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Idol por Comunidad SinJu

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Notas del fanfic:

Si no parecen entusiasmados con este proyecto, lo pausaré. Por entusiasmo me refiero a la participación con opiniones en reviews.

Notas del capitulo:

Idol será empalagoso, algo largo y cómico y con un cambio de personalidades sutiles adaptados a las experiencias que ambos protagonistas tienen. Uno es padre, el otro es un idol orgulloso.

Antes de que comiencen la lectura, me gustaría pedirles prestaran atención a todo para que me dejen su parte preferida del capítulo en un review~

Idol.

Capítulo 1.- ¡Cásate conmigo!

La vida de soltero no era algo que extrañara demasiado. Un hombre maduro de 34 años como él ya no extrañaba la vida de soltero, ni de buscar a jóvenes damiselas por los bares y clubes. Ya tenía su vida hecha –a pesar de ser tan joven – y su actual vida no le disgustaba.

Estaba avanzando lentamente en su propio negocio y tenía una buena casa, las ganancias por quincena no estaban para nada mal –sobre todo cuando en LA los víveres no estaban tan subidos de precio– que hasta tenia presupuesto para comprarse caprichos a gusto.

O a Ran.

Ran era una pequeña de 12 años que vivía con él. La adolescente era todo un amor de persona. Piel tostada y ojos miel justamente como los propios, una personalidad un poco presumida pero vamos, él es su padre. Sabe que tiene nobles sentimientos, justo como él.

Sinbad es ese padre. Y Sinbad es aquel que no extraña demasiado su vida de soltero.

Bien, quizá algunas cosas sí. Como su libertad sexual y el excesivo ligoteo.

Aunque tampoco se pueda decir que le faltase diversión. Es decir, ¡la tenía! A veces eso es necesario en un hombre como él, aunque jamás en casa, sería un respeto para su esposa.

Jé. Sí, tiene esposa. Jodido infiel.

Pero jamás estaba en casa, no era problema.

Además de que estaban en pleno divorcio. Más se la sudaba entonces.

Pero un problema.

Su querida hija quería una madre nueva y él solo quería divertirse. Las cosas chocaban un poco. De hecho, muchas veces hay conflictos demasiado bordes en casa con Ran. Que si dejaba su ropa interior tirada, o su maletín en la mesa y lo dejaba ahí toda la noche, o porque no apagaba la luz al irse a dormir y le molestaba, hasta por no aprender a cocinar y comprar siempre en la calle algo ya preparado o a domicilio.

Bueno, quizá no fuera el mejor padre, pero algo no faltaba.

Amor… a la televisión.

Y a su hija también, ¿cómo no?

La regla de este hombre era llegar a casa y merendar con su querida rubiecita juntos en la sala, jamás en el comedor. Es decir, ¿para qué? Es más divertido estar sentados uno al lado del otro para ver la tv.

Ese día notó a Ran especialmente ansiosa por ver la televisión. No dejaba de ver la hora en la pantalla de su móvil y luego la tv, en pleno documental.

— ¿Qué esperas? —Había preguntado con un tono bastante curioso, mientras llevaba a su boca uno de esos pastelillos chatarras comunes en los Estados Unidos. Se ensució los labios con la excesiva azúcar de la superficie. Lo limpió con su dedo pulgar al empujarlo hasta sus labios para comerlo también. Luego, volvió a hablar; — Pareces ansiosa, querida.

— El noticiero, eso espero. —Le contestó la rubia, acomodándose el ondulado cabello de forma presuntuosa, y después soplando hacia arriba para mover su flequillo. — Tengo algo importante qué escuchar sobre Judal.

Judal.

Judal era un idol japonés que estaba tomando bastante fama, y le gustaba bastante a su querida Ran. No sabe por qué le agradan tanto los idols japoneses. Sinbad no conoce demasiado de la cultura de Japón pero sabe que es barato vivir allá y que tenía buenos sitios. En su momento, había pensado en viajar hacia allá.

Pero no quería, ¿para qué?

— ¿Un documental de esos que ves?

— Eh… sí. —La rubia le sonrió y luego, volvió a ver la hora en el móvil.

Ran también tomó una de esas tartas chatarra y la llevó a su boca.

Comiendo tanta chatarra, era en verdad un milagro que ambos estuvieran delgados y esbeltos, sobretodo Ran a esa edad. Quién sabe, su madre era una modelo. Nunca estaba en casa, ni mucho menos con Sinbad. La dama siempre viajaba.

Pero siempre mandaba por correo algo de su salario para ayudar en la casa, y eso está muy bien.

De hecho, ya ni siquiera recuerda el rostro de su esposa. Le basta con Ran, su pequeñita mimada.

— ¿A qué hora comienza?

—  A las cuatro debería comenzar. ¿Y si ya comenzó?

— Faltan tres minutos para las cuatro.

