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Don't worry this nightmare is going to end por AbiHummel3007

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Notas del fanfic:

Es un one-shot que escribí hace mucho para un concurso, dude mucho en subirlo pero veamos como sale... Dejen un review para ver que opinan besos

Notas del capitulo:

Estos personajes son 100% míos, así que a disfrutar!

La luz cegadora, el sonido de las llantas de un auto derrapándose y luego nada, todo se había vuelto negro, me sentía ligero, casi como si pudiera volar, volar en aquella densa oscuridad sin rumbo, no sentía nada, era cómodo estar así, ya no sentía aquella tristeza, esa desesperación injustificada ya que ni siquiera recordaba la razón de esos sentimientos.

 

 

A lo lejos me parecía escuchar una voz desesperada, una voz que clamaba porque abriera los ojos, una voz que me suplicaba que no muriera, poco a poco ese sonido comenzó a regresarme a la realidad, comencé a ser consiente del dolor en cada parte de mi cuerpo, de que me encontraba sobre lo que parecía una cama, abrí los ojos e intente incorporarme, en ese momento un agudo dolor en mis costado me obligo a desistir.

 

-T-tra-anquilo, e-est-toy bi-ien-le susurre a la persona que lloraba a mi lado, levanto el rostro y fijo sus ojos miel llenos de lágrimas en mí

-¡Leo, estas vivo!-casi grito mientras me abrazaba

-M-me las-stimas M-Michael-su abrazo realmente dolía, me encontraba muy lastimado

-Perdona-hablo soltándome en seguida, le sonreí un poco, ese chico siempre me había inspirado ternura, era alguien pequeño y delgado, con una cara de inocencia, ojos miel grandes y brillantes, y cabello castaño claro que enmarcaba su rostro, tal vez esa misma ternura había provocado que alguien como yo se acercara a él, yo era, o más bien soy, el típico chico malo, mi cabello negro, negro como la noche me llega por sobre los hombros, llevo un fleco de lado derecho y sin embargo este no cubre mi ojo, mis ojos son de un verde intenso y llevo varias perforaciones en la oreja derecha.

-¿Q-que m-me paso?- comenzaba a serme menos difícil el hablar

-Chocaste en la moto Leo

-¿Choque?-no podía ser, jamás en mi vida había estado siquiera cerca de chocar

-Si Leo, chocaste por ir tan rápido, te lo advertí un millón de veces y siempre me mandabas a volar, además ¿en que pensabas? Dijeron que ni siquiera llevabas el casco, es un milagro que estés aquí

-Yo… ¿choque?-seguía sin creerlo

-Si, no se porque te sorprende tanto, eres humano no estas exento de un accidente-un dolor de cabeza acudió a mí al intentar recordar lo que había pasado, lleve mis dos manos a mi cabeza y cerré los ojos con fuerza para intentar, inútilmente, mitigar el dolor-Leo ¿Qué te…-después de eso no escuche más, mi vista se nublo, mi última visión antes del desmayo fueron los ojos asustados de Michael.

 

De nuevo en ese lugar, o más bien en esa nada que de alguna forma era pacífica y me relajaba, en ese lugar no había diferencia entre mantener los ojos abierto y rendirse a la calma y dormir, comencé a cerrar mis ojos dispuesto a rendirme a esta sensación de paz, cuando sentí como si me jalaran a la superficie, a la conciencia, a la realidad.

 

Desperté una vez mas, sin embargo en esta ocasión esta oscuro y me encontraba solo y un molesto ruidito marcaba los latidos de mi corazón, también escuchaba los pasos acelerados de enfermeras y doctores que atendían emergencias por todo el hospital.

 

Mire el techo, sabía que, había tenido un  accidente puesto que estaba en el hospital, mas sin embargo era incapaz de aceptarlo, seguía sin entender lo que había sucedido, el incesante sonido de la máquina a mi derecha comenzaba a fastidiarme, tampoco sabía de donde había salido aquel molesto aparato, estaba completamente seguro que no se encontraba ahí la última vez.

Había anochecido, eso estaba más que claro, así que mi mayor preocupación era saber por cuanto tiempo habría estado dormido, hice un intento por mover mi adormecido cuerpo, al intentarlo, nuevamente fui consiente de la magnitud de mis heridas, incluso respirar resultaba doloroso.

 

-Vaya, por fin despiertas-como pude voltee en dirección a la desconocida voz, desde la puerta me observaba un joven no mayor que yo, con el cabello rubio largo hasta la mitad de la espalda, había una expresión severa tanto en sus ojos azules como en sus finas facciones y llevaba lo que parecía un dije en el cuello.

