Pov Harry
“Oliver, no podemos seguir con esto”
“Oliver, no eres tú, soy yo”
“Mírame a los ojos y dime si quieres seguir con esto”
“Casi tuve sexo con mi hermanastro”
“No, sí eres tú, yo soy genial”
“Soy un ser humano horrible”
“Me voy a mudar al extranjero así que no vamos a poder vernos más”
“Escribo esta nota para despedirme…”
-¡Agh! –grité frustrado. Llevaba media hora practicando y cada vez salía peor…
No podía hacer esto…
Sí, sí podía…
No…
Hasta aquí. Me haría una de las seguidoras castas y puras de alguna de esas diosas griegas. Si Aquiles podía hacerse pasar por una mujer, yo también podía.
Iban a dar las diecinueve horas. Estaba a punto de acabar el día…
Me dejé caer en mi colchón.
Llevaba tres semanas con el debate interno. Tres semanas en las que Draco me ignoraba. Oliver cada vez estaba más distraído. Y yo estaba perdiendo la cabeza.
No aguantaba más. Habían dos opciones: tomaba una decisión ya o iba a sufrir una crisis existencial.
Tomé mi celular y sin pensarlo mucho mandé un mensaje.
Para: Oliver
Necesito hablar contigo. ¿Nos vemos en la cafetería donde trabajas?
De: Oliver
Ok, voy para allá.
Me puse en pie y tomé una chaqueta. Caminé hasta la entrada y me encontré con Draco.
-Eh, voy a salir –dije bajando la cabeza. Draco solo asintió y siguió caminando hacia la cocina.
Tomé mis llaves y salí.
Cuando llegué a la cafetería, Oliver estaba esperándome con dos cafés y una bolsa pequeña.
-Te pedí una dona.
-Gracias –dije.
Tomamos asiento en una de las mesas que estaban fuera del local.
-Entonces, ¿de qué querías hablar?
-Oliver… yo… -respira, me dije -¿alguna vez has pensado que no importa lo que hagas siempre haces algo mal?
-¿Estás bien, Harry? No te ves bien.
-E-estoy bien.
Nos miramos durante un momento. El aire a nuestro alrededor se sentía pesado.
-Oliver, creo que nunca me he tomado el momento para agradecerte todo lo que haces por mí…
-No hay problema, Harry. En realidad hay algo que tengo que decirte…
-No, Oliver, déjame terminar… tú eres tan perfecto, eres un novio excelente y, mierda, mereces algo mejor que yo –lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos –yo, él chico al que siempre consientes sin motivo alguno, no… no te merezco. Me gusta Draco… y no puedo seguir contigo. No lo mereces. No lo merezco. Y tú, tú mereces encontrar a un chico o una chica que pueda hacerte sentir mejor que yo. He estado enamorado de mi hermanastro por mucho tiempo, ni yo sé desde cuándo y… ¡es tan frustrante! No sé qué hacer –lloraba tanto que no podía articular palabra alguna.
Oliver se puso en pie y me tomó de la muñeca. Me hizo levantarme y me abrazo. Era uno de sus abrazos que me cubrían por completo. Me sentía seguro.
-Harry, el mundo no es un “qué quiero hacer” o un “con quién quiero estar”, es un “qué voy a hacer” y “con quién voy a estar”. Creo que tú ya tomaste una decisión, ¿o me equivoco?
-Lo besé y me gustó –admití.
-¿Y qué vas a hacer ahora, chico soltero? –dijo soltando una risita. ¿Los chicos sueltan risitas?
-Quier… Voy a ir con Draco y voy a aclarar todo.
-Entonces, Harry James Potter, ve y hazlo de una maldita vez.
Abracé a Oliver. Lo abracé fuertemente.
-¿Vas a estar bien? –pregunté.
-Creo que sí.
-Ya veo –dije percatándome de algo -¿ya hay alguien más, verdad?
-¿Eh? –dijo con un sonrojo en sus mejillas –sí, eso creo –sonrió ampliamente.