— ¿Y si ya comenzó? —Volvió a preguntar Ran con un tono insistente, y luego tomó el mando de la tv para cambiar de canal. — Aún no.

Pero aun así, las reporteras estaban hablando de dicho Idol. Hablaban de la nueva gira que haría por el mundo, y de los comienzos que tuvo en el 2012.

Vamos, ¿y eso que importaba? Llevó otra tartita chatarra a su boca y la comió de golpe, aburrido.

- ¡Oh! ¿Escuchas eso?

- ¡Claro que sí, Mary! Es la campana~

Oh, la campana. Qué emoción. Pero suena al clásico sonido de móviles de hecho.

Ran se emocionó, por alguna razón.

Lo sabe porque se puso recta y se mordió el labio.

Seguramente la campana le gusta, debe ser alguna sesión divertida.

Que idiota había sido en ese momento por no darle la atención que se merecía a la situación. Quizá porque se sentía seguro. Nada malo iba a pasar, ¿a qué no? Estaba en su casa siendo un obeso inexistente feliz. Quizá por fuera estaba como un tren, pero por dentro se sentía obeso, pero era feliz. Amaba la chatarra.

- Finalmente, a un mes de comenzar el concurso en Japón, ¡el resultado llegó! Mundialmente hablando, aquí tengo el correo.

- Eso, nena, muéstralo. Y ahora que lo han visto, mi compañera se dispondrá a abrirlo. Hay que recordar que el nombre de la afortunada que se escuche a continuación será la ganadora de una convivencia de un mes con el Idol japonés Judal, en un crucero directo al paraíso. Así se llama el hotel.

Bueno, vaya intento de ser graciosa.

- Pero tampoco te equivocas, ya que ese hotel está en una isla cercana a Japón y por las fotos que salieron, parece que será un verdadero paraíso estar ahí~ Pero vamos, querida, ¡dinos pronto el nombre de la jovencita afortunada!

-¡Oh! Pues Jane, actualmente NO se trata de una mujer…

- ¿No? ¡Vaya, tenemos a un fanboy!

No está seguro de si la señorita sabe lo que es un fanboy.

Ran pareció emocionarse un poco más. Hasta tomó un cojín y lo abrazó con fuerza.

Interesante, interesante. Eso pensó mientras estiraba el brazo en busca de su gaseosa y la abría para acercar la boquilla a sus labios y beber.

- Y el nombre del ganador es…

- Ay no, este drama. Tesoro, ¡Vamos a decirlo juntas!

- ¡Liiih! ¡Me parece perfecto! Vente, acércate. Ahora sí.

— Y el ganador del concurso para la convivencia con Judal es para… ¡Sinbad!

Puede ser otro buen sujeto con padres con buen gusto para el nombre.

- Sinbad de Sindria.

De Sindria puede ser un apellido común en alguna otra parte del mundo.

- Y este es el sujeto, no es ningún otro y esperemos no haya confusiones. Vaya, bastante apuesto~

Y la reportera giró el monitor.

Verga.

Sí era él.

Y esa foto era horrible, no tomaron su mejor ángulo. Y la pobrecita piensa que es apuesto en esa foto.

Que venga a verlo cara a cara, que se encanta más.

Ran saltó emocionada a su lado y chilló, abrazándolo con fuerza, pero de una forma tan descuidada que terminó haciendo derramar el refresco en ambos.

Alguien le debía una explicación.

Una buena explicación.

- Ahora mismo una de nuestras operadoras llamará al ganador para dar información de a dónde debe acudir. Y con su permiso… Guapo, si estás viendo esto, ¡Te llamo esta noche!

- Eres una atrevida~

No estaba seguro de querer contestar esa llamada para recibir… instrucciones.

Pero la de la reportera definitivamente la tomaría.

- Oh~ actualmente, ¡Tenemos fotos del ganador! Estas imágenes las han pasado hace un momento en Japón, encontrando al sujeto en algunos conciertos del idol, ¡parece pasarlo bien!

En total fueron 6 fotos, el total de los conciertos a los que ha asistido. En todos se le veía de la mano con Ran, y en tres de ellas parecía incómodo por toda la gente o empujando a algunas personas, solo una en donde sonreía y no estaba cuidando de Ran entre toda esa gente.

Luego comenzaron a hablar de otros asuntos.

Recuerda ese momento, se rió a carcajadas cuando el Idol molestó a Ja’far en uno de los conciertos. El pobre secretario seguramente no lo olvidará.

Ni el propio Sinbad.

El teléfono sonó, antes de que Sinbad pudiera tomar el teléfono y colgar Ran ya lo tenía en la mano y hablaba con la operadora.

●•○•●

— No puedes inscribirme en concursos de esta clase sin mi permiso previo, ¿entiendes?

— Pero papá… ¡Yo no podía hacerlo! Aún soy menor de edad, ¡tengo solo 12! Pero tú… Tu sí puedes ir allá, tomar fotos a morir y hacerlo por miiiii —Arrastró la vocal, haciendo un tierno puchero.

