Pov Harry
-¿Qué te parece salir a comer, Harry? –preguntó Draco, abrazándome por atrás.
-Hoy no puedo… -dije recogiendo unos libros y metiéndolos a mi mochila –quedé de verme con Cedric en el parque que queda frente a casa de Zabini.
-Oh, ya veo –respondió –espera, ¿Cedric, cómo en, Cedric el novio de Chang?
-Eh, sí… ahora que lo mencionas, sí. Bueno, es un favor que me pidió Cho.
-¿Sigues hablando con Cho Chang?
-De vez en cuando. Unos alumnos de intercambio estudian en la escuela de Cedric, pero uno de ellos es un jugador profesional de fútbol, así que Cho me pidió que ayudara a Cedric a darles la bienvenida y llevarlos a dar una vuelta.
-¿Cómo se llaman? –preguntó el rubio.
-¿Los de intercambio? –Draco asintió –Viktor Krum y Fleur Delacour.
-Está bien, ¿quieres que te lleve al parque?
-No, está bien. Quedé de verme con Ron para ir juntos… es admirador de Viktor, o algo así.
-Bien. Diviértete.
-Nos vemos al rato –le di un beso rápido y salí por la puerta.
Pov Draco
Cuándo Harry salió de la casa, tomé mi celular y llamé a Zabini.
-¿Qué quieres, Malfoy?
-Zabini, ¿seguías dormido? –pregunté incrédulo. Zabini solo me llamaba Malfoy cuando estaba enojado; y solo se enojaba cuando lo despertaba.
-Ve directo al grano, ¿qué quieres?
-¿Qué te parece ir al parque?
-Justo lo que quería hacer –respondió en tono sarcástico -En serio, ¿me despertaste para preguntar eso? Métete tu oferta por donde quepa.
-Aw, tan tierno como siempre. Paso por ti en media hora –Zabini bufó –te compraré un café.
-No me puedes comprar con comida… eso solo sirve con Nott.
-Y te compraré un nuevo espejo –soborné rodando los ojos.
-Media hora, Draco. Ni se te ocurra llegar antes.
-Repíteme porqué estamos aquí. Afuera. A estas horas. En el parque sucio y lleno de gente que queda frente a mi casa.
-Porque hace mucho que no pasamos tiempo juntos como mejores amigos, extraño tu compañía y…
-Draco. En serio.
-Uy, ¿acaso Longbottom sigue sin hacerte caso? –el chico me dio un codazo –tranquilo, era broma. Bueno, te traje aquí porque hoy vamos a trabajar de espías.
-¿Espías?
-Sí, verás, Harry quedó de verse aquí con Cedric Diggory y unos chicos extranjeros y…
-O sea que estás celoso y no sabes que hacer por ti mismo.
-Es una manera de decirlo, supongo –concordé escondiéndome detrás de un arbusto.
-Puedes revolcarte en la tierra si quieres, yo me sentaré en esa banca y…
-¡Zabini! –dije mientras lo jalaba del brazo para que se agachara –Harry no puede saber que estamos aquí.
-Si te preocupa tanto tu hermanastro ¿por qué no lo encierras de una buena vez en su casa? –cuando permanecí en silencio considerando esa posibilidad, Zabini se apresuró en responder –Demonios, Draco, estoy bromeando. Hay como tres leyes que te prohíben hacer eso.
-Si tuviera un sótano y cadenas…
-Te voy a dar una última oportunidad para que te calles y dejes de decir estupideces. Tu mente de maldito psicópata me aterra.
Solté una carcajada, lo cual hizo a mi amigo resoplar y darme un manotazo en la cabeza.
Estábamos vigilando a Harry y sus amigos.
La chica era extremadamente bella. Con una cabellera rubia platinada y piel clara, se movía con la delicadeza y elegancia de una princesa.
Todo parecía brillar junto a ella.
Junto a ella estaba sentado el otro chico. De cabello oscuro, figura musculosa y piel igual de blanquecina, se movía con agilidad, golpeteando la espalda de Harry cada vez que soltaba una fuerte carcajada.
