Pov Harry
En el teléfono:
-Hola –dijo Cho.
-Hola –dije yo serio.
-¿Qué sucede?
-¿Podemos vernos en el parque que está frente al supermercado donde nos encontramos?
-Claro
Colgué. Draco me miraba como si esperara una explicación.
-Luego hablamos, saldré con Cho –dije yendo a mi cuarto.
Cuando bajé Draco me esperaba en la puerta.
-Cuídate –dijo –cuando llegues seguiremos hablando.
-Claro –dije temeroso. Sabía que Draco no me dejaría hasta que habláramos.
Caminé al parque y esperé a que llegara Cho.
-¿Llevas mucho tiempo esperando? –preguntó ella cuando llegó.
-No, acabó de llegar.
-Bien –sonrió -¿quieres ir por un helado?
-Claro –fuimos y le compré un helado de fresa y a mí uno de chocolate.
Estábamos sentados en una banca frente a un estanque. La vista era muy bonita.
-¿Ahora sí me vas a decir que sucede?
-Pues… cuando te vi en el supermercado… -comencé a decir –no sé lo que sucedió… sabía que quería conocerte.
-Eso es muy dulce, Harry.
-Eres una chica muy guapa, Cho -¿qué estaba haciendo? Nunca antes había intentado nada con alguien. Nunca me había interesado en otra persona. De algún modo sabía que estaba haciendo el ridículo.
-Harry, no sé si lo sepas pero… estoy saliendo con alguien.
-¿Cedric Diggory?
-Sí.
-Creo que lo odio… y ni siquiera sé quién es.
-No deberías; es un año mayor que yo pero es… no sé, trabajador, amigable, leal y sin prejuicios. Es una gran persona.
¿En serio puede pensar Draco que esta chica engañaría a Cedric? Habla de él con demasiado cariño…
-Me gustaría conocerlo –dije.
-Tal vez algún día pueda presentarlos –dijo –es muy bueno en el fútbol. De seguro se llevarán bien.
-Sí.
Aunque al principio la conversación había sido un poco vergonzoso, ahora era de lo más cómoda. Cho era una chava muy inteligente y creativa. De cierto modo me recordaba a Luna… pero más normal.
Se reía de mis chistes, me reía de sus chistes y hablamos un buen rato.
-Entonces… ¿Aparte de mí no estás interesado en nadie?
-¿Celos?
-Claro, tener la atención del capitán del equipo de fútbol es un gran logro –ambos reímos.
-No. Nunca me ha interesado nadie.
-¿Ninguna chica?
-No.
-¿Ningún chico? –preguntó. Esa pregunta había sido muy rara.
-No.
-Ya veo.
-Sí…
-Bueno, si un día encuentras a ese alguien especial, no dudes en llamarme; te puedo dar consejos para ligar… los necesitas –ambos volvimos a reír.
-Gracias –dije aunque sabía que posiblemente le hablaría a Ron o Hermione.
Miré el reloj. Eran las 10 pm; mañana tenía clases y entrenamiento.
-Ya es tarde –comenté.
-Sí, será mejor que ya nos vayamos.
-Gracias por haber pasado tiempo conmigo –dije.
-Claro –Cho se veía indecisa.
-¿Qué pasa?
Cho me agarró del cuello y me acercó. En el momento en que sus suaves labios rozaron los míos sentí una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo.
Sus labios sabían a chicle y su piel era cálida.
-¿Qué fue eso? –pregunté cuando nos separamos.
-No… no lo sé –su voz se entrecortaba –sólo sentí la necesidad de hacerlo. Antes de que me superes.
–Bueno ahora sí tengo que irme –reí.
-Adiós –dijo ella –no olvides dedicarme tu próximo gol.
-Jaja, claro.
Caminé a mi departamento. Las calles estaban oscuras. Subí las escaleras. Abrí la puerta. La casa estaba en silencio.
-¿Harry? –preguntó Draco.
Lo ignoré y me dirigí a mi cuarto. Entré y me dejé caer en mi cama.
Sentí como mi cama se hundía cuando Draco se sentó en ella.
-¿Qué pasa? –preguntó mientras posaba su mano en mi espalda.
-En verdad me gusta –dije y comencé a llorar.
-Tranquilo –comenzó a acariciar mi espalda.
-Me gusta –repetí mientras el llanto ocasionaba que mi cuerpo temblara –y fue tan honesta… y me besó… pero me dijo que no podíamos estar juntos –comencé a llorar más fuerte. Draco cambió de lugar su mano ahora acariciando mi cabello.
Cerré los ojos sin fuerzas para decirle que me dejara solo. Y también sin querer perder su compañía.
-Draco…
-Shh, todo va a estar bien.
-No me dejes –apenas fue un susurro. Me sentía débil, no quería estar solo.
-No lo haré.
Me quedé dormido.
A la mañana siguiente el ruido de mi alarma me hizo despertar.
Miré a mi alrededor y bostecé. En ese momento noté a un rubio que dormía en el suelo. Estaba hecho bola cubierto por una colcha y apoyando su cabeza en una almohada.
Draco no me había dejado. Sonreí sin que nadie me viera.