Estaban padre e hija sentados en la misma cama, uno al lado del otro. Un hombre tenía la mirada tan seria y la nenita, una mirada de completa súplica.

Pero no puede ceder ante los caprichos de Ran.

— Tengo la empresa, no puedo atenderla a distancia. ¿Me oiste en la llamada, no? Será un mes, dos días en un crucero y 28 más en un hotel. ¡Es simplemente demasiado tiempo!

— ¡Pero puedes dejárselo a la monja!

La monja era Ja’far. Ran tomó el gustillo de llamarle así por vestirse como mojigato. De hecho, Sinbad también lo llamaba así cuando el secretario no estaba.

— Pero es simplemente demasiado. ¿Y quién te cuidará, geniecilla? Tu madre no está aquí. —Ran apretó los labios. — Y yo no puedo llevarte.

— Entonces paga mi pasaje, los dos días en el crucero y todo eso en el hotel. Sé que puedes, he visto tu cuenta bancaria.

Sinbad suspiró.

— Nena, no quiero ir. Llamaré a donde deba llamar para que el concurso se haga de nuevo y que alguien que sí quiera o disfrute su música vaya a ver a ese… mocoso mimado. ¿Tienes idea de cuántos años tiene?

— 19.

— ¡Así no se puede, aún ni es mayor de edad!

— ¡N-No para nosotros! Pero ya pasó de los 18 años. Ya está en la edad.

— ¿En la edad de…? Bhá. Escucha, sé que te hace ilusión, porque te he llevado a todos sus conciertos y comprado cuanta mercancía encuentres aquí, pero inscribirme en eso sin avisarme no fue justo. Yo no quiero ir. —Le tomó por los hombros.

A Ran se le aguadaron los ojos.

— ¿Acaso tu nunca has tenido un sueño?

Por favor, que no toque un punto sensible. Las lágrimas en ella era algo que no podía tolerar.

— Claro que sí, pero aun eres joven. Tendrás más sueños nuevos.

En ese momento, Sinbad supo que era una batalla perdida. Sus cejas se curvearon y entrecerró los ojos, intentando soportar esa mirada de pena, pero…

Era su hija, demonios. Él participó en el acto para hacerla –lo hizo gustoso, nada mejor que las largas piernas de una modelo– y la ha criado por 12 años de su vida. Le ha cumplido cada capricho y hasta reprenderla por un acto incorrecto le resulta difícil, ¡con una mirada así le resulta aún más difícil fingir ser alguien severo! Porque vamos, Sinbad no es un hombre severo, es demasiado relajado y despreocupado.

Que le den a Judal, el pobre lo iba a tener que soportar un mes a él y a su hija por que por sus cojones que iban a ir a ese viaje.

Asintió efusivamente con la cabeza y soltó los hombros de Ran.

— Aún tenemos dos días para el vuelo, ¿no? Pediré el permiso en tu secundaria. —Y trabajaría el triple de siempre para dejar las cosas bien hechas antes de sus vacaciones sorpresivas.

Iba a gastar una pasta pero estaba bien si lo pensaba mejor. El hotel era de cinco estrellas en una isla paradisiaca, seguramente encontraría a damas de la alta sociedad ahí. Y por damas, se refiere a rubias mimadas y de fácil acceso. Ran seguramente estará ocupada con su dichoso Idol mientras él explora un nuevo mundo.

Con ese pensamiento, salió de la habitación.

Ran no esperó ni un poco antes de tomar el móvil y comenzar a textear a sus amigas la grandiosa noticia, para dar algo de sana envidia.

Sinbad por otro lado tomó el móvil de su propia habitación y marcó el número de Jafar.

No se puso nada contento cuando escuchó que iba a estar fuera un mes entero, y menos por el motivo. Ja’far odia a Judal, es una historia graciosa. Sinbad lo invitó a uno de los tantos conciertos a los que había asistido por culpa de Ran –con la única intención de tener a alguien con quien hablar algo que no se trate de Judal en el camino– y el Idol le alzó el dedo medio. Nadie más que Ja’far, hasta él lo vio un poco cómico.

Cualquiera que pueda hacerle eso a Ja’far es muy cool.

Pero no le importaban los sentimientos del secretario, era su decisión llevar a Ran a cumplir un sueño, y a tener sus vacaciones temporales para ser un hombre feliz.

Dos pájaros de un tiro.

●•○•●

— Diane…

— Mi nombre es Dianus, Kouen. ¿Cuántas veces debo repetírtelo? No puedes ponerme un apodo.

— Mh. —El pelirrojo apoyó una mano en la orilla de una cuna, observando pacíficamente a dos gemelas rubias dentro del mueble. No eran precisamente bebés, pero preferían dormir con mamá y en esa cuna.

5 y 8 años.

Se inclinó un poco para cubrirlas con la cobija y luego volvió a ponerse recto.

— ¿Todo listo para el crucero?

