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Magia negra conocida como amor por dark kirito

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Notas del fanfic:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama.


Escrito en el móvil, errores son sin querer.


Muchas gracias a Yayoi y todos los que leen ><.

Notas del capitulo:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama.


Escrito en el móvil, errores son sin querer.


Muchas gracias a Yayoi y todos los que leen ><.

El rey de Sindria revisaba algunos documentos sobre su escritorio, estaba aburrido y tenía deseos de escapar de aquella obligación, pero por el bien de su querido pueblo no puede hacerlo, eso y porque Jafar no le quita la vista de encima, pues se le escapó toda la semana, lo mira, suspira y vuelve a su labor, no hay nada que pueda hacer por ahora.

Coloca el documento en la pila de papeles que ya he revisado, se dispone a tomar otro cuando un fuerte estruendo les asusta a ambos hombres.

-¡¿Qué fue eso?!-articula el albino asustado.

-No lo sé, pero tomando en cuenta la dirección, me parece que ha sido cerca de la barrera-se equipa a Baal y sale inmediatamente.

Llega en cuestión de segundos al sitio, notando que no se había equivocado, y peor aún un joven de largo cabello azabache lanzaba rayos como desesperado en contra de la barrera, a juzgar por su expresión no se lo tomaba muy enserio, siendo un magi bastaba un solo ataque para destruirla, se acercó a el mantenido una distancia prudente.

-¿Qué se supone que haces Judal?-dijo con tono serio.

-¿No es obvio rey idiota? Solo me divierto un poco-dijo con exitación, sus ojos brillaban y sus mejillas estaban ruborizadas por la emoción, el bello y embriagante sentimiento que te brinda la destrucción.

-¿Por qué en Sindria?

-Porque su barrera es más o menos decente-dice mientras lanza ahora estacas de hielo.

-No somos tu diversión.

-Entonces intenta detenerme-le desafío con una sonrisa.

El monarca le miro con seriedad, si bien no quería que el joven destruyera la protección que con tanto trabajo crea su subordinada, tampoco tenía la intención de lastimarlo, le ha hecho sufrir mucho, pero a pesar de todo no puede evitar mirarlo como un niño, uno muy perdido, y no quiere herirlo, pero una lanza de hielo que le paso rozando peligrosamente el rostro le obligó a desistir de sus planes pacíficos, incluso había conseguido hacerlo sangrar ligeramente de una mejilla, lo sabía por el ardor y humedad en la zona, por lo que no fue necesario verificarlo.

Tomo su espada con decisión y lanzó un rayo al chico, aunque no muy pontente, este se escudó fácilmente con su borg, para lanzar más ataques combinación de magia de hielo y rayo, pero ninguna daba en su objetivo, después de varios intentos de ambas partes, daba la impresión de que danzaban en el aire. Un mortal y peligroso baile que no por ello deja de ser bello, el oji carmín sonríe ampliamente.

-¡Es genial rey idiota! ¡Es muy divertido, solo contigo me siento así!!

-¿Por qué no tomamos un descanso?

-¿Estas loco? ¡Soy un magi jamás me canso! ¡No quieras arruinar mi diversión!

El monarca continuó con el intenso enfrentamiento, poco a poco se estaba quedando sin energías, es natural que no posea el desbordante poder con el que cuentan los magi, pero no podía simplemente marcharse, su pueblo lo necesita...Judal le necesita, esta tan solo que esta es la única manera que tiene de llamar la atención, de tener compañía, es tan triste...no es su intención rendirse, no quiere dejarlo solo, pero se ha excedido en el uso de su poder, cierra los ojos y siente que cae en dirección al suelo sin oponer la más mínima resistencia.

................................

  El oráculo esta triste, mucho, se ha dado cuenta que después de destruida la organización no le quedaba nada, podría morirse en cualquier lugar y a nadie le iba a importar, fue de esa manera que sus pies le llevaron inconscientemente a Sindria, el rey idiota podría no tener intereses afectivos hacia su persona, pero al menos siempre le ponía atención, siempre escuchaba lo que tenía que decirle e incluso trataba de salvarlo en algunas ocasiones, río un poco, que hombre tan ridículo, si tiene esa clase de poder que se salve a si mismo.

  Cuando por fin llegó a Sindria se encontró con la barrera de Yamuraiha, tuvo el deseo de destruirla de un solo ataque, pero es probable que entonces no pudiera ver a quien desea, necesita llamar su atención, ¿Y qué mejor que destruyendo un poco? Lanzó el primer ataque que resonó con fuerza. Cruzó sus brazos por detrás de su cabeza sonriendo.

