Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Four seasons por kurotsuki_mikoto

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola (?)

Intentaré ser concisa para no robarles mucho de su tiempo y que puedan pasar a leer el fic sin muchas distracciones.

En primera les debo una disculpa. No tuve la culpa tan cargada hasta ahora porque siempre intentaba actualizar al menos uno de los fics (Fandom Hijack) cada mes. En esta ocasión el tiempo paso volando y de compañera de fandom a compañeras de fandom, no está chido desaparecerse así.

No sé si les interese (esto va más para ti, anónimo que no pude darte señales de vida porque no tenía forma de mandarte mensajes ;;) pero mi Facebook personal es "Tania Cancino", no lo había puesto porque no creía que les interesará, la verdad muchos (incluyéndome) sólo llegamos, leemos y nos vamos. Pero si vuelvo a tardar ya saben a que perfil mandar mensaje, reclamos o mentadas de madre.

Cualquier cosa por ahí respondo, a lo mucho me tardo un día.

Segundo, todo este año voy a tardar en dar señales de vida y tardaré más de lo que solía  para actualizar. Esto porque el mapa curricular de mi carrera (veterinaria y zootecnia) ya me está incluyendo prácticas y salidas a ranchos y los horarios no me cuadraron como yo esperaba.

Pero no he abandonado el fandom L si lo hago vendré e incluso les traigo un resumen rápido si dejo historias inconclusas, pero veo lejos ese momento. Me encanta la pareja (Hijack, de los otros fandoms tardaré más y mejor no digo nada (?) ) y me encanta el fandom...

Me gustaría decir más pero como dije antes, no me quiero alargar.

Los amo.

 

Advertencias:

Contenido homosexual :v

-Primera mitad del capitulo es sobre Hiccup y Jack

-Segunda mitad es sobre Jackson y Eros.

Aclaraciones:

 

—Dialogo—

Personaje cantando en voz alta

Canción de fondo

Recuerdos o pensamientos

-Mensajes de texto

La primera cita

 

Jack nunca estuvo más agradecido por los pequeños días feriados que su grupo conseguía por excusas pobres y sin sentido. En esa ocasión, el asueto le había quedado como anillo al dedo y aunque no hablaba lo suficiente con sus compañeros para agradecerles por la "falta colectiva para darle mantenimiento a sus instrumentos y los salones" que organizaron, no dejó de pensar en diferentes formas de agradecerles esa oportunidad de pasar la mayoría del día con SU novio.

 

Claro, sabrían su agradecimiento si fueran capaces de leer mentes.

 

Desde que Hiccup regresó a su habitación en el edificio que le correspondía, sus visitas fueron siendo esporádicas, casi contadas, y donde más se encontraban era en el comedor. Pensaba en que se trataban de coincidencias, no quería creer que Hiccup fuera capaz de grabarse su horario al grado de sincronizar sus horas de la comida. Eso sólo pasaba en las telenovelas y sus múltiples escenarios ficticios que solía armar cuando su mente se encontraba lejos del salón de clases.

Porque, vamos, Hiccup era muy bueno en varias cosas pero el romance no era una de ellas. Era encantador a su manera.

 

Suspiró como lo haría cualquier enamorado, pasando de largo algunas miradas curiosas y críticas que los cerebritos de aquel lugar le lanzaban e intentó adivinar que pasaba por su mente mientras él se dirigía al salón de SU novio.

 

Sí, se repetiría eso las veces que fueran necesarias pues en su opinión, no sesgaban el encanto que ya tenía la situación como tal.

 

En el camino al quinto piso pudo descifrar algunas expresiones mejor de lo que creyó. Unas reflejaban sorpresa de verlo, otros simplemente lo pasaban de largo y en más de una ocasión pudo percibir hostilidad de un grupo de jóvenes que iba conformado por chicos y chicas que no paraban de hablar sobre los exámenes que se avecinaban.

 

Envidia de la falta de estrés que tenía, eso fue lo único que pudo pensar.

 

Digo, hay algunos que no están feos y más de una cara bonita... No me creo que Hiccup no sea popular aquí.

 

Mientras se acercaba al salón del castaño, se quitó los audífonos al distinguir que había gente gritando. Esperaba que no fuera algún maestro o maestra riñendo a sus alumnos o sería incomodo esperar afuera para anunciar su visita sorpresa con un Hiccup devastado.

En realidad... no sabía cómo reaccionaba Hiccup a los regaños y cuando alguien rasgó papeles con furia aprovechó el ruido para seguir acercándose, alcanzando a distinguir con más fácil la disputa que se llevaba a cabo.

 

— ¡Es que no me puedo creer que te atrevieras a poner el trabajo a tu nombre! ¡Ni siquiera nos preguntaste nuestra opinión!

 

—Creo que fui muy claro cuando les dije que si no aportaban nada, no iba a darles ningún crédito.

 

— ¡Eso no es avisar! ¡Además lo mencionaste sólo una vez cuando recién nos pusieron el trabajo, Haddock!

 

— ¡¿Yo qué necesidad tengo de estarlos persiguiendo para que hagan las cosas?! ¡¿No están muy grandes para que uno les tenga que rogar para que trabajen?!

 

— ¡SOMOS UN EQUIPO!

