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Frente a frente parte 2 por LUCIFER69

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Notas del fanfic:

Bueno, este es una continuación de el primer fanfic qué escribir, no tengo mucho qué decir, comenten si les gusto o no, un agradacimiento a quién se pase a leer.

¿En qué momento quedo atrapada en esa situación?, ¿Sabían las chicas que esto pasaría? Y lo más importante, ¡¿DESDE CUANDO ALICE ESTABA AHÍ?!. Se puso a pensar en el comportamiento de sus amigas, desde que comenzaron a llamarle con aquel tono burlón, hasta qué empezaron a preguntar por Alice. Si se detenía a meditarlo, todo tenía sentido. Desde que iniciaron a comer hasta que se fueron no habían parado de hablar de la chica rubia, debió de hacerle caso a su instinto qué le decía que algo tramaban. Pero siendo sincera, ¿se habría imaginado que la chica que le gustaba estuviera precisamente en el mismo local al cual habían arribado?, posibilidades habían muchas, ni hablar de las variantes de cada una, pero de entre todas; qué le tocara la que más deseaba y menos quería era completamente una joda del universo. Su visión ateísta le decía que era mera casualidad, ¿pero por qué mierda siempre le tocaba a ella?. Se volvió a preguntar, ¿las chicas sabían qué Alice estaba ahí? ¡¡PUES CLARO QUE LO SABÍAN!!, si no lo supieran no se habrían molestado en irse... Si, Ellen se acababa de dar cuenta de qué le habían dejado completamente sola. "¿cómo pude ser tan estúpida y no haberme dado cuenta antes?" se preguntaba.


-Amm, ¿hola?...-

Ellen se dio una cachetada mental, tenía a la rubia esperando una respuesta, trato de calmarse tanto cómo le fuese posible, lo logro a medias.

-Hola, Alice- Su voz había salido normal, aparentemente. Al menos no había tartamudeado.

-Vaya, qué coincidencia encontrarte aquí-

Ellen no sabía si llamarla "coincidencia" u "obra del universo para que la pase mal". Lo cierto es qué quería, deseaba hablar con Alice. El problema con eso es qué no sabía de qué hablar con ella si se presentaba la oportunidad. Hablar de cómo estuvo su día le parecía algo muy banal, aburrido; y no quería aburrir a la rubia. Pero por otro lado... Así se empezaba una conversación ¿no?. Obviamente no le iba a hablar de buenas a primeras de las cosas extrañas que a ella le parecían interesantes, cómo el debatir ideologías, compartir opiniones, videojuegos, anime, ciencia, ¡NO! Definitivamente no lo haría. Cosas así dependen mucho de los gustos y mentalidad de cada persona, esperar qué pudiera hablar de eso con ella era muy estúpido, además de que sería su zona de Comfort, y llevarla ahí se le hacía muy egoísta. Si lo hacía, corría el riesgo de tocar temas que podrían ser incomodos, desconocidos o qué pudieran hacerle enojar, cómo política o religión. Recordó que tampoco sabía mucho de los intereses de Alice, así que tratar de hablar de eso sería inútil, al menos por ahora. No le daría más vueltas, no tenía caso, simplemente seguiría el hilo de la conversación; a ver a donde llevaba.

-Sí, aunque más que coincidencia yo lo llamaría abandono-

Lejos de tomárselo mal, Alice simplemente soltó una pequeña risa. Risa que causo alegría y vergüenza en la pelinegra.

-Jaja ¿lo dices por tus amigas?, déjame decirte qué aún si estuvieran ellas me habría acercado a hablarte-.

-¡¿Eh?!-

La rubia se había dado cuenta de lo que había dicho, subió un poco la vista para ver a Ellen, vio su rostro completamente rojo, y ella no tardo en ruborizarse también.


-...N-no es qué esperara a que estuvieras sola para hacerlo, es decir, no tengo ningún problema si están ellas aquí contigo, e-es solo que vi que ellas se marchaban y me dije, "hey ¿por qué no vas a hablarle?, parece qué sus amigas se van a tardar un rato y esta es tu oportunidad de hablar más con Ellen"-.

No hubo respuesta de parte de la oji púrpura. Se limitaba a tener la cara escondida entre el cabello, no quería mostrarle qué su rostro estaba aún más rojo qué antes, intensificado por las palabras de Alice.

La oji azul por su parte se ruborizaba más. Se preguntaba a si misma "¿es que acaso no puedes dejar de meter la pata?", trataría de mejorar la situación.