-¿Quién eres?-susurre en un tono débil de voz

-No te hagas el tonto conmigo, tú bien sabes quien soy-lo mire confundido sin comprender sus palabras.

-Nunca te he visto-reitere sin apartar mi vista de él, sus ojos eran bello e hipnotizantes no podía dejar de verlos.

-Vaya, ahora resulta que no te acuerdas de mí-afilo aún mas su mirada mientras se acercaba a  mí-¿estas seguro que no sabes quien soy Leonardo?-susurro en mi oído provocándome un escalofrío.

-Estoy seguro mascullé-¿Quién eres?-me sonrió de medio lado al apartarse de mí

-Tal vez es mejor así… por ahora-dijo comenzando a caminar hacia la puerta con la rubia melena ondeando tras él-solo diré que soy alguien a quien no debiste olvidar-me miro de reojo y salió de la habitación.

No entendía nada de lo que estaba pasando, para empezar, y aunque sonara repetitivo, no sabía como rayos era posible que hubiese tenido un accidente, y para terminar ¿Quién demonios era aquel joven rubio? Me dolía la cabeza solo de pensar en ello.

 

Me quede ahí solo viendo el techo, intentando no pensar en todo lo ocurrido, intentando volver a la inconsciencia, intentando volver a aquella pacífica nada, pero por alguna razón me resultaba imposible, los paso de los demás y los sonidos de las máquinas que había en ese lugar parecían intensificados un millón de veces.

 

Llegó la mañana y yo no había podido conciliar el sueño, con el nuevo día llegó también el bullicio de enfermeras entando y saliendo de mi habitación, todas parecían extremadamente sorprendidas de verme consiente, en el transcurso de la mañana desfilaron ante mí montones de doctores, todos haciéndome diversas preguntas y exámenes tanto físicos como psicológicos.

 

Conforme las horas pasaban comenzaba a desesperarme el tener que responder preguntas, que muchas veces, eran iguales, estaba a punto de gritarle a un doctor que me dejara tranquilo cuando, de golpe, entro Michael en la habitación.

 

-¡Leo!-exclamo mientras se arrojaba sobre mí

-Me lastimas Michael, de nuevo-murmure

-Perdona, pero pensé que…-se le había cortado la voz-pensé que, ya no despertarías

-¿De que me hablas? ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

-Cinco días, los doctores creían que habías entrado en coma

-¿Cinco días?-no podía creerlo, para mí habían sido solo minutos, solo minutos en aquella extraña paz

-Si-me hizo un tierno puchero-no vuelvas a hacerlo, me espantaste

Sonreí vagamente, ante su expresión y su extraña e infantil petición, note como el doctor nos observaba enfadado, lo cierto era que Michael había aparecido de la nada y había interrumpido sus minuciosos exámenes, me reí internamente de su expresión de enfado y frustración

 

-Le pido que se retire-hablo en un tono monótono en dirección a Michael

-P-pero…, pero…-tartamudeo Michael, yo por mi parte mire al doctor con severidad

-Se queda-gruñí-En todo caso el que se va es usted

-El doctor aquí soy yo, y si digo que se va, se va-afile aun mas mi mirada.

-Largo-use el tono de voz más frío que tenía.

 

Cuando ese sujeto se preparaba para replicar la puerta se abrió de golpe dejando ver a Lucy, sonreí con calidez, ahí estaba ella, mi persona mas amada, parecía haber estado llorando por días completos, me devolvió la sonrisa a pesar de que se notaba que le faltaba poco para comenzar a llorar de nuevo.

 

-Ven aquí-la llame con suavidad

-Leo…-corrió a abrazarme, acomodé mi rostro en el hueco entre su cuello y su hombro.

-Tranquila, estoy bien-no paraba de llorar y repetir mi nombre-Tranquila Lucy, aun estoy aquí

-No lo vuelvas a hacer, promételo, promete que ya no conducirás tan rápido-murmuro mientras se apartaba un poco quedando frente a mi

-Lo prometo, no lo hare mas-mire sus ojos y deposite un suave beso en sus labios, aquel suave contacto se prolongó y torno en un beso lleno de pasión y amor

Cuando nos separamos, me sentía aliviado, satisfecho, al parecer el doctor se había ido, posiblemente fastidiado de que nadie lo escuchara, sin embrago también me sentía extrañamente intranquilo, supuse que tenía algo que ver con el hecho de que Michael se había aislado de la conversación.