 

—Ella tiene razón, si ibas a sacarnos del proyecto pudiste habernos avisado.

 

— ¡¿Es en serio?! Les dije más de cinco veces en el transcurso de los últimos cinco meses, además no sé porqué estamos discutiendo. De ahora en adelante es su responsabilidad, está en sus manos.

 

—PORQUE YA ESTAMOS EN EXAMEN DE REGULACIÓN POR TU CULPA

 

—YO NO TENGO LA CULPA DE TU MEDIOCRIDAD.

 

Jack se apartó lo más rápido que pudo de la puerta al ver que una maqueta se estampaba contra el marco de la puerta y varios trozos de madera volaban en todas direcciones.

 

—REPÍTELO, HADDOCK.

 

—Lo puedo repetir las veces que sean y de distintas maneras hasta que entiendas, porque ya vi que aparte de mediocridad tienes problemas con la comprensión. Eso explicaría tu desempeño en todo el ciclo.

 

Jack no soportó más aquello, tuvo que entrar al salón, grabarse la imagen de Hiccup provocando a alguien o la expresión que tendría en ese momento ya que veía lejos (y siendo sincero no quería que fuera siquiera posible) verlo enojado con él.

 

Cuando entró, distinguió a una chica que se encontraba con las lágrimas al borde de la rabia y su rostro tan rojo que parecía a poco de explotar o inflarse como un pez globo. Delante se encontraba un chico de más o menos su edad, tomando del cuello de la camisa a Hiccup que terminó por hacerle una llave que lo obligo a desviar su cuerpo y trastabillar con las butacas hasta caer de forma melodramática, aparatosa y cómica.

 

Pero la expresión que tuvo Hiccup fue... fue una canción para él. Pudo distinguir su enojo y exasperación pasar a un desconcierto y sorpresa e incluso un poco de confusión antes de abrir paso a esa sonrisa que Jack tanto amaba cuando lo veía. Saber que era capaz de provocar un cambio tan radical en su humor fue suficiente para levantar su ego por encima del edificio en el que se encontraban.

 

— ¿Interrumpo algo?— le preguntó en tono divertido, fingiendo que no escuchó la discusión en la que fue participe y escondiendo la risa que le provocaba ver como el chico intentaba levantarse de forma digna.

 

—No, ya terminamos— y no volteó a darle un segundo vistazo a sus compañeros de equipo. Fue directo a tomar su mano con tanta naturalidad que Jack tuvo que contener el impulso de ponerse de puntillas para robarle un beso de esa sonrisa tan radiante que tenía en ese momento.

 

—Excelente. ¿Tienes otra clase después?

 

Ambos salieron del salón para caminar a las terribles escaleras que minutos antes Jack tuvo que enfrentar por primera vez para llegar hasta ahí. Sólo que esta vez, pudo aprovechar los pequeños desniveles para dirigir miradas fugaces al castaño que no tardó en entrelazar sus dedos con los de él.

 

—No, hoy sólo trataba de presentar los proyectos finales de algunas materias. ¿Y tú?

 

—Tampoco, nos regalaron un día libre.

 

—Ya...y... ¿no tienes ningún ensayo?— podía notar que parecía cauteloso al hablar, pero eso a Jack no le importó en lo más mínimo.

 

—Tampoco— y le sonrió triunfante —Merida y Rapunzel fueron con Heather a ver cosas de chicas e intentaron hablar con Astrid y Brutilda. Creo que quieren ganarse su simpatía para que no les ponga cosas extrañas en la obra... o cualquier conspiración que puedan hacer más de dos chicas.

 

Escuchar su risa le dejó una sensación burbujeante en el estómago que sólo pudo expresar con una sonrisa.

 

—Sí, no me puedo imaginar una plática normal y más si son ellas cinco. Creo que la voz de la razón puede ser Rapunzel.

 

—Un poco, a veces no lo parece pero puede ser más extravagante que Merida.

 

—No, ¿en serio?

 

—Las apariencias engañan, Hic— se encogió de hombros antes de quedarse en blanco por el beso que el castaño acababa de darle en la mejilla.

 

—Supongo que sí. ¿Y tú hermano?

 

—Salió de la ciudad. Al parecer un amigo suyo lo invitó al festival de "Juventud y Música".

 

En realidad Jack también tenía ganas de asistir al evento con el chico que tenía a su lado, pero no tuvo la oportunidad de ofrecerle la salida cuando se encontraba en la temporada de estudios y lo último que deseaba era ser una distracción para él.

 

—Hm... El festival... me suena...— a pesar de que parecía un poco confundido, su expresión cambió a una de repentina diversión que Jack no pudo atribuir a su conversación del momento. —Bueno, si no tienes ninguna clase, ningún ensayo y tampoco nada planeado ¿te gustaría tener una cita conmigo?

 

Sus pasos se detuvieron de forma abrupta, procesando lo que Hiccup acababa de decirle y soltar una carcajada que se vio incapaz de contener.

 

Antes de que pudiera preguntarle qué pasaba, Jack le respondió sin dejar de reír por lo bajo.

 

—No me gustaría, me encantaría.

 

Y esta vez no fue capaz de contener su impulso al ver la forma tan linda en que Hiccup sonreía apenado.