-D-digo, no es cómo si no hablásemos en clase, es sólo que siempre he querido hablar más contigo, pero cómo estás con tus amigas no quiero molestar interrumpiendo su charla.


Hubo silencio, ninguna dijo nada. Las dos tenían la vista en otra dirección, estaban completamente rojas; trataban de concentrarse en algo que no fuese el rostro frente a ellas.


Ellen trataba de asimilar lo que le había dicho, ¿Cómo debía de interpretarlo?. A ojos de los demás, eso sería una clara señal de que Alice gustaba de ella, pero para Ellen no. Vamos ¿qué posibilidad había de qué la chica más linda de clases (y para Ellen, del mundo) se fijase en ella?, era ridículo pensar que eso llegase a pasar. Pero siendo objetiva, esas palabras significaban algo. Y ¡¿QU… DEMONIOS PASABA CON ESOS TARTAMUDEOS?! Si ya creía que era muy linda, ahora le quedaba aún más en claro qué lo era.

"¿Tartamudeara por lo que acaba de decir?, ¿Por qué tiene vergüenza de qué lo mal intérprete? Si yo estuviera en su lugar me pasaría lo mismo, pero no me pondría así se nerviosa o roja. Pero, ¿y esas palabras? Sería maravilloso que fuese por qué le gusto". ¡NO!, debía poner los pies en la tierra, no se daría alas auto engañándose, pensando que una chica tan maravillosa cómo Alice se fijaría en algo cómo ella. Esas palabras eran ambiguas, estaban sujetas a interpretación ya que no aclaró a que se refería, no había nada qué comprobara que fuese por algo más profundo.

"Tal vez sea sólo interés de conocerme, eso es todo. ¡Sí! Eso debe de ser, no hay razón para creer que quería decir algo más." Así lo interpretaría Ellen.




Alice se maldecía mentalmente "¡¿Es que acaso no vas a dejar de cagarla?! ¡¿Quieres que se entere de esa forma?!, ¡¿por tu estupidez?! ¡NO!". Si llegase a darse cuenta de lo que sentía, se mataría por estúpida. Ese no era el lugar, el momento y mucho menos la forma de decirlo. Rezaba por qué Ellen no se diera cuenta, había sido muy obvia.


''Mierda, lo sabe, fui muy obvia, y ella no es estúpida cómo para no darse cuenta. ¿Qué le voy a decir? " Hey, me gustas a pesar de que nunca hemos tenido una charla lo suficientemente larga cómo para conocernos siquiera". Me va a mandar a la mierda, peor aún, no querrá saber más de mí.'' Quería que fuese especial el día que por fin le dijera acerca de sus sentimientos. No desaprovecharía la oportunidad que le habían dado las amigas de la pelinegra. Por qué si, se había dado cuenta de que ellas le atraparon viendo a Ellen, les agradecía desde lo más profundo de su ser por dejarle a la oji púrpura en bandeja de plata. Haría lo mejor que pudiera, si no le confesaba aquellos sentimientos que cargaba desde hace medio año, al menos trataría de saber más de ella.
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Había un ligero ambiente de tensión, las dos seguían sin mirarse, había pasado cerca de de un minuto; pero para ellas fue una hora. La voz del mesero fue lo que les saco de su transe.


-Disculpe, ¿dónde están las otras chicas que venían con usted?.-


-Ah, salieron a Buscar transporte, aunque no creo que regresen...- maldecía por lo bajo.


-Espero que tenga el dinero para pagar la cuenta.- la mirada sería del mesero hizo que Ellen lo imitara.


-Si sigues con esa actitud no esperes ver propina alguna.-

-Tsk, cómo sea.- El tipo se retiró, refunfuñando.

Alice, quién había quedado ajena a la discusión, carraspeó ligeramente para llamar la atención de la chica frente a ella.

-¿Tus amigas sólo fueron a conseguir transporte?.- Alice quería asegurarse de qué podría estar un poco con Ellen, y no quedar en ridículo consigo misma al pensar qué se habían retirado para darle una oportunidad.

-Algo así, más bien fueron a conseguir transporte para ellas... En fin, permíteme un momento, iré a pagar.-

Se sentó en el sillón a pensar un poco mientras esperaba. Por el rostro de la chica y el tono de voz que utilizo, Alice creyó que muy probablemente no quería su compañía. Era evidente qué estaba incomoda con su presencia, era normal. ¿Quién estaría a gusto si se encontrara a solas con alguien que apenas conoce y que le dijo cosas un tanto comprometedoras?, ni ella misma lo estaría. ¿Por qué creyó que tendría una oportunidad de estar con ella?, los indicios qué Ellen daba de interés hacía su persona podría ser cualquier cosa. Pero sinceramente, quería aferrarse a la esperanza de creer qué podía tener algo con esta chica, el sonrojo que vio en sus mejillas le llenaba de determinación para seguir adelante. Su tren de pensamiento fue interrumpido al escuchar los pasos de Ellen.