La rubia llevó una mano a su nuca y soltó su cabello de la liga. Una espesa cortina rubia de cabello largo y brillante se asomó por los lados de su cabeza y por sus hombros. Ese cabello que Kouen catalogaba como bonito.

Mira comenzó a peinarlo con las manos mientras asentía con la cabeza.

— Los boletos están listos para mañana. Iremos a ese crucero con aquel afortunado y todo saldrá de acuerdo al plan. Temprano lo esperaremos en el aeropuerto. He dicho.

— Judal no está feliz con el concurso.

Mira suspiró.

Lo sabe bastante bien, y aunque si se sienta un poco mal por los contradictorios deseos de Judal por estar solo, debe actuar de forma profesional.

— ¿Crees que me importa lo que ese mocoso caprichoso quiera? Lo va a hacer porque es una oportunidad para que llame más la atención. ¿Tienes idea de cuantas personas participaron?

Kouen desvió la mirada de ambas rubias hacia la dama en la cama, en coqueta lencería, cubierta con una cobija negra que la hacía resaltar. Era tan blanca.

— Amas a Judal.

— Lo adoro, no lo niego. Es el único hombre luego de ti al que puedo tolerar. —Mira se acarició el puente de la nariz, no parece agradarle demasiado hablar de hombres. — Pero sus caprichos no. Soy su representante, sé lo que es mejor para él. Y tú como su guardaespaldas debes saberlo también.

Kouen se sentó en una silla a un lado de la cuna. Con la mano en el borde de esta, comenzó a mecerla suavemente.

— No es difícil entenderlo. Va a convivir con alguien más que nosotros y le va a gustar, quizá hasta tenga un nuevo amigo. —Continuó la rubia, y luego alzó la cobija para meterse un poco más adentro y recostarse. — Kouen, quiero dormir. —Era una petición bastante directa.

El pelirrojo comprendió, y se levantó. Hasta el propio pelirrojo sabe que no es conveniente hacerla enojar.

— Estaré en la cocina.

— Pásate de nuevo por las otras habitaciones para ver si mis tesoros están dormidas. —Aunque pareciera una orden, no lo era. Era una petición, esa mirada bastaba.

Kouen asintió con la cabeza y antes de irse, apagó el foco de la habitación y salió de ahí tranquilamente. Tal como se acordó, pasó antes por las demás habitaciones para revisar a las pequeñas. Uno, dos, tres…

Cuatro, ¿pero y la quinta?

Mira tenía un total de 7 hijas, el par de gemelas dormía con ella, las otras cinco deberían estar en la habitación, pero solo había 4.

Empujó suavemente la puerta y entró de forma silenciosa a la habitación. Había un par de hermanas compartiendo una cama, y tres camas más dentro de la habitación. Tuvo cuidado de no pisar ningún juguete y poco a poco fue observando sus rostros.

Finalmente las identificó. Solo faltaba una.

— ¿En dónde…?

Bajo rápidamente la mirada y buscó por el suelo, luego se apoyó de la linterna del móvil para buscar bajo las camas. Tuvo suerte de no haber despertado a ninguna aún porque Mira lo mataría por perturbar el sueño de sus tesoros. Pero era una emergencia.

No estaba Pisti.

Salió de la habitación a un paso entre silencioso y rápido y bajó las escaleras rápidamente, sin haber cerrado la puerta.

La luz del pasillo hizo que algunas fruncieran el entrecejo y murmuraran cosas inentendibles.

— Juda-

— Si estás buscando a la mocosa, está aquí.

El pelirrojo frunció las cejas y se guió por la voz de Judal hasta llegar a la sala.

Ahí estaba Judal, sentado en el sofá triple y con una pequeña rubia en la pierna. El muchacho estaba cruzado de brazos y la pequeña mirando el televisor con ojos luminosos.

— Ella quería ver un documental.

— Pero debe dormir. Si Diane se entera que se ha vuelto a dormir tarde… —Extendió las manos hacia Pisti. — Mañana debemos esperar a Sinbad, debemos estar todos. To-dos.

Judal las desvió de un manotazo y luego volvió a cruzarse de brazos. Era un claro no quiero.

— Deja, estamos pasando un buen rato. Ella es la única que me entiende en esta casa.

Kouen estuvo a punto de decir algo respecto a eso, pero sintió un tirón por su pantorrilla.

Bajó la mirada. Era una pequeña rubia, con un camisón rosado y un conejo de peluche en el brazo. Judal también la vio y cubrió una sonrisa divertida con su mano.

— Parece que tienes más problemas que llevarte a Pisti~ Encárgate de eso.

— Señor Kouen… —Susurró la pequeña rubia, tirando de nuevo de su pantalón. — Ya no puedo dormir.

— Koueeeen… —y por el pasillo llegó otra pequeña niña, con el cabello completamente desordenado y unos ojos cansados y rojos. — La luz me molestaba, tampoco puedo dormir…

Se olvidó de Pisti.

