápidamente sacó su celular para pedir ayuda.

 

—¡No! ¡No llame a nadie! ¡Aléjese! —exclamó Bruce asustado cubriéndose la nariz  para evitar que ese aroma tan cautivador que desprendía del hombre lo atrajera más de lo que ya lo hacía.

 

—¡¿Que no pida ayuda?! ¡Usted se va a morir si alguien no lo asiste! —Ignoró su pedido y continuó con el teléfono en tono esperando a que lo atendieran.

 

El herido se separó de la pared con esfuerzo y de un manotazo retiró el celular de las manos del hombre, tomó el mismo con fuerza y con un simple apretón lo rompió. Respirando con dificultad, el señor de la noche se puso inmediatamente de pie para apartarse del sujeto que había intentado ayudarlo, antes de que hiciera algo de lo que después, estaba seguro que se arrepentiría para siempre. Batman con sus sentidos súper desarrollados, podía percibir fácilmente el olor dulce de la piel en el ambiente y los latidos enérgicos del corazón de aquel hombre que bombeaba con fuerza y lo atraían a más no poder. Si no se alejaba pronto, estaba seguro que no se resistiría a sus más bajos instintos.

 

—Apártate de mí si no quieres morir humano —advirtió con voz grabe mientras agitado tomaba más distancia de él.

 

—Eres increíble Bruce. ¿Realmente prefieres morir antes que atacar a un humano? Soy una presa fácil, podrías beber mi sangre y salvarte sencillamente. Aun así, ¿eliges apartarte y morir? —habló con total confianza haciendo que el mencionado se diera vuelta para mirarlo sorprendido.

 

—¿Qué… dijiste? —preguntó desconcertado y comenzó a dar unos pasos hacia atrás al ver como el hombre se le acercaba sin miedo—. No sé quién rayos eres pero… no sabes a quién te estás dirigiendo. —Tembló aturdido y apretó fuertemente la mandíbula conteniéndose para no salir corriendo a su encuentro y atacarlo.

 

—Mi nombre es Clark y te he estado vigilando por mucho tiempo Bruce. Sé lo que eres, y sé que usas tus habilidades para acabar con el crimen en las calles. He seguido tus pasos durante todo este tiempo. —Alzó sus labios en una sonrisa y continuó caminando hacia su encuentro.

 

—Estás loco. Si eres consciente de lo que soy, entonces debes alejarte de mí lo más pronto posible. Con la herida que llevo no seré capaz de resistir por mucho más tiempo mi sed de sangre. —Agudizó sus ojos y sacó sus dientes tentado por el torrente sanguíneo que corría fuerte y claro por las venas de aquel hombre.

 

—Eso es lo que quiero, para eso he venido a tu encuentro, para que bebas mi sangre. No es tu momento de morir Bruce. —Caminó apresurado al ver al otro flaquear en sus pasos y lo acorraló contra la pared ladeando su cabeza para ofrecerle su cuello.

 

—¡Estás loco! ¡Voy a matarte! ¡En estos momentos si te muerdo no tendré control! ¡No seré capaz de detenerme! —gritó alterado temblando, evitando con todas sus fuerzas perder la razón.

 

—Pierde el control conmigo Bruce. No me harás daño, podré resistirlo. —Lo miró intensamente acercándose a la boca abierta del otro que salivaba a más no poder.

 

—¡Nu-nunca bebí sangre de un humano y nunca lo voy a hacer! —Mordió de un impulso su propia mano para canalizar sus deseos pero esta fue prontamente apartada por la de Clark.

 

—No te lastimes más de lo que estás. —Susurró con suavidad—. No soy un simple humano, no me harás daño cómo crees—. Agudizó su vista y sus ojos brillaron de manera intensa. Al instante unas orejas, garras y cola se hicieron presentes al mismo tiempo que unos colmillos crecían de su boca ante la mirada sorprendida del mayor.

 

—No puede ser, ¿cómo es que no sentí… tu aroma? —Rió—. Qué ironía, tanto tiempo evitándolos y ahora es un licántropo quien tiene la dicha de verme morir y burlarse. —Balbuceó con dificultad y sus ojos se dieron vuelta a la vez que todos los músculos de su cuerpo cedieron ante la inconsciencia.