-Listó- se limitó a decir.

-Vale-

Pasaron unos tortuosos treinta segundos, treinta segundos en los que reino el silencio. Cada una se encontraba en un debate interno, pensando que decir o que hacer. La plática anterior les había dejado en algo bastante incomodo, Alice buscaba expresarse claramente si tenía la oportunidad, y Ellen quería respuestas a lo anterior ocurrido. Normalmente a ella le gustaba el silencio, pero esta vez no. Sin poder soportarlo más, fue Ellen quien decidió dar un paso y romper el silencio.

-¿Quieres salir a buscar algo?-

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¿Qué clase de pregunta estúpida había sido esa?

"¿Quieres salir a buscar algo?" ¿Buscar? ¿Buscar qué? ¡NO HABÍA NADA QUE BUSCAR. Simplemente había dicho algo al azar sin pensar en ello, se vio superada por la situación tensa en la que estaban; y ahora se sentía más estúpida por llevar a Alice a una caminata sin rumbo aparente. Simplemente caminaban por las calles de la ciudad, mirando a través de las ventas de cada tienda por la que pasaban. Ellen se sentía perdida, no porque no conociera el sitio; eso era muy aparte, era debido a que caminaba sin rumbo. Siempre qué salía con su pequeñísimo grupo de amigas, iban a lugares planeados. Planeaban a donde ir antes de salir, eso les daba al menos una ruta que seguir, aun qué siempre se desviarán de ella. Ahora era distinto, caminaban entre una multitud de gente, a pesar de que la lluvia se había detenido, seguían esas nubes enormes de color gris, avisaban qué volvería a llover; esperaba qué no fuera cómo la tormenta anterior.

Caminaban en completo silenció, ninguna volvió a hablar después de haber salido de la cafetería. No se les ocurría algún tema de conversación, tampoco se daban el valor de decir algo, sentían que cualquier cosa que dijeran podría arruinarlo todo, aunque no había razones para qué pasara eso.


Alice se detuvo repentinamente, se recargo en la pared de algún local, cansada de la larga caminata. Ellen se percató de ello, giro en dirección de la rubia, esperándola. Después de un minuto de espera regreso al lado de Ellen. Alice decidió romper el silencio, no por las razones que quisiera, estaba genuinamente agotada y quería descansar un poco.

-Hey, Ellen-.


La aludida dio un pequeño salto, no se esperaba qué la chica oji azul le hablara, se calmó inmediatamente para responder.

-¿Qué pasa?


-¿Podemos detenernos un momento?-


-Por supuesto-

Paseo su mirada por el lugar, se encontraban fuera de un centro comercial. En la entrada había unas bancas de madera, eligió ese lugar para ir a descansar.

-Ven, por aquí- Alice le siguió.

Se sentaron en una banca, era lo suficientemente grande para cuatro personas, pero decidieron estar en cada extremo de la banca. La incomodidad seguía presente, y ya estaban hartas de ella, pero por más qué se metalizaban para hablar, nunca decían nada. Alice se dijo a si misma que era debido a su culpa que empezó todo esto, y qué debía ser ella quien lo terminara. Ya más qué fastidiada de esa situación, decidió ser quien rompiera la barrera de silencio que habían formado entre ellas. No le daría más vueltas al asunto, lo había hecho mucho durante la caminata, simplemente diría algo para hacer platica, esperaba qué la pelinegra siguiera la conversación.


-Ahh, que cansado, hemos caminado mucho.- volteó a ver a su acompañante- ¿tú no te cansaste, Ellen?-

La chica en cuestión estaba distraída desde qué habían llegado a la banca, pero presto atención cuando escucho a Alice hablar, no tardó en responder.

-La verdad es qué no, ya estoy acostumbrada a hacer recorridos largos.- a su mente llegó la imagen de Karla. Decidió qué sería buena idea invitarle algo a Alice.-¿quieres algo de beber?, te ves bastante exhausta.

-Sí, te lo agradecería mucho.-


-Vale, pero ¿qué quieres?-


Lo pensó durante un momento. Considerando el frió que se había creado gracias a la lluvia, una bebida caliente sería lo mejor, pero recién salían de una cafetería, y además se encontraban en la calle, no venderían nada caliente.