¿Acaso es el único en esta casa que puede mantener el orden? Con Mira dormida, todo dependía de él. Judal era demasiado inmaduro para esto.

Y él viejo. Y tan solo tiene 29 años.

— Judal. —Kouen se puso recto, tenía cada brazo ocupado con las dos hermanas rubias.

Suena sexy pero tranquilos todos, son pequeñas, y Kouen solo quiere dormirlas.

En un buen sentido. Osea llevarlas a ambas a la cama.

Joder, absolutamente nada logra hacer que esto suene mejor.

¡Cambio de escena! Sí, gracias.

●•○•●

Trabajo, trabajo, y más trabajo.

Ese día dejó a todos sorprendidos en el edificio. Jamás habían visto a Sinbad trabajar con tanta rapidez y efectividad, atendió a clientes lo mejor que pudo y para el medio día el trabajo se había reducido a cero para él.

Adelantó un poco un futuro proyecto y ni siquiera tomó el almuerzo.

Llegó a casa cansado, pero preparado mentalmente. Ya había asimilado por completo la idea de sus vacaciones y solo restaban las maletas.

La misma rutina de siempre se repitió. El hombre entró a casa y dejó el maletín en la mesa, junto a unas bolsas de comida. En esta ocasión eran hamburguesas y patatas.

¿Ya se dijo que Sinbad no conoce lo que es cocinar?

— ¡Ran! Estoy en casa. ¡Vente a la cocina!

— ¡Ya-Ya voy!

Escuchó algo de ruido arriba, pronto el sonido de pisadas y de una puerta cerrándose.

— ¡He estado todo el día pensando en que llevarme! Aquí hace frio pero ¿y allá?

— Bueno linda, vamos a estar en una isla, es posible que allá no. ¿O sí? —Ni prestó mucha atención a sus palabras,

— ¡No lo sé! Hay medio día de por medio de aquí a allá también, ¿y si el cambio de horario me afecta? ¿Y si me veo imperfecta y no le gusto a Judal? Porque el reaaalmente me gusta. En serio.

Sinbad enarcó una ceja.

Ran también.

— ¿Qué?

— No, nada. Siéntate a comer y luego te ayudo a solucionar el asunto de las maletas.

— Está bien, pero que sepas que no voy a comer a gusto porque aún tengo muchas cosas en la cabeza.

— Eres demasiado joven para tener problemas aún…

— ¡Pues los tengo!

●•○•●

— ¿Es él?

— No, no lo creo. No tiene el cabello largo como el sujeto de la foto…

— Creí que sería fácil notarlo, pero veo que no es así. Kouen, déjame subir en tus hombros. 

— Adelante. —El pelirrojo permitió que el Idol usara su brazo para apoyo y luego su espalda, en cuanto lo tuvo encima de sus hombros se acomodó los lentes de sol y puso una cara seria.

Había demasiada gente en el aeropuerto y Mira estaba más ocupada en cuidar que ninguna de sus pequeñas se fuera lejos que de buscar a Sinbad entre el gentío.

El vuelo de Los Ángeles a Japón había llegado hace algunos 40 minutos y todas las personas ya estaban saliendo con sus maletas y familiares, pero aun no había rastro de Sinbad. Sabe que no dejó botado su boleto porque se le confirmó a Mira la hora de salida, y la hora de llegada.

La rubia buscó el celular en uno de sus bolsillos, sujetando con la mano libre la pequeña mano de Pisti, quien era la que realmente quería irse a explorar.

Judal hizo círculos con sus manos frente a sus ojos a modo de binoculares y observó el sitio de las maletas. Había visto la foto, tenía una idea de cómo era ese sujeto. Debería ser fácil encontrarle, el cabello púrpura no era para nada normal en los estadounidenses. Pero no, ni jota.

— Kouen, bájame.

— Tu solo te subiste, ¿no puedes bajarte tu solo?

— Sí pero para eso te tengo a ti: para no hacerlo solo.

El pelirrojo suspiró pero no dijo más. Alzó ambas manos, tomó la cintura del idol con fuerza y lo alzó un poco, pasando su cuerpo por encima de su cabeza hacia el frente. Finalmente lo bajó al suelo. El pelinegro bufó y se acomodó la camisa y luego los lentes de sol y el sombrero.

— ¿Y bien?

— Ni rastro.

— Olvida, ya le estoy marcando. … ¿Sinbad?

- ¿Quién llama?

La rubia se acomodó el cabello y tomó aire.

— ¡Tu abuela, tarado! Mira Dianus Artemina, representante de tú ya sabes quién. ¿¡En donde diablos te metiste!? ¡Tú vuelo tiene más de media hora que llegó y no hay ni rastro de ti! ¿No te habrás dispuesto a saltar a mitad del vuelo, verdad, hijo de puta?

- … Estoy francamente impresionado.

— ¿¡En donde estás!?