 

Note como Lucy se separaba de mí y se acercaba a Michael, suponía que ella también había notado el extraño comportamiento de mi amigo, se paro delante de él y con aquella sonrisa tan suya hablo:

 

-Michael, despierta, deberías estar contento por Leo

-Estoy contento-su voz sonaba seca-pero…-dejo de hablar al momento que su celular comenzó a sonar, lo saco y miro de reojo lo que debía ser un mensaje y lo volvió a guardar-me tengo que ir, nos vemos Leo-dio media vuelta y salió de la habitación

 

DOS MESES DESPUÉS...

Desde aquel día Michael no volvió a aparecer en el hospital, en contadas ocasiones recibí un mensaje suyo, ni siquiera en esos momentos, en ese momento en el que salía del hospital estaba ahí, ahora que lo pienso Lucy tampoco esta, eso era bastante raro.

 

Comencé a caminar en dirección a su casa, me imaginaba que se le había hecho tarde, o que incluso el hospital había olvidado avisarle, si ese era el caso deseaba darle una agradable sorpresa, acelere mi caminata, iba de buena gana, disfrutando de la sensación del aire puro, del poder estirar mis piernas, era gratificante, me sentía libre, sin embargo mientras me acercaba a la casa de Lucy un extraño presentimiento me invadió, era una sensación que me inquietaba y me llenaba de angustia.

Estando a solo dos cuadras de su casa vi al extraño rubio que había estado en mi habitación del hospital, me detuve en el momento en que paso por mí lado, el ni siquiera me miro, parecía nervioso y asustado, temblaba ligeramente como si hubiese hecho o visto algo terrible, ami parecer huía.

 

Me asuste ya que al poco tiempo después de verle aquella sensación se volvió aun peor, comencé a correr con desesperación, al llegar frente a su casa entre sin detenerme puesto que la puerta estaba entreabierta.

 

-¡LUCY! ¡LUCY!-comencé a llamarla mientras recorría el primer piso-¿¡DONDE ESTAS LUCY!?-subí las escaleras acelerado, comencé a buscarla cuarto por cuarto, después de recorrer todas las habitaciones de huéspedes entre en la suya, a simple vista se encontraba vacía, comenzaba a sentir real frustración, mi última opción era el baño de ese mismo lugar.

 

Me pare delante de la puerta, sentía como si mi corazón hubiera enloquecido, una parte de mí deseaba entrar pero a la vez sentía una opresión el pecho, respire profundo y empuje la puerta con suavidad, sentí que me faltaba la respiración me sentía desfallecer, lo que veía no podía ser real.

 

En aquel pequeño recinto estaba Lucy, MI Lucy en medio de un charco de sangre, con una expresión de sorpresa en el rostro, me quede estático, nada de eso podía ser real, estaba seguro que de un momento a otro despertaría, tenía que hacerlo, me acerque a ella lentamente.

-Lucy…-mis ojos se inundaron en lágrimas mientras me inclinaba a su lado-Lucy, no te vayas-mis lágrimas resbalaron por mis mejillas no podía evitarlo, acaricie su rostro con sumo cuidado como si se fuese a romper-Perdón, no estuve aquí-deposite un beso en su frente y me incorpore dispuesto a marcharme cuando algo que brillaba en la esquina de aquel cuarto llamo mi atención, me acerque, perecía una especie de dije, lo levante puesto que me parecía extrañamente familiar.

 

Lo observe atentamente, estaba seguro de haberlo visto antes, cerre los ojos intentando recordar donde había sido, de pronto, como si hubieran encendido un foco en mi cabeza, recordé, lo había visto en el cuello de aquel rubio, entonces lo comprendí, el asesino, SU asesino era ese joven.

 

Salí de la casa con la firme determinación de encontrar a ese sujeto y hacerle pagar, camine lentamente, desganado, en mi mente no había espacio para nada que no fuera mi venganza, llegue a mi casa a l atardecer, me sentía solo y triste, derrame lágrimas de dolor, rabia e impotencia por Lucy toda la noche o al menos hasta que el sueño me venció.

 

Mi sueño era intranquilo, me veía a mi mismo intentando alcanzar a Lucy y cuando esta a punto de hacerlo se desvanecía y ante mí aparecía de nueva cuenta la escena de aquella tarde.

 

Desperté sobresaltado, alguien llamaba a la puerta con desesperación, me levante y fui a abrir con cierta pesadez, tras la puerta me aguardaban dos sujetos con expresiones severas y ojos desconfiados.