-Mmm, pues una botella de agua estaría bien.-


-¿No quieres algo más?.-

-Oh no, no quiero abusar de tu bondad.- Exclamó.


-Na, no te preocupes, ya estoy acostumbrada.-dijo quitándole importancia. La rubia frunció un poco el ceño, Ellen se dio prisa.- Entonces, una botella de agua, espera aquí, no tardo. Emprendió marcha a una tienda.


Alice vio cómo la pelinegra se levantó de su asiento, y se marchaba lentamente. Observaba su espalda, su cabello largo y negro se balanceaba a cada paso que daba, sonrió para sí misma, definitivamente esa chica la tenía flechada.


Pasaron cerca de 5 minutos hasta qué Ellen regresó, llevaba en la mano izquierda una bolsa con varias botellas. Se acercó hasta la banca, esta vez tomó asiento alado de la rubia, cosa qué agarró desprevenida a Alice.

-Aquí tienes.-

-Gracias.- Destapó la botella, y le dio un sorbo largo. No se encontraba muy sedienta, pero la necesitaba. la cercanía de la chica le había puesto un poco nerviosa, sentía un nudo en la garganta, trató de quitárselo bebiendo.


Otra vez reinaba el silencio, volvían a estar sin nada qué hablar. No parecía que alguna fuese a decir algo. "Si no me hubiesen dejado aquí probablemente no me encontraría en esta situación tan incómoda" se dijo a sí misma. Ellen sintió el bolso de su chaqueta vibrar, era su celular, lo saco para ver de quien se trataba, su mirada se endureció al ver el nombre del contacto.

-Permíteme un momento, ahora vuelvo.- Fue lo qué pronuncio antes de alejarse a una distancia razonable de los oídos de Alice.

-Ahh, Vale.- Su rostro estaba confuso. Vio a Ellen con su móvil en mano, llevándoselo a sus oídos. -¿Quién le habrá llamado?-

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-¿Qué quieres?- Ellen contesto, con un tono de voz no tan amable.


-¡Uy!, perdona por querer saber cómo te va- La voz de Karla sonaba al otro lado de la línea.

-Ya sabes qué a Elli le va muy bien Alice- Esta vez era Jazmín.

-Y aparentemente a Alice también le vas bien.- Dijo Alexia con un tono de burla.

Ahí estaban, las causantes de qué se encontrara en esa situación tan incómoda. Ellen no tardó en responderles.

-Escúchenme bien malditas idiotas, cuando las vea, les juro qué voy a mandarlas al carajo por hacer estas.- Su voz fue decreciendo hasta convertirse en un susurro gutural. Se calmó, no tenía caso, lo hecho, hecho esta. -¿Dónde están?-

-Pues en casa de Karla, ¿dónde más?- Fue Alexia quién respondió.


-Sí, lo supuse.-

-¿Y bien?-

- Y bien ¿qué?- Respondió, frustrada.

-¿Cómo te va?- Preguntaron las tres chicas.

-Aaahh- suspiro- Miren, no me voy a enojar por lo que hicieron, pero traten de ponerse en mi lugar. Ya se imaginaran cómo están las cosas, es incómodo a más no poder, no tengo nada que decir y no encuentro nada de qué hablar o siquiera razones para estar con ella. Si sabían cómo iba terminar, ¿por qué lo hicieron? No es gracioso. Yo nunca les dije nada de las otras ocasiones donde me dejaron a mi suerte con alguien, porque no me importaban mucho esas personas, pero esta vez no es así. -Su voz empezó a cortarse- En serio, no saben lo que ella significa para mí. Sé qué no la conozco nada, sé qué sentir algo así por alguien sin conocerlo es una estupidez y va en contra de lo que pienso, y que m-muy probablemente no le guste, pero si no llego a nada, al menos quiero poder tener una amistad. Y eso ahora lo veo muy lejos, siento que no he dejado de cagarla, ella posiblemente ahora me odie, y todo porque me dejaron sola repentinamente sin saber que hacer o cómo reaccionar- se recargo en la pared de una tienda- Y-y y-yo realmente quería tener una oportunidad, a-hora n-no sé si la haya.- término, estaba sollozando.


