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Olympian way por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les haya gustado este fic...

“Esta es la laguna Estigia…” Kitoshi se paró repentinamente cuando vio a quienes lo estaban esperando en el prado alrededor de ellos. Además se veían diferentes ¿acaso les habría pasado lo mismo que a ellos? Uno se levantó.

“A la hora que llegan” se quejó Itsuki, tronando su cuello. “Estuvimos esperándolo por un buen tiempo, horas… ¿tan lentos son?”

“No tengo a alguien que me lleve, como ciertamente ha pasado con ustedes” vio las pisadas de pezuñas de animales a su alrededor. “¿Cómo llegaron? ¿Acaso su mami los trajo?”

“Está un poco débil para eso y lo hizo nuestro papá” esto sorprendió a los otros dos adolescentes. “Lo que pasa es que… los daimones están en problemas. Indra está absorbiendo todos sus poderes y…”

“Espera, ¿Indra les está robando sus poderes a todos?”

“Sí” Kohana también se bajó de su árbol. “Pronto se convertirá en el señor indiscutido del mundo, porque ni los dioses serán capaces de hacerle frente.”

“¿Qué? ¿Los dioses…?”

“Asura ha llamado a la batalla” explicó Sara, mirándose las uñas. “Todos los dioses se preparan para partir a la guerra y los daimones… los daimones se esconden. Se están convirtiendo en humanos por la ambición de Indra.”

“¿Mi… madre también?”

“No lo hemos visto, pero supongo que sí” miraron las aguas que llevaban al reino de los muertos y de ahí a lo más hondo del mundo. Tenían que ir y vencer al idiota que estaba causando todo esto. “Aunque sería mejor que no te hicieras ilusiones, cuando ganemos no voy a volver a trabajar contigo.”

“Nadie te ha pedido que lo hicieras, bastardo engreído. Vamos” comenzaron a bajar por las heladas aguas, temblando y mojándose con una sustancia que quemaba como el ácido. Finalmente llegaron a una puerta con una macabra inscripción, por lo que supieron que habían llegado al lugar correcto. “Alguien es muy dado a la oscuridad… y a dejar su reino desatendido. ¿A dónde se han ido?”

“Muy lejos de Indra” Ren iba a la cabeza de sus hermanos, con Itsuki a la retaguardia, alerta por si surgía algún peligro. “Hay que darnos prisa”

“¿Crees que no lo sé?” gruñó el líder de la expedición. Siguieron moviéndose hasta que vieron el lugar donde confluían los ríos y comenzaron a bajar más por ahí. “Pero qué horrible lugar, no sé por qué alguien querría vivir aquí”

“¿Y por qué crees que Indra está tratando de salir? ¿Por el valor de los bienes raíces?” Aoi dijo sarcástico, encaramándose a una roca sobresaliente de la pendiente, tratando de no caerse ni tocar el agua del río que estaba más cercano. “Y vengan ya, que cada gota que toco de esta cosa es un suplicio.”

“No debe ser tan malo”

“Es el Aqueronte, tonto, el río de la pena. Cuando lo tocas te da bastante pena, como si recordaras todo lo malo que te ha pasado en la vida…”

“¿Te han pasado muchas cosas malas, Aoi?”

“Sólo baja”

“¿Y si es tan incómodo por qué decidiste bajar por ahí?”

“Porque es mejor que el Cocitos, el Flegetonte el Estigia y el Lete” siguieron bajando en fila, tratando de no dejarse llevar por la sensación de pena que les hacía sufrir ese endemoniado río. Llegaron a lo más hondo, donde no se podía ver nada y la oscuridad parecía tener vida propia, arremolinándose en los rincones. “Ya debemos estar cerca”

“¿Eso lo sabes por la oscuridad?”

“No, por el parloteo que escucho al otro lado de este corredor” señaló y todos escucharon con atención. Definitivamente había alguien hablando en un tono taimado.

“Y yo les dije que me tenían que entregar sus poderes por las buenas, pero no quisieron hacerlo. Menudo bola de desagradecidos, ¿verdad?” Indra estaba en medio del salón, sumergido en una tina llena de burbujas mientras unos tentáculos de oscuridad le limpiaban la espalda, le lavaban el cabello y le aplicaban una mascarilla rejuvenecedora con todo y pepinillos. “Espero que tengan todo para arreglar mis uñas.”

