Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mañana vendré por ti por Aless_chan

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

MomoXRyoma

 Se van a reir, pero me insipé un día que tenía que esperar mis clases de meteorología en el aeropuerto de mi ciudad... Había llegado temprano y no sabía que hacer... Entonces, tomé mi cuaderno y comencé a escribir este fanfic... ¿Lo mas chistoso? El chofer del autobus que me lleva al aeropuerto, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Es muy parecido a Momoshiro!!!!!!!!!!

Aquí va, espero que les guste...

 *Aless* ^^

Mañana vendré por ti...
 

    Con la mirada pegada en los aviones que salían del aeropuerto. Bebiendo el café para poder desatar el nudo en la garganta que tanto molestaba en ese momento. Momoshiro se mostraba alegre, intentando disimular la tristeza que le provocaba el que Ryoma se alejase por un largo período de su lado. El niño, por su parte, mostraba indiferencia ante la situación. Su sempai ahora lo observaba atentamente y en sus ojos brotó un brillo especial. Quería llorar pero debía demostrar tranquilidad. No quería preocupar al pequeño, pero sabía que debía confesarle lo que tiempo atrás estaba sintiendo por él: un apego muy especial... Simplemente: amor...

    El murmullo en la cafetería y los aviones despegando, sacaban a Momo de concentración. Buscaba la manera correcta pero suave de decirle a Ryoma  que lo quería con toda su alma.

    Habían pasado mucho tiempo juntos. Eran casi como hermanos.

    De repente, Ryoma detuvo su mirada en el rostro de su compañero:

-         Momoshiro... –

-         ¿Si? – Momo lo miró sonriendo forzosamente.

-         No... Nada... – El pequeño parecía arrepentirse antes de hablar.

-         Dime, Ryoma... – Pero el niño no respondió, solo bebió hasta el último sorbo de su café y luego continuó observando hacia fuera con un gesto poco alegre.

-         Te va a ir bien... Lo se... No te preocupes... – Lo animó Momoshiro.

-         No es eso... – Ryoma se oyó algo malhumorado.

-         Entonces, ¿qué es? – Quiso tomar al pequeño de la mano, pero se resistió de hacerlo y en su lugar, frustrado, tomó una servilleta con la cual comenzó a juguetear.

-         Nada... – Le respondió Ryoma mientras observaba su reloj. El avión pronto partiría. Se levantó y tomó su bolso. – Ya debo irme. – Agregó acomodando la silla y dando algunos pasos hacia la salida. Actuaba extraño. Mas antipático de lo normal.

    Momoshiro se levantó enseguida y lo siguió. Ryoma entró al baño y su compañero hizo lo mismo. El niño quedó parado frente al espejo. Luego abrió la canilla y se mojó el rostro. El mayor solo lo miraba, esperándolo.

-         ¿Qué haces parado allí? – Ryoma ahora miraba a Momoshiro a través del reflejo del espejo.

-         Te acompaño... – Fue lo único que se le ocurrió decir a Momo en ese momento y le sonrió como para retener las lágrimas. Ryoma cerró sus ojos y a continuación se introdujo en uno de los bañitos individuales y cerró la puerta. Momoshiro notó que el pequeño estaba llorando. - ¿Ryoma? – Lo llamó. Pero el chico no respondió. – Ryoma, ¿te pasa algo? – En la voz de Momo se captaba algo de preocupación.

-         No es nada. – Respondió rápidamente su compañerito, abriendo la puerta, saliendo y agachándose como para buscar algo en su bolso, simulando no estar lagrimeando. Momo, entonces, puso su mano en el hombro del chico. Ryoma ya no pudo mas y no se resistió. Se levantó al instante abrazando a su sempai con fuerza. Aquella reacción sorprendió un poco al mayor, pero también lo sostuvo con cariño.

-         ¿Cuál es tu problema, amiguito? – Momo vaciló con su pregunta, ya que sentirlo así, abrazado, le dio aún mas angustia de la que llevaba a cuestas. Pero insistió:

-         Cuéntame, Ryoma, estoy aquí para escucharte. –

-         Momo se agachó un poco para quedar cara a cara con el pequeño, mientras lo veía. Ryoma permanecía con los ojos bien cerrados, tratando de lograr que las lágrimas no se le escaparan mas. Sintió que Momo pasaba tiernamente los dedos por sus mejillas húmedas para secarlas. Entonces, abrió los ojos y lo vio frente a él.

-         Mo... Momoshiro... –

-         ¿Si, Ryoma? – El mayor casi ni se oyó.

-         Te quiero, Momoshiro... – Y entre sollozos, se lanzó nuevamente a abrazar a su sempai, ocultando el rubor en su rostro.

