Después de un largo día, las clases por fin terminan, los chicos anduvieron de un salón a otro para poder tomar sus clases correspondientes, en el poco tiempo que tenían libre platicaban con el nuevo chico, o por lo menos los únicos que hablaban con él fueron Jungkook y Jimin, porque Yoongi era renuente a dirigirle la palabra de forma amable.
–¿No quieres salir? Debemos empezar a conocernos –Le decía un Jimin muy entusiasmado, porque el chico era nuevo y porque realmente quería ser su primer amigo.
–Yo creo que es buena idea, ¿No es así, Yoongi hyung? –Argumentó Jungkook para animar al chico.
–No cuenten conmigo, no tengo ganas de salir –Contestó el pelinegro de forma cortante.
El ambiente se volvió silencioso por unos segundos, Jongin se sintió incomodo con la presencia del pelinegro, pero los otros dos chicos lo habían tratado muy bien, así que aún no lograba comprender como semejantes chicos fueran amigos de este, aunque no estaba dispuesto a rechazar esta oportunidad puesto que los chicos eran los primeros amigos que hacía desde que había llegado, por lo que se animó a ignorar el último comentario y prosiguió.
–Yo no tengo problema chicos, ¿A donde quieren ir? –Dijo y haciendo caso omiso a la anterior incomodidad que se había formado, dibujó una sonrisa en su rostro. Jimin contestó con una sonrisa que iluminó su rostro y que Yoongi no paso desapercibida.
Jimin miró el rostro de Jongin fijamente, y sin pensarlo Jimin acercó su mano derecha hacia su mejilla, por un momento intentó agarrarla pero detuvo su toque y mejor optó por sonreír ante aquella acción.
–Tienes pecas Jongin, por cierto son unas muy lindas –Dijo inocentemente, aunque después de haberlo dicho se encontró apenado por lo que había hecho.
Jongin se tocó su propia mejilla y le devolvió una sonrisa al castaño. Por otro lado Yoongi se estaba incomodando con cada segundo que pasaba y no pudo evitarlo, así que dijo de manera muy seria.
–Los veo mañana –Se alejo rápidamente de aquella escena sin ni siquiera voltear, iba con un paso tan apresurado por lo que pronto no quedaba rastro de su presencia en aquel lugar.
Lo que restaba del día transcurrió sin problemas, los tres primero fueron a un restaurante para recuperar todas las energías que se perdieron en aquellas clases. No es fácil aunque desde siempre se ha sabido que esa es la vida de un trainee, clases de canto, baile, composición, armonía o expresión los dejaban totalmente agotados al punto de querer desistir, pero siempre se daban apoyo los unos a los otros cuando eso ocurría. Algunos continuaban, pero otros se salían por lo que no se volvía a saber de ellos, sin embargo es un riesgo que están decididos a tomar con tal de poder cumplir sus sueños, de algún día poder oír los gritos de sus fans gritando sus nombres con orgullo, y sobre todo, para tener el poder de cuidar a sus padres después de todo el esfuerzo que hacen al pagar sus clases.
Con la comida se pudieron acercar y conocer más, Jongin les dijo que venía de Kojang a lo que Jimin y Jungkook se miraron entusiasmados y casi dijeron al unísono.
–¡Tenemos un amigo que es de Kojang! –Ambos rieron fuertemente después de ello, y cuando por fin se calmaron continuaron su historia.
–Se llama Taehyung –Dijo Jungkook muy feliz al pronunciar aquel nombre y recordar a su amigo.
–Pero en estos momentos no se encuentra –Le completó Jimin e hizo la misma reacción de su amigo al recordar exactamente que clase de persona era Taetae.
–Su abuelita se encontraba enferma, por lo que fue a visitarla –Dijo un Kookie más calmado, pero sin quitar esa sonrisa tan característica cuando se hablaba del chico de Kojang.
–Pero regresa esta semana, ¿Verdad Kookie? –Volviendo a completar lo que decía Kook, mientras sonreía satisfactoriamente al dar aquella noticia.
Después decidieron ir al parque a jugar en la resbaladilla mientras se correteaban, jugaron en la rueda que se encontraba en el centro del parque donde Kookie hizo que girara muy rápido provocando que Jimin gritara como niña y finalizando con los columpios para poder seguir platicando.
Jimin estaba muy feliz, hace mucho no sonreía así después de aquella confesión fallida por lo que Kook también se puso muy feliz al notar que su amigo parecía completamente recuperado. Jongin también se percató que el brillo de los ojos de Jimin era muy fuerte, y por un momento se le cruzó por la mente que estaría bien tener siempre esos ojos mirándole. Los ojos de Jimin no eran tan grandes como los de Kookie o Jongin, pero tenían su propio toque, un toque que era contagiado a los demás cuando sonreía, incomodaba cuando se enojaba y te hacía sentir triste cuando lloraban, ese era el poder de Jimin, contagiar su estado de ánimo.
Del otro lado de Seúl, específicamente en Gyeongbu, un chico con el cabello castaño oscuro y una gran maleta llegaba de Kojang. Tenía un gran paquete de fresas en su mano izquierda mientras que la derecha estaba encargada de cuidar su equipaje.