Las chicas estaban en completo silenció, se sentían culpables. En todo el tiempo qué llevaban conociendo a Ellen, nunca le habían visto escuchado llorar por amor, al menos Jazmín y Alexia no. Sabían por parte de Karla qué la única vez qué eso paso estuvo triste un mes, pero aun así no le había dado tanta importancia. Se preguntaban si había sido realmente una buena idea el dejarla sola con Alice. Habían una única persona que conocía a Ellen enteramente, pero no se encontraba con ellas en ese momento. Karla y Jazmín eran quienes lo resentían. La oji púrpura siempre estuvo ahí para ellas, cuando Jazmín tuvo problemas con su novio, le escucho y aconsejo cómo nadie lo había hecho. Y cuando rompió con el, ofreció ser su hombro y apoyo moral siempre que lo necesitase, había incluso llorado con ella, no soporto ver a su amiga triste por un idiota qué no le supo apreciar. Karla... ella había recibido más el golpe de escucharla triste. Ellen le había ayudado de tantas formas. Le ayudo a superar un enamoramiento de cuatro años. Después de eso Karla se había enamorado de una chica en una de las tantas visitas a casa de Ellen. Fue ella quien se dio cuenta de eso y le ayudo a estar con ella, a pesar de que la chica era cuatro años menor. Cuando terminaron por primera vez, debido a que no habían aceptado la relación, fue Ellen quien más estuvo ahí para ella. Cuando terminaron por segunda vez, debido a un mal entendido qué iba a terminar en una demanda, fue Ellen quién calmó a la madre de la menor, fue ella quien tranquilizo el llanto y nerviosismo de Karla. Fue ella quien más le ayudo a estar con quien amaba en un largo proceso qué duró un año. Un año en el que Ellen tuvo que soportar la carga sentimental de dos personas, dejando un lado lo que ella sentía para ser fuerte y ayudar a sus amigas, un año en el que siempre estuvo para escucharlas y apoyarlas, y ahora qué ella necesitaba ayuda, le habían abandonado.


No sabían que hacer, sólo había silencio del otro lado de la línea. Karla lo pensó muy bien antes de decir algo, la pelinegra siempre fue sincera cuando hablaba con ellas, nunca les dijo lo qué ellas querían escuchar, nunca les dijo que las cosas iban a estar bien cuando era incierto, nunca les dijo que todo era culpa de otra persona y no de ellas, no lo hizo y no lo haría. Por eso decidió devolverle lo qué había hecho por ellas, sería sincera con ella.

-Ellen, escucha con atención lo que te voy a decir- No respondió, se limitó a oír lo que Karla tuviera que decir- Cuando nosotras tuvimos nuestros problemas, nos ayudaste a superarlos, y fuiste nuestro consuelo en los momentos difíciles. Ahora quiero hacer lo mismo por ti. Tú gran problema es qué no tienes confianza en ti misma. Desconfías mucho de tus capacidades para hacer algo, te castigas a ti misma por errores pequeños, dudas sobre si mereces algo, por más mínimo que sea. Por alguna razón que no comprendo bloqueas lo que sientes. Nunca dejas saber si algo te hace sentir triste o feliz, nunca sabemos si estas enojada o frustrada. Ellen ¡NO ERES UNA MAQUINA!, no tienes por qué esconder lo que sientes, tampoco debes de desconfiar de ti, eso es lo qué te jode. Tienes las capacidades de hacer varias cosas, tienes el derecho a cometer errores, tienes derecho a ser recompensada, tienes derecho a sentir, y sobre todo tienes derecho a querer amar y que te amen. Si, estuvo mal el qué te dejáramos ahí, y es algo que no volveremos a hacer. Pero no íbamos a esperar qué actuaras, nunca lo harías, lo sabes. Ahora estas con Alice, dime, ¿quién le habló a quién? Dudo mucho que fueras tú. Voy a ser directa contigo, deja de tener miedo, no puedes ir por la vida así. Arriesga un poco con esto. Ahora quiero que vayas con ella y le digas lo que sientes, si no hay resultados después de esto te juro que te voy a golpear por estúpida.-


