Yo creo que en este mundo decidimos como contar las historias tristes, por un lado, podemos endulzarlas como lo hacen en las películas y series de televisión románticas, donde personas hermosas aprenden lecciones hermosas y en donde no hay problema que no se pueda solucionar con una disculpa o una canción de Peter Gabriel, esas versiones de historias me gustan como a cualquiera, créanme, pero ese no es mi caso.
A finales del invierno de mi décimo séptimo año de vida, mi madre llego a la conclusión de que estaba deprimido.
-Come como un pajarito, jamás sale de la casa – Dijo mi madre a la doctora Jane
-No estoy deprimido mamá – Le replique por quinta vez desde que llegamos al hospital para la quimioterapia, los folletos y páginas web siempre incluyen la depresión como efecto colateral del cáncer, para mí la depresión no es un efecto colateral del cáncer, es un efecto colateral de estar muriéndose.
-Lee el mismo libro, una y otra vez – Siguió hablando con la doctora ignorándome
-Claramente es depresión – La mujer le dio la razón a mi madre, yo solamente suspire con pesar y acto seguido la doctora se acercó hacia mi
- ¿Has probado ir al grupo de apoyo que te sugerí? - me preguntó con una sonrisa, este grupo de apoyo era tan deprimente como el infierno, Se reunían todos los miércoles en el sótano de alguna iglesia donde todos se sentaban en círculo para contar sus historias deprimentes
-No es lo mío- Respondí con el ceño levente fruncido, la doctora me miro con una cara de compasión
-Un grupo de apoyo puede ayudarte para conectarte con personas que están …
- ¿Qué están qué? – Interrumpí abruptamente a la doctora
-Que están pasando el mismo viajé que tú, inténtalo y quizá hasta te puede parecer un poco interesante – Continúo hablando
Yo suspire nuevamente para recostarme en la camilla y proseguir con mi tratamiento, Al final de unos cuantos minutos mi madre y yo nos retiramos del centro médico, al parecer la doctora Jane estuvo de acuerdo que estaba navegando en una paralizante y totalmente clínica depresión, así que decidió que mis medicinas se debían ajustar
Al llegar a mi casa me sentía nuevamente feliz, era lo único que me gustaba, estar en mi casa viendo la televisión durante horas o leer, antes de mi diagnostico yo era muy social, salía a fiestas y tenía muchos amigos, pero mis principales amigos eran Pepper y Bruce, en un principio se mantuvieron conmigo apoyándome con mi ¨lucha¨ contra el cáncer, yo lentamente los fui alejando de mi vida hasta simplemente hacerlas personas desconocidas, no quería que mis problemas se vuelvan suyos y mucho menos generarles pena, era mejor para mí, no quería herir a nadie cuando me vaya …
Pasaron las horas volando, yo estaba viendo mi programa favorito como todas las noches cuando mi mamá maría se sentó junto a mí en el sillón, desde que llegamos del centro médico evite a mi madre a toda costa ya que seguramente me hablaría más sobre aquel grupo de apoyo que me recomendó la doctora
-Me rehusó a ir al grupo de apoyo- mencione antes de que mi madre hablara, era obvio que me preguntaría eso, así que me adelante en responderle.
-Tony, tienes que hacer actividades, solamente te la pasas viendo American Next Top Model todo el día
-Es una actividad- Respondí rodando lo ojos
-Ver televisión no es una actividad- Agarro el control y acto seguido apago la televisión
-Ugh, mamá, ¡Por favor! ¿Qué dice papá de todo esto? -
-Está de acuerdo, tu padre Howard quiere que tengas más amistades, que salgas adelante con gente que te apoye y que mejor que con personas que estén pasando lo mismo que tú, tienes que tener una vida Tony
-…-
Eso me callo, a pesar de que no veía sentido alguno al grupo de apoyo acepte ir por la misma razón que dejaba que enfermeras con apenas 3 meses de graduadas me inyectaran sustancias químicas con nombres extremadamente raros: quería hacer felices a mis padres, pues sólo hay una cosa en este mundo peor que tener cáncer y es tener un hijo con cáncer.
Me dirigí hacia mi cuarto con un gran pesar, mañana tendría que ir a ese grupo de apoyo donde seguramente hablare sobre mis problemas con el cáncer y bla bla bla, ¨qué estupidez¨ pensé cuando estaba intentando conciliar el sueño, normalmente antes de dormir leo un capítulo de mi libro favorito ¨Un dolor imperial¨ pero ni ganas tenia de hacerlo, solamente quería dormirme pues dormir es como estar muerto y eso me encanta ….