 

Bien, entendía porque no era popular por ser un pesado en los estudios y sus compañeros, pero así era mejor. Le gustaba formar parte del selecto grupo que conocía al verdadero Hiccup.

 

— ¿Nadie nos va a interrumpir?— preguntó mientras retomaba el paso que habían dejado y pasaban por algunas jardineras que dividían los caminos del campus y los edificios.

 

—No, los demás se fueron a un campamento de dos días y Eros... Creo que también salió.

 

—Bueno, ¿tienes algo en mente?

 

Mientras se dirigían a la parada del camión, imaginó que Hiccup no tendría ningún problema en llevarse su mochila. Quería evitar toparse con algún conocido o evento que fuera capaz de interferir en aquella cita espontánea.

 

—A ti.

 

Si Jack tenía dudas en el romanticismo que el chico tenía, eso fue aclarado con la declaración tan abrupta que le pintó sus mejillas de un rojo similar al de una fresa. Eso y una risa nerviosa que fue interrumpida cuando llegaron a la parada del autobús y Hiccup tomo su rostro para plantarle un beso similar al que había iniciado a la entrada del edificio.

Sólo que él se tomo su tiempo, lo dejó saborear sus labios, su aliento y delinear el contorno de su rostro hasta su cuello donde le dio un pequeño pellizco.

 

—Te lo pregunte en serio— Jack intentó reprocharle a pesar de que no estaba enojado, le faltaba el aire y no podía dejar de sonreír. Semanas atrás le parecía imposible que el chico tomara la iniciativa de esa manera.

Claro, eso pensaba antes de lo que sucedió en su habitación.

 

—Y yo respondí en serio— sonreía de la misma forma que él —Eres lo único que tengo en mente. Podemos ir a comer, pasear, ver una película...— se encogió de hombros con desenfado —a donde sea. El día es nuestro.

 

Jack no pudo evitar sonrojarse al torcer un poco las palabras y dejar que se repitieran en su cabeza.

 

"Eres mío por un día."

 

Sí, las palabras cambiaban pero el significado no.

 

—Bien... ¿Vamos al cine?

 

Le parecía un poco cliché como primera cita, pero no le importaba si era con Hiccup. Por él podía ver cualquier película que escogiera el castaño y aún así disfrutarla. Aún si elegía algún documental aburrido con palabras que no fuera capaz de entender.

 

Y no fue el viaje en pie lo que arruinó sus planes, no. Lo que abofeteó sus esperanzas fue llegar a la taquilla y ver que no tenían ninguna función que les llamara la atención.

 

—Igual ya estamos en el centro— Pero Jack se recuperó rápido del pequeño golpe que la suerte le daba y señaló en dirección a la calle principal — ¿Quieres ir a ver si hay algún museo disponible?

 

— ¡Claro!

 

Escuchar la emoción en su voz fue algo que Jack no dejó pasar por alto y se dijo para sí, que los museos y recorridos didácticos podían constituir una visita agradable para ambos en citas venideras.

Siendo sincero consigo mismo, nunca se había propuesto dar un recorrido a consciencia del centro de la ciudad. Por lo general iba a hacer las visitas de rutina: a comer, comprar aparatos electrónicos, vestidos para su hermana o el equipo que su padre usaba para el deporte en la nieve. Nunca se puso a ver las tiendas que rodeaban las que él visitaba y nunca se arrepintió tanto como en ese momento, porque Hiccup parecía estar igual que él en cuanto a orientación.

 

— ¿Vienes a menudo?— le preguntó sólo para distraerlo y que no fuera consciente del mapa que abría en su celular para buscar sitios de interés por donde se ubicaban.

 

—No mucho. En vacaciones vengo con Patapez a una plaza donde venden artículos de electrónica, antes venía con Astrid porque hay variedad en las tiendas de cacería y la última vez acompañé a Eros a una enorme tienda de cocina porque queríamos regalarle algo a nuestras madres... — se encogió de hombros y una risa nerviosa se le escapó —Rompimos unos rollos por usarlos como espadas Jedi y terminamos haciendo un regalo con nuestras propias manos.

 

Jack soltó una carcajada al poder imaginar a ambos en medio de un montón de madres y empleados por su conducta.

 

— ¿En serio? ¿Qué les regalaron?— dobló en una esquina como si lo tuviera planeado. Poniendo atención al mapa y a Hiccup para evitar que sospechara de su despiste. Eso, y porque le daba curiosidad saber en que terminaba su relato.

 

—Él le llevó serenata cantando que era la mejor madre del mundo, yo le regalé a la mía una máscara festiva que suele usar cuando se va con mi padre a fiestas extranjeras. Le dije que podía hacerle otra, pero me dijo que esta perfecta...

 

—...A ti ya no te gusta ¿verdad?

 

—Pude haberlo hecho mejor.

 

—Creo que es más lindo algo que hagas a que lo compres.

 

—Sí, creo que le gustó más la máscara que el rollo de madera roto que terminó quemado en una fogata de campamento.

 

Una risa se escapó de ambos chicos que ahora doblaban en la última esquina hasta llegar al museo que Jack había encontrado. Una pequeña visita guiada por los terrores y leyendas que rondaban por la ciudad, contando con esculturas, pinturas, fotografías, pruebas recopiladas y materiales audiovisuales.