  -Creo que me pasé un poco con ese hechizo, es una suerte que la magia de esa vieja resistiera al menos eso, no es tan inútil como pensé.

  Continuó con los encantamientos tratando de imprimir menos magoi a ellos, lo que conseguia cada vez con más facilidad, hasta que su esperada víctima hizo aparición, le vio incluso antes de que llegara, pero quería hacerse el interesante, no sería él quien dijera la primer palabra.

Luego de un breve intercambio de comentarios había iniciado entre ellos un pequeño enfrentamiento, uno que logró sacar la alegría escondida en el corazón del sacerdote, incluso realizaba hechizos cada vez más sutiles con la intención de prolongar el juego.

Estaba tan emocionado que jamás se dio cuenta del agotamiento del rey, solo hasta que este se precipitó al suelo fue que lo notó. Toda alegría en su ser se desmoronó en ese momento para dar paso al más puro terror, se lanzó a una velocidad increíble impulsado por su magia para darle alcance, lo cual logró a unos cuantos metros del suelo, y le tomo entre sus brazos, o al menos lo intento lo mejor que pudo, pues el fornido cuerpo del monarca le impedía hacerlo con facilidad. Con algo de trabajo le depósito en el suelo notando que estaba muy débil, por lo que preocupado le dio un poco de magoi, pero este no estaba respondiendo como esperaba, se quedó pensando en una mejor opción, hasta que una llegó a su mente...bueno tampoco es que le importara tanto hacerlo.

Acercó su rostro al del mayor y tocó con suavidad los labios ajenos, haciendo fluir de esa manera el rukh en su interior, en esta ocasión si estaba funcionando. De manera casi inconsciente apoyo más sus labios sobre los del rey, era una sensación que jamás en su vida había experimentado, pero le agradaba bastante, pasó varios minutos en la misma posición, no quería perder ese pequeño placer que había descubierto por accidente, el oji dorado comenzó a despertar, pero ni así se retiro, le valía completamente que le encontrará besandolo.

...............................

Sinbad abrió los ojos lentamente, para notar que el oráculo tenía sus labios posados en los suyos, al principio se asustó, pero luego recordó lo sucedido ¿acaso Judal le había salvado? ¿Por qué? ¿Qué ganaba él? Como siempre le era imposible entenderlo.

Instantes después se dio cuenta de que el azabache le besaba, intento romper el contacto, pero no se lo permitió, y pensándolo bien tampoco es que le desagradara, así que esta vez tomo a su enemigo acérrimo por la cintura en un intento de dirigir sus movimientos, pero como era de esperar, el oji rubí no se dejo, peleaba con ahínco para hacerse del control, oh si, que ni crea el rey idiota que dejara que pisotee su orgullo, antes muerto, mejor dicho antes lo mata que permitirlo. El monarca solo ríe, vaya jovencito más voluntarioso es Judal, pero debe admitir que besa muy bien, quizá un secreto oculto de los magi, o del propio azabache, porque debe admitir que es naturalmente sensual.

Ambos comenzaban a quedarse sin aire, ¿pero qué importa? ¿quién necesita respirar? En contra de su voluntad rompen el contacto, al menos ellos si, el peli morado se recupera rápidamente gracias a su excelente condición física, no así para el joven que casi parece que ha corrido un maratón.

-¿Estas bien?-pregunta el mayor.

  -¡¿Qué rayos me hiciste?!-cuestiona furioso el magi.

-¿Yo? ¡Si eres tu el que me beso!

  -¡¿Y por qué demonios me estoy ahogando?!

-Supongo que no respiraste adecuadamente.

-¡Ey que tu tampoco!

  -Eso es cierto, supongo que tengo mejor condición física.

Comentario dicho sin mala intención, pero que ocasionó casi fuera atravesado de lado a lado por una lanza de hielo que con dificultad alcanzó a esquivar.

-¡Cállate bastardo! ¡Me vale tu puta resistencia! ¡Jamás podrás contra mi magia anciano!

-¡¿Yo anciano?! Si soy un galán.

-Nah tus zorras están ciegas.

Ambos se miraban con intensidad, de un momento a otro podían iniciar nuevamente el enfrentamiento, dorado contra escarlata, espada contra varita, fuerza bruta contra magia, y de pronto el sonoro rugido del estómago del monarca, mientras el magi le observaba pasmado para estallar en carcajadas.

-Ja ja ja ja sin duda le haces honor a tu título rey idiota.

-¡Oye es algo completamente natural!

