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Capítulo 7º: Cambio de rumbo por Thiara

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Notas del capitulo: ¡Konnichiwa personitas! Vuelvo al ataque (cuando diantres terminarás Thiara, pensáis muchos de vosotros ^^U) Pues, ni yo misma lo sé. Estoy buscando un final fuera de lo normal, si tenéis alguna propuesta tentadora, hacédmela saber, onegai. Bueno... Os quería decir una cosa y no me acuerdo... xD mmmm... da igual, no importa, ya recordaré. De momento, aquí tenéis esta saga que no termina nunca (y yo que pensaba que no sería capaz de escribir ni 2 capítulos). Aquí está. (Lamento haber tardado en subir)

 

FE DE ERRATAS (de nuevo): Me equivoqué con el nombre del capítulo, y era el 6º en vez del 5º. Lo lamentooo ^^U

 

AVISO IMPORTANTE: Hasta ahora, el narrador de la historia, ha sido uno de los personajes que aparecían en ella. Bien, a partir de ahora, dejarán de contar ellos mismos su vida para que yo me ocupe de hacerlo.  ¡Espero que os guste!

 

Capítulo 7º: Cambio de rumbo

 

Los días fueron pasando, y Heidrich se recuperaba rápidamente. Edward y Alphonse pasaron una semana en el apartamento de Thiara-san, hasta que Heid estuvo totalmente curado. Sin embargo, el doctor Mustang le recetó un medicamento que debería tomarse cada día, para que no volviera a caer enfermo de nuevo. Los tres jóvenes se despidieron de sus nuevos amigos, agradeciéndoles la hospitalidad y la ayuda. Pronto, llegaron de nuevo a su casa.

 

- Otra vez aquí, ¡qué ganas tenía de volver a casa! – exclamó Heidrich dejándose caer encima del sofá.

 

- Es verdad, ya la echaba de menos... Por cierto Al, tú no la has visto. Aquí es donde vivíamos Heid y yo y donde viviremos ahora los tres.

 

- Uaaaaaahhh, es preciosa *_______*

 

Mientras Heid iba descargando las pocas cosas que llevaba, Ed enseñó el piso a Al, indicándole cada sitio de la casa.

 

- Bueno, sólo hay una habitación, pero no importa, tenemos dos camas, podemos juntarlas y dormir los tres allí.

 

Todo estaba muy animado, por fin había parado de llover y relucía el sol de nuevo.

 

- Ven Al, te enseñaré el jardín, es precioso.

 

Ed y Al bajaron para ver el jardín.

 

- ¡Oh! Pero si este jardín es.... ¡Es el que vi en mis sueños!

 

- ¿Soñaste con este jardín, Al?

 

- Sí, y con una persona que estaba regando los narcisos. Ahora caigo.... ¡Eras tú!

 

- Jajajaja, qué curioso, yo también soñé que estaba en este jardín regando y aparecía una persona. Tal vez se conectaron los dos sueños.

 

Los dos compañeros de piso se pasaron todo el día enseñando cosas a Al. Primero la casa, y luego, el vecindario. Al conoció a Glacier-san y al agente Hughes. Era increíble, pensaba. Toda esa gente también existía en el otro mundo. Los días transcurrían tranquilos, serenos. Los tres chicos convivían perfectamente en la casa, turnándose las tareas domésticas, divirtiéndose y queriéndose de vez en cuando. Todo parecía perfecto. Hasta el tiempo era ideal. El verano se empezaba a notar.

 

- Heid, voy a darme una ducha, me muero de calor. (Ed)

 

- Ok, luego iremos a la fábrica, no te olvides, debemos continuar con el cohete. (Heid)

 

- Hai, hai... (Ed)

 

- Tienes muchas ganas de volver a trabajar, ¿no es así? (Al)

 

 

- Jajaja, sí, parece que hayan pasado meses desde la última vez que fui a la fábrica, pero realmente sólo han pasado dos semanas. Y lo que ha pasado en dos semanas.... (Heid)

 

- Jejeje, ya ^//w//^

 

Mientras Heid y Ed estaban trabajando, Al se encargaba de las faenas. A veces, si terminaba pronto, hacía una visita a Glacier-san y le ayudaba en todo lo que podía. Realmente las cosas iban muy bien, aunque a veces pensaba en la abuela Pinako y en Winry.

 

“Supongo que Ed se habrá olvidado ya de ellas, hace mucho tiempo que está aquí... Y yo también lo haré... Demo... Me gustaría saber si están bien.”

 

 

·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-··-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·

 

La sirena sonaba por toda la ciudad. Centenares de personas corrían, presas del pánico por las calles de esa pequeña agrupación de edificios. Estruendos, leves y espontáneos terremotos, humo, polvo, casas derruidas, terror, llanto, sangre...