 

—Buenas tardes— los recibió el hombre detrás del mostrador, sonriéndoles pese a que parecía ligeramente incómodo cuando notó que ambos se tomaban de las manos — ¿Dos entradas?

 

—Sí, por favor— Jack comenzó a hurgar en su billetera al mismo tiempo que Hiccup, algo que lo ánimo al darse cuenta que no parecía desanimarse al leer el precio que se leía en uno de los letreros que el trabajador tenía en la barra.

 

Pagaron, les entregaron unos audífonos y un reproductor de música donde venían las pistas señalando el número de la escultura o parada que iban a ver y les indico que debían esperar cinco minutos a que saliera el siguiente grupo.

No se alejaron ni tres pasos cuando otra pareja llegó, saludando al hombre con una sonrisa alegre y recibiendo la promoción de dos por uno hasta las tres de la tarde por pareja.

 

Jack se tuvo que morder el labio para distraer su atención, intentando que la pequeña espina que el gesto le había clavado en su mente por la diferencia de trato que habían recibido.

 

Seguro con Astrid si le ofrecían descuentos o un poco más de amabilidad.

 

—Jack.

 

Volteó al escuchar su nombre y casi apartó su cabeza al ver que Hiccup le estaba poniendo los audífonos.

 

Casi, pero no lo hizo, y se sintió la persona con más autocontrol de la faz de la tierra o hubiese sido incómodo explicarle al castaño porque se había apartado de él.

 

— ¿Hm?

 

—Ya tenemos que ponernos los audífonos, el grupo ya se llenó y ya vamos a entrar.

 

—Bien— mientras tomaba el reproductor para poner la primera pista y seguir a los demás, tuvo el tiempo suficiente para poner aquella preocupación en el fondo de su mente. Espabilando un poco y sonriendo con más de calma al ver que Hiccup parecía tan enfrascado en el momento que ambos tenían como para prestarle atención a alguien más.

 

Debía seguir su ejemplo un poco.

 

El recorrido eran más de cincuenta estaciones y avisados se encontraban de que no terminarían en una hora. Ambos estaban listos, escuchando las indicaciones que el guía les daba y quedándose en las primeras paradas que hablaba sobre espíritus estacionales, gnomos y hadas, cuando la luz los abandonó y todo quedó a oscuras.

 

—Por favor, mantengan la calma. Es un pequeño problema eléctrico. En breve regresará la corriente.

 

Jack asintió con la cabeza para sí mismo, ese tipo de cosas podían pasar a menudo, no era algo raro, era totalmente normal, la luz no tardaría en regresar y ellos podrían continuar con su visita.

 

Pero la luz no volvió. Esperaron más de veinte minutos para escuchar que llamarían a la agencia y se les pedía desalojar el lugar.

 

—Iré por el reembolso— llamó la atención de Hiccup con un pequeño movimiento de su mano, indicándole que lo esperara en el pequeño patio que tenía el museo mientras él se dirigía al mostrador donde el encargado iba recogiendo sus cosas. —Buenas tardes, disculpe ¿sería tan amable de darme el reembolso?

 

—Lo siento, chico, el reembolso sólo es válido si el cliente debe abandonar el recorrido por motivos de salud o urgentes. — Habló sin voltear a verlo —No hay reembolso de dinero.

 

—Pero esto fue una emergencia— y Jack no fue capaz de mantener su tono de voz amable cuando el enojo comenzaba a invadirlo —Estaban dando reembolso a los demás.

 

— ¿Viste que se lo diera a alguien?

 

—Todos estaban saliendo con su...

 

—Pero no viste que se los regresara, si tienen tiempo quédense hasta que la luz regrese, si no...— Se encogió de hombros y terminó de guardar sus cosas —Es su decisión.

 

¿Era en serio? ¿Quién demonios se creía aquel patán?

 

Miró a los lados para buscar a otro empleado y exigir el cambio, pero sus esperanzas fueron en vano. La mayoría se dirigía afuera del lugar para comer, descansar o buscar otra cosa en la que ocuparse mientras el encargado de la limpieza comenzaba a cerrar las puertas que iban dirigidas al público.

 

Aturdido y frustrado, se dirigió a un lado de Hiccup que seguía esperándolo y lo recibía con una sonrisa que no tardó en borrarse.

 

— ¿Sucede algo malo?

 

—No, nada. Sólo que no van a regresarnos nuestro dinero porque el sujeto es un homofóbico de mierda.

 

Apenas terminó de hablar se dio cuenta de lo idiota que se escuchaba al quejarse de esa injusticia que no era nada nuevo, al menos no en la sociedad en la que vivían.

 

Hiccup debía estar molesto o fastidiado, pero ver que sonreía de forma tranquila sólo lo descolocó.

 

—No te preocupes, iré a hablar con él.

 

— ¿Qué?— parpadeó varias veces sin saber que parte de sus palabras Hiccup no había entendido y, aunque quería detenerlo, prefirió mantener su mal humor bajo control. Usar la pequeña pausa para tranquilizarse y encontrar el lado positivo de todo.

De camino para allá recordaba haber visto dos cafés y un restaurante familiar ¿Hiccup tendría hambre?