Siendo seguido de un sonido similar por parte del oráculo, mientras el rey le miraba con burla, oh dulce venganza.

-Nah, ni te hagas el interesante, que bien que dijiste que era algo natural, aunque me haría mucha gracia que te burlaras de ti mismo.

-Eres un sinvergüenza.

-Yo soy yo y punto. Ahora alimentame como tu buen invitado de honor que soy.

-¡¿Y yo a qué hora te invité?!

-Bueno, si prefieres que me cargue tu palacio, por mi no hay problema, después de destruirlo asalto tu cocina y asunto arreglado.

El peli morado suspiró pesadamente, tratar con ese hombre siempre era complicado, eso es lo que saca por ser un poco considerado con el.

-Bueno, ya que-dijo abatido.

-¡Óyeme maldito no exageres! ¡Deberías estar agradecido de que alguien como yo te ofrezca su compañía!

-Si, lo que digas-articulo sin interés.

El mayor se adentraba al palacio siendo seguido muy de cerca por el magi, que todo el camino no dejó de decirle miles de palabrotas, tan bello joven ¡y que lenguaje!

Llegaron al sitio, para fortuna de ellos ya era la hora de la comida, el sacerdote tomo asiento sin mayor interés y se dispuso a comer.

-¡Sin!!!-gritó alterado el albino que miraba estupefacto al oji rubí y no era el único, todos los generales estaban ahí es solo que habían sido pasados de largo.

-Tranquilizate Jafar, no es para tanto.

-¡¿Que no es para tanto?! ¡Es nuestro enemigo!-tomo su contenedor familiar con intención de atacar al joven que nada más ni caso le hacia.

-¡Jafar!-el rey alzó la voz sin querer, provocando que su visir se tensara-lo siento,  no fue mi intención, pero no me gustan las peleas a la hora de los sagrados alimentos.

-¡En tu cara monja!-celebró el azabache.

Pero para su desgracia un vaso se impactó de lleno en su rostro, el albino había cobrado venganza, eso le molesto y estuvo a punto de asesinarlo, bueno tal vez no tanto, pero cuando se dio cuenta el monarca ya le había sujetado por la espalda.

  -¡No me toques imbécil! ¡Ese desgraciado no se va a salir con la suya!

-Tu empezaste, y si quieres volver sano y salvo a Kou más te vale que te comportes.

  -Ja como si pudieras obligarme.

-¿Crees que no puedo?

-Intentalo, ya me reiré de ti cuando se te acabe el magoi.

-Para eso necesitas tu mediador ¿o no?

-¿De que rayos hablas si aquí...?-buscó dentro de su ropaje sin encontrar dichoso objeto.

-¿Te refieres a esto?-se burlaba de él el mayor mientras lo mecia delante de sus ojos.

-¡Eres un ladrón!

-¡¿Y me lo dices tu?!

Ambos continuaron con un gran debate, o más bien groserías de uno y regaños de otro, mientras todos los presentes terminaban por ignorarlos, la presencia del sacerdote en el lugar es poco común y hasta podría decirse que novedosa, pero después de un rato cansa. Terminaron agitados luego de su discusión sin sentido, faltándoles energía para continuar, decidieron dejar las cosas por la paz y continuaron con la ingesta, vaya par de volubles.

Todos se retiraron a sus aposentos sin decir nada más del tema, aunque el rey era seguido por una lapa muy sexy.

-Ya devuelmela-dijo con tono agresivo.

-No.

-Hazlo y me voy.

-No nací ayer-el menor chasqueó la lengua.

-Por lo idiota que estas yo diría que si.

-Aún así no.

-¡Maldición! ¡¿En qué te beneficia quedartela?!

-No me beneficia, pero si te la devuelvo vas a querer destruir algo, mejor espero a que se te baje el coraje.

-Ya no estoy enojado-dijo al tiempo que pateaba el trasero del rey, aunque en realidad no dolió.

-Si, y tus acciones respaldan de manera convincente tus palabras.

-¡Me lleva! ¡Solo deja que te la quite y me encargaré de matarte!

-¿Y por qué me cuentas tus planes?

-El que te lo diga o no, no hace diferencia.

Y una vez más terminaron discutiendo, esta vez varias horas, incluso el sol comenzaba a ponerse en el horizonte.

-Me voy a dormir-dijo el oji escarlata.

-¿Ah si? ¿Y dónde?

-En tu habitación.

-No te he invitado.

-Eso me vale, no eres mi padre, puedo hacer lo que me venga en gana.

-Haz lo que quieras, no es como si supieras en donde esta.