-¿Es usted Leonardo di Medici?

-El mismo-respondí confundido

-Nos gustaría hacerle algunas preguntas-contesto uno de ellos al tiempo me mostraban sus placas, me hice a un lado permitiéndoles el paso, aun sin asimilar del todo la situación, me iban a interrogar, eso era obvio, y estaba seguro que todo eso tenía que ver con su muerte.

 

Comenzó aquel “juego” de preguntas y respuestas, yo respondía la verdad pero a leguas se notaba que no me creían, les conté todo, desde mi salida del hospital, el encuentro con el tipo rubio, hasta el momento en el que la encontré, cuando insinuaron que yo la había matado sentí mi sangre hervir mas sin embargo mantuve la compostura lo mejor que pude.

 

-Es todo-cuando escuche esas palabras experimente un alivio momentáneo-Por favor acompáñenos

-¿Acompañarlos? ¿A dónde?

-A la jefatura de policía-al escuchar eso mi tranquilidad se derrumbo

-¿Qué? ¿Por qué?

-Por dos motivos muy simples, el primero es sospechoso de homicidio…

-Pero…

-Y el segundo porque estuvo en la casa de la víctima-los miré incrédulo, comenzaba a dudar que me hubieran puesto siquiera un poco de atención, respire profundo intentando aclarar mis ideas.

-No estoy obligado a acompañarlos-replique mientras me levantaba-así que les pido que se retiren caballeros-me miraron con incredulidad, posiblemente sorprendidos de que me resistiera-Necesitan una orden en mi contra

Se miraron entre sí antes de levantarse también ellos y enfilarse hacia la puerta, sabía que volverían y que esta vez traerían con ellos una orden y yo ya no tendría modo de evadirlo, tenía que hacer algo, lo que fuese, no podía quedarme ahí esperando mi arresto.

 

Lo primero, era salir de aquel lugar, buscar donde esconderme hasta que pudiera probar mi inocencia, el primer lugar que paso por mi mente fue el departamento de Michael, se departamento, desde mi punto de vista, era la mejor opción.

 

Tome mi celular y me decidí a mandarle un mensaje, un mensaje donde le explicaba la situación en pocas palabras, a los pocos minutos recibí una respuesta afirmativa a mis peticiones, agregando que él podía probar mi inocencia, no tenía idea de cómo haría tal cosa pero confiaba en él, también me decía que él pasaría por mí, un poco mas tranquilo me cambié y me senté a esperarlo.

 

Pasada media hora tocaron a mi puerta, me levante y abrí. Ahí estaba Michael sonriéndome, le devolví la sonrisa, él mantenía las manos detrás de la espalda como si ocultara algo, se acerco a mí, parecía dispuesto a abrazarme.

-Siento tu perdida Leo

-M-Mich-hael…-su expresión no había variado a pesar de que mantenía un cuchillo en mi vientre y mi sangre manchaba su mano derecha

-Shh!-murmuro-no hables acortaras mas tu vida-coloco el dorso de su mano izquierda en mi mejilla derecha-no quería llegar a esto, me dejaste sin opciones Leo-paso su mano por mi pelo-no me notaste ni después de que me deshice de esa, no te fijaste ni un poco en mí Leo, no me diste oportunidad de demostrarte mi amor-unió su frente con la mía sin quitar sus manos de mi cabello ni del cuchillo-tú me obligaste primero a acabar con ella y ahora a matarte a ti-cerro sus ojos-me duele hacerlo pero si investigabas lo encontrarías, encontrarías a Alphonse, él te diría todo, que lo contrate pero se arrepintió y me traiciono- sonrió provocando que se me erizaran los vellos de la nuca-él vio como la mate, no podía dejar que lo supieras, me odiarías, y yo moriría si tu hicieras eso, te amo tanto, todo fue por ti-sentí como saco aquel cuchillo y se aparto de mi, fui incapaz de permanecer de pie, caí al piso, y mientras sentía como la vida escapaba de mi cuerpo lo comprendí, comprendí que solo yo tenía la culpa de lo sucedido, yo había sido la causa de todo.

-Perdón-murmure, quería pedirle perdón a todos-Per…-no pude terminar las fuerzas me faltaban, la inconsciencia y la nada me llamaban, mi cuerpo pedía un descanso, mis ojos comenzaban a cerrarse, mire una vez mas a Michael y lo note, lloraba, mis pensamiento solo los abarcaba la culpa, cerre los ojos dejándome vencer al fin

Notas finales:

No sean lectores fantasmas, los review son gratis!


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