Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Olympian way por Ghost princess Perona

[Reviews - 25]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste

“Vaya, las cosas aquí abajo realmente han mejorado” dijo Kiyoshi, feliz de que los campos volvieran a producir. Sacó una papa y la dejó en su canasto. Seguía siendo un esclavo, pero al mismo tiempo era un héroe. La familia real no se había atrevido a cambiarlo de lugar otra vez por miedo a que los daimones les hicieran algo.

“Sigo estando un poco asustado, ¿Qué haremos en contra de Indra?” dijo Etsu, sentado sobre una de las vallas. Tanto guardias como trabajadores se habían acostumbrado a su presencia y simplemente lo ignoraban como si fuera un producto de su imaginación.

“Tranquilízate…”

“No puedo, esos diosecillos de la evolución no se moverán de donde están, no les importa lo que pase con el resto del mundo” gruñó, pensando en lo que estaba pasando. “Jamás he visto unas personas tan centradas en sí mismas… o al menos Itsuki es demasiado egocéntrico, como su madre. Y mantiene a sus hermanos bajo su control… como su madre.”

“Madara… ¿Qué opinas de él?” preguntó improvisadamente el humano, escavando en otra parte, buscando más alimentos que terminarían en el estómago de los reyes y su taimado hijo. No quería hacerlo, pero mientras fuera mortal… tenía que seguir viviendo como hasta ahora.

“Que es una persona extraña, por un lado quiere a Hashirama, un dios tan pacifico que no me puedo creer que haya conquistado a alguien así, y a sus hijos, que no causan más que problemas en la naturaleza, por el otro… no sé qué pensar. Tal vez piensa que Indra lo dejará vivir en paz con su familia en su reino de la naturaleza”

“Eso no va a ser, Indra lo quiere todo y ha venido por todo. El que tantas desgracias estén pasando en tantos países, que estos se cubran de oscuridad… es cosa suya” mordió sus labios. “No quiero ni pensar en lo que pasará si logra apoderarse de todo.”

“Yo tampoco” miró a las puertas. Afuera de ellas se estaba celebrando una auténtica batalla campal. Con Madara despierto, el verdor y la comida habían vuelto, pero también los grandes conflictos entre los pueblos. Podía decir que eran un mal menor en comparación con lo que habría pasado si esa víbora de Mito hubiera seguido manteniéndolo prisionero, más con algunas zonas recuperándose más rápido que las otras, tenía que admitir que los conflictos eran mucho más graves de lo que muchos resistirían.

“Él no es nuestro único…” todos comenzaron a gritar y correr, señalando al cielo. Los dos amigos miraron, notando que un carruaje negro descendiendo de lo más alto. De él bajó un individuo de negro, quitándose los guantes de las manos. Etsu se levantó con sorpresa. “Kagami, ¿eres tú?”

“Sí, hay que hablar” los dos se separaron de Kiyoshi, caminando por los cultivos. Al paso de Kagami las cosas se hacían cada vez más irreales, como si todo a su alrededor fuera un engaño. “He venido de parte de… el tonto. Ya se le pasó la rabieta y quiere que vuelvas.”

“¿Qué… vuelva al fondo del océano?” preguntó confundido el menor. No esperaba que su madre cambiara de opinión tan rápido, especialmente con el carácter que tenía. En su padre tampoco tenía tantas esperanzas. “¿Cómo fue que…?”

“No fue tan difícil, el amor de una madre no debe ser subestimado” movió la cabeza e hizo una mueca que se le antojó graciosa. “Te extraña y quiere… quiere conocerte. Así que ven conmigo a pasar un par de días en el fondo marino, con nosotros… y el idiota con el que quiere que me case. También tiene uno para ti.”

“¿Perdón?”

“No pretende que te cases inmediatamente, sólo dice que quiere lo mejor para ti… para nosotros dos y que definitivamente un daimon o un híbrido entre los dos no sería adecuado, así que nos da prometidos de clase…”

“Disculpa, pero esa es una razón más para no volver. No voy a volver con alguien que dice quererme y al mismo tiempo me promete con un dios que ni siquiera conozco, es que simplemente… no”

“El caso es que no acepta un no por respuesta” señaló al horizonte. “si no estamos los dos dentro de algunas horas,  va a mandar un tsunami en contra de este país y convertirlo en la Antártida” el mar comenzaba a retirarse en las costas. “¿Ves? Ahí empieza, ese viejo siempre tiene que ganar. Incluso chantajeó a Nagato para…”

“¿Chantajeó a Nagato para qué?”