-¿Me vas a contar quién es?
-Claro, pero esa es una historia para otro día. Ahorita tienes algo que hacer, me parece.
-Cierto –dije rompiendo el abrazo –gracias por todo, en serio.
-Tranquilo, siempre que necesites un consejo, sabes dónde encontrarme.
Le sonreí. Sentí una nueva determinación dentro de mí. Nada podía detenerme.
La cara de Oliver en ese momento era un poema. Sus ojos estaban llorosos pero su sonrisa era honesta. Sus mejillas habían enrojecido cuando mencioné a su nueva conquista, pero sus manos temblaron cuando le dije que había besado a Draco.
Oliver era una persona pura, las cosas brillaban a su alrededor. Tristemente yo prefería a una persona ocurrente, posesiva e imperfecta como mi hermanastro.
Ojalá Oliver haya encontrado a alguien que brille junto a él.
Comencé a correr camino a casa.
Llegué en tiempo récord, subí las escaleras de dos en dos.
Abrí la puerta de golpe.
-¿Ha-Harry? –preguntó poniéndose de pie rápidamente -¿Estás bien?
Corrí a él y brinqué a él, atrapando sus labios al instante.
Draco se mantuvo en pie y posó sus manos en mi espalda. Rodeé su cuerpo con mis piernas y su cuello con mis brazos.
Draco correspondió a mi beso. Nuestras lenguas comenzaron una danza en busca de dominar a la otra. El rubio pasó su mano por mi cabello.
-¿Harry? –preguntó separándose de mí.
-Quiero estar contigo. Eso es lo que más quiero.
-¿Y… Oliver? –preguntó desviando su mirada.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que siempre fuiste tú? ¡Tú, Draco Malfoy! Dios, llevo tanto tiempo enamorado de ti. Tenía tanto miedo. Ponía todo por sobre nosotros; nuestras parejas, nuestra familia, pero esto, esto es lo que en verdad quería. Poder estar así contigo hace que todo lo demás pierda importancia.
Draco me acostó en el sillón y se acomodó sobre mí.
-¿Me estás diciendo que no hay nada que se interponga entre tú y yo ahora? ¿No Oliver ni Pansy? ¿No nuestra familia? ¿Puedo hacer contigo lo que quiera?
-¿Acabo de decir eso? Bueno, supongo que sí solo que yo me esforcé un poco más.
-Te amo, Harry.
-También te amo, Draco.
Nos volvimos a besar.
Las manos de Draco recorrieron mi abdomen. Sus manos subieron a mi cara y se detuvieron en mis mejillas.
-¿Harry? ¿Estás llorando?
-¿Eh? –dije tocado mi cara. Efectivamente estaba llorando.
-¿Qué pasa? ¿Si vamos muy rápido…
-No. Esto es lo que quiero pero… estuve deseando esto por tanto tiempo que… es como un sueño. Tengo miedo de despertar.
-Harry. Te amo de manera incondicional. Prometo estar contigo hasta que te canses de mí. Estaré aquí hasta que te enamores de otra persona y entonces lo mataré para conservarte solo para mí.
-Draco, eso es homicidio –dije dándole un rápido beso.
-¡Wow! ¡Wow, Harry! Estaba intentando demostrar cuanto te amo pero está bien. Lo haremos a tu manera. ¿Tenías que matar de manera tan seca la adrenalina del momento? ¿Quieres recitar los Derechos Miranda mientras tenemos relaciones?
-Eres un pesado –dije rodando los ojos –ven acá –dije volviendo a acercar su cara.
Cuando rompimos el beso, Draco junto nuestras frentes. Cerré los ojos escuchando la respiración del rubio.
Le hice un espacio en el sillón a Draco y éste se acostó a su lado. Pasó sus brazos por mi cintura y me acercó a su cuerpo. Escondí mi cabeza en su pecho y disfruté de su aroma.
Minutos después ambos nos quedamos dormidos. Abrazados. Juntos. Acurrucados en un sillón individual.