Capítulo 5
Aunque duela, no pasará…
Y lo había hecho, lo había besado, había dejado caer todas esas barreras autoimpuestas y había cedido a eso que había escondido tan bien por tantos años, se quedó en la silla durante varios segundos una vez que el pelirrojo se fue, colocó dos dedos sobre sus labios, estaba tan vulnerable que ni siquiera lo había pensado pero de lejos lo más sorprendente era que Castiel le había correspondido aquel contacto, incluso había iniciado un segundo beso por su cuenta, sacudió la cabeza, ahora estaba aún peor que antes de aquella visita.
Se levantó y salió al baño para enjuagar su rostro, regresar a su tranquilidad aparente habitual, no sabía que se supone que tenía que hacer después, no sabía cómo se supone que tenía que comportarse ahora… Ni siquiera sabía si ese beso había significado lo mismo para el contrario, bien podría haber sido solo un reflejo o compasión, tenía un lío en la cabeza, además de que fuese lo que fuese no podía dejar que los demás lo supieran, mucho menos su hermana, si por error algo como eso llegaba a los oídos de su padre estaba muerto, su padre nunca iba a aceptar que el era gay.
Se miró al espejo de los lavabos, lucía patético… Miró el golpe y suspiro antes de salir siendo el mismo de siempre, se volcó en sus clases para distraer su mente, quería hablar con Castiel, calmar su mente con una explicación de parte del pelirrojo de lo que había sucedido en la sala de delegados, sin embargo se dio cuenta que el otro joven no dio señales de vida el resto del día. No había que ser un genio para saber que se había escapado del instituto.
El resto del día pasó sin mayor contratiempo, al menos aparentemente, seguía estresado, así que por primera vez se excusó para no asistir a la reunión de esa tarde, usaría ese tiempo para otra cosa, recogió sus cosas apenas termino la última clase y salió, no tenía idea de donde había ido el pelirrojo así que probablemente la mejor opción para obtener una respuesta era buscar a Lysandro, siempre estaban juntos así que tal vez podría conseguir que le dijera algo.
No tuvo que esperar mucho para que el distraído peliblanco hiciera acto de presencia, parecía que iría directo a casa así que se acercó a él con calma, ellos realmente no se hablaban demasiado, por no decir básicamente nada pero era su mejor recurso en ese punto.
-Lysandro…- lo llamó suavemente cuando estuvo a su altura
-Oh… Delegado… ¿Necesita algo?- estaba tan calmado que su voz produjo un efecto sedante en su ansiedad, era un chico extraño -¿Olvide entregar algún documento?
-¿Eh?- se había perdido un segundo antes de negar –No nada de eso, sólo quería preguntarte por Castiel, no lo vi en todo el día- lo vio sonreír un poco como divertido, desvío la mirada carraspeando
-No está aquí…- eso era evidente, ¿sería siempre así? –No estoy seguro de donde fue…- se encoge de hombros –Probablemente haya salido con Demonio…- ¿Demonio? Creía haber oído en algún momento que era el nombre de su perro –No sabía que fuera tan curioso…- carraspeo un poco
-No es eso… Es sólo que tengo algo pendiente con él… Además que tiene que firmar un justificante por su ausencia….- pudo ver que el peliblanco no le creía ni una palabra, seguramente el pelirrojo había dicho algo
-No creo que deba molestarlo hoy… ¿algunas vez a intentado hablarle cuando está realmente molesto por algo?- asintió ligeramente a la pregunta -¿y cómo salió?- habían terminado peleando a golpes, suspiro
-Gracias…- sujeto su mochila –Nos vemos…- salió del instituto, Castiel estaba molesto según el peliblanco, eso no era novedad… Pero, podría ser a causa del “incidente” de la mañana
Volvió a casa más rápido de lo que le hubiera gustado, pero si no iba a asistir a la reunión ni discutir las cosas con el pelirrojo lo mejor era volver… Evitar estar en la mira de su padre por un tiempo, no quería ni imaginar el espectáculo que sería capaz de organizar Castiel si descubría otro golpe, de algún modo sintió que las cosas estaban peor que antes, se mordió el labio inferior, lo mejor era esperar al día siguiente y rogar que a su padre le estuviera yendo mejor en el trabajo.
Básicamente se limitó a callar y obedecer hasta que pudo ir a refugiarse a su habitación, a la seguridad de su cama, nunca había estado tan feliz de ser totalmente ignorado una noche completa, se tumbó en la cama después de quedar solo en boxers para dormir, suspiró, mangas largas, camisas siempre con corbata, pantalones largos siempre… Sólo para esconder las marcas… Los moretones y un par de cicatrices, cerró los ojos, su espalda era solo la punta del iceberg.
No supo en qué momento se quedó dormido entre sus cavilaciones, solo supo que en sus sueños cierto pelirrojo no lo dejaba en paz, no era momento de cosas como esas pero de algún modo eso le permitió un descanso apropiado… Un sueño tranquilo después de seis meses de sentir que en cualquier momento todo saldría terriblemente mal.
Despertó cuando alguien tocaba insistentemente a su puerta, tardó un segundo en procesar que ya era tarde, se había quedado dormido sin poner la alarma, saltó de la cama y se vistió en un suspiró, su hermana estaba furiosa alegando que había quedado de llegar antes con sus amigas, ni siquiera se molestó en desayunar, no era buena idea, simplemente subió al auto y salieron al instituto, aguantó las quejas de Ámber todo el trayecto sin emitir un solo sonido, no estaba de ánimo para discutir con ella.
Apenas llegar bajó llevando su mochila con él, a pesar de todo habían llegado a buena hora, fue a dejar sus cosas a su taquilla y se dirigió a la sala de delegados, ordenar los papeles le serviría para calmar sus nervios o más bien sus pensamientos, el darse cuenta de que el beso del día anterior lo había afectado más de lo que esperaba, cubrió su rostro con sus manos, estaba tan confundido ¿cómo era posible que algo como eso le afectará más que la situación que vivía?
-¿Pensando en mí delegado?- alzó la cabeza al escuchar al pelirrojo que cerró la puerta detrás suyo –No te molestes que ya estoy aquí ¿Me extrañaste?- el tono burlón en la voz ajena lo hizo sonrojar más por qué realmente estaba pensando en él
-No digas estupideces Castiel…- carraspeo un poco desviando la mirada y suspiro antes de volver a mirarlo sorprendiéndose al verlo tan cerca
-Qué pena…- lo tomo de la barbilla y lo beso haciendo que los colores se le subieran al rostro
-¿Qué demonios haces?- lo aparto empujándolo por el pecho, no podía dejar que lo afectará de ese modo, no de nuevo, vio al pelirrojo alzar una ceja antes de cruzarse de brazos y mirarlo de manera habitual
-De verdad que no logró comprender que mierda tienes en la cabeza- lo vio suspirar -¿duele menos?- estaba señalando su rostro, asintió levemente
-No es tan malo como parece…- suspiro –Castiel… Nada de lo que sucedió ayer debe saberse…- susurro finalmente –Lo de ayer…- no sabía cómo explicarse
-Creo que me gustas Nath…- directo y al punto, demonios… -No sé exactamente de que modo o por qué…- el pelirrojo se encogió de hombros –Pero tampoco es como si me interesará que el instituto en pleno se diera cuenta- se sintió extraño, quería decirle que sentía realmente pero prefirió callar, sólo bajo la cabeza, no debía… No podía…