La única razón por la que soltó semejante palabrota es porque está hablando en inglés, ninguna de sus nenas conoce ese idioma todavía. En cambio, Judal y Kouen sí.

Bien, quizá la más grande sí, pero solo sonrió y compartió una mirada divertida con Kouen. Este se limitó a sonreír de lado.

- No lo sé, pero desde aquí puedo ver a una rubia gritona. ¡Lo siento! Nos perdimos entre toda la gente, y Ran quería ir al baño. Y mientras tanto aproveché para cambiar algo de dinero.

— ¿Ran? ¿Has traído a alguien más contigo? —Eso sí era un problema.

- Eh… Sí. Es mi hija, vamos, quería venir. Le hacía ilusión conocer a Judal.

— Bueno, el estadounidense se ha traído a su hija. —La rubia se dirigió a Kouen y a Sinbad. Uno parece indiferente a la noticia, el otro solo se cruzó de brazos e hizo una mueca. Volvió la atención al celular y continuó hablando en inglés; — Esa rubia gritona posiblemente sea yo. Acércate ya. —Pero ya estaba colgada la línea.

— Aquí estoy.

Tanto las rubias como Kouen y Judal voltearon a ver al propietario de esa voz. Era Sinbad, con un rostro adormilado y a una rubia dormida en el brazo, con la cabeza apoyada en su hombro. Ran había caído rendida demasiado rápido luego de ir al baño.

Mira cerró el celular y lo guardó en el bolsillo.

— Vámonos entonces. Bienvenido a Japón.

●•○•●

— No tenía idea de que traerías a tu hija. No tengo el boleto para ella. No la tenía contemplada. ¿Por qué no avisaste?

— Ella y yo acordamos que yo pagaría lo que ella necesitara. No es necesario.

Sinbad cubrió hasta el cuello a Ran, recostada en una cama matrimonial en una habitación casi vacía. Solo contaba con una cama, un ropero y un par de sillas a un lado de una puerta que seguramente era la del baño. Por supuesto también estaba la puerta que daba al pasillo con el resto de habitaciones. La habitación de invitados. Algo pequeña, pero pasarían solo una noche en ella.

— Por cierto, me parece magnífico que usted, señorita, hable inglés. —Sinbad se sentó al borde de la cama y se acarició la cabeza. El aterrizaje le dejó un dolor de cabeza un poco fuerte, desea dormir pero no va a correr a la mujer hasta que ella misma quiera irse.

Seria privarse a sí mismo de ver a tan hermosa mujer, cuesta creer que ha conseguido tener siete hijas y ya esté parando su elevador en el cuarto piso.

— Tengo muchos estudios, no es el único idioma que he aprendido. También se hablar español e italiano. ¿Y usted?

— Yo… Yo leía un diccionario Inglés-Japonés hasta esta tarde. Me duele la cabeza.

La rubia se sentó en una de las sillas, cerca de la cama. No se siente precisamente cómoda con un hombre a solas, pero le da confianza saber que Sinbad tiene una hija y no es un depravado.

O eso espera, porque si no habrán muchos problemas.

— ¿No sabe hablar japonés?

— No. Ran es otro asunto, ella aprende con esas cosas de internet… yo aún tengo fe en el método tradicional.

Mira enarcó una ceja.

— ¿Por método tradicional te refieres a aprenderlo de un profesor?

— Así es.

— Entonces acompáñame, te enseñaré lo básico. Lleva ese diccionario contigo.

Demonios, no va a dormir en un buen rato. Pero Sinbad es inteligente y aceptó, ya que mañana era el crucero y no tenía ni idea de si iba a poder leer algo o distraerse con las mujeres que seguramente irían con ellos. Duda que sea privado, ¿cierto? Un mocoso de 19 años no puede ganar tanto dinero. Ni siquiera con una manager tan preparada como Mira, ¿verdad?

Antes de salir de la habitación tomó el diccionario de su maleta y se fue de ahí silenciosamente para no despertar a Ran.

A todo esto, ni siquiera se ha presentado con el pelinegro. Cuando iban al comedor lo vio en la sala, con una pequeña rubia en el regazo que veía maravillada a los animales de la pantalla plana. En cuanto Judal volteó a verlo, Sinbad alzó una mano y lo saludó.

Judal correspondió el saludo de la misma forma y luego desvió la mirada hacia el televisor.

Bueno, ahí está. Ya no es un grosero.

Entonces se sentó en una de las sillas del comedor, enorme por cierto, y se dispuso a repasar una hora antes de que la rubia decidiera que debía ir a dormir.

●•○•●

— ¡No puedo creer que ya estemos aquí! ¿¡Cuánto me dormí, por qué no me despertaste cuando los encontraste!? ¡Sí tenía bastante sueño pero quería verlo desde el principio! ¡Papá tontoooo!

— Ugh…

Tantos gritos y apenas eran las 7 de la mañana.