Ambos chicos parecían sacados de una pasarela. ¿Qué clase de brujería era necesario practicar para verte tan bien?
-Fiuuu, cuando me dijiste que íbamos a vigilar a tu hermanastro no mencionaste que tales bellezas iban a estar presentes –dijo Zabini.
-¿Podrías mantener tu dudosa sexualidad bajo control?
-¿Dudosa? No, no. Soy bisexual. Claro, prefiero a las lindas chicas, como esa rubia, pero sé admitir cuando un chico es atractivo. Y ese de ahí, lo es.
-Longbottom, ¿recuerdas? Ahora mantente callado.
Mi amigo enrojeció e hizo como dije.
No sabía que le había visto a Neville ese día en el partido, pero conocía esa mirada. Mi amigo había visto a Neville como si fuera un depredador listo para atacar. Y a la vez, cuando intentó hablarle, se comportó como un animalito asustado. Era la primera vez que veía a Blaise así de afectado por alguien, y pensaba sacar provecho de ello.
-Eres el peor amigo del mundo –se quejó.
-Si eres bisexual, y pareces bastante cómodo con se título, ¿por qué molestabas tanto a Nott por ser gay?
-¿Eh? No lo molestaba por ser gay, lo molestaba por el puro placer de molestarlo. No necesito motivos. Y estoy cómodo con mis gustos porque no le veo lo malo a que me gusten las chicas y los chicos.
-No, para nada, solo me preguntaba por qué nunca me dijiste.
-¿Querías un anuncio público? ¿Qué te mandara una carta pidiéndote perdón y explicándolo? ¿O tal vez que te citara en mi casa y lo habláramos? Alguien simplemente heterosexual no haría nada de eso, así que yo tampoco pienso hacerlo. Sería ridículo. Amor es amor.
-La voz de esta generación ha hablado –me burlé sin malas intenciones –eso fue hermoso, Blaise. Eres la reina del siglo XXI.
-Eres un pesado.
-Ese es mi encanto.
-¿Cuánto más me vas a hacer seguirte en esta locura?
-Pero si ya casi acabamos.
-Eso dijiste hace dos horas y éste es el tercer centro comercial al que entramos.
Era cierto. Harry y Diggory habían llevado a los otros dos por un helado, a comprar ropa para Fleur, a que Krum se probara unas zapatillas para fútbol, y habíamos entrado a tantas tiendas que me sentía mareado.
Aun así no pensaba dejar a Harry solo con el novio de Chang. ¿De tal novio tal novia, no? No pensaba tentar a la suerte y dejar a mi lindo e inocente hermanastro con el lobo pervertidamente feroz.
-Genial, ya se están despidiendo –celebró Zabini.
-¿Qué? –pregunté desconcertado. Era cierto, todos se estaban despidiendo, y ahí junto a ellos había un segundo Weasley.
No sabía quién era pero cumplía con las características de un Weasley: alto, pelirrojo y con una complexión extraña.
La chica rubia, Fleur según me había dicho Harry, veía con interés al hermano mayor de Ron, el cual le sonreía coquetamente.
-Bueno, ese es un problema menos –resoplé. Ahora solo faltaba asegurarme de que Viktor Krum no tuviera interés alguno en Harry.
-¿Por qué sigues siendo mi mejor amigo? –preguntó rendido Zabini.
-Me encantaría responder tu pregunta explicándote lo mucho que me amas pero tengo que irme.
-¡¿Qué!?
-Sí. Harry va a llegar a casa en una semana galáctica estándar y debo estar ahí cuando eso pase. No debe saber de nuestro trabajo de espías.
-¿Y cuánto coño es una semana galáctica?
-Una hora. Gracias por todo, nos vemos, J.
-¡Deja de citar Hombres de negro y vuelve aquí! –gritó mi amigo cuando comencé a correr hacia la salida –¡Draco!
Entré a mi auto y recé por no encontrar tráfico.