Colgó. Ellen estaba aturdida, Karla tenía razón, en todo. Siempre dejaba su humanidad a un lado, para servir a los demás. Tenía tan poca confianza qué dudaba incluso de ser atractiva para alguien. Siempre qué sus amigas le decían que le miraban en la calle, ella lo negaba, lo atribuía a qué en realidad estaban viendo a alguna de las otras chicas, nunca a ella. Y ahora se preguntaba, ¿por qué? Por qué esa falta de confianza, no debía tenerla, miedo mucho menos. Las palabras de Karla quizá no ayudarían a quitar esos problemas de Ellen, pero si ayudo a que se inyectara de confianza, lo antes acontecido le hacía tener esperanza de que fuera cierto. No tardo en despegar la espalda de la pared, ya había hecho esperar bastante a la rubia, iría con la intención de conseguir respuestas.
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Llevaba diez minutos esperando. Diez minutos en los que no vio a Ellen por ningún lado ¡LOS NERVIOS LA ESTABAN MATANDO!. Su mente le decía que Ellen le había dejado sola. "Cómo no va a dejarte aquí, dijiste cosas qué habrían hecho sentir incómodo a cualquiera". Suspiró, ¿Cómo termino así? Ella sólo había salido de paseo esa tarde, apenas había bajado del transporte se había soltado una tormenta atroz, tuvo qué correr para no quedar empapada y eso tenía la suerte de llevar un paraguas. Después llego cerca de un local donde podía protegerse, una cafetería, aun qué no se imaginaba quien se encontraba ahí. Había sido una completa casualidad el qué Ellen se encontrara en el mismo lugar, se dio cuenta de su presencia apenas entró, su cabello y voz eran inconfundibles. Fingió por más de 40 minutos estar leyendo un libro qué había tomado de la estantería que tenía el local, cuando en realidad estaba observando a la chica que se encontraba cinco mesas más adelante. En una de las tantas veces qué veía a la pelinegra fue sorprendida por una de las amigas de Ellen, no sabía quién era; reconoció a Karla y a Jazmín, pero a la chica pelirroja no. Después de verlas discutir un tiempo, se levantaron voltearon a verle y se fueron. Lo tomo como una señal en ese momento, lo era, y en un momento de confianza absoluta se había acercado a hablar con Ellen. "Y aquí estoy, esperando a que regrese." Miro al cielo, estaba casi completamente obscuro, las luces de la ciudad brillaban con más intensidad ahora qué ya no estaba el sol. Miro su reloj eran las 8:30, no le gustaba permanecer mucho tiempo fuera, menos en la noche. "Ellen está tardando mucho, no quiero pensarlo, pero aparentemente se fue." Se levantó de la banca, dispuesta a irse, tomó lo qué sobraba del agua y tiro la botella. Camino hasta la salida, estaba a punto de salir cuando choco con alguien, era Ellen.

-Alice- le miro sorprendida. Comprendió que había tardado demasiado, y que estaba a punto de irse- Discúlpame, no tenía planeado tardar tanto.- su mirada se había tornado en una de culpabilidad.


-¡Ah! Ellen, y-yo...-La cara de Alice se ruborizó, Ellen nunca había tenido la intención de irse, se sentía tonta por haber desconfiado de ella.

-No hace falta que digas nada, si fuera tú me hubiera ido sin pensarlo- el semblante de Ellen cambió a uno serio, no había tiempo que perder- Alice, ven conmigo- no le dejo decidir, tomo su mano y salieron de ahí.

Alice estaba anonadada, le tomo completamente por sorpresa la acción y la seguridad momentánea de la mujer frente a ella, cuando antes había demostrado mutismo y timidez, sonrió, no tardo en seguirle el paso, se dejaría llevar a cualquier lado si era la oji púrpura.

Ellen estaba nerviosa, había tomado la mano de Alice cómo si nada, y ahora la llevaba a rastras, ¿había sido muy atrevida? Quizá si, pero se dijo a si misma qué no volvería a dudar, le diría lo que sentía, definitivamente lo haría.
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-Bien, aquí es.- Llegaron a un parque. El lugar era lindo, había un follaje lleno de árboles, arbustos y plantas de distintos tamaños hasta donde la vista alcanzara, un camino hecho de concreto ayudaba a transitar a través de el, no había mucha iluminación, lo que permitía poder apreciar con mucho más detalle la luna llena con las pocas estrellas del cielo nocturno. Era de noche, probablemente eran cerca de las 9 Pm, no lo sabían.

Alice estaba reacia a la idea de entrar ahí, a pesar de que tuviera una vista maravillosa, el lugar no tenía suficiente iluminación para su gusto, le temía a la obscuridad. Ellen había dejado de tomar su mano hace tiempo, quizá fue por vergüenza, y aunque le gustase qué hubiese durado más, no podía pedirle qué lo hiciera de nuevo... Pero reconsiderándolo no era tan mala opción. A medida que avanzaban el lugar se veía un poco más aterrador a ojos de Alice, un paso de ella hizo que pisara una rama, quebrándola en el instante, se sobresaltó, y se abrazó del brazo de su acompañante. Le sintió tensarse, inmediatamente le soltó.

-Dios, ¿por qué estamos aquí?- preguntó completamente aterrada.

Ellen tardo un poco en responder, posiblemente estuviese pensando que contestar.