“¿Este tipo puede ser más vanidoso?” preguntó Kiyoshi, observando a su antepasado usar sus poderes para hacerse la mani y pedi.

“Creo que no…”

“Y espero que no hayan olvidado que tienen que aplicarme crema de peinar para que mi cabello quede perfecto” dijo sin quitarse los pepinos de la cara. “El señor de la oscuridad debe estar siempre perfecto” llevó una mano al rostro y se quitó una de las frutas para observarse en el espejo. “¿Qué sombra me pondré hoy? ¿Qué labial? No puedo decidirme, todos ellos quedan tan bien con mi piel…”

“Me equivoqué” Etsu se volteó para ver a los quintillizos. “¿Están seguros de que ese es Indra, el que estamos buscando? Más bien parece en daimon de la vanidad.”

“Sí, es Indra”

“Genial, tenemos que pelear con un tipo con complejo de miss universo” su valiente líder dio un paso al frente. “Eh, tú, tenemos que hablar.”

“¿Eh?” el mayor se retiró los pepinillos de sus ojos y se puso rojo. Estaba completamente desnudo debajo de esas burbujas. Se cubrió el pecho con los brazos, como una chica a la que estaban espiando en los baños. “¡Pervertidos! ¡Aléjense de mí, mirones inmundos! ¡Soy casado y mi esposo me va a proteger! ¿Cierto?” de repente una pared cubrió al daimon, cegando momentáneamente a los jovencitos. “Ahora van a…”

“¡¿Quién va a querer mirarte desnudo, viejo tonto?!” gritó Kiyoshi cuando el pelilargo apareció ya vestido. “¡Queremos que nos devuelvas nuestros poderes!”

“Devolverles… Tienen que estar bromeando, ¿ustedes son los diosecillos que se supone que me iban a derrotar?” se acercó a ellos con una sonrisa lunática. “Jajaja, quiso el destino ponerlos a mi alcance en su estado más vulnerable… ¡para derrotarlos!”

“No lo creo”

“¿De verdad?” movió la cabeza muy confiado. “¿Qué podrían hacer un montón de mortales en contra mía? Son unos estúpidos.”

“No tanto como tú creído”

“¡¿Qué?! ¡Chiquillo maleducado! ¡¿A quién crees que estás llamando creído?!” se echó el pelo para atrás, posando como una modelo. “¡Por si no lo sabías soy el nuevo señor de la oscuridad, la deidad más hermosa y poderosa del mundo! ¡Nadie se puede comparar conmigo!”

“Tienes razón, ni Mito es tan vanidosa”

“Pequeño…”

“Disculpen, pero no hemos venido por una batalla de insultos” les recordó Aoi, cansado de oírlos hablar. La batalla épica comenzó con Itsuki atacando, como todo un hijo de la guerra, seguido por sus hermanos. Estos mantenían a Indra ocupado… siempre y cuando sus ataques no se toparan con un muro del foso, lo que pasaba casi siempre.

“¿Qué pasa?” Kiyoshi se acercó a su amigo.

“No creo que así podamos ganar, el Foso está cubriéndolo demasiado bien. Tenemos que sacarlo de…” de repente la salida desapareció. “¡Demonios! ¡Está atento a todo lo que decimos! ¡Es como pelear con dos oponentes a la vez!”

“Sí y ¿adivinen qué?” de repente el señor oscuro apareció en frente de ellos, lanzándolos con una sola mano contra la pared. “También yo” se rio como lo hacen todos los villanos malvados. “¡JAJAJAJAJA! ¡Esto es increíble! ¡Tengo el poder de miles de daimones en mis manos! ¡Es como si fuera el rey de los males! ¡Totalmente invencible!”

“Con esa boca, de seguro…” se ahogó cuando Indra le puso la mano alrededor del cuello y lo levantó, tratando de matarlo.

“Y contigo… ¡Contigo muere la profecía!”