 

El lobo tomó rápidamente en brazos al vampiro y con un simple mordisco en su muñeca abrió una herida para depositar la misma sobre los labios del mayor. Cuando el sabor dulce y cálido de la sangre tocó la garganta del desmayado, una electricidad recorrió todo su cuerpo despertándolo con las pupilas dilatadas. Su boca se abrió grande al ver el cuello del otro ofreciéndose y mordió con fuerza esa zona que pulsaba incitándolo a más no poder. Hincó con destreza sus dientes y abrió una herida lo suficientemente profunda para permitirse beber a gusto la deliciosa sangre que brotaba. Las manos del vampiro se aferraron con fuerza de los brazos del menor, clavando sus garras para evitar que su botín se moviera o escapara. Pero Clark lejos de hacer eso, se dejó estar y suspiró acalorado al sentir las feromonas de Bruce que se extendían excitándolo como naturalmente hacían los espectros para embriagar a sus presas. Al sentirse debilitado, se sostuvo con una mano en la pared e instantáneamente Bruce al notar eso alejó su boca de la mordida asustado. Con la respiración acelerada miró desconcertado al lobo que tenía en frente que no dejaba de observarlo con un pequeño jadeo y rubor.

 

—Aún no es suficiente Bruce. —Tocó su herida que había cerrado bastante pero que aún seguía abierta—. Bebe un poco más, lo necesitas. Puedo resistirlo. —Llevó su mano hasta la boca abierta del mayor y acarició uno de sus colmillos hasta cortarse con el mismo la yema del pulgar.

 

—Ya es suficiente bestia, puedo sobrevivir con lo que he bebido. —Apartó su mano con brusquedad e intentó empujarlo para separarse, pero la fuerza del licántropo era superior y no pudo alejarlo.

 

—Me asombra el autocontrol que tienes. No dejas de babear y mirar mi cuello deseoso por seguir bebiendo, pero aun así prefieres contenerte antes que lastimarme. Creí que los vampiros detestaban a los licántropos, esta podría ser una oportunidad única para acabar con uno. —Aproximó más su cuerpo al del otro abrazándolo por completo y refregándose para incitar al señor de la noche a que siguiera con lo que había estado haciendo.

 

—No soy esa clase de vampiro. —Tembló al tener el cuello del otro tan cerca tentándolo nuevamente a seguir bebiendo—. Solo me alimento de animales lo justo y necesario. Los conflictos que tengan los vampiros con tu raza me tienen sin cuidado. Soy una víctima más de la circunstancia que supo aprender por las malas aprovechar las nuevas oportunidades.

 

—Lo sé, sé que has decido no matar y usar tus habilidades para el bien. Es por eso que me atraes tanto. He esperado mucho para encontrarme contigo y presentarme, pero jamás pensé que sería de esta manera. —Cruzó su pierna con la del otro y rozó su ingle para luego comenzar a frotarse.

 

—¿Qué haces? ¡Suéltame! —exclamó Bruce aún aturdido y sintiéndose excitado por el aroma dulce que emitía el lobo al refregarse contra él.

 

—Quiero incitarte a que sigas bebiendo, al menos hasta que tu herida sane por completo. —Susurró en su oído y continuó hablándole de manera suave pero firme—. No durarás mucho tiempo en este estado, caerás rendido y serás presa de muchos de los de mi especie. —Mordió su labio molesto y arrugó su rostro recordando algunos detalles—. Solo yo los mantengo alejados de ti y si no te marco en tu estado débil, atraerás a todas las bestias a tu encuentro.

 

—Clark es tu nombre… ¿cierto? No sé porque haces esto, pero… hace un instante apenas pude lograr contenerme. Si sigo bebiendo… no podré parar. No quiero perder el control, no quiero volverme una bestia sedienta de sangre actuando solo por instinto. —Tomó con fuerza de sus brazos y lo miró suplicante.

 

—Descuida, ya sabré detenerte cuando lo considere necesario. —Volvió a ofrecer su cuello herido.

 

Bruce tembló excitado e incitado por el hombre que tenía en frente y sin contenerse más se desató por completo. Volvió a morder aquella herida que no dejaba de sangrar y lamió gustoso el líquido que descendía de esta. Succionó por largo rato dejándose llevar por los brazos del menor, que fatigado se arrodilló al suelo con él acuestas. Clark en ningún momento aparto los labios del vampiro y cerró con fuerza sus ojos incitado por la lujuriosa sensación de aquella increíble conexión. Al notar como la herida de Bruce se cerraba por completo alejó con fuerza los labios de este y chocó su cuerpo contra la pared sosteniéndolo rudamente para hacerlo reaccionar.