“Ven, ya lo verás”

“Pero…”

“Yo digo que vayas y lo pongas en su lugar” se metió Kiyoshi, acercándose con los brazos cruzados. “Si uno de mis padres me contactara sólo para eso, entonces los pondría en su lugar y los… bueno, al menos tienes que poner todo en su lugar con tu familia.”

“Hummm… está bien, voy a hablar con mi madre” se levantó. “Si ves a Izuna en algún lugar, entonces mándalo para que me ayude.”

“Ehhhhh… no sé qué tanto puede ayudar Izuna” Kagami se rascó la nuca. “Lo que pasa es que… Nagato quería vengarse de papá, por chantajearlo… ¿Qué tan seguido le pasa a ese incordio alado, verdad? Bueno… el caso es que por venganza lo flechó con el primer daimon con el que se peleó”

“Lo que faltaba… gracias, bichejo alado metiche” dijo con nada de tacto. “Necesito un peto para protegerme de sus flechas”

“Yo tengo uno extra, pruébatelo” Etsu lo hizo y se encontró listo para partir. Se subió al carruaje de su hermano adoptivo, saliendo inmediatamente. De repente, el mar se calmó, parecía que no había habido una amenaza de tsunami unos minutos antes. Kiyoshi suspiró y decidió volver al trabajo.

“¡Eh! ¡Esclavo!” uno de los guardias, que salió de su escondite después de que Kagami se hubo marchado. “¡Ve a llevar las provisiones al frente! ¡Deprisa!”

“Sí, ya voy” tomó algunos canastos y comenzó a arrastrarse hacia las líneas para darles de comer a los soldados. Mientras avanzaba pensó en cómo su vida cambió en esas últimas semanas. Era como si se hubiera puesto de cabeza. Primero, su mejor amiga era un daimon disfrazado que lo había seguido desde su nacimiento. Segundo, le partía la cabeza al dios del mar para que naciera un diosecillo de los pensamientos profundos. Tercero, ayudaba a un daimon convertido en dragón a dar a luz a cinco diosecillos cortándole la cabeza… sin duda el tiempo más extraño de su vida. Y su aventura todavía no había terminado. ¿Cómo demonios podría vencer a Indra? Porque la profecía decía que él tenía que mandarlo de regreso al hoyo “Aquí tienen su comida”

“Gracias” los hombres recibieron los frutos y las papas, lavándolas y añadiéndolas a los guisos que los cocineros preparaban. Conversaban animadamente, mientras Kiyoshi veía su comida con ojos ávidos. Por los dioses, tenía tanta hambre. Si tan sólo… un golpe lo detuvo cuando estuvo a punto de coger un plato. “Ya te puedes marchar”

“Sí” contestó, arrastrando los pies. Por supuesto que no iban a dejarle comer de lo suyo, eran unos malditos tacaños que no le darían una cereza a un esclavo ni aunque se estuviera muriendo delante suyo.

“Un día difícil, ¿eh?” de repente todos los soldados comenzaron a correr lo más lejos posible del recién llegado. Kiyoshi lo miró sin miedo, ya no les tendría miedo nunca más a los daimones. “Parece que las hormiguitas corren”

“¿Qué quieres, Izuna?”

“Vaya falta de respeto. Te recuerdo que todavía eres mortal y que yo soy el daimon de una de las peores muertes, la muerte en batalla” se cruzó de brazos. “Y para tu información, yo sólo venía a preguntar a dónde demonios fue mi hijo con ese idiota de Kagami, no a espantar a esos lelos” los señaló, luego tomó un plato. “Comete esto si tienes tanta hambre”

“No estoy tan loco como para recibir comida de un daimon de la muerte”

“No soy el daimon del envenenamiento, matar con solo tocar las cosas es algo que no puedo hacer”

“Entonces von apetit” comenzó a comer. “¿a qué has venido realmente?”

“Ya te lo dije, ¿Por qué se fue Etsu con ese…?”

“Porque al parecer Tobirama ya les tiene pareja a los dos y quiere que las conozcan” dijo entre bocados.

