Capítulo 10
– ¿Cómo dices? –Renner se ve un poco aturdido.
– Váyanse de aquí –digo– Quiero estar solo. Vete. Váyanse todos –.
Espero a que se niegue, para ver que sus palabras de que yo tengo la decisión en mis manos, son mentira, sin embargo asiente con una mirada perdida. Me deja de pie con delicadeza. Les da un asentimiento a sus matones y éstos levantan a mis padres llevándoselos fuera de nuevo.
Renner es el último en irse. Se detiene en la puerta antes de salir, me da una mirada y luego se va.
Me arrodillo en el suelo apenas la puerta se cierra. Apoyo las manos en el cemento y dejo salir la desesperación que tengo en mi interior. La confusión, el dolor, todo lo dejo salir en gritos, que me son devueltos en ecos desesperados.
Caigo al suelo de espaldas. Miro el techo lleno de vigas de metal, sólido y frío. Las lágrimas corren por mis sienes sin detenerse. Sorbo por la nariz varias veces pero no me limpio. Cierro los ojos tratando de pensar en lo que debo hacer. Qué decisión voy a tomar.
Es imposible.
No puedo pensar con todo este lío en mi cabeza. No puedo formular una decisión correcta con todo este sonido en mi interior.
Me pongo de pie nuevamente. Camino sin dirección establecida. Doy vueltas por el lugar sin detenerme. Mantengo la mirada arriba en todo momento. Me quito sudadera arrojándola al suelo. La camiseta se apega a mi cuerpo dejando que el frío del ambiente se cuele. Me quito los zapatos y los calcetines, caminando descalzo para sentir más frío.
Mi mente se enfoca en las sensaciones. Se despeja de todo enfocándose en el frío. Continúo caminando por un tiempo indefinido.
No le digo a nadie que puede entrar. Nadie me molesta. Nadie interrumpe mi paz.
Hasta que al fin llego a una decisión.
Una decisión que parece no ser la correcta, pero es lo que debo hacer.
– ¡Renner! –grito llamándolo.
Él entra de inmediato. Se apresura hasta mi altura con pasos largos y seguros. Nos miramos en silencio. Esta es la despedida.
– Te estás despidiendo de mí –murmura pálido. Su mirada dolida me hace daño, pero no aparto los ojos de los suyos– No te preocupes, entiendo.
– Siempre vamos a estar juntos –digo dando un paso adelante– Lo prometiste ¿Recuerdas?
– Aquella vez en me robaste un beso tan tímido –ríe cortando la distancia que nos separaba.
– Estaba muy nervioso, no te burles –lo abrazo con suavidad. Me arrebujo en su pecho, descansando todo el peso de mis decisiones en él. Me sostiene, me acaricia la espalda lentamente y se mueve a un ritmo lento. Nos mecemos sin melodía en el ambiente, sino que en nuestras mentes.
– No me estoy burlando. Sólo estoy recordando –murmura.
– ¿Cómo te llamas realmente?
– Renner.
– ¿Estás seguro?
– Es el nombre que tú me pusiste, Luke. Es el único nombre que quiero –responde.
– Yo no te puse ningún nombre –digo un tanto desconcertado.
– Claro que sí –responde un poco animado, suelta un suspiro y me aprieta más contra su pecho– Cuando nos conocimos… ¿Lo recuerdas?
– Fue en un restaurante, yo estaba comprando la comida para mí jefa –respondo.
– Sí. Yo estaba en la fila antes que tú. Te veías muy preocupado, parecías un cachorro al que le iban dar la bronca –suelta un risa suave– Te cedí mi puesto. Me dijiste que te llamabas Luke y empezaste a hablarme de lo que tenías que hacer.
– Lo recuerdo –digo divertido. Suelto una risa nostálgica– Estaba angustiado porque ya iba tarde, y era mi primera semana de prueba.
– Dijiste que te iban a matar si no llegabas en quince minutos con la comida caliente –se ríe nuevamente– Nunca me preguntaste mi nombre, Luke.
– Sí lo hice… –rebato, sin embargo, a medida que comienzo a recordar, descubro que tiene mucha razón– No lo hice. ¡Dios mío, no lo hice! –exclamo. Me alejo de él para mirar su rostro y él sonríe entre apenado y divertido.
– De pronto me dijiste…
– “Te llamas Renner ¿cierto?” –decimos ambos a la vez.
Nos quedamos en silencio con los recuerdos saliendo a la luz a tropel.
– Dios –susurro tapándome la boca– Siempre fui tan despistado contigo. Me quitabas la concentración. Desde el primer momento fui un idiota tonto.