 

—Bruce… vuelve, ya es suficiente. —Le habló al vampiro que dominado por la bestia interior lanzaba con impulso mordidas al aire en un intento de seguir atacándolo—. Puedes controlarte. Sé que puede hacerlo, ya estás a salvo. —Siguió intentando dialogar con él pero no lo hacía volver.

 

—No jodas perro faldero. Ahora que me hiciste probar tu sangre quieres que me detenga, no voy a parar hasta drenarte. —Gruñó entre dientes y sus ojos se volvieron rojos.

 

—¡Tú puedes dominarlo! ¡Reacciona Bruce! —Sacudió su cuerpo llamándolo con fuerza y este gimió abriendo sus ojos para luego con autocontrol volver a respirar mansamente. Inmediatamente recobrando la cordura guardó sus colmillos y aflojó la tensión de sus músculos.

 

—Te detesto lobo, no habrá animal que vaya a saciar mi sed de ahora en adelante. No tienes idea de lo que hiciste al obligarme a beber tu sangre. —Gruñó molesto y con dificultad se puso de pie e inspeccionó su herida cerrada—. Aun así… estoy en deuda contigo por salvarme la vida. Y como no quiero deberle favores a nadie, te daré lo que desees. Solo pídeme lo que quieras, no importa lo que sea, puedo dártelo. —Lo miró seriamente esperando a que el otro hiciera su petición.

 

Clark se puso de pie y llevó su mano hasta el abdomen curado del murciélago para acariciar la zona ante la atenta mirada del otro. Este irritado apartó presuroso el contacto y protestó enojado por su atrevimiento. Clark suspiró aliviado al verlo curado y retirándose los lentes lo miró intensamente con una idea fija en la cabeza.

 

—Sé que eres millonario, pero tu fortuna no me interesa en lo más mínimo. Ahora… si me ofreces lo que desee… hay algo que si puedes darme. —Tomó la barbilla del vampiro con fuerza y besó sus labios con pasión logrando sofocar al mayor por la rudeza—. Esto es lo que deseo, te quiero a ti. Necesito hacerte mío. —Lo miró atento a los ojos, seguro de lo que le estaba pidiendo.

 

La mirada incrédula del mayor denotaba fácilmente la confusión al oír esas palabras. Se esperaba cualquier petición por parte del licántropo, pero jamás que le pidiera aquella interacción. Estaba seguro que detrás de las intenciones de ayudarlo, había un trasfondo más complejo, pero la respuesta inesperada lo dejó atónito.

 

—¿Solo quieres sexo? ¿Nada más? —preguntó aún sorprendido sabiendo que podía ofrecerle lo que sea que él otro quisiera.

 

—Nada menos —respondió vibrando emocionado por cumplir su fantasía más anhelada y sonriendo cálidamente a la espera de una respuesta.

 

—Si es lo que quieres… no tengo problema. —Miró al azul de sus ojos aun dudando de aquella petición pero sin darle más vueltas al asunto aceptó—. Mientras que con eso salde mi deuda, por mí está bien. Soy todo tuyo. —Suspiró sintiéndose agotado por la cantidad de sangre que había perdido.

 

—Entonces déjame guiarte —murmuró el licántropo acercándose a su cuerpo para tomarlo de la cintura delicadamente y arrimarlo más hacia su pecho.

 

La ansiedad que tenía Clark por poseer a aquel hombre que por tanto tiempo había deseado, era indescriptible. Necesitaba tomarlo y hacerlo suyo en ese instante, pero sabía que ante todo deseaba que Bruce también disfrutara de ese carnal vínculo. Durante sus noches más fogosas, Clark había pensado en el vampiro imaginándoselo entre sus brazos, poseyéndolo una y otra vez dedicándole sus orgasmos más placenteros; y ahora lo tenía frente suyo, dispuesto a ser tomado por él como tanto había anhelado.

Decidido a reclamar su premio, el licántropo se propuso a saciar su apetito.

El cuerpo de Bruce se estremeció al sentir aquellas manos extrañas acariciando repentinamente su espalda para luego ser tumbado suavemente sobre el suelo frío y húmedo. Sin protestar, el vampiro se dejó llevar por los brazos del menor que deseoso de sentir su perfume natural iba inhalando su cuello de manera apetecible; el olfato del licántropo era tan sensible que podía percibir detalles sumamente íntimos con solo oler un poco a la pareja con la que estaba. La sensación incómoda del piso áspero hizo que Batman se removiera un poco tratando de encontrar en aquella posición molesta algo de confort.