“¡¿Qué?! ¡¿Quién se cree?!” se puso unos guantes de púas. “¡Voy ahora mismo al océano a poner a ese idiota de pelo blanco en su lugar!”

“Buen viaje” se despidió cuando el otro tomó vuelo. Pensó que ya había cumplido con su cuota de daimones del día… cuando algo impactó a alta velocidad contra él, haciendo que soltara el plato ya vacío. Miró completamente airado a quién lo había tirado y vio a alguien también conocido por los muros de los templos. “No más daimones…”

“Ayúdame” suplicó Sasuke, girando la cabeza hacia todos lados, como si esperara que de un momento a otro alguien lo atacara. “Por favor”

“Tú… eres el daimon de la derrota, ¿verdad?” el otro asintió. “¿Qué quieres?”

“Que me escondas de eso” estaba demasiado nervioso para pensar claramente y no era para menos, Naruto lo había estado persiguiendo por horas, desde que inició la batalla. “Ese dios no deja de…”

“¿Dios? ¿Qué d…?”

“¡Ricura! ¡¿Dónde te has metido, precioso?!” escuchó a alguien más y de repente tuvo la sensación de que podía salir victorioso de cualquier cosa. Tuvo la certeza de que ahí estaba la deidad de la victoria, persiguiendo a la de la derrota. “¡Te voy a atrapar! ¡Ya verás que vas a ser mío!”

“Te doy cualquier cosa, pero escóndeme” rogó.

“Está bien, ¿puedes convertirte en una papa?”

“¿En una qué?”

“Una papa” Kiyoshi le mostró una de las raíces que había traído y que ahora tendría que llevar desde los campos a la casa real. Sasuke frunció el ceño, nunca había sido tan insultado en su vida. Iba a negarse, pero un grito espeluznante de Naruto lo hizo pensar mejor las cosas. “¿Puedes o no?”

“Es… está bien” se transformó y fue recogido por Kiyoshi. Lo metió en una canasta, sonriendo. Por fin había logrado humillar a un daimon como ellos lo hicieron desde que aparecieron por primera vez en su vida. De repente los guardias le cerraron el paso, arrebatándole la canasta con mucha fuerza.

“¿Y tú a dónde creías que ibas con esto?” le regañó, dándole un par de latigazos. “Vuelve a trabajar”

“Oh, no” ahora sí la había hecho buena. ¿Cómo iba a recuperar a Sasuke?

-En el reino de la naturaleza-

“Qué bien que ya estemos todos aquí… aunque podrían haber perdonado a los dodos de esta región” comentó Hashirama, rascándose la cabeza. Sus hijos habían hecho un desastre competitivo de su pacífico reino, aunque sus poderes la verdad no eran nada nuevo. “No tienen que vivir a la altura de eso de la cinco guerras…”

“Somos lo que somos… y los dodos no eran aptos para esta región, así que se fueron” dijo la  pequeña Kohana, cogiendo un animalito con ternura. Este se debatió, como si estar en sus manos le ardiera. “Lucha por sobrevivir”

“Sí… como digas” Hashirama la cogió de la mano para llevarla de regreso con su familia, que se preparaba para tomar el té. Madara estaba de mucho mejor que cuando recién había dado a luz, pero aún no lo dejaba tocarlo. El daimon tenía suficiente con cinco hijos y, francamente, el dios también. Los quintillizos eran muy difíciles de controlar. “Creo que ya están haciendo de las suyas”

“La evolución continúa” dijo Itsuki, tomando el té. De repente una cosa oscura aterrizó delante de ellos en un carruaje. Los padres se levantaron atentos.

“Parece que alguien me estaba esperando… o más de uno” Indra dejó las riendas de su carruaje, bajándose de este con una sonrisa muy perturbadora. “Quiero saber dónde está ese idiota que se cree que me va a enviar de regreso al abismo y exactamente lo que dijo la profecía esa del sapo idiota”

“¿Por qué tendríamos que decírtelo?” el pelinegro se puso delante de sus hijos.

“Ay, Madara, pensé que a estas alturas uno de mis antiguos favoritos habría aprendido que no hay que contrariarme” este le gruñó. “Ah ah ah, nada de eso. La última vez que me diste la contra terminaste dormido por dieciséis años, esta vez será mucho peor.”