– No sé de dónde sacaste ese nombre –ríe– Pero de alguna forma no lo negué. Porque ese nombre sonaba más propio que el que me habían dado las personas de la calle. Así que soy Renner.
– ¿Cuántos años tienes? –murmuro volviendo a apoyar la cabeza en su pecho.
– Veinticinco… Luke, todas las cosas que conoces de mí son ciertas. Jamás te he mentido.
– Me ocultaste muchas cosas, Renner, eso duele igual que una mentira –replico.
– Lo sé. Perdóname.
– Ya deja de pedirme perdón, Renner, no estoy enfadado contigo, ni siquiera puedo odiarte. Creo que de haber sabido todo esto antes, de haber sabido que era tu hermano, dos meses después de conocerte, dos meses después de haberme enamorado… creo que el resultado no habría sido tan distinto –reflexiono– No hubiera podido mirarte con otros ojos luego de enamorarme de ti. Nuestra relación habría sido igual, sólo que yo habría estado preocupado de lo que estábamos haciendo. Hubiéramos compartido la carga de lo que somos juntos. Quizá no te habrías llenado de todo ese veneno amargo en tu corazón que buscaba venganza.
– Eso es lo que habría pasado, pero ya no hay caso tratar de ver el pasado queriendo arreglarlo cuando ya todo está construido. Sólo queda…
– Ver hacia adelante y tratar de avanzar –completo la frase por él.
Dejamos de bailar. Nos quedamos quietos escuchando nuestras respiraciones.
– ¿Qué has decidido? –.
Cuelo mis manos por debajo de su chaqueta, sujeto la cintura de sus pantalones y cuando encuentro lo que quiero, lo saco de su lugar y doy un paso atrás. El arma pesa más de lo que creía. Cuando levanto la mirada para enfrentarme a él, nos miramos. Espero a que me diga algo. Que me replique y se deshaga en súplicas, sin embargo su mirada tranquila me descoloca.
– No voy a impedirte hacer lo que quieres. Te lo he dicho. Tú decides qué se hace ahora. Mis hombres están a tu cargo ahora. Saben que de esta habitación sólo va a salir uno de nosotros. Ya les he dado la orden de obedecerte.
– No seas dramático –murmuro sonriendo tembloroso. Los ojos se me nublan de lágrimas, pero no las derramo. Sorbo por la nariz y bajo la mirada– No quiero que mueras.
– Yo no quiero que tú mueras –responde tomando mi mano que sostiene el arma– Pero si debes hacerlo, entonces hazlo.
– No quiero –susurro. Levanta mi mano presionando el cañón de la pistola contra su pecho.
– Este es el seguro –me indica– Debes quitarlo para disparar. Sólo debes apretar el gatillo y listo –.
No digo nada.
Bajo el brazo con el arma. Me acerco a su cuerpo por última vez y lo abrazo como si mi vida dependiera de sujetarme de él. Le doy un último beso y retrocedo.
Levanto el arma.
Le quito el seguro.
… disparo…
El sonido se reproduce en ecos a mí alrededor. Renner cae al suelo retorciéndose. Suelto el arma a su lado. Me acuclillo y acarició su mejilla.
– No vas a morir, Renner –murmuro– Sólo te di el mismo regalo que me diste –le muestro la herida de bala en mi hombro que ya está completamente cicatrizada– Somos hermanos, compartimos la misma sangre. Hemos compartido las mismas experiencias. Me has dejado participar en tu vida, pude ver lo que viviste. Fue horrible –no parpadeo– Lo que viví en ese año encerrado, fue horrible, pero creo que quizá de esa forma estamos más cerca –pongo la mano en su corazón– No hay forma de que podamos separarnos algún día. Tenemos las mismas cicatrices ahora –le sonrío con dolor– Te amo. Te amo mucho. Te amo como no debería. Pero voy a irme. Debo irme ahora. Siempre vamos a estar juntos, Renner. Si la vida así lo quiere, vamos a volver a encontrarnos.
– Luke… –hace una mueca de dolor cuando mis dedos se presionan contra la herida de bala en su hombro– Luke…
– Prométeme –digo hurgando la herida en busca de la bala. Su sangre mancha mi mano y mis dedos se deslizan en su carne abierta. Es difícil encontrar la bala– Prométeme que no vas a buscarme –digo empujando más adentro en su herida hasta que doy con el casquete de metal.
Los gritos de Renner son insoportables. Me duelen incluso a mí, que ni siquiera siento ese dolor, pero recuerdo cómo dolió en ese entonces. No puedo ser tan cruel. No va conmigo.