 

—Lo siento, este no es el mejor lugar —acotó el lobo repentinamente al percibir la leve rigidez en los músculos de quien llevaba en brazos—. Pero ya no puedo resistir más. —Lo miró fijamente a los ojos sintiendo como se perdía en esos iris de color azul.

 

—Entonces no te contengas. —Resopló fatigoso y en respuesta recibió un ataque a sus labios por parte del menor.

 

Dejando de lado toda delicadeza, el lobo arremetió contra la boca del vampiro ingresando su lengua de manera pretenciosa para inspeccionar la cavidad a gusto. Al mismo tiempo, sus manos recorrieron el cuerpo del contrario clavando sus garras en la prenda para desgarrar la misma en su descenso y dejar expuesta su delicada piel. Al separarse de los labios, observó por largo rato la parcial desnudez del millonario notando el color pálido de su tez y aproximó sus manos para acariciar su cuerpo marcado e impoluto. El contacto de su mano cálida con la piel fría del vampiro hizo que este temblara al sentir esa extraña sensación. Bruce había olvidado lo que era sentir el calor de otro rozándolo hacía mucho tiempo, y no pudo evitar cerrar sus ojos confundido por esa rara sensación. Clark percibió esta reacción y miró sus párpados cerrados ladeando su cabeza ante la creciente duda.

 

—Bruce… ¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo? —preguntó interesado y llevó sus dedos hacia su rostro para deslizar lentamente los mismos por su mejilla.

 

—No lo sé… —respondió con voz apagada y abrió sus ojos cansados para observarlo—… hace muchos años, cuando aún era humano. Apenas si recuerdo la sensación. —Apretó sus manos en puño recordando cientos de imágenes de lo que había sido su vida antes de que lo transformaran.

 

La sensación del cuerpo de Bruce vibrando por la ira, no pasó desapercibida por el lobo que automáticamente inhaló el aroma tenso en el ambiente. Inmediatamente Clark supo que el vampiro no estaba en situación de hacer nada, no después de tanto tiempo sin haber creado vínculos con otros y mucho menos en ese estado débil y colérico.

 

—Debemos parar —soltó repentinamente con un resoplido el licántropo sorprendiendo al espectro—. Ambos estamos agotados y precisamente tú no estás en las mejores condiciones para intimar. Déjame llevarte a tu hogar. —Se puso de pie y tirando del brazo del mayor lo obligó a levantarse del suelo.

 

—No necesito que me lleves a ningún lado, puedo moverme solo —escupió orgulloso y miró disgustado los colgajos de su prenda—. Si tú no quieres seguir… solo queda saldar mi deuda en otra ocasión. —Y automáticamente se sorprendió abriendo grande sus ojos al ser agarrado repentinamente de los brazos con poderío.

 

—Por más que te diga que estás débil para trasladarte solo, no me harás caso, ¿cierto? —Sus ojos brillaron con intensidad fijando la mirada de manera penetrante sobre las pupilas del vampiro. Este quedando inmovilizado sucumbió ante el poder del licántropo sintiendo como el cansancio le vencía poco a poco y logrando quedar de un segundo a otro profundamente dormido—. Estoy seguro que no —acotó con media sonrisa y tomándolo en brazos corrió presuroso en dirección al hogar del vampiro.

 

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Al llegar a la entrada de la mansión Wayne, Clark no pudo dar un paso hacia dentro al sentir con su oído como unos proyectiles disparaban contra él. El olor a miedo, desesperación y desconsuelo era muy fuerte en el humano que había ejecutado aquel disparo. Veloz dio un salto hacia atrás esquivando el fogonazo y al ver al hombre acercarse con lágrimas en los ojos supo de quién venía la agresión.

 

—¡Suelta a mi amo bestia! —gritó el mayordomo de los Wayne temblando de la impotencia a la vez que sostenía con todas sus fuerzas las gotas que querían descender de sus ojos—. ¡Así que tú fuiste el maldito que lo atacó! —Apuntó su escopeta directamente a la cabeza del licántropo—. ¡¿Y ahora quieres venir a profanar su hogar?!

 

—¡Alto Alfred! —lo llamó desconcertando al mayor que no entendía como aquel animal sabía su nombre—. Bruce no está muerto, fue gravemente herido pero yo lo salvé. Solo soy un amigo. —Se puso de rodillas para enseñarle al vampiro que dormía plácidamente sin dar cuenta de lo que sucedía a su alrededor.