“¿Qué quieres, Indra?”

“Saber algunas cosas, por supuesto. De repente la lucha contra mi hermano se ha puesto un poco… extraña. Todos tienen muchas más esperanzas que en el pasado, como si algo se estuviese… haciendo realidad” toqueteó su mentón para darle un toque de teatralidad a sus palabras. “Atrapé a uno de sus chiquitos y le saqué a golpes lo que pasó.”

“¿A quién?”

“¿Eso importa, diosecillo? Además no puedo aprenderme el nombre todos los inútiles sobrinos que mi hermano ha hecho, ni de sus propios productos” hizo un gesto despectivo. “Ahora van a decirme exactamente lo que ese batracio metiche dijo”

“Nosotros…” los tentáculos de oscuridad de Indra se expandieron y atraparon a los niños, ahorcándolos y amenazando con hacerles cosas horribles. “¡NO! ¡Déjalos!”

“¡Basta!”

“Unas palabras y…”

“¡No podemos decirte!” gritó Hashirama, desesperado. “¡Cuando la profecía fue revelada a los demás dioses, yo no estaba ahí porque estaba enfadado con ellos, por lo que tú ayudaste a hacer! ¡Y Madara estaba completamente inconsciente! ¡No pudimos haber sabido cuál era la profecía!”

“Tienes que estar bromeando, ustedes…” Indra entonces lo notó. “Oh, están hablando en serio. Entre todas las personas a las que podía preguntar tenía que hacerlo a los únicos dos que no saben las repuestas. Está bien, me voy, pero primero…” envolvió con su oscuridad a los quintillizos, a pesar de los gritos y amenazas de sus padres. “Me llevaré esto”

“Auch…” Itsuki cayó al suelo con sus hermanos. Miró sus manos y en seguida notó algo diferente. “Mis… mis poderes…”

“¡Indra,  ¿Qué les has hecho?!”

“No importa, iré a preguntarle a tu hermano” se subió de regreso en su carruaje y partió hacia el mar. Hashirama y Madara abordaron el carruaje del segundo y procedieron a seguirlo, furiosos y dispuestos a matar al rey daimon. Este los tumbó fácilmente del cielo con sus nuevos poderes, más cargado que nunca y listo para continuar la batalla.

“¿Qué hacemos ahora?” preguntó Sara.

“No tenemos más opción que… apoyar a ese Kiyoshi en su cruzada… para recuperar nuestros poderes” Itsuki golpeó el piso, furioso. Esta se la pagaba.

-En el mar-

“Bueno, este es Homura y te vas a casar con él” le anunció Tobirama a Etsu antes de que este o Kagami pudieran decir algo, ambos cubiertos por un peto.

“No lo voy a hacer” trataba de convencerlo el menor, cuando de repente Izuna irrumpió en la sala del trono marina. El albino iba a echarlo, hecho una fiera, pero notó su expresión de miedo y cómo se ponía a la defensiva. “Izuna, ¿Qué pasa?”

“Él viene” la advirtió, resoplando. Había estado de camino hacia ahí cuando vio lo que hizo su soberano. “Está más fuerte que nunca, derrotó a nuestros hermanos… los derribó del cielo sin hacer ningún esfuerzo…”

“¿Qué? ¿Quién?” de repente un super cargado Indra entró, con remolinos de oscuridad parecidos a tentáculos a su alrededor. “Ya veo” levantó su tridente, poniéndose delante de Etsu y Kagami. “Vete por dónde has venido”

“Vaya, te conseguiste uno bastante peleón, Izuna, te felicito” aplaudió falsamente. Luego miró directamente al dios del mar. “Tú, dime acerca de la profecía del sapo o verás lo malo que puedo llegar a ser.”

“Nunca”

“Bueno, no le digas” el mayor atacó, mandando a volar a los mayores. Homura y Danzo no se movieron, temerosos del poder de la oscuridad. Kagami también fue tirado cuando trató de proteger a su hermanito. Etsu intentó defenderse, pero fue rodeado por un tentáculo y sus poderes arrebatados. “Qué gran poder, ya sé… sé lo que ellos son, lo que piensan… la profecía” sonrió a los caídos al subirse de nuevo a su carruaje. “Gracias”

 

Notas finales:

¿Les gustó? Review!!!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).