– Lo siento –lloriqueo sacando los dedos de su herida. Presiono la zona afectada con ambas manos, pero la sangre continúa saliendo sin parar. Renner ya no grita, tiene los ojos cerrados con fuerza y la boca abierta en un grito silencioso de agonía– Renner, amor, cariño, Renner, lo siento… Renner, prométeme que no vas a buscarme. Prométeme que, si algún día nos encontramos de nuevo, va a ser porque no lo planeamos. Tal como…
– Tal como nos conocimos –completa él.
– Sí –asiento– Vas a estar bien, cariño –junto nuestras frente y me levanto– Vas a estar bien. Siempre estaremos juntos, Renner. Si algún día nos encontramos de nuevo, jamás volveremos a separarnos.
– Prometo no buscarte –musita adolorido– Sólo… cuídate, Luke. Cuídate de este mundo tan perverso. Y siempre recuerda que te amo –.
Nos damos una última mirada.
Me voy.
Lo dejo atrás como ya hice una vez antes. Y tal como ya hice una vez antes, me voy a pesar de todo el dolor en mi corazón, debo irme para aclarar todo. Mi mente y mi corazón son un desastre, necesito tiempo para curar las heridas recientes.
“Prometo que la próxima vez haré lo que quiero y no lo que debo”
Traicionado por mis padres y mi hermano, que a la vez es mi amante. Traicionado… por Renner… la verdad no lo siento como si me hubiera traicionado. Siento como que… todo lo que hizo jamás lo hizo con la intención de herirme. Todo lo que hizo, lo hizo para yo entendiera su sufrimiento. Quería que yo lo entendiera a su manera. Renner nunca tuvo el afecto de nadie, por eso no sabe cómo tratar a aquellos a los que quiere, y lo hace de la única manera en que aprendió a vivir. Regalando sus heridas. Compartiendo sus experiencias de la misma forma en que a él le enseñaron las experiencias de esta vida.
No estoy equivocado en eso. Sé que es así. Renner no tiene un corazón malo. Todo lo que hace tiene sus sentimientos. Sólo hay que saber encontrarlos… a mí me costó hacerlo, pero ahora ya lo entiendo todo. Entiendo a Renner, por eso no lo odio. Todo lo que viví fue horrible, pero ¿Qué con las heridas? Sólo heridas que luego cicatrizan. Con cuidado y con tiempo todo cicatriza.
Ahora… lo que no entiendo… es a mis padres.
Abro la puerta encontrándome con una formación perfecta de personas. Nueve hombres se forman ante mí. Un hombre aparece caminando desde uno de los lados, se sitúa frente a mí y baja la cabeza.
– Estamos a su orden, señor Luke –dice.
– No hace falta –digo– Sólo quiero que cuiden de Renner. Que cuiden a su jefe. No sé qué es lo que hacen, pero cuídenlo y llévenlo por un camino en donde sea respetado. Y sobre todo, que sea legal –acoto con un tono estricto. No quiero ver a Renner involucrado en más cosas ilegales– Todos ustedes vayan a cuidarlo, llévenlo al hospital para que se recupere o algo, pero tú –señalo al que está frente a mí– Necesito que me lleves.
– Entendido –responde.
El resto de los hombres se mueve entrando al lugar donde está Renner. El sujeto frente a mí espera una orden pacientemente.
– ¿Cuál es tu nombre? –le digo.
– Frank, señor.
– Bueno, Frank, necesito que lleves a mis padres dentro de un vehículo y nos vayamos de aquí.
– Entendido –responde– Sígame –.
Avanza por un pasillo oscuro. Le sigo los pasos muy de cerca. Avanzamos hasta que llegamos a una pequeña bodega en donde están mis padres atados y amordazados. Frank los saca a ambos de un brazo y los hace avanzar hasta un camión gigante.
Los hace subir a la parte trasera del camión. Antes de que cierre las puertas, le digo que me deje subir con ellos porque debo aclarar los últimos detalles de toda esta historia llena de secretismos que sólo dañan.
– ¿A dónde nos dirigimos, señor? –pregunta Frank luego de que le comento mi petición.
– Llévame a la ciudad más cercana.
– Señor… luego de todo este tiempo que ha pasado… usted todavía consta como un desaparecido. Sus padres pusieron una denuncia con su desaparición, probablemente ya lo han dado por muerto. Si aparece ahora, tendrá que realizar todo el proceso legal para revertir todo, explicar los hechos que ocurrieron para desaparecer de esa forma, probablemente tendrá que denunciar a Renner por secuestro.
– No había pensado en ello –murmuro para mí.
Pienso en todo lo que tendré que hacer… