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Olympian way por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

¿Qué tal? Ahora entra en escena alguien que todos esperaban ver. ¿Adivinan quien?

“¡Somos un pueblo y deberían respetarnos! ¿Por qué nadie me escucha? ¿es que nadie está harto de esto?” siguió tratando de azuzarlos Sasuke, pero nadie se detenía a oírlo. En medio de eso alguien apareció en una regia armadura de guerra. Muchos empezaron a murmurar a sus espaldas, hace mucho que no lo habían visto.

“¿Y cómo lo vas a hacer, niño? ¿Vas a guiarlos? Me sorprendería que supieras cuidar de ti mismo” dijo Madara. Su sobrino frunció el ceño, ese tipo estaba hablando como si no se hubiera pasado el último siglo en lo profundo de una cueva lamiéndose las heridas.

“¿Nii-san? ¿A dónde vas?” preguntó Izuna. Hace mucho que no había visto a su hermano en toda su gloria que se sorprendió con su imponente figura.

“A Troya, dicen que va a haber una gran guerra ahí y voy a disfrutarla”

“¿No te estabas encogiendo de miedo en el pozo?” inquirió burlonamente otro daimon. El guerrero se adelantó hacia el bocafloja y le mandó tremendo golpe que lo lanzó contra la pared del túnel.

“Vuelve a decir eso y lo próximo que sentirás será una espada entre las costillas”

“Es la verdad” otro golpe y otro tonto lanzado contra el muro. Para cuando lanzó a un cuarto, los espíritus de limpieza se quejaron de la sangre en las paredes. Finalmente habiendo conseguido que lo dejaran tranquilo, enganchó sus caballos y salió del foso con dirección a Troya. Cogió las corrientes del norte. Por desgracia esto alertó a Kawarama, el dios del sol, que frunció el ceño. ¿Qué no era ese el daimon que su hermano estaba tan ensimismado en atrapar?

“¿Qué vas a hacer? No te caen muy bien los daimones y morirías antes de tener no en la familia… aunque técnicamente ya tienes muchos” dijo Tokka, la diosa del viento del norte, que pasaba a su lado.

“Ya estoy harto de ver a Hashirama lloriqueando por los rincones y descuidando sus deberes cada dos por tres, suspirando por esa cosa” frunció el ceño con desagrado. “Creo que estoy dispuesto a hacerme de la vista gorda si se folla a uno de ellos y termina de una vez con esto. Y creo que el resto de ustedes también”

“¿Vas a ir a decirle?”

“Claro que no, me lo estaría recordando el resto de mi vida” se volteó hacia ella. “Tú síguelo, averigua donde está, qué está haciendo y todo lo que necesita para encontrarlo, luego ve a avisarle”

“¿Por qué me das todo el trabajo a mí?” se quejó ella.

“Trata de recorrer este mismo camino todos los días conduciendo un carruaje, viendo a todos los demás divertirse” le tendió las riendas de su carroza. “Si quieres cambiamos”

“No, prefiero no estar esclavizada a ese carruaje” la mujer se alejó del sol y voló siguiendo al daimon hasta Troya. Ahí vio un campo de batalla sembrado de cadáveres a las afueras de las murallas de la ciudad. El príncipe Shin y su hermano Sai estaban a la cabeza de los ejércitos. Mientras los humanos se centraban en el combate, en lo alto el daimon peleaba con una multitud de dioses menores que trataban de espantarlo. Ella aterrizó cerca de uno de los heridos y lo levantó. “Te llevaré con Shizune”

“No hay tiempo, tenemos que detenerlo” hizo el amago de levantarse, pero no pudo. Cogió su cantimplora y le do un buen trago, sanándose casi al instante. “Mendokusei…”

“Shikamaru, ¿Quién es él?”

“El daimon de la guerra, no sé su nombre” frunció el ceño. “Cada vez que está en un campo de batalla los combates se tornan más sangrientos, más… su sola presencia causa la muerte de millones. Hace mucho que no se lo ve en el campo de batalla, usualmente se contenta con azuzar a los soldados desde el foso”

“Tú eres el dios de la estrategia, ¿por qué no ideas algo para derrotarlo?”

“No es tan fácil, es más fuerte y más listo que cualquiera de nosotros. Si no lo fuera ya lo habríamos enviado de vuelta al foso”

“Tal vez no sea necesario” urdió ella.

“¿Qué tienes en mente?”

“Algo bueno” tras planear todo con Shikamaru, partió en dirección al palacio de los bosques, donde el dios de la naturaleza vivía. La gigantesca construcción de árboles vivos con aleros, cascadas y muchos jardines en los que vivían decenas de animales y espíritus de la naturaleza, sirviendo a su señor, se veía igual de imponente que el Monte Ninshu. Y no era para menos, después de todo su dueño era uno de los favoritos de Asura.

“Flor… tan colorida y bella” suspiró Hashirama, sosteniendo una pequeña florecilla delante de sus ojos. “Pero en comparación con él palideces”

“Eres el dios de la naturaleza, no el de la poesía”

“¡Tokka! ¡Que gusto verte, prima!” Hashirama se levantó del pasto donde se había echado, dejando caer la flor, que se convirtió en una planta totalmente crecida. La mujer caminó hasta él y lo abrazó. “¿Qué es ese olor?”

“Un campo de batalla” dijo ella, olfateando discretamente su ropa. “Pasé por Troya al venir y… ¿Qué crees que me encontré?”

“¿Qué?” preguntó curioso. Hace mucho que no tenía contacto con el mundo exterior, al menos no desde que había descuidado las cosas hace diez años y, tras un regaño monumental, tuvo que quedarse a arreglarlas.

“El daimon que estás buscando está ahí, es el daimon de la guerra” comentó el viento del norte, haciendo que los ojos de su primo se agrandaran. Salió a otro jardín donde había muchas plantas coloridas y una fuente en el centro.

“No puede ser…” puso las manos sobre ella. “Muéstrame Troya” las imágenes de la guerra eran espeluznantes, pero él no les prestó importancia. Era una persona muy amable y compasiva, con tanto amor… Tokka se preguntó muchas veces cómo pudo enamorarse de un daimon como ese, o al menor hasta que recordó que Mito y Nagato le guardaban algunos resentimientos. “Sí, es él” su rostro se tornó dulce. “Cuanto he querido volver a verlo…”

“Eh… sí. Está en Troya, deberías ir a verlo mañana” ella miró sus manos. “¿Tienes con qué inmovilizarlo?”

“Mi carruaje está formado de ramas vivas, un poco de mi poder y funcionarán como cadenas encantadas” se alejó de la fuente tras acariciar la figura del pelinegro en ella. Se detuvo frente a una planta sin mucho en especial y chasqueó los dedos, haciendo que brotaran flores grises. “Y por si no es suficiente todavía queda esto”

“¿Qué es? No presté atención en la lección de botánica”

“Que graciosa, es Kajukai Korin. Un poco de su polen e incluso un dios se duerme. También funcionará en los daimones, aunque no lo he probado” se puso a armadura, que hace mucho que no salía de su ropero, enganchó los dragones a su carruaje (otra vez Tokka se preguntaba cómo su amable primo podía tener semejantes corceles), se colgó la espada al hombro y salió con dirección a Troya. “Muy bien, vamos a por él”

“Hashirama, ¿estás seguro de que quieres hacer esto? ¿No podría ser, quiero decir, un capricho temporal que pasará?”

“No ha pasado en años”

“Puede que cuando lo obtengas pase”

“Ya veremos, pero por ahora lo único que quiero es tenerlo en mis brazos y hacerlo feliz”

“Tú sabrás” ella suspiró y ambos se acercaron a la ciudad amurallada siendo asediada por las tropas griegas del marido de Ino. Cuando los vieron llegar, Shikamaru y sus compañeros cambiaron por completo su estrategia de pelea, desconcertando al daimon por un momento. Luego de eso, Madara sonrió. Si, esto le gustaba más. Derribó a muchos más antes de que alguien llegara.

“¿Me llamaste?” era Naruto, dios de la victoria.

“¡Derriba a ese tonto!”

“¡Como si pudiera!” Madara cargó contra el otro con toda su fuerza, pero fue cegado por una luz que provenía de su cuerpo. En media de eso Shikamaru y sus amigos atacaron sus ruedas, rompiéndolas. El daimon perdió el equilibrio y cayó del carruaje… directamente en la parte de atrás del carro de Hashirama, donde unas gruesas ramas se envolvieron alrededor de su cuerpo. “Auch, demonios…”

“Hola, preciosura, al tiempo”

“¡TÚ!” gritó el pelinegro tratando de salir de ahí lo más pronto posible, aún a riesgo de estrellarse contra el suelo. El moreno lo notó y se volteó para soplar las flores en su dirección. Tras una mirada fulminante de odio el daimon se quedó dormido, pudiendo ser llevado al palacio en el fondo de la espesura.

“¿Ese no era Hashirama?” preguntó Naruto. El dios de la naturaleza era su antepasado favorito junto con Asura y congeniaban muy bien. Los tres incluso tenían reuniones semanales para hablar de cosas que todos los demás consideraban idiotas, pero ellos muy importantes. Además él y Asura hicieron tan buen equipo a la hora de consolar a Hashirama. “Y ese daimon era…”

“Si”

“Entonces…”

“Sí”

“Y crees que vaya a…” hizo un gesto con la cara roja.

“Absolutamente”

“Pobrecito” a lo lejos observaba Sasuke. No sabía por qué se había sentido atraído a ese lugar, pero era obvio ahora. Cruzó sus brazos y sonrió de manera ufana.

“ESO sí es una derrota”

-En el océano-

“Me haré cargo de todo, Tobirama-sama” dijo Danzo, muy serio. No estaba muy etusiasmado con la inminente unión que su maestro le había propuesto, pero tampoco estaba disgustado. Después de todo conocía bien a Kagami, que era lo suficientemente guapo y confiable para ser un buen esposo. Sobre todo para él, al que le costaba confiar en la gente. Además tenía una muy Buena posición tanto en el cielo como en el mar, algo que un dios menor ambicioso como él apreciaba.

“Me gusta oír eso” Tobirama se bajó de su trono con un aire que no tenía nada de complacido. “Ahora hablemos claro de otra cosa. Te estoy confiando algo que en tu vida vas a merecer… de hecho nadie lo merece. Pensaba entregárselo a Saru, pero ya está casado, qué le vamos a hacer”

“Sí, Hiruzen, claro” a nadie le gustaba ser la segunda opción, más él se calló.

“Así que te pondré las cosas claras” ese tono no le gustaba nada. “Si le haces daño de alguna manera… y ni por un momento creas que me lo podrás ocultar, porque lo sabré” levantó el tridente. “Tendrás un encuentro muy, pero que muy cercano con esta preciosidad” se lo puso al cuello. “Y no muy agradable”

“Lo… lo entiendo”

“Bien” lo retiró. Volvió a su trono pensando en cómo ese tonto era la mejor opción que había podido encontrar para su pequeño. Se detuvo un momento ahí. Si, Kagami era un daimon, pero uno extraño y sus familiares lo rechazaban. Un día se encontró a la pobre cosita llorando al borde del océano. Iba a atacarlo, más decidió ver qué lo tenía así y conversó con él. Desde entonces se veían con regularidad, el joven incluso se llegó a quedar en el fondo del mar por temporadas. Se podría decir que él había criado al niño. “Ahora tengo que convencer a Kagami”

“Los hijos pueden ser un dolor de cabeza ¿no, señor?”

“Kagami no es mío”

“Claro que lo es, usted lo cuidó y educó” se burló Gengetsu. “Incluso hubo un tiempo en que lo llamó papi y usted lo adoraba…”

“¡Cállate! ¡Vete a pulir los peces o algo así!” el de los bigotitos se alejó nadando y carcajeándose por lo bajo mientras él suspiraba. Si, Kagami tenía una personalidad difícil… como la suya, que no se había casado ni tenido hijos. “Ese niño… salió más a mí que a sus propios padres”

“¡Los niños imitan lo que hacen sus padres!”

“¡Gengetsu!”

“¡Ya me voy!”

“Más te vale” un espejo en la mesa a su costado brilló. Podía ser una llamada importante, así que lo levantó y en él se vio reflejada la imagen de su hermano Kawarama. “¿Qué tal, Kawa-chan…? Espera, aún no es de noche” frunció el ceño. “¡Creí que habíamos hecho un trato para que no llamaras mientras estabas conduciendo!”

“Tranquilo, no he estrellado el sol desde hace siglos” le restó importancia el menor. “Por Asura, hermano, ¡te comportas como si fueras mi madre!”

“No digas estupi… ¡hey, la vista al frente! ¡estás conduciendo! ¡¿Qué pasa si te desvías y te caes de cabeza contra el suelo?!”

“Sí, exactamente como una madre” fijó la vista en el camino, sin ganas de escuchar las reprimendas de su hermano. “Por cierto, hoy vi al daimon de Hashirama”

“Aja, ¿Quién lo envió de vuelta al abismo?”

“Errrr…”

“¿Por qué eso hiciste, verdad?”

“Ummmmmm… aniya, he escuchado por ahí que le estás buscando novio a tu Kagami y tengo un par de propuestas que podrían…”

“¡Kawarama! ¡¿Qué hiciste?! ¡¿No me digas que ese tonto sonriente lo atrapó?!”

“No me grites” lloró el menor. “Además no hay nada malo con eso. Con esto saciará sus ganas de él y volverá a ser el mismo de siempre, ¿no era eso lo que queríamos?”

“¡Tendrán un hijo, zopenco! ¡Si se acuesta con ese daimon este le dará un hijo que podrá usar contra nosotros!” se levantó furioso. “¡Voy a hablar con ese imbécil para que suelte a esa cosa! ¡Y n creas que te has librado, eres el próximo!” se alejó dando fuertes pisotones que de alguna manera hacían eco. “¡FUERA DE MI CAMINO!”

“Vaya carácter” fue el último comentario del dios del sol, que cortó la llamada para seguir con su camino.

-En el bosque-

“Ya estamos aquí” Hashirama depositó a su amado en una cama. Sus espíritus habían preparado la habitación especialmente para él, desde las cortinas blancas hasta las bonitas flores en la mesa de noche, cosas a las que el daimon de seguro no estaba acostumbrado. Serían una bonita sorpresa. Lo cubrió con las sábanas y salió de la habitación, dejándolo dormir en paz.

“Señor, lo necesitamos con urgencia, alguien está arruinando su bosque sagrado para hacer un palacio”

“Sí, ahora voy” con una última sonrisa lo dejó solo.

Notas finales:

Hola! Mandenme sus reviews y denme ideas sobre lo que debería hacerle Hashirama a su daimon ahora que lo tiene prisionero ¿ser suave, amable, agresivo, dominante...? ¿Qué le espera a Maddy cuando despierte?


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