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365 Días con él por Luluu

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Pov Harry

 

 

 

Draco no se presentó a la siguiente clase. Ni a la siguiente. Es más, se había tomado lo que restaba del día.

 

 

Llegué corriendo a la casa y me alegré de ver al rubio dormido en el sillón.

Mi primer instinto fue acercarme y despertarlo, pero pensándolo mejor, lo cubrí con una cobija y decidí no molestarlo.

 

 

 

A la mañana siguiente corrí al sillón pero no había rastro de Draco.

-¿Draco? –llamé pero no hubo respuesta.

 

 

 

 

Llamé a todos nuestros amigos, Pansy y Zabini incluidos, pero nadie sabía dónde estaba mi hermanastro.

 

 

Draco no apareció en todo el día.

Ya en la noche, por ahí de las once o doce, se escuchó la puerta abriéndose y cerrándose.

 

Me asomé al pasillo y vi a Draco en el recibidor. Llevaba una capucha negra demasiado grande para él y su ropa se veía mojada, ¿dónde había estado? ¿Qué le había pasado?

 

 

-¡Draco, estaba muy preocupado! –exclamé, el rubio asintió –Tengo que llamar a todos para avisarles que estás bien.

Mientras buscaba mi celular el rubio entró a su cuarto y cerró con seguro; algo que no había hecho desde que nos mudamos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Así pasaron varios días.

 

Estábamos a menos de dos semanas del 10 de mayo y del festival, y todo era demasiado para mí.

 

Draco se iba muy temprano, regresaba muy tarde y apenas intercambiaba palabra alguna conmigo. Menos aún con los demás.

Todos estábamos muy preocupados, pero seguir a Draco era inútil (siempre acabábamos perdiéndolo de vista), y mientras más intentábamos acercarnos parecía que él se alejaba más.

 

El rubio apenas comía en casa, suponiendo que comía en algún momento, y sentía que por primera vez desde que nos conocíamos estábamos lejos. Muy lejos. Más lejos que cuando discutíamos en casa de nuestros papás.

 

 

Y seguían pasando los días.

 

 

 

 

 

 

 

 

-No lo sé, Pansy –dije –ya no sé qué hacer.

 

¿Cómo es que había acabado en esa situación? Hace unos meses no me hubiera podido imaginar pidiéndole ayuda a Pansy, de entre todas las persona.

 

-No lo había visto tan mal desde… bueno, desde que su mamá lo dejó.

-¿Qué? Pero él siempre ha tomado con tranquilidad eso.

-Hablo de antes de que Lucius se juntara con tu mamá. Draco tuvo una época bastante mala. No hablaba con nadie y se la pasaba en su cuarto.

-Pero cuando fue a hablar conmigo…

-¿Bajo la lluvia? –miré a la chica con sorpresa –Hey, por sobre de todo, Draco es mi mejor amigo desde que estábamos en pañales, claro que sé de esa vez.

-¿Entonces?

-Draco no quería preocuparte, a ti ni a nadie, y suprimió lo que sentía e intentó fingir que no le afectaba.

 

Me quedé callado un momento. Claro que conocía a Draco…

Era un chico tranquilo y maduro.

Posesivo, creativo, ligeramente nerd y muy geek…

Pero, ¿suprimir lo que siente?

¿Qué tan bien conocía a Draco en realidad?

 

-Debí haber estado ahí para él –suspiré –sea por su mamá o por cualquier cosa que lo esté atormentando, debí haber estado ahí para él. Él siempre ha intentado ayudarme y, no sé, siento que le he fallado.

-No sirve de nada que te estés lamentando. Necesitamos encontrarlo y necesitas hablar con él. Ayudarlo.

-Gracias, Pansy.

-No hay de qué. Sé que fui una perra contigo por demasiado tiempo pero eres un buen chico. Me agradas.

-Eres novia de Ginny, eres casi familia. Aparte creo que, ya con los problemas arreglados, eres una chica asombrosa.

-Potter, no te pongas todo sentimental. Entiendo que estés preocupado pero… me dan ganas de vomitar –dijo dándome un suave codazo.

-Idiota –dije riendo.

-Estúpido.

-Zopenca.

-Tarado –la chica me sonrió y se puso en pie –necesito ir a casa. Le prometí a Ginny acabar de ver la cuarta temporada de Game of Thrones antes del viernes.

-Claro, no queremos hacer a la pelirroja enojar. Cuídate.

-Si me entero de noticia alguna de Draco, te llamó, ¿va?