 

 

[          Danger          ]

 

 

 

Edward, Alphonse y Heidrich se apresuraban en coger todas las pertenencias que pudieran. Desde hacía unos cuantos meses corría el rumor de que estallaría la guerra, pero creo que nadie lo tenía realmente asumido hasta que llegó. Ahora tan sólo se podía correr, llorar y gritar sin esperar ningún resultado. La gente temía una guerra... No, la gente temía que una bomba se le cayera encima, sólo pensaba en su bienestar. “Si yo no me muero, ya soy feliz.” Entonces, ¿eran felices si se quedaban sin esposa, sin hijos, sin familia, sin amigos? Mientras ellos no murieran, eran felices. Todo el mundo pensaba igual, en ese momento, en tu mente no entran tus semejantes, sólo tú. Un sentimiento tan egoísta... Las guerras hacían y hacen llorar, y lo harán y seguirán haciendo. Las guerras matan, hacen sufrir, desangran, asesinan y transforman la mente de todo humano relacionado con ellas. * En medio de este caos descontrolado de pies apresurados y gargantas ahogadas con gritos de terror, los tres jóvenes también corrían por salvar su vida. Pero ellos permanecían juntos. Por mucho miedo que tuviesen, nunca dejarían a uno de ellos atrás, eso estaba claro. Bajaron deprisa las escaleras, y, tras comprobar que Glacier-san había partido ya (seguramente con el agente Hughes) se apresuraron para encontrar un refugio o cualquier sitio donde poder resguardarse del ataque aéreo que caía sobre ellos. Misiles, miles de toneladas impactando contra el aparentemente sólido suelo, estallando al lado de madres indefensas, sujetando sus criaturas en brazos y rogando a un Dios inexistente que salvara sus vidas. Rogando a Dios... Si tanto creen en él, que se pregunten por qué permite esta masacre. (esto no ofender a nadie con ese comentario, no es mi intención). Iban apareciendo los cadáveres poco a poco por las calles, envueltos con una sábana carmín que afloraba a través de sus venas y se extendía por todo el terreno.

 

- ¡Qué horror! ¿Qué está pasando? ¿Por qué sucede esto? (Al)

 

Aunque Ed y Al trabajaron investigando la guerra de Ishbal, nunca habían presenciado ninguna y Al se horrorizaba al ver tal escena. Ed y Heid también estaban aterridos pero debían conservar la calma (dentro de lo que cabe en una situación como esa) para poder salvar la vida. Los tres chicos corrían calle abajo, donde semanas antes, Heid había gritado y llorado por un amor imposible y donde Al había recogido un cuerpo inerte del suelo mojado. Ahora parecían recuerdos de antaño, lejanos de ese tiempo. El ambiente era de polvo, lamentos y fuego. Apenas se podía ver nada. Los aviones disparaban a suerte. Seguro que daban a alguien. Y... ¡Diana!

 

- ¡AAAAyyyy! (Al)

 

- ¡Al! (Ed)

 

- ¡Alphonse! (Heid)

 

- ¿¡Qué te ha pasado?! (Ed)

 

- ¡Ahhh! Una... una bala perdida me h... Ahhh....ha dado en la pierna... ¡Ayy! (Al)

 

 

Las balas volaban por cualquier parte y chocaban en el sitio menos oportuno. Una aterrizó en la pierna de Al, haciéndole sangrar abundantemente.

 

- ¡Mi... mierda! (Al)

 

Ed se subió a Al a la espalada y corrieron hacia algún sitio, pero no sabían hacia dónde. Necesitaban un refugio subterráneo. Buscando, buscando, salieron de la ciudad, aunque no se libraron del peligro y a punto estuvieron en dos o tres ocasiones a ser alcanzados por algún misil. Corrían sin parar, hasta que encontraron a un hombre, tirando en el suelo, arrastrándose como podía ya que había perdido una pierna. Se acercaron rápidamente hacia él.

 

- ¡Señor! ¿Está bien? Aguarde, déjeme ayudarle. (Heid)

 

- No, hijo, no... Mi tiempo a...(cof cof) acaba aquí. Sal...Salvaros vosotros...So...Sois jóvenes... Sois nue...(coff cofff) nuestro futuro. A 100 metros hay un ref....Refugio subterráneo, ¡corred!

 

- Demo... señor... Venga con nosotros, le llevaremos a un lugar seguro (Al)

 

- No os preocupéis por mí.... No... No pasará nada... Sal...va....os....

 

Y sus ojos se cerraron, mientras los de Al lloraban a lágrima viva y su voz dejaba salir aullidos. No sabía nada de nada de ese hombre, pero tenía la sensación de conocerle de toda la vida, y su muerte le dolió profundamente; quizás por que les ayudó a salvarse, quizás por que era la primera vez que veía tal escena... No se sabe... Quizás, simplemente recordar el dolor de la muerte de un ser (su madre), le hizo llorar como un bebé. Al fin y al cabo, era sólo un niño. Heid y Ed contenían sus lágrimas mientras corrían hacia el refugio. Golpearon enérgicamente la puerta medio enterrada en el suelo y segundos más tarde, se abrió.

 

- ¡Tres supervivientes más! ¡Son tres chicos! Pasad, rápido. ¡Corred!