 

El anciano soltó el arma y salió corriendo desesperado al encuentro de su amo. Se postró de rodillas a su lado e inspeccionándolo por todos lados revisó los restos de sangre en la prenda buscando algún vestigio de herida. Luego al ver el tranquilo pecho moviéndose con respiraciones a compasadas suspiró aliviado de saber que estaba sano y salvo. Inmediatamente se abrazó a su cuello y lloró afligidamente mientras se mecía con el acuestas.

 

—¡Dios mío! ¡No vuelva a darme este susto de muerte señor! —Llevó la cabeza de este contra su pecho y lo abrazó con cariño—. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡No sé cómo agradecérselo! —Miró al licántropo que solo lo observaba con una tierna sonrisa.

 

____________________

 

 

La primera sensación que tuvo Bruce al irse despertando fue la garganta completamente seca sumado a cansancio y pesadez corporal. Se sentía confundido, recordaba que había estado al borde de la muerte tras ser gravemente herido en una batalla y le parecía raro aún estar vivo. Apenas fue volviendo en sí, reconoció el sonido de un vibrante corazón bombeando que le parecía familiar.

 

—Tengo… sed —balbuceó casi inaudiblemente pero el lobo que se encontraba a su lado lo escuchó con facilidad.

 

Este contento de verlo despierto se le puso en sima a una muy corta distancia y con una sonrisa mirándole a los ojos le pregunto—: ¿Quieres beber un poco de mi sangre? —Movió la cola emocionado esperando una respuesta.

 

—¡Tú! —reaccionó rápidamente Bruce recordando todo al detalle y tomándolo del rostro lo alejó—. ¡¿Qué rayos haces tú aquí?! —preguntó con una vena creciente en la sien al verlo tan animado recostado sobre él y en su cama.

 

—Alfred me dejó dormir contigo. —Tomó su mano y refregó su rostro sobre esta—. Si tienes sed puedes beber de mi sangre —volvió a insistir sin dejar de mover la cola.

 

Bruce se puso serio y frenando la sobada apoyó su mano sobre el rostro del menor sorprendiéndolo; los ojos del vampiro se clavaron fijos estudiándolo por un largo rato. Las mejillas de Clark tomaron ligeramente color y detuvo su coleteo a la espera de las reacciones del otro.

 

—Tu temperatura corporal ha descendido en comparación a como la tenías ayer. Debes alimentarte bien para recuperar la cantidad de sangre que te quité. —Apartó su mano pero el lobo la volvió a tomar para darle un beso—. ¿Qué haces? —preguntó confundido y la quitó nuevamente con brusquedad.

 

—Se llama demostración de cariño Bruce —dijo todo sonriente al sentir que el otro le manifestaba un atisbo de preocupación.

 

—Pues no lo hagas, es raro y me incomoda. —Se puso de pie con la intención de darse una larga ducha y se encaminó a su baño mientras era seguido con la mirada. Antes de ingresar a la habitación se dio media vuelta y habló—: Ve y pídele a Alfred que te prepare algo para comer. Yo en seguida bajo. —Y sin decir más se adentró al baño para relajarse en el agua y aclarar unas cuantas cuestiones que le venían dando vueltas en la cabeza.

 

Cuando Bruce estuvo completamente desnudo, abrió la canilla de la bañadera y esperó pacientemente a que la tina se llenara. Mientras tanto, observó por largo rato su abdomen completamente curado y acarició el mismo recordando los lugares que la mano del licántropo había tocado. Se ruborizó un poco pensando en la idea y chistó molesto frente a esa extraña pero cálida sensación.

 

—¡Bruce! ¡Recuerda que aún me debes una noche de puro placer eh! —exclamó el lobo entusiasmado tras abrir salvajemente la puerta asustando al que esperaba a que el agua estuviera lista.

 

—¡Ya lo sé idiota! ¡No me sorprendas así! —Lanzó un desodorante que golpeó y rebotó con fuerza en medio de la cara sonriente de Clark.

 

—Solo no te olvides. —Cerró la puerta con un mohín para luego dirigirse a la planta baja, pero recordando la imagen que había visto, volvió rápidamente a abrir la puerta y relojeó el cuerpo desnudo de Bruce—. Mmm, que sexy —ronroneó y cerró apresuradamente la puerta al notar otro proyectil lanzado nuevamente a su rostro.

Notas finales:

En verdad me encantó escribir esto! El ver esa foto de ellos dos como aquellas criaturas legendarias, fue sumamente inspirador. Ojala hayan disfrutado de la lectura y los invito a que me cuenten que les pareció.

Espero que sean pacientes para la actualización ya que me voy turnando con otras historias que voy escribiendo. Gracias por leer y darle una oportunidad. Hasta la próxima!


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