-Gracias -me despedí de ella y caminé de regreso a casa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dos días después me di por vencido y decidí llamar a mi mamá.

 

-¿Bueno? ¿Harry?

-Hola, mamá.

-¡Cariño! ¿Cómo estás? ¿Qué tal va todo? –no poder decirle lo que pasaba con Draco me hacía sentir como si la estuviera traicionando pero no quería preocuparla antes de lograr hablar con mi hermanastro.

-Eh… todo bien, mamá. ¿Podrías pasarme a papá?

-¿Quieres hablar con… Lucius?

-Sí, tengo una pregunta. Ya sabes, de hombre a hombre.

-¡Ahorita te lo pasó! –la emoción y alegría que resonó en esa respuesta me hizo notar lo egoísta que había sido antes. Lucius en verdad hacía feliz a mi mamá y que yo aceptara eso la hacía mil veces más alegre.

-¿Harry?

-Hola –respondí lo más amigable que pude.

-¿Qué necesitas, hijo? Tu madre me dijo que tenías una pregunta.

-Sí, bueno, no es una pregunta acerca de mí pero no quería preocupar a mamá.

-¿Entonces? –escuché como se movía. Supuse que estaba yendo a un cuarto diferente para hablar con más privacidad.

-Es acerca de Draco –pausé y respiré profundamente –de la mamá de Draco, en realidad.

-¿Harry, por qué –no lo dejé terminar.

-El Día de las Madres está cerca y Draco está un poco… distraído, como si algo le molestara, me gustaría saber un poco más acerca de qué pasó para poder ayudarlo.

-Harry, entiende que Narcissa y yo éramos muy jóvenes, pero nunca, y en lo digo honestamente, nunca me he arrepentido ni por un momento. Pero no creo que yo deba ser quien te cuente esto. Draco aprecia mucho su privacidad… creo que sería mejor que le te cuente si lo cree necesario.

 

Lucius colgó.

Miré el teléfono por un momento. No me había dicho nada. Tuve que resistir las ganas de aventar el aparato. Me sentía frustrado e impotente.

 

 

Recargué mi frente en la fría pared intentando vagamente calmar mi dolor de cabeza.

 

Mi teléfono comenzó a sonar.

¿Sería Lucius?... Nadie más podía ser, era casi media noche.

 

 

El nombre de Pansy se veía en la pantalla.

Contesté inmediatamente.

 

 

-Cho me dijo que Hannah le dijo que Luna le comentó a Nott que cuando Seamus y Dean estaban pasando por un antro se encontraron a Penelope Clearwater, quien dice haber visto a Draco en ese mismo antro –dijo todo en una misma bocanada de aire.

-Pansy, no entendí la mitad…

-Creo saber dónde está Draco.

-¿Qué? ¿Segura?

-Estoy a tres minutos de tu casa. Espérame ya listo, Potter.

-¿Tienes un coche?

-Emm, mi papá tiene un coche –dicho eso colgó la llamada.

 

 

 

Cuando salí a la calle, Pansy se encontraba ahí, golpeando el volante de manera impaciente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando llegamos, Pansy estacionó el auto en el primer espacio que vimos y los dos bajamos apresuradamente.

 

Entramos e inmediatamente la estridentemente música me hizo sentir mareado.

Yo era el rey de las fiestas… en algún momento lo fui, por lo menos. ¿Cuándo dejé de salir?

Desde que me mudé al apartamento con Draco.

 

Intenté concentrarme en encontrar a Draco.

Pansy y yo fuimos por todo el lugar buscando y preguntando a la gente si lo habían visto, pero veinte minutos después decidimos darnos por vencidos.

 

-Tal vez solo era una persona muy parecida –ofreció la chica gritando por encima de la música –o tal vez estaba aquí y decidió irse antes de que llegáramos.

Iba a asentir cuando por el rabillo del ojo me pareció ver al rubio.

Giré y ahí estaba.

Sentado en una esquina. Varias personas bailando frente a él hacían que Draco pasara desapercibido.

-Ahí está –dije en un murmullo. Por alguna razón la chica pudo entenderme y me arrastró hasta mi hermanastro.

 

-¡Draco! –gritó -¿Sabes lo preocupados que hemos estado? ¡Eres un desgraciado! ¿Cómo le haces esto a Potter? El pobre a estado muriendo de la preocupación –dijo rápidamente, su enojo contenido hacía que su voz se escuchara perfectamente.

-¿O, en serio? Lo siento pero no recuerdo haberle pedido a una lesbiana actuar como mi mamá. No sé quién te crees, pero te pido que por favor dejes de entrometerte y te vayas a meter con alguna ti… -Pansy le dio una cachetada.