Sinbad apenas y durmió tres horas. Se talló los ojos con el dorso de la mano y luego bostezó, girando el rostro hacia el otro lado. Quiere regresar a dormir, no es justo.

— Ran, vas a despertarlos a todos…

— ¡Es cierto, estamos en casa de Judal! ¡Estamos en casa de Judal!

— Lo séee…

La rubia se bajó de la cama de un salto y buscó su maleta, la subió en la cama y buscó algo de ropa. Se dirigió al baño del cuarto y de ahí no salió hasta unos 20 minutos, vestida con un vestido suelto y semi-largo, uno de esos vestidos que son perfectos para el verano y la playa.

Buscó de nuevo en su maleta y sacó unas cajas de cartón, luego chilló emocionada y salió de la habitación emocionada.

Sinbad alcanzó a escuchar que muchas puertas se habrían pero no prestó demasiada atención a esto, prefirió cerrar sus ojos y volver a relajarse, entrar en un estado de semi inconsciencia y recuperar al menos dos horas más de sueño.

Escuchó voces y luego como la puerta de esa habitación en la que estaba golpeaba su pared.

— ¡Sinbad!

— Por favor, no…

— ¡Olvidaste a tu hija en mi habitación!

— Judal, jamás te había escuchado hablar en inglés~

Vamos, ¿Qué debe hacer un hombre para dormir? Lo que no pudo ver por estar de perezoso es que detrás de Judal se asomaban algunas rubias curiosas y el hombro de cierto pelirrojo, custodiando la puerta ya que Judal estaba prácticamente adentro.

●•○•●

— Escucha enana, no me desagradas pero aprecio demasiado mi sueño.

— ¡Lo sé! —Ran alzó los brazos hacia Judal, y este hizo una mueca.

Eso no le quitó para nada el ánimo a la morena, que se cruzó de brazos ante el rechazo y amplió una larga sonrisa.

— He leído cada una de tus entrevistas y he jugado tu aplicación, también leí tu novela y leído blogs japoneses de chismes sobre ti. ¿Quién es Kougyoku? ¿Qué edad tiene Kouen? ¿Por qué lo necesitas, te han acosado? ¿Has visto a gente sospechosa siguiéndote? ¿Son amigos?

— Eh…

— Ran, no incomodes a Judal. —Habló Sinbad desde la cocina. Ran, quien estaba en la sala junto al idol, volteó a esa dirección y luego asintió de forma efusiva.

— ¡Solo nos conocemos, daddy!

— Como digas…

Mientras Ran continuaba intentando tener una conversación larga con Judal, Sinbad terminaba por despertarse con un café bastante cargado mañanero. No era el mismo café al que estaba acostumbrado pero cambiar algunas cosas no estaba mal. Era temporal después de todo.

Se mantuvo tranquilo bebiendo del café hasta que su estómago gruñó en queja, incompleto. No necesitaba más café, quería comida sólida y Sinbad piensa dársela.

Pero vamos, todo extranjero el primer día no quiere comer cosas que pueda preparar.

Se levantó y lavó su taza para luego secarla con una servilleta y dejarla a un lado de la cafetera, en donde todavía quedaba café. Se dirigió a la sala y se sentó en el sofá individual. Antes de hablar prefirió solo observar.

Ran estaba a un lado de Judal, con el cuerpo girado hacia el idol y las manos juntas en su regazo, no dejaba de hablar y de emocionarse y chillar y Judal de escuchar y asentir con la cabeza. Finalmente la morena pidió una foto y Judal aceptó.

Ran sacó su celular rápidamente de un bolsillo al costado de su vestido y lo desbloqueó directo hacia la cámara. Sinbad se permitió admirar cuán emocionada parecía su retoño mientras tomaba esa foto que deseaba desde su casa. Vamos, lo molestó las 13 horas de vuelo con eso, se alegra de haber presenciado cuando el sueño de su hija se cumplía.

Uno de tantos.

— Judal, llévame a una tienda por favor. Quiero comprar comida.

— ¿Una tienda? Claro, hay una a dos calles.

Sinbad pareció complacido.

— ¡Daddy, te encargo algo! Debo publicar esto y presumirlo con mis amigas así que me quedo aquí. Quiero carne blanca y de preferencia sin picante. Gracias, te amo~

Y sin más, la pequeña se fue corriendo hasta la que era su habitación.

Judal se rascó la mejilla.

— Tiene demasiada energía.

— Es una adolescente en crecimiento. Me esperan cosas peores. —Murmuró con mucho cuidado en japonés.

Quizá Judal notó que no se le daba demasiado bien aún porque sonrió de lado y enarcó una ceja.

— Alguien debe ayudarte con esa pronunciación.

Sinbad tardó un poco en comprender sus palabras, hasta puso cara de no haber entendido.

— Y también alguien debe ayudarte con eso.