-En otra parte-

“¿Qué se supone que están haciendo?” preguntó Tobirama, apenas salido del mar. Estaba más mojado que un pez y para colmo de males había tenido que confiar en Izuna para que lo sacara de su propio reino. El daimon lo llevó hasta la orilla cerca de donde estaban Itachi, Sasuke y Kisame, arrodillados con las manos juntas.

“Rezando”

“¿En serio? ¿Unos daimones y un dios rezando? ¿A quién, si se puede saber?”

“A cualquiera… a cualquiera que pueda detener a Indra y asegurar que se cumpla la profecía del dios sapo. A cualquiera” los miró con seriedad la comadreja. “que pueda salvarnos.”

“Como si alguien pu… ¿y ahora tú qué haces?”

“Rezo con ellos” Izuna se arrodilló junto a sus parientes. “Casi no me queda poder y si rezar ayuda en algo… creo que lo intentaré”

“Tienen que estar todos locos, los dioses y los daimones no rezan, se les reza a ellos” el albino se quedó parado observándolos mientras continuaban con lo que hacían sin prestarle la más mínima atención. “Más les vale que funcione”

“¿Quién sabe?” le hicieron espacio para que también se arrodillara. En el cielo, Kawarama vio a su hermano haciendo eso con los daimones y soltó las riendas de su carruaje, confiando en sus corceles. Hizo lo mismo y comenzó a pedir.

“Por favor, déjame iluminar su camino en el foso” otros dioses y daimones siguieron su ejemplo y se pusieron a rezar para que todo saliera bien a quién fuera que pudiera ayudarlos a salvar su mundo. Los ruegos llegaron hasta la puerta del palacio de Asura, donde el rey estaba ya en traje de batalla.

“Conque es así, ¿eh?” apretó un puño. “No hay mucho que pueda hacer por ellos salvo unirme a los que los apoyan con sus deseos, pero… quizá hay una manera de cumplir el deseo de Kawarama” abrió los brazos y envió su poder hacia su descendiente, cargándolo de luz. Mientras lo hacía comenzó a acompañar a los demás en sus peticiones. “por favor, que esto sea suficiente…”

-En el Foso-

“Ya estoy…” un rayo de luz penetró todas las capaz anteriores, forzando a Indra a soltar a su presa, que cayó al suelo boqueando. El daimon se ocultó en la oscuridad y el Foso mismo gritó, gravemente dañado. Cuando pasó, las paredes calcinadas habían dejado de moverse y el mayor todavía se cubría la cara.

“¡Ahora!”

“¡Etsu, espera, no sabemos…!” Etsu, sin escucharlo, tomó a Indra del hombro y trató de tirarlo al suelo, ganándose sólo una bofetada de su aún débil antepasado. Kiyoshi salió en su ayuda, cogiendo a Indra también para golpearlo, pero sintió algo muy raro en su piel, como… energía. Un golpe lo sacó de su asombro, tirándolo lejos… ¡Con algo extraño en la mano! “Pero qué…”

“¡NO!” el joven soltó esa cosa y se volando hacia Etsu, que mágicamente comenzó a hacerse más etéreo.

“Me… ¡Me has devuelto un poco de mi poder!”

“Conque eso era” Itsuki se acercó a los demás con sus hermanos detrás. “Tenemos que acabar con él antes de que el foso se recupere” sonrió volteándose hacia los demás. “¿Están pensando lo mismo que yo?”

“Hora de un poco de tira y afloja”

“Adelante, Kiyoshi, tú vas primero. Lo coges bien fuerte y nosotros te jalamos” Aoi dijo y Ren le dio pulgares arriba. El mayor les devolvió la sonrisa malévola y corrió hacia Indra, que ya se estaba recuperando. Lo sujetó lo más fuerte que pudo, soportando sus golpes hasta que sus amigos llegaron a ayudarlo.

“¡Quítense, pequeñas pestes!” trataba de quitárselos de encima el villano hasta que sintió lo que estaba saliendo de su cuerpo. “¡NO! ¡No pueden hacerme esto!”  

“Yo creo que… ¡Sí!” finalmente una gran masa de energía salió del rey oscuro. Kiyoshi la soltó y esta se partió en mil pedazos y salió volando en diferentes direcciones. Una entró en Etsu y otras cinco en los quintillizos, pero ninguna en él.