Al día siguiente me desperté con la alarma sonando como el infierno, me levante para dirigirme a mi baño y cambiarme de ropa, me mire un poco al espejo y note que tenía unas ojeras horribles, seguramente producto de la quimioterapia de ayer, no le di mucha importancia y me puse una camisa y unas pantuflas para bajar a desayunar
-Buenos días cielo, tu desayuno esta listo- Saludo mi mamá, mi padre Howard estaba leyendo el periódico cuando baje y solo me miro para alzar su taza de café como un signo de saludo
-Hola- Saludé secamente mientras me sentaba en una silla para después agarrar mi sándwich
-Recuerda que hoy tienes que ir al grupo de apoyo, Tony- Mierda, por un segundo había olvidado que hoy tendría que ir a ese estúpido grupo
-No pueden obligarme a ir- Dije resignándome
-Ayer dijiste que irías- Menciono mi madre mirándome con el ceño fruncido
-Tienes que vivir tu adolescencia, salir y hacer amigos Tony, no te la puedes vivir encerrado todo el día aquí – Dijo mi padre metiéndose en la platica
-Si quieren que viva mi adolescencia no me envíen a un grupo de apoyo, consíganme una identificación falsa para entrar a los bares para beber como loco y tomar marihuana- Dije lo último con un tono gracioso y sarcástico
-Ehm, Tony, la marihuana no se toma- Articulo mi padre mientras soltaba una carcajada por lo que había escuchado
-¿Ves? Eso lo sabría si tuviera un identificación falsa-
Mis dos padres se rieron mirándose uno al otro, al terminar el desayuno me vestí adecuadamente para ya de una vez ir a ese tormentoso ¨grupo de apoyo¨, iría no porque quisiera o pensara que me ayudaría, sino por la misma razón por lo que hacia todo últimamente: para complacer a mis padres.
Mi madre me llevo hacia el lugar donde se llevaría a cabo, yo en un principio quería ir solo puesto que mi madre últimamente me acompañaba en todo, trate de convencerla, pero acordamos que esta vez se quedaría a esperar en el auto.
-No entiendo por qué no puedo venir yo solo, te quedaras aquí sin hacer nada y te sentaras a esperar- Le reclame una vez nos estacionamos fuera del edificio
- ¡Eso no es verdad!, Ehm, yo tengo cosas que hacer, como hacer encargos
-Si claro- Dije mientras me quitaba el cinturón de seguridad para después abrir la puerta
-Te amo-
-Y yo a ti- y finalmente Salí del auto para dirigirme a ese grupo de ¨apoyo¨
-Haz muchos amigos- me grito mi madre desde el auto mientras yo me adentraba más al edificio, Como dije anteriormente, lo único peor que tener cáncer, es tener un hijo que está muriendo de cáncer
Me adentre dentro del edificio, este parecía una escuela y me hacía recordar a un hospital por lo blanco que estaba, me encamine a la recepción para preguntar en dónde estaría el grupo de apoyo y al parecer se haría en el sótano como siempre, me encamine hacia las escaleras cargando el tanque verde que siempre tengo que traer conmigo para poder respirar.
me estaba dirigiendo hacia las escaleras cuando de repente un chico rubio se cruza en mi camino haciendo que chocáramos, antes que quisiera disculparme lo mire a los ojos y me le quede viendo, eran unos ojos azules muy hermosos que captaron mi atención, no podía describirlos a ciencia cierta pero podría quedarme todo el día viéndolos
-Está bien- Dijo el chico rubio mientras sonreía, todavía yo no decía nada, seguramente se habrá dado cuenta que me quedé embobado viéndole los ojos a lo que me sentí como un completo idiota
-Dis... Disculpa- Dije entrecortadamente un poco nervioso, aquel chico volteo para continuar su camino hacia el sótano, así que pensé que seguramente era un alguien del grupo de apoyo.
por alguna extraña razón cambie mi rumbo hacia el baño, quería verificar mi aspecto, me mire al espejo y me sentí un poco feo, tenía esos malditos tubos dentro de mi nariz conectado a un tanque verde que me proporcionaba oxígeno, siempre tenía que cargarlo conmigo y en ocasiones era muy molesto, me acomode el pelo y arregle mi ropa lo más que pude para ya dirigirme de una buena ves al sótano
Todos estaban llegando uno por uno y al parecer yo era de los últimos, cuando entre pude percatarme de que aquel chico rubio estaba sentado en una silla de las tantas sillas puestas en círculo, era alto y tenía un cuerpo muy muscular, hasta hacia lucir pequeña la silla donde estaba sentado, el volteo a mirarme y yo rápidamente la aparte para ya de una vez tomar asiento.