-Quiero mostrarte algo.-

-Ya, ¿y no pusiste elegir un lugar un poco menos aterrador?- volvió a cuestionar, realmente le tenía nerviosa andar en la obscuridad.

-¿No te gusta?- se detuvo, giro su cabeza para ver a Alice.

Sintió qué había herido los sentimientos de Ellen, después de todo, le había llevado hasta ahí con la intención de mostrarle algo.

-N-no es qué no me guste, es bastante bello en realidad, pero es qué...-

-¿Es qué?- le invito a terminar

-Es qué...- No podía decirle qué le temía a la obscuridad, se vería ridícula haciéndolo, además ¿qué pensaría de una chica de 19 años que aún le temía a la obscuridad? Sería patético.

-Hey, si no querías venir me lo hubieras dicho, no me iba a molestar. Pero bueno, vamos, regresemos.- Ellen se dio media vuelta, un poco decepcionada.

-¡NO!- gritó, Ellen abrió los ojos, sorprendida.- D-disculpa, no es qué no quiera estar aquí, o qué no me guste, es sólo... q-que me da miedo la obscuridad.- confesó, totalmente apenada.- Puedes reírte, sé qué es tonto qué aún le tenga miedo.-

Ellen no se río, ni por asomo, sólo le miraba.

-¿Por qué me reiría? Es normal, todos tenemos miedos, fobias, algo qué nos cause terror, pueden ser cosas insignificantes, estúpidas o algo realmente serio, se cómo sea, no pienses que es tonto, porque no lo es.-

Era una respuesta bastante simple, muchas personas dirían lo mismo, Pero para Alice, el qué fuese ella quién lo dijera era especial. Era especial porque le hizo entender qué no le juzgaría, y qué no debía sentirse mal por tener miedo.

-B-bueno, si quieres, podemos caminar tomadas del brazo- ofreció, avergonzada.

Alice sonrió, enternecida por el gesto, no dudó en ningún momento en aceptar la propuesta. Juntaron sus brazos, cómo un eslabón. Siguieron caminando, se adentraron un poco más en el parque, las copas de los árboles empezaban a parecer más separadas de entre si, a lo lejos se podía escuchar agua correr. Salieron del camino que habían seguido, para llegar a la orilla de un pequeño río. Ya no había pasto en el lugar, había sido remplazado por un camino hecho únicamente de piedra. Los árboles al otro lado eran más altos, pero lo suficientemente separados para no obstruir la vista al cielo, la luna resplandecía llena de energía, inundando el lugar con su maravillosa luz.

Alice quedo boquiabierta, el lugar era increíblemente hermoso, tenía una buena vista, el aire se sentía fresco y con buen olor, el río sonaba fuerte, pero no tanto para resultar ensordecedor. Se separó de la pelinegra, se puso a examinar el lugar, después de minuto y medio volteo a ver a Ellen, completamente fascinada.

-¡¡Wow!! Qué lugar tan hermoso.- exclamo, aún no salía de su asombro.

-¿Te gusta?-

-Sí, es tan... Asombroso.-

Ellen sonrió, había sido buena idea traerle aquí. Tomó su mano, esta vez con más confianza, se dirigió a la orilla del río, le indico a Alice que tomara asiento. Se quedó un momento en silencio, tratando de ordenar sus pensamientos, estaba a punto de confesarse, y quería tener las palabras correctas para hacerlo. Su corazón palpitaba con rapidez y fuerza, soltó la mano de Alice, estaba nerviosa. "Vamos, tu puedes, sólo tienes que decirle cómo te sientes" intentaba animarse, entre abrió la boca, haciendo ademan de decir algo, no lo hizo. Giro su rostro, contemplo el de Alice, sus cabellos dorados brillaban con la luz de luna, miro sus ojos, azules, aquellos qué tanto le hipnotizaban, poso los ojos en sus labios, rosas, tenía ganas de besarlos. Mientras más la observaba, más rápido golpeaba su corazón contra su pecho, sentía que se iba a salir. "Se ve tan hermosa, tan serena, no quiero arruinar su paz... Pero también quiero ser parte de esa paz" dejo la duda a un lado, no le daría más vueltas, ya se había acobardado muchas veces, si realmente quería estar con ella, debía de actuar.

-Alice yo...-

-Me gustas-

Ellen abrió los ojos, enteramente sorprendida, quedo en shock, de todas las cosas que podían pasar esa noche, qué Alice le dijera eso nunca se lo imaginó. Creyó que quizá se trataba de una broma, pero toda duda desapareció cuando Alice tomó su mano y repitió esas palabras viéndole directo a los ojos.