-No digas nada que después no puedas arreglar, Malfoy –amenazó –tómalo como un consejo de una arpía a otra y no lo hagas.

La chica miró dolida a su mejor amigo.

-Lo siento, Harry, Draco no es bueno bebiendo. No… no puedo con él ahorita –sus ojos estaban llenos de lágrimas – puedo darte las llaves de mi auto y…

-No. No te preocupes. Regresa tú a casa y asegúrate que no le pase nada al carro de tu papá. Pediré un taxi o algo.

-Gracias, Harry –me dio un rápido abrazo –háblame cuando estés pensando, Malfoy –dicho esto se fue.

 

 

Mire a Draco por un momento, y el chico se removió incómodo.

Tomé asiento junto a él. Cuando intentó tomar su bebida tomé su brazo y le quité el vaso.

-Creo que fue suficiente por hoy –dije fuerte para que me escuchara. Permanecimos en silencio por un momento.

-¿No vas a regañarme? ¿O a llevarme de regreso a casa por lo menos? –preguntó sin verme a la cara -¿No vas a preguntar?

 

Claro que la curiosidad me estaba matando pero iba a respetar su privacidad.

 

-Tengo una pregunta –dije, el chico me miró con cara de aburrimiento -¿qué bebiste?

Su expresión cambió a una de sorpresa y un ligero rubor cubrió sus mejillas –Dos Felix Felicis, una cerveza de mantequilla, un filtro de Muertos en Vida y una Amortentia.

-Wow… -dije –incluso para alguien que bebe eso sería mucho.

Sus mejillas se pusieron aún más rojas.

-Vámonos a casa –dijo quedamente, por suerte pude oírlo. Me puse en pie y le ofrecí mi mano; él tomó mi brazo e intentó mantener el equilibrio.

 

 

Salimos del antro y llevé a Draco a una pequeña tienda que seguía abierta.

-Espérame ahí –indiqué. El rubio se sentó sin decir palabra alguna.

Entré a la tienda y compré dos botellas de agua, un chocolate y un café bien cargado.

 

-¿Para qué es eso? –preguntó Draco cuando le ofrecí la botella y el dulce.

-Para bajar la borrachera –dije –sé algunos trucos que funcionan bastante bien. El café es para mí.

Draco se comió el chocolate y bebió la primera botella en dos largos tragos.

-¿Mejor? –pregunté intentando parar un taxi.

-Gracias –contestó mirando al suelo -¿Por qué haces todo esto?

-Somos familia, me preocupo por ti y eres mi novio –respondí pasándole la otra botella de agua –aparte esto es lo que harías por mí.

-Harry, siempre estás cuidándome y… -Draco desvió la vista y no dijo nada más.

 

Logré parar un taxi y cuando llegamos a nuestra casa, Draco se había dormido. Pagué y lo arrastre fuera del auto.

De alguna manera logré llevarlo hasta su cuarto y cuando iba a irme, la mano del rubio me detuvo.

 

-Harry, quiero hablar contigo pero… estoy muy cansado y no puedo pensar bien.

-Necesitas descansar, Draco.

-Quédate conmigo.

-¿Seguro?

-No podría dormir sin ti aquí –su voz se volvía cada vez más difícil de entender –llevo… sin… varios día… sueño –logró decir quedándose profundamente dormido. Me acosté junto a él e inmediatamente me abrazó por la cintura.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A la mañana siguiente abrí los ojos y vi a Draco observándome fijamente. Cuando se dio cuenta de que estaba viéndolo, desvió la mirada y se ruborizó.

-Buenos días –dije.

-Te quedaste –el chico sonaba sorprendido.  

-Claro que me quedé –dije como si fuera lo más obvio.

-Harry… no te entiendo.

-Yo tampoco me entiendo, no te preocupes, Draco.

-Lo digo en serio. Nunca te traté bien y sigues a mi lado. Pansy no te trataba bien y nunca dejaste que eso te dañara. No estabas feliz con el matrimonio de nuestros padres pero nunca intentaste arruinarlo. Y siempre estás cuidándome, desde que me enfermé hasta en estos momentos.

-Lo sé, soy asombroso, por eso me amas –dije petulantemente pero sonriendo con timidez –tal vez deberías hablarle a Pansy.

-Al rato prometo hacerlo –tragó con dificultad –aún no sé cómo pedirle perdón.

-¿Lo recuerdas? –pregunté. El chico había bebido mucho, no esperaba que recordara mucho de la noche pasada.