 

Apenas empezaba la tarde y tenían bastante tiempo libre para aprovechar más lugares por visitar. Eso y había algunos museos que no les pedían dinero para entrar. Algo importante si tomaba en cuenta que sólo le quedaba dinero para comprarse una comida decente y algún antojo que le surgiera en el camino.

 

—Listo.

 

Los boletos que ondearon frente a sus ojos distrajeron su atención del teléfono y terminaron en la mano que los sostenía.

 

— ¿Qué...qué le dijiste?

 

—Nada. Solo le pedí que nos reembolsara el costo de las entradas— se encogió de hombros al tiempo que guardaba las entradas en la billetera —dijo que no podía regresarme el dinero, pero según las condiciones de uso y las clausulas del cliente, tenemos derecho que se nos permita un bono igualitario y como no nos aplicó el descuento de la mañana, me dio dos pases de pareja que pueden ser usados en cualquier día de los siguientes dos meses.

 

Jack abrió más los ojos sin poder empezar a formular su oración de forma decente.

 

—Pero... cómo...

 

—Eros dice que los presionas más cuando grabas o finges que lo haces— Hiccup levantó el celular en alto y sonrió un poco malicioso. Algo que Jack encontró totalmente encantador. —Si hubiera sido educado desde el inicio, no hubiera hecho esto.

 

Rió encantado y algo avergonzado por la forma en que Hiccup se expresaba. Por ese esfuerzo que hacía en intentar parecer un villano cuando parecía un pequeño granuja que acababa de salirse con las suya.

Y bueno...así era.

 

—Ven acá— lo tomó del cuello de su camisa para plantarle un beso rápido y seguir riendo contra sus labios —Bien... ¿tienes alguna idea de a donde ir?

 

—Hm...¿No tienes ganas de ir a un lugar en especial?

 

Jack negó con la cabeza sin dejar de sonreír.

 

—No. Creo que necesito ir a una limpia para quitarme la mala suerte antes de liderar una cita.

 

Ahora fue turno de Hiccup para reír y acariciar su mejilla antes de rodear su cintura para empezar a caminar en línea recta.

 

—Podemos ir a esa limpia juntos... esa puede ser nuestra segunda cita. — propuso en un tono divertido.

 

—Y en ésta podemos caminar y hablar de estupideces.

 

—Que coincidencia— se acercó a besar la cien del albino —estaba pensando lo mismo.

 

Y así fue.

Caminaron sin que Jack contara el tiempo o volviera a revisar su celular para buscar la siguiente parada. Tomaron fotografías de dueños que llevaban perros que personificaban sus perfiles, de estatuas que se veían infestadas por palomas, artistas de la calle que se acercaban a hacer sus actos con ellos: payasos, mimos, acróbatas y vendedores ambulantes que les ofrecían desde accesorios para la ropa, pulseras y collares hasta dulces, boletos de rifas o simplemente pedían cooperación para alguna organización benefactora.

 

Pasaron por unas cuantas librerías, anotaron los títulos que les interesaban y otras tiendas que fueron más del gusto de Jack al punto que tuvo que guardas las ubicaciones y dejar apartado de palabra un disco de vinilo que llamó su atención.

 

Para cuando el sol dejó de iluminar las calles, eligieron uno de los bancos que estaba cerca del canal que atravesaba a lo largo de una avenida para beber con calma las malteadas que se habían comprado.

 

— ¿Te parece si le regalamos a Jackson uno de los boletos al dos por uno?— le preguntó mientras observaba los patos que se metían al pequeño río que formaba el canal y el ruido de las llantas sobre el asfalto sonaba detrás de ellos.

 

— ¿Por qué? ¿No te gustaría ir dos veces seguidas? Creo que le caíste bien al de taquilla— Hiccup bromeó —Casi le gustaste.

 

—No, no. ¿Tengo que recordarte a quien le dio los pases gratis? ¿Estás seguro de que no te guiñó un ojo mientras te las daba?— le respondió Jack con el mismo buen humor, disfrutando el enorme giro que la cita había dado a pesar de que en ningún momento tuvieron claro que querían hacer.

 

—Oh ¿celoso?

 

—Un poco, yo le puse el ojo primero.

 

Mientras le robaba una sonrisa, se acercó a probar la extraña malteada que Hiccup había pedido, arrugando la nariz al no poder relacionar los sabores que habían mezclado pero disfrutándolo al final.

 

—Hiccup.

 

Y lo llamó sólo para tener su atención, para que sus labios le quedaran más cerca y sorprenderlo un poco, interrumpiendo el beso cuando la risa le ganó al escuchar que había soltado su malteada para tomarlo de los hombros y ahora maldecía por lo bajo por la mancha que tenía en sus pantalones.

 

—Sí, definitivamente tenemos que ir a esa limpia en la segunda cita— dictaminó con un último beso en su mejilla antes de buscar las servilletas que tenía en el fondo de su mochila e intentar aguantar la risa que le provocaba su torpeza y su solución despistada de ponerse la sudadera en la cintura de modo que parecía un pequeño delantal.

 

._._._.

 

No estoy haciendo nada malo.

Jackson observó por quinta vez la hora que marcaba su celular, revisando los últimos mensajes que había enviado y enlistando los pendientes de los que podía librarse hasta el momento.