“Malditos…” se dispuso a atacarlos. Las cinco guerras de la naturaleza se defendieron, escudando al todavía humano. Etsu, por su parte, sintió que las consciencias de todo se había conectado en un solo pensamiento: esperanza. Sus deseos, sus rezos… rápidamente comenzó a tomar esos pensamientos e hilarlos en cadenas verdes. “¡Ustedes no me vencerán!”

“Nosotros no, pero estas cadenas de esperanza sí” sonrió el joven y le lanzó una punta a cada uno de sus amigos. “¡Hora de encadenarlo, chicos!”

“¿Qué? Como si fuera a…” de repente su cuerpo resultó paralizado. Sintió miedo, la energía perdida había dañado demasiado su cuerpo. Ese periodo de debilidad fue breve, pero suficiente para que terminara encadenado al Foso. “Malnacidos…”

“Parece que alguien ha perdido” Sara puso la mano en la cadera. “Pero todavía queda una cosa que hacer” le dio paso a Kiyoshi. “Todo tuyo”

“Ni creas que me vas vencer así o a arrebatar mi…”

“En primer lugar ya te he vencido y en segundo…” le arrancó algo del pecho. “Ese poder es mío, idiota” sintió cómo esa dulce energía entraba en él, era como reencontrarse consigo mismo, como estar completo finalmente. “Soy la dualidad” se volteó. “bueno, chicos, vamos”

“¡Hey, no pueden dejarme así!”

“Podemos y… ¿Qué crees? Lo haremos. Hasta la vista” se fueron agitando las manos, para cólera de Indra.

-Afuera-

“¿Qué vas a hacer primero ahora que eres un dios?” preguntó Ren antes de que él y sus hermanos volvieran al reino natural.

“Pues…” se apareció en el reino en el que había sido esclavo y comenzó a echarles una maldición tras otra, destruyéndolos ante los ojos consternados de Etsu. “¡Tomen esto y esto y esto, bastardos de…!”

“Vaya manera de usar tus poderes, ¿no deberías cuidarlos en lugar de atormentarlos?”

“No, fueron horribles conmigo” Kiyoshi paró un instante para responder. “Además, soy una deidad mitad daimon que acaba de salvar al mundo, que le den al reglamento” suspiró, parando por fin después de un par de maldiciones más. “Bien, fue suficiente, ya me voy”

“¿A dónde vas?”

“Primero a dejarte en tu casa, luego a la mía, quiero conocer a mis padres. Después… ¿quieres salir algún día?”

“¡¿Qué?!” el otro exclamó todo rojo.

“No tienes que responderme ahora, volveré a preguntar dentro de poco” le dio un improvisado beso en los labios como despedida al llegar al reino submarino. “¡Nos vemos!”

“¡Espera!”

“Parece que has encontrado de todo” se rio Itachi cuando su antiguo protegido entró en las profundidades. “¿Estás listo para tomar un nuevo camino como dios?”

“Más que nunca” se paró en el centro de las corrientes y se dejó guiar por el aroma de las uvas. Por fin podría conocer ese sitio que tanta atención le llamaba. “Me voy a casa”

“Te lo mereces”

“Gracias por todo” entró en la corriente y llegó con mucho mareo a un lugar que sólo podía ser el hogar de Kakashi. Había borrachos tirados por todas partes y restos de una gran fiesta junto a ellos en el piso. “Parece que las cosas se han salido de control aquí”

“Un poco de locura nunca está de más” alguien habló a sus espaldas. Volteó y vio a la persona que desde hace mucho quería ver. “Mi querido hijo, lo has hecho muy bien”

“Madre…” corrió y lo abrazó con fuerza. Este pasó sus manos por su cabello, sonriendo con amor. “He venido, madre”

“Obito, qué…” Kakashi se levantó de su trono, sólo para encontrarse a su hijo ahí con su esposo. Dejó caer su copa y, sin importarle la resaca, corrió a abrazarlos. “Por fin, por fin estás aquí…”

“Sí, por fin estoy en casa… a la manera Olímpica”

 

Notas finales:

¿qué les ha parecido hasta ahora? Espero que les haya gustado y vean por los nuevos que me he ideado. Review!!!!


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