 

Una mujer de mediana edad y constitución robusta les hizo pasar rápidamente. El refugio era espacioso, o tal vez se veía así dada la poca gente que había. Era desastroso. Se habían salvado tan pocos... Al primer vistazo, vieron dos espaldas que les resultaban familiares. La mujer se percató de que Al estaba herido y llamó a una de esas espaldas. Unos ojos achinados se asomaron por los mechones de un moreno cabello.

 

- ¡Doctor Roy Mustang! (Ed)

 

Otros ojos se desviaron al oír esa exclamación.

 

- ¡Thiara-san! (Al)

 

Los dos médicos se acercaron con una mueca de felicidad distorsionada, debido al dolor y a la masacre que estaban viviendo.

 

- ¡Chicos! ¡Estáis bien! ¡Qué alegría! (Thiara)

 

Thiara-san se alegraba de verlos vivos y no en una de esas camillas que tenía ahora a sus espaldas.

 

- Debemos curar esa herida deprisa. (Roy)

 

Diez minutos más tarde, la bala perdida estaba fuera de la pierna vendada de Al.

 

- Se lo agradezco mucho, doctor Mustang (Ed)

 

 

- No tienes por qué agradecer nada, me alegro de que los tres os encontréis bien. Estábamos preocupados. (Roy)

 

Desde el fondo del refugio, una nueva voz conocida se oía.

 

- Ed... Heiddd... ¿Sois vosotros?

 

Sonaba ronca y demacrada, ni siquiera podía considerarse realmente una voz, sino más bien un susurro, luchando forzadamente por ser escuchado.

 

Los tres chicos, uno de ellos con muletas, se acercaron al sitio de origen de la voz y, con un poco de lástima y dolor, contemplaron a su hostelero, Tucker-san. Una de las bombas le había alcanzado y le había quemado toda la cara, a parte de haberle arrebatado un brazo y un pie. Se le veía muy mal. Estaba todo vendado, incluso la cara para curar las quemaduras y yacía tumbado en una camilla. Thiara debía cambiarle las vendas manchadas de sangre por otras nuevas. El trío se sentó en uno de los bancos, repasando con tristeza todas esas caras que reflejaban el mismo sentimiento que sentían ellos. A veces se podían notar algunos terremotos, pero eso no era lo peor. Desde el refugio, aún se oían los gritos desesperados y los ruegos sin respuesta. Luego, silencio... El más doloroso silencio. El silencio de la muerte, del fin de la vida, del fin de la voz, y de los llantos y de los ruegos. Alphonse Elric, lloraba y lloraba silenciosamente, imaginando cada una de las caras de espanto que se dibujaban tras esas puertas de acero blindado. Edward cerró los ojos y se tapó los oídos, intentando pensar en otra cosa, cualquiera, rebuscando en su memoria alguna canción que pudiera tararear en su cabeza para olvidar y hacer desaparecer su alrededor. Heidrich simplemente no existía. Desde hacía ya un buen rato tenía los ojos en blanco, sin mirar nada pero mirándolo todo. A cada ojeada ciega que daba, se iba percatando de la gente que faltaba. Gente que él conocía. ¿Dónde estaba Glacier-san y Hughes? ¿Y sus compañeros del trabajo? A cada grito que oía, imaginaba que podría ser el de cada persona que faltaba en el refugio. Pasaban las horas, y nadie llegaba, ningún golpe seco, ni histérico, ni débil. Ninguno...

 

Un fuerte estruendo hizo temblar el refugio. El techo de derrumbaba. Caían piedras y arena y el pánico se apoderó del lugar, aunque pronto cesó. Un gran agujero se había dibujado en una de las paredes del refugio, dejando entrar una luz morada, procendente de...

 

- ¡Un círculo de transmutación! (Al)

 

- ¡La puerta! (Ed)

 

 

Fin del capítulo 7º

 

 

Gomen, lamento haber tardado tanto en subir el capítulo 7, pero me quedé estancada a las 5 líneas. Estoy días he estado escasa de imaginación y no podía encontrar un final de ninguna de las maneras, pero no os asustéis, por que este no es el final. El capítulo 8º será el definitivo, por que esto se está alargando mucho y os estáis cansando ya de aguantar mis estupideces. No creo que haya lemon, lo siento, no puedo acabar así, ya sería muy pervertida. Va a ser más.... Drástico. Así que si queréis dejar de leer, podéis hacerlo por que no os vais a perder ninguna escena purnooooo >////< (Aunque si os habéis leído este capítulo, os aconsejaría que terminarais ya, por que, total, sólo queda uno y va a acabar de una forma espectacular (no es para tanto, pero no se me ha ocurrido nada mejor).

 

DEDICATORIA: No tengo ni idea ^^U A nadie en concreto y a todo y cada uno de vosotros. Estoy cansada, y triste, y muerta de sueño. Lo lamento.

 

Os espero en el próximo y definitivo capítulo. ¡NOS LEEMOOOS! ^w^

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