    Momo lo abrazó aún con mas ganas. Su pequeñito lo quería. Se sentía feliz por eso, pero triste por haberse enterado en aquel momento en que su Ryoma partiría y no se verían en un largo período... Hubiese preferido que se lo dijera antes, para confesarle lo mismo.

    Ryoma se sentía muy bien así. Le gustaba sentir los dedos de Momo acariciando su cabello e intentando calmar el dolor. El mayor, por su parte, no quería que ese momento se acabara, adoraba sentir que los brazos del niño envolvían su cintura. Sonrió recordando una y otra vez la frase salida de la boca de Ryoma segundos antes. Y se dio cuenta que él también había comenzado a llorar, enseguida pasó su mano por su rostro secándose las lágrimas. Suspiró procediendo a sosegarse. Se agachó para quedar nuevamente de frente a Ryoma.

-         Ryoma, pequeño... Mírame...- Le acarició la mejilla. El niño sentía un poquito vergüenza luego de haberle revelado a Momo el afecto que padecía por él. Pero después de la caricia de su sempai, se sintió mas seguro y lo miró fijamente a los ojos. A continuación dijo:

-         Momo... Quiero que me prometas algo... Por favor... –

-         Si, Ryoma, dime... –

-         Que... Vendrás... Por mi... Cuando regrese... – Le costaba hablar, sin poder apaciguar el llanto.

-         No llores, no llores, pequeño, ¿no ves que me haces llorar a mi? – Momo reía a la vez que sollozaba.

-         No quiero alejarme de ti, Momo, te quiero mas de lo que te imaginas... –

-         Yo también, Ryoma, te a... – Dudó, pero lo dijo – Te amo, Ryoma... – Cerró los ojos que comenzaron a mojar nuevamente sus mejillas. Fue allí cuando Ryoma, besó rápidamente pero decidido, los labios de Momoshiro, quien lo contempló sorprendido, pero agraciado.

-         Te vendré a buscar, Ryoma... Y sellaré mi promesa de esta manera. – Envolvió con sus brazos al chico y nuevamente se besaron. Pero esta vez Momo dio la iniciativa y el beso fue dulce y duradero. Momo no quiso acabar con ese momento, pero estaban en el baño de un aeropuerto y era posible que alguien entre y los vea. Así que animó al pequeño. – Vamos, no querrás perder el vuelo... – Se levantó, tomó la manito del niño y lo ayudó a incorporarse. Caminó hasta las piletas y mojó su rostro. Ryoma hizo lo mismo., aunque sentían que las ganas de llorar no se borraban con solo humedecer la cara...

    Salieron del lugar en silencio. Momo acompañó al pequeño, mientras apoyaba una de sus manos en un hombro de Ryoma, llevándolo abrazado, pero disimuladamente, como si se tratara de un buen amigo. Aunque deseaba con locura tomarlo de la mano e ir así hasta donde ya no pueda acompañarlo.

    Y sin quererlo, ya estaban en la fila de gente para tomar el avión.

    Ryoma secaba sus ojos de vez en cuando y Momo tomaba aire aliviando el nudo en la garganta. Ya era hora de despedirse. Ryoma debía abordar.

-         Bueno, pequeño, nos veremos pronto... Ya sabes... Vendré por ti, lo prometí y así lo haré... – Le sonrió con los ojos brillosos de lágrimas que amenazaban con caer otra vez.

-         Te quiero, Momo... – Se leyó en los labios silenciosos de Ryoma, quien abrazó a su sempai y ya no quiso separarse. Momo escondió su llanto entre el hombro del pequeño y le besó la mejilla.

-         Debes partir, vamos, la señorita está esperando que le entregues el pasaje... – Le dijo al oído mientras observaba a la empleada de la aerolínea, que aguardaba a los pasajeros faltantes.

-         Si, ya voy. – El menor se fregó los ojos.

-         Buen viaje, mi Ryoma. – Le susurró al oído y le sonrió.

-         Gracias, Momo... – Ryoma respondió el gesto con dificultad. Caminó y le entregó el pasaje a la señorita. Se dirigió a la escalera mecánica que lo llevaría a la manga para abordar el avión. Miró hacia atrás: Su Momo parado y sonriéndole obligadamente, lo saludaba con la mano. Ryoma apenas levantó la suya para responderle.

    Momo esperó a que el avión despegara y así quedó observando la nave alejarse, hasta perderla de vista, allí lejos, en el horizonte...

 

“Hoy estoy triste porque te alejas... Pero mañana estaré feliz porque se que te tendré conmigo y te envolveré entre mis brazos... Porque te amo...”

 
 
 
Alessandrie
 
18/08 y 06/09 de 2006
 
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).