-Sí, no olvidé nada de ayer… aunque preferiría poder hacerlo.

-Voy por una pastilla para calmar el dolor de cabeza que seguramente tienes –dije pero el rubio no me dejó moverme.

-Espera… quiero… quiero contarte lo que pasó.

 

Me acomodé en la cama y no dije nada.

 

-Leí todos tus mensajes así que sé que sabes lo que causó todo esto. Mi mamá y mi papá se enamoraron en la preparatoria. Yo nací en su último año de universidad, mi mamá tenía grandes planes para su futuro pero con un bebé eran casi imposibles,

Decidió no abortar y renunció a todos sus planes por mí. Pero nunca fue feliz y… se encargó de que yo fuera consciente de eso. Varias veces me decía que yo había arruinado su vida

En ese momento no le di mucha importancia pero, bueno, conforme fui creciendo cada vez se hacía más difícil de ignorar. Nunca me pegó, gracias a Merlín, pero crecí escuchando insultos diarios.

Durante los primeros años de primaria… viví cada día con miedo. Miedo a que se cansara y por fin me pegara o decidiera deshacerse de mí. Ahora sé que mi papá no lo hubiera permitido pero en ese tiempo… bueno, eso me mantenía despierto en las noches. Noche tras noche.

Crecí y superé todo eso. ¿A quién engaño? En realidad no lo superé, me aferré a todo eso y creé un “Draco” que todos admiraban en la escuela, profesores y alumnos por igual. Con el tiempo olvidé lo duro que es sentir todo esto pero… esta última semana, con las preparaciones del día de las Madres, no pude ignorarlo más.

-Draco, eso es muy triste –logré decir –lo que ella hizo estuvo muy mal y no debiste pasar por todo eso. Debiste haber hablado con tu papá.

-Es mi mamá. No iba a interponerme entre mi mamá y mi papá, y como dijeron las chicas, un niño siempre crea un lazo más fuerte con su mamá. Yo estaba desesperado por tener eso con mi mamá, y mi papá nunca estaba en casa por su trabajo. Supongo que al final fui demasiado para ella y se divorció de mi papá.

-Estabas muy solo –comenté acariciando su cabello –por eso parecías tan tranquilo con la idea de que nuestros papás se mudaran juntos.

-Más gente en la casa significaba menos tiempo solo.

-¿Por qué nunca me dijiste nada de esto?

-Harry, nunca le dije esto a nadie. Tú acababas de pasar por… bueno, ya sabes, lo de tu papá, y no iba a darte más preocupaciones.

 

Lo miré a los ojos y vi que tenía unas pronunciadas ojeras.

 

-¿Eso no es todo, verdad?

-No. Cuando dejé de pasar tiempo en casa fue porque… comencé a buscar información de mi mamá. Me costó un poco de trabajo pero al final logré encontrar su dirección.

-Draco, dime que no fuiste a hablar con ella.

-Fui a su casa y llamé a la puerta. Al principio no me reconoció y cuando lo hizo, algo en ella… ella no parecía muy feliz de verme. Le pregunté si había sido fácil dejar a su hijo y desaparecer. Estaba enojado y dije algunas cosas hirientes. Ella se exaltó y me dijo que fui la peor decisión de su vida, junto con algunas otras cosas. Y antes de que el pleito escalara salí de la casa. Acabé en un bar y tomé algunas cosas de más. Pasaron algunas horas y de repente tú y Pansy estaban frente a mí. Saqué mi enojo con mi mejor amiga y permití que me vieras en un estado patético y… no sé… yo –su voz se trabó y el rubio comenzó a llorar. Daba bocanadas de aire e intentaba limpiar las lágrimas de su rostro solo para que nuevas volvieran a humedecer sus mejillas.

 

-Perdón, Harry, normalmente no me pasa esto –el chico seguía llorando.

-Draco, esto sería demasiado para cualquier persona. No te voy a permitir pedir perdón por ser humano, si quieres llorar ¡hazlo! –el rubio intentó sonreír y soltó una risita que me hizo sentir más tranquilo. Nunca lo había visto tan mal y, honestamente, me estaba matando.

El rubio me abrazó y enterré mi cabeza en su pecho, aferrando su pijama.

Necesitaba sentirlo cerca y asegurarme que todo iba a estar bien.

 

-Te amo –dije –y aún si tu madre puede no ver lo magnífico que eres, lo eres. Y prometo demostrártelo cada día que estemos juntos.

El rubio me abrazó más fuerte. 


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