Salieron de la casa luego de que Judal dejara a Kouen encargándose de la casa, ya que Mira no estaba ni sus siete pequeñas. Anoche en el auto no pudo ver demasiado del vecindario porque era de noche y no todas las luces estaban encendidas, pero ahora puede verlo y demonios, era un buen sitio. La casa incluso tenía jardín y era amplio. Todas las casas eran de un piso excepto esta, y aunque tenían el mismo estilo los colores eras distintos y quedaban bastante bien. La calle estaba limpia y en la calle había madres subiendo las mochilas de sus hijos al auto, seguramente para llevarlos al cole. Pudo ver a un señor acomodándose la corbata antes de subirse en el auto e irse.

Era un sitio tranquilo, agradable.

Sinbad dio algunos pasos hacia adelante, seguido por Judal de cerca.

Caminaron juntos esas dos calles para la tienda. Pensó que sería fácil pero nadie le dijo que las cuadras eran tan  largas, ¡santo cielo, la de casas que vio en menos de 10 minutos! Era temprano y el sol no terminaba de salir, quedaba algo de obscuridad aún y a pesar de eso, en la avenida ya había algo de tráfico.

Judal lo guió hasta la tienda y empujó la puerta de cristal. Dentro olía a limón, seguramente era el piso recién trapeado. Había gente adentro, mayormente universitarios. Todos estaban en sus asuntos, quizá por eso nadie notó que era Judal quien estaba ahí. La sociedad de este siglo es más de tener la cabeza baja y los ojos bien puestos en las pantallas de los móviles y no darse cuenta de muchos detalles a su alrededor, que lástima.

Hey, el sitio era llamativo incluso, ya le agradó. La tienda era peculiar, parecía una tienda cualquiera de víveres, pero entrando más profundo había una habitación con mesas para comer ahí mismo, como cualquier restaurant. Sinbad apenas ver el mostrador con todos los bentos, se dispuso a observar. Se guió por lo que parecía ser bueno y por el precio, hasta que finalmente tomó dos cajas, y Judal otra.

Pasaron entre la gente que hacía fila en una máquina expendedora de gaseosas hasta el mostrador. Judal pagó sin mayor problema, pero Sinbad…

Joder, tantas monedas, ¿y cómo debía sumar? ¿Y si usaba un billete con cual podría pagar para tener el cambio?

Judal lo esperaba a un lado, expectante.

Finalmente Sinbad cerró su billetera y volteó a ver a Judal.

— Por favor, cásate conmigo. Por favor —Repitió. — Lo siento. —tuvo una confusión de palabras ahí.

La reacción de Judal no era la que esperaba. No le sonrió ni le explicó con qué moneda debería pagar ni si era mejor usar un billete a usar monedas, de hecho se mostró sorprendido y luego…

Luego sonrió. Y eso no era todo. Sinbad alcanzó a ver como las mejillas de Judal adquirían un ligero tono rosado.

— Eres un poco atrevido por preguntarlo tan de repente, pero me gusta tu confianza. Además eres un hombre maduro, seguramente sabes lo que haces. También eres atractivo y tu hija me agrada. Acepto. Espero cuides de mi.

Apenas y entendió dos palabras. Acepto y de repente.

Estuvo a punto de sacar su diccionario de bolsillo y volver a formular su pregunta pero un coro de aplausos y chillidos llenó pronto el local, Judal se mordió el labio inferior y ocultó sus ojos tras unos lentes obscuros y él, bueno…

Solo se quedó mirando, confundido.

Incluso el sujeto del mostrador aplaudía.

Les dejó los bentos gratis y les palmeó los hombros mientras decía algo que si pudo comprender.

Felicidades.

Los felicitaba por algo, y luego les dio los bentos en la mano y los empujó lejos del mostrador en un gesto alegre. ¿No les iba a cobrar?

Los aplausos y las felicitaciones…

Sinbad se quedó pensando en eso mientras iban de regreso a la casa, con Judal considerablemente más cerca de él.

Aun cuando salieron, las personas salieron hasta la puerta para despedirlos todavía con aplausos y palabras que sonaban demasiado entusiastas.

Curioso, curioso.

— No puedo esperar a contarle a Mira de esto. —Por fin se dignó a hablarle en su mismo idioma.

Sinbad lo miró con curiosidad, sin dejar de caminar.

— ¿De qué?

— ¿Estás coqueteando conmigo tan pronto?

— ¿Qué? ¡No!

La sonrisa de Judal se alargó.

Notas finales:

Hasta ahí el primer capítulo de este nuevo fanfic. Idol será un proyecto en el que estoy poniendo bastante entusiasmo a la hora de escribir los capítulos, espero guste tanto como a mi me gustó escribirlo~

Tan pronto como se lleguen a 8 reviews entre las dos plataformas en que subo mis fanfics (Amor-Yaoi y Fanfiction) me apresuraré en actualizar este fanfic. ¡Por favor, muéstrenme su apoyo por medio de su opinión!

¿Cuál fue su parte preferida de este primer capítulo?


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