-Me gustas, Ellen, me gustas, mucho.- sus palabras sonaban sinceras, llenas de cariño.

El corazón de ambas latía velozmente, las dos estaban ruborizadas, se veían a los ojos, azul contra púrpura. Paso un minuto y no había respuesta, Ellen aún trataba de procesar lo que acababa de suceder, Alice comenzó a ponerse nerviosa, temía haberle asustado.

-Me gustas- repitió, en un intento de hacer qué la otra respondiera, no lo hizo.

Ellen abría y cerraba la boca, queriendo decir algo, pero no encontraba que responder, Alice se percató de ello.

-N-no t-tienes que r-responder, tu silencio m-me lo dice t-todo, lo siento-

Se levantó, con el rostro lleno de lágrimas, estaba dispuesta a irse, pero Ellen la detuvo. Se puso justo frente a ella, en un rápido movimiento tomo su rostro y lo alzó... La estaba besando. Alice no lo vio venir, sus ojos se llenaron de más lágrimas, pero de felicidad. No tardo en corresponder, era un beso suave, lento, lleno de sentimientos, labios danzando en armonía, moviéndose al ritmo de sus corazones, llevo sus brazos a rodear el cuello de la pelinegra, profundizando aquel momento tan ansiado por ambas. El beso se fue haciendo cada vez más lento, hasta qué se separaron, volvieron a mirarse, Ellen tenía cosas qué decir.


-Tú también me gustas Alice, no sabes cuánto- su voz sonó muy baja, fue casi un susurro.- De verdad, me gustas.-

-Si es así, ¿por qué no respondiste cuando te lo dije yo?- En su tono de voz podía escucharse un poco de enfado, era comprensible.

-Quede en Shock, yo estaba a punto de decirte lo mismo, pero me arrebataste las palabras de la boca. Pero no fue lo que me dejo así, Yo... No podía creerlo, es decir ¿qué tan probable es que la chica qué te gusta te corresponda? ¡Parecía una locura!. Y la forma en la que lo dijiste, fue tan real, tan sincera, no sabía cómo responder.-Escucho lo qué tenía qué decir, pero sentía qué aún faltaba más.- Ambas pasamos por lo mismo, creo que debes de entender qué se siente pensar que no van a corresponderte. El miedo, de qué quizá esa otra persona vea como algo molesto tu persona o tus sentimientos, y definitivamente no quería parecer molesta. No dudo qué tengas muchos pretendientes, lo he visto, y siempre los rechazaste, me hizo pensar "¿qué esperanzas tengo? Soy sólo una más del montón". La cosa no acaba ahí, ni si quiera nos conocemos un poco para qué esto surgiera, pero aquí estamos, confesando sentimientos.-

Lo entendía, vaya qué sí. En esa situación, probablemente ella también hubiese quedado sin habla. Los mismos miedos, los había demostrado antes, miedo al rechazo, miedo a qué quizá tuviera alguien más, miedo a parecer molesta, si, los tenía, pero debía superarlos.

-¿Te arrepientes de lo que acaba de pasar, de lo que sientes?-

-¡Oh Dios No!, no me arrepiento, ¿qué te hace pensar eso?-

-Ellen, se sincera conmigo, ¿quieres qué estemos juntas, quieres qué seamos algo?-

-Yo... Quiero, por supuesto qué quiero que lleguemos a ser algo.- en sus palabras faltaba algo, la oji azul se percató de ello.

-¿Pero?- invito a que terminase.

-Pero tengo miedo.-

-¿Miedo? ¿Miedo de qué?-

-Miedo de no ser lo qué esperabas, miedo de no estar a la altura, miedo de qué encuentres en mi algo qué no quieras o no te guste.- depresión, fue lo que escucho en su voz.

-Ellen... No tienes por qué ser perfecta. No tienes por qué cumplir las expectativas de nadie, mucho menos las mías. Quiero ayudarte pero permíteme acercarme a ti, déjame estar contigo.-


-¿Esta bien el amar a alguien como yo?- había miedo en sus palabras

Alice se acercó, extendió su brazos, hasta alcanzar el rostro de Ellen, se levantó de puntillas y le dio un beso corto, le sonrió.

-Claro qué está bien.-

-Vamos a salir lastimadas.- asevero.

-¿Estás dispuesta a aceptar el riesgo conmigo?-

-Sólo si me prometes qué serás tú la dominante.- Bromeo, estaba mejor.

Alice rio en respuesta, Salieron de aquel lugar tomadas de la mano. Iba a ser duro, habría altas y bajas, peleas, cómo en toda relación, pero lo superarían, lo harían juntas.

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