Cuando todos habían llegado se dio por iniciada la sesión, el que la dirigía era un tipo que tenía cáncer en las pelotas, se llama Patrick y vive con sus padres, empezó a dar un discurso que me pareció bastante aburrido al punto que solamente podía pensar la hora en la que acabase todo este embrollo, pasaron los minutos y cada uno de los presentes se estaba presentando con su nombre, edad y diagnóstico
Pasaron algunos a presentarse y ya casi era mi turno, empecé a mirar cuantos asientos faltaban para que me tocase y me percate que el chico rubio con el que había chocado momentos atrás me estaba mirando desde su asiento con una sonrisa, rápidamente aparte mi vista hacia otro lado y volví a voltear para verificar que realmente me estaba viendo, el chico seguía mirándome y me sentí un poco sonrojado, Finalmente decidí que la estrategia perfecta era mirarlo también y de pronto se convirtió en concurso de mirada fija, Después de un rato el muchacho sonrió y, finalmente, sus ojos azules miraron hacia otro lado, todavía no se presentaba aquel misterioso chico rubio y me entro la curiosidad saber quién era, las presentaciones siguieron hasta llegar a un muchacho pelinegro
-Mi nombre es James, pero pueden decirme Bucky, tengo 17 y parece que tengo que someterme a una cirugía en un par de semanas, después de la cual estaré completamente ciego, pero tengo suerte ya que tengo una novia increíblemente sexy y hermosa que me apoya y a mi mejor amigo Steve Rogers
Cuando dijo el ultimo nombre apunto al chico rubio, Al parecer se llamaba Steve Rogers, el solamente sonrió cuando lo nombraron
-Estamos contigo, Bucky- Menciono todo el grupo al mismo tiempo
-Steve tu turno- Dijo Patrick
-Sí, claro – Acto seguido se levantó de su asiento para dar inicio a su presentación, yo tenía un poco de interés en él y en esta ocasión si prestare atención
-Mi nombre es Steve Rogers, tengo 18 años y tengo osteosarcoma hace como 1 año y medio, así que … – Dijo mientras se alzaba el extremo del pantalón para dar paso a una prótesis de metal – perdí esta pierna como resultado, así que soy parte robot y humano- Dijo con un tono divertido
- ¿Cómo te sientes Steve? – Preguntó Patrick mientras apartaba su vista de la impresionante prótesis de Steve
-De maravilla, estoy en una montaña rusa que no hace más que subir- articulo ¿felizmente? O ¿sarcásticamente? Sinceramente no pude descifrarlo, pero al momento en que acabo de hablar poso de nuevo su vista en mi con una sonrisa a lo que yo se la devolví torpemente
- ¿Por qué no compartes tus temores con los demás? - Dijo Patrick haciendo que Steve dejara de mirarme de esa manera
-¿Temores? …. – hizo una pausa para después decir que a mi parecer es algo muy estúpido – El olvido- Suspire al momento en que lo dijo –Quisiera vivir una vida extraordinaria, dejar una marca y nunca ser olvidado- Yo quería replicarle eso así que definitivamente diría algo al respecto
- ¿Alguien más del grupo quiere hablar de eso? - Preguntó Patrick a lo que yo rápidamente alce mi mano - ¿Tony?, adelante – Yo nunca hable desde que inicio todo, pero sentía la necesidad de hacerlo ahora mismo, así que me levante para dar mi punto de opinión a lo que dijo Steve
-Solo quiero decir que llegara el momento en donde ya nadie seguirá vivo, ya hubo una era sin humanos y habrá una era sin humanos, podría ser mañana o en un millón de años y cuando eso pase nadie recordara a cleopatra o Muhammad Ali o hasta incluso a Mozart, ¿Por qué nos recordarían a nosotros?, el olvido es inevitable y si eso te asusta te sugiero que lo ignores, eso es justo lo que hacemos todos-
Dije lo último mirando al rubio que se encontraba con una sonrisa leve, todos los que estaban presentes se quedaron callados ante mis palabras, quizá fue algo fuera de contexto todo lo que dije, pero como dije anteriormente necesitaba decirlo, Patrick solamente suspiro
-Bueno, eso fue un excelente consejo, ¡fue muy interesante escucharlos a todos!
Patrick parecía emocionado porque todo había salido bien al parecer, mientras estaba dando las últimas palabras para dar cierre a todo esta juntada, Volteé mi mirada hacia Steve, me estaba mirando con una sonrisa de nuevo, no se desde cuándo, pero me pareció que desde que dije mi discurso del olvido, Dieron por terminada la juntada y yo rápidamente agarré mis cosas y Salí fuera del edificio para esperar a mi madre, Hoy sí que había sido un día muy extraño.