-Ja, parece que no me conoces.

El peli morado le siguió por curiosidad, pasillo, vuelta a la derecha, otro pasillo, vuelta a la izquierda, corredor, izquierda, derecha, y pues si, efectivamente su cuarto. Pero eso no era lo que más le impresionaba, podría jurar que ese magi se conocía el palacio de pies a cabeza.

-¿Cómo sabes cual es mi habitación? 

-Nah no le des importancia.

El peli morado decidió no preguntar más, como si no conociera de sobra lo testarudo que es, pero sospecha que se ha infiltrado en más de una ocasión en el lugar y todo para vigilarlo e intentar convencerlo de que se convirtiera en su candidato.

Ya en el lugar el oji rojo se lanzó al lecho cual peso muerto, el monarca decidió seguir su ejemplo y se metió entre las sábanas, rápidamente una mirada asesina le traspaso de lado a lado.

-Largarte idiota-le dijo el menor.

-Es mi habitación, vete tu.

-A mi no me corres.

-Entonces aguantate.

Ambos hicieron berrinche, y durmieron de espaldas, en el transcurso de la noche el rey se acomodó de lado y de manera increíble se deshizo de alguna manera de su ropa, el azabache perdido en los brazos de Morfeo no perdía ese espíritu aguerrido pateando al mayor cada que le fue posible, de esa manera llegó la mañana, el primero en despertar fue el oji rubí que quedó pasmado al notar que el hombre le tenía entre sus brazos ¡y estaba completamente desnudo!! Realizó múltiples intentos para dejarle sin descendencia y que debido a ello le soltara, pero con esos fuertes brazos apresandolo fue imposible, suspiró resignado e intento dormir de nuevo, total no había nada que pudiera hacer, aunque tampoco es que se queje de la desconocida calidez que le brinda el rey en estos momentos.

El oji dorado despertó poco después apreciando lo mismo, pero el no se escandalizó, era consiente de que siempre había visto a ese joven como un niño que necesitaba protección y era lo que más deseaba darle en este momento, así que simplemente se aferró con más fuerza a el.

Cuando el sol les impidió dormir por más tiempo despertaron fingiendo que nada paso, pero lo cierto es que ese acontecimiento plantó en sus corazones un sentimiento desconocido para ambos...amor.

Ah pero la vida no es tan sencilla, no señor y menos con ese par de por medio, los días seguían su curso, mientras estos no paraban de pelear, día y noche, incluso habían provocando una úlcera en el pobre visir de puritito estrés, y nada más no había para cuando se fuera el sacerdote, lastima para el que Hakuryuu le diera total y absoluta libertad con su persona, pues podía quedarse en Sindria el resto de su vida y nadie le diría nada, bueno por lo menos los de Kou, ya los del reino del eterno verano son asunto aparte, aunque salvo el albino todos parecen haberse acostumbrado a su compañía.

..............................

Han sido los seis meses más tortuosos para Jafar, pues el condenado magi del demonio sigue ahí, solo regresa al imperio para cambiarse de ropa, a lo cual no le ve el punto pues da la impresión de siempre tener la misma.

Aunque si ha notado algo extraño, tiene la loca idea de que las peleas entre su rey y el oráculo se han vuelto algo cariñosas, el otro día estaba casi seguro de que se habían besado, si como no, seguro que tanto trabajo le ha desgastado la vista, ah y hablando del rey de Roma.

-¡Sin! Que bueno que te encuentro, necesito que revises unos ungh...¡Sin!

Sus ojos no podían creer lo que estaba viendo, el monarca tenía tomado al azabache por la cintura mientras ambos se deleitaban con un candente beso. Incluso su grito de terror fue ignorado, ¿Cómo habían llegado a esa situación? Tal vez es muy cierto eso que se dice del odio al amor hay un paso.

El oji esmerada se disponía a marcharse cuando la pareja rompió el contacto, quedó sorprendido por la expresión del oji rubí, estaba molesto, y sin más le dio un patadon a Sinbad en la entrepierna.

-¡Te lo dije rey idiota es esa estúpida magia negra que llamas amor! ¡Ya déjame en paz!

  Se giró para retirarse, siendo seguido por el adolorido hombre, en ese momento el albino se dio cuenta de que ambos sonreían con dulzura. Que complicado es el amor, ojalá que a el nunca le ocurra algo similar, y sin más ahora se están besando, el magi tenía razón, eso solo puede ser obra de la magia negra, pero mientras sean felices ¿a quién le importa?

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer!!!!!!!!!!!! Hasta la próxima >////<


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