 

Jack le avisó sobre el día libre que tendrían y eso quitaba cualquier tarea o trabajo que pudiera quedar rezagado, luego de avisarle que saldría a ver si Hiccup estaba libre dejó de dar señales de vida, Rapunzel y Merida tenían un curso parecido salvo que ellas habían hecho planes de una salida de chicas.

 

Merida, era lo que más le preocupaba en ese momento.

 

Sabía que ella tuvo varios choques con Eros y que no le agradaba. No la creía capaz de hacerle un drama por haber aceptado la invitación, pero estaba consciente de lo mal que hizo al no haberle dicho la verdad.

 

En realidad... a nadie le había dicho.

 

No le avergonzaba ni hacía nada malo, pero no pudo encontrar el momento oportuno para decirle “¿Recuerdas el chico que tanto odias y juraste ahorcar si se te daba la oportunidad? ¡Me invitó a una salida! ¿No hay problema verdad?” y las oportunidades fueron menores cuando parecían chocar cada que se encontraban en el pasillo con comentarios mordaces o Eros los pasaba de largo sin dejar de hablar con el creído que tocaba el bajo en su banda.

 

Ya habrá oportunidad de contarle, no es tan grave. No es mi madre.

 

Con ese último pensamiento respiró hondo, se deshizo de cualquier carga que pudiera opacarle el pequeño día de relajación que le esperaba y entró a la estación de metro donde había quedado de ver al pelirrojo.

 

Había llegado veinte minutos antes de la hora acordada sólo para no pensar más en lo que era correcto o no y dejarse de divagar si la razón de haber aceptado era por pura conveniencia. Él no se consideraba de esa manera, pero ciertamente... parecía.

 

Quizá podamos aclarar algunos puntos.

 

Pensó para só, tomando asiento en la zona de espera del vagón e intentando encontrar los puntos buenos en aquella salida.

 

Hasta podría preguntarle porque odia nuestra banda...

 

—Tú llevas la puntualidad a un nuevo nivel.

 

Levantó la mirada de inmediato y casi se arrepintió de haberlo hecho. Casi.

Eros se había inclinado para poder hablarle sin gritar cuando la línea llegaba y el metal de los frenos chillaba. Lo había hecho a una distancia que era prudente hasta que él levantó la cara y su rostro estuvo a pocos centímetros de él.

 

—¿Tú crees? — disfrazó un poco la incomodidad y los nervios al aclararse la garganta y fingir que veía la gente entrar y salir del metro, repitiendo sus propias intenciones en su mente para evitar que sus ojos fueran a parar en la cadena que el chico usaba como cinturón y sólo lograba que su atención fuera directo a su cadera.

 

—No, estoy seguro. Cuando me quedo de ver con otra gente llega tarde o a veces no llega— se encogió de hombros y Jackson intentó no pensar en las citas que se decía, tenía con frecuencia.

 

— ¿Por qué no llegan? ¿Se pierden?

 

De nuevo Jackson tuvo que abofetearse mentalmente por el pequeño descuido que sufrió al sentir que se sentaba a su lado y casi se recargaba en él.

 

¿No era consciente del espacio personal de otra persona? ¿O sí lo era?

 

Lo poco que había escuchado de Eros sólo le dejaba en claro que no era un santo y le molestaba, hasta ese momento no se había puesto a pensar que la única razón de que el chico lo invitara podía deberse a que no le prestaba tanta atención como las otras personas.

¿Se creería el centro del universo?

 

—Supongo. ¿Subimos en la siguiente?

 

Se limitó a asentir, más resuelto a ignorar cualquier coqueteo o acercamiento que el chico pudiera lanzarle a lo largo del día. Iba a disfrutar esa jornada y nadie iba a impedírselo, ni siquiera Eros o él mismo al pensar demasiado las cosas.

 

Sólo tenía que imaginar que iba con un amigo más y listo.

 

La espera y todo el trayecto en metro fue silencioso y quizá, lo más cansado que Jackson hubo podido pasar en esa última semana.

Le era difícil no pensar en lo bien que se veía, lo extraño que era saber que parte del conjunto que llevaba parecía de dama (sí, no tuvo opción cuando le cedió el asiento a una anciana y pudo observarlo sentado) y no se veía afeminado en él, simplemente se veía... bien. Iba a dejarlo en que le parecía bien. Otra cosa que se le antojó anormal fue su expresión. No recordaba haberlo visto serio o distraído salvo en la primera salida que tuvieron cuando tomó el lugar de Hiccup para acompañarlo por los instrumentos que precisaba.

Recordaba verlo con ese aire presumido cuando estaba con Merida, orgulloso y algo divertido cuando hablaba con sus compañeros y en ese momento, sólo le daba la sensación de ver a un títere que se había cortado las cuerdas para estirarse y descansar del gran show que había mostrado.

 

No recordaba haberlo visto tener una conversación con Hiccup, algo curioso si pensaba en lo que su hermano le había dicho en torno a que eran mejores amigos.

 

Y si le costaba mantener su cabeza centrada por su culpa, las cosas le fueron peor cuando en una parada el metro freno con más brusquedad a la que tuvo previsto y terminó chocando con Eros cuando éste intentaba ponerse de pie para bajar.

Algo que sólo empeoró las cosas porque había visto sus ojos de cerca, sus labios, las pequeñas manchas blancas casi invisibles que tenía en su mejilla y cuello como si fueran rezagos de algún raspón.

 

Al diablo, esto no está funcionando.

 

Cuando llegaron a la parada donde su autobús saldría para ir al festival, la idea de mantener una charla distraída era la única salida que Jackson encontraba a sus pensamientos insensatos que únicamente lograban confundirlo.

 

— ¿Crees que llueva en el festival?

 

Y al parecer Eros también estaba de acuerdo en hablar, porque la sonrisa que le dio fue encantadora.

 

—No lo sé, no vi el tiempo en las noticias. ¿Te molesta la lluvia?

 

—No, pero no traje un cambio de ropa.

 

—Si ves que va a llover te la puedes quitar. — aquella solución le salió tan natural que Jackson tuvo problemas en no preguntarle cuantas veces le había dicho eso a alguien. —O puedes comprarte una playera nueva. Creo que van a vender mercancía durante el evento, a veces lo hacen y a veces no, creo que depende de que tan rápido encontremos las tiendas o que tan rápido se venda.

 

—Ya. — le dio la razón conforme les asignaban la pulsera de pase junto con las indicaciones para subir al autobús y seguía a la gente de forma automática. — ¿Es el primer festival al que asistes?

 

—No. El primero fue cuando era pequeño, fui con mis padres y mis hermanos pero era de música celtica— cuando por fin tomaron asiento, Eros se volteó a verlo con la misma sonrisa que había hecho cuando lo vio en la plaza. — ¿Sabías que los primeros en hacer este tipo de festivales fueron los egipcios?

 

Esta vez Jackson no tuvo que fingir sorpresa pues realmente la tenía.

 

— ¿En serio?

 

—Sí, de los más antiguos era en la era del Medievo cuando hacían competencias musicales que eran apoyadas por los gremios. Pero lo más parecido al de hoy en día fueron los egipcios, luego siguieron los griegos y romanos— mientras hablaba fue sacando sus audífonos, ofreciéndole uno al tiempo que conectaba su celular y buscaba canciones al azar que Jackson tuvo que averiguar a qué iba cuando comenzó la música.

 

—No lo sabía...

 

—Se hacen de forma anual, pero aumentó su popularidad cuando ocurrió el choque del rock y el pop. Yo tampoco lo sabía, pero me gusta mucho aprender las cosas históricas.

 

—¿Por qué?

 

Eros se encogió de hombros sin dejar de ver el celular.

 

—Creo que es bueno conocer el origen de las cosas o al menos por lo que pasaron para llegar a lo que son ahora.

 

— ¿En serio? — Jackson lo miró curioso, notando que en ocasiones evitaba el contacto visual — ¿Entre tus curiosidades no sabrás el origen de la música?

 

Por segundos lo único que acompaño el lugar fue la melodía de gaitas que sonaba en su oído y el motor del autobús que empezaba a ponerse en marcha.

Al final, Eros le sonrió de esa manera que Jackson comenzaba a disfrutar con sólo saber que era a su causa.

 

—No lo sé ¿Cuándo empezó a hablar el hombre?

 

— ¿Entonces no crees que antes tuvieron instrumentos?

 

—No lo sé, Jackson, ¿Qué fue primero? ¿La voz o el instrumento?

 

Y fue así que transcurrieron las tres horas y media del trayecto, con temas que jamás imaginó discutir con Eros, algunos trucos de ilusión óptica y el vergonzoso descubrimiento de que ambos tenían gustos similares en cuanto a música; a cosas más técnicas que de género, pero al fin y al cabo, les faltó tiempo para seguir hablando sobre uno de los bajos que un artista había modificado para que tuviera doble mástil.

Eso y un pequeño infarto que le dio al castaño cuando vio que el otro sacaba una caja con jeringas y empezaba a llenar una sin explicarle lo que era. Eso habría ahorrado que Jackson reaccionara de sobremanera al malinterpretar su tratamiento de insulina por drogas.

 

—A todo esto, ¿nadie más pudo acompañarte? — Una de sus grandes incógnitas se le escapó al acomodar su mochila en el autobús y bajar detrás de él para que guiara la marcha pues aun se sentía algo avergonzado por el último error que había cometido.

 

A esas alturas Eros podía decirle que le pareció divertido invitarlo a él y no lo tomaría a mal.

 

—No sé. Sabía que te podía gustar y sólo te invite.

 

No seas tan directo, podría pensar mal.

 

— ¿Ni a tu baterista?

 

—Nunca invitaría a Lily a una cita. Es mi mejor amiga, estamos en dos planos distintos y si a veces congeniamos en algunas cosas no es en esos términos y Frid... aún menos. Sería incómodo salir con tu ex.

 

Aquello dejó a Jackson helado, inmóvil por unos segundos al punto que estorbó a las personas que iban pasando cerca de ellos.

 

¿Su ex? ¿Es una cita?

 

Si no hubiera tomado su mano para evitar que la multitud los separara, Jackson habría intentado elegir entre las dos preguntas para aclarar su confusión, pero dada la seguridad y calma que el pelirrojo tenía, no le dejaba tanto tiempo para mantener el silencio.

 

—Supongo que con eso me conformo.

 

— ¿Te conformas? ¿Qué respuesta te habría dejado satisfecho?

 

Jackson apretó los dientes mientras contaba las veces que le parecía escuchar cierto coqueteo en la forma en que le hablaba. Hasta el momento iban siete. Sí, siete y no estaba seguro de que lo hacía a propósito.

 

—No lo sé.

 

—Es difícil complacerte cuando ni siquiera tú sabes la respuesta ¿Lo sabías?

 

Sus palabras... el tono...

 

—A ver, Eros. Para empezar ¿qué quieres decir con “complacer”?

 

—Pues... cuando una persona se siente a gusto— se encogió de hombros sin encontrarle problema a sus palabras — ¿Cómo lo dicen aquí?

 

—Aquí— le aclaró el castaño con un respiro de indignación —se dice “cómodo” o como lo acabas de decir. Cuando dices “complacer” en ese tono... aquí es más para...

 

¿Para qué? ¿Realmente quería decirlo en voz alta?

 

Cuando los tambores y la música comenzaron a sonar como un pequeño intro, Jackson agradeció a todas las fuerzas del universo por haberlo sacado de aquella conversación tan incómoda en la que él mismo se había clavado.

Dio la conversación por terminada, siendo ahora él quien tomaba su mano para que apurara el paso a donde la gente se agrupaba en frente del enorme escenario que daría los conciertos en el lugar tan amplio que parecían tres estadios de futbol juntos.

 

Con todo el ruido, le fue difícil volver a tener una conversación decente. Se hacían señas para moverse de un lugar a otro, gritando de vez en cuando la dirección del baño, la venta de bebidas o comida y aprovechando una que otra promoción que se les presentaba en bandeja de plata.

Al no poder beber mucho alcohol, Jackson se ofreció a beber lo que Eros no podía, fingiendo que no había problema y que si se balanceaba un poco era debido al ritmo de la música. En parte era verdad y por otra... le afectaba estar al aire libre después de beber lo de dos personas.

 

Quizá el único momento donde pudieron escuchar un poco la voz del otro sucedió en un pequeño intermedio donde las bandas cambiaban y dejaron una de las canciones que Jackson no dudo en cantar a todo pulmón. Ya fuera por la emoción del momento, el alcohol en sus venas o lo perfecto que le parecía en aquella ocasión mientras el Eros le seguía la letra cuando le fallaba el aliento.

 

¡Algo últimamente me vuelve loco, tiene algo que ver con cómo me haces...

Luchar para tener tu atención~ Llamarte trae aprensión

 

Fingiendo que el pedazo de cartón donde antes habían comprado los dedos de queso era un micrófono, ambos se acercaron como si se tratara de un dueto y el escenario no estuviera del otro lado del campo.

 

Textos de ti y sexo de ti~ son cosas que no son tan poco comunes

Ligar contigo, eres todo sobre eso~

 

Dime ¡¿Por qué me siento no deseado?!

 

Jackson soltó una carcajada al creer que alguien los grababa, pero poco le importó cuando le quitó el pedazo de cartón a Eros y apropiarse del micrófono que habían simulado.

 

¡Maldita sea!, si no me querías de regreso,

¿Por qué tuviste que actuar de esa manera?

Es confuso hasta el núcleo, porque sé que lo quieres

 

Y quizá, si Jackson no hubiera tenido problemas para medir sus pasos o coordinar sus movimientos, no habría acortado las distancias con él de esa manera. Pero no pensaba, sólo cantaba, dejaba que el ritmo se llevara la velocidad de sus movimientos y que Eros se sonrojara no lo ayudaba a traer su cordura a flote.

 

Oh, y si no quieres algo serio conmigo

Entonces ¿Por qué me das más?

 

Di que me quieres cada día,

Que me quieres de todas las maneras~

Que me necesitas, me tienes tropezando,

Amor súper psicótico.

 

Gritos agudos y cercanos sobresalieron de los gritos de la multitud, sin dejar que Jackson pudiera procesar aquel acercamiento donde Eros se había inclinado a robarle un beso tan fugaz que en ese estado le fue difícil saber si realmente lo había hecho o sólo lo había imaginado.

 

Sonrió sin estar seguro, sin poder decir que le había desagradado o que lo borró de su mente como había ocurrido con el estúpido reto de la botella.  Sin embargo se alejó, dando a entender que no se iba a repetir aún si le quedaba la duda y Jackson sólo pudo sonreír con facilidad al creer que tenía la sonrisa más hermosa de lo que le pareció en un principio.

 

Tírame hacia esquinas oscurecidas,

Donde todos los demás ojos nos evitan

 

Dime como te hipnotizo...

 

Te amo y te desprecio.

 

Y la música seguía, sin que le dejara una oportunidad para dejar de asociar lo que escuchaba a lo que tenía en frente de él.

 

De vuelta a la multitud donde me ignoras

Ojos seductores a esos antes de mí

¿Cómo se supone que lo maneje?

Enciende la mecha y pierde la vela

 

El resto del festival pasó con más rapidez de lo que a Jackson le habría gustado.

 

Eso, y tendría una larga cruda para recordar cada detalle del camino de regreso, la odisea que su hermano y Hiccup tendrían que pasar para llevarlo de regreso a su habitación.

Notas finales:

Nota final: La canción esta en ingles, se llama “Super Psycho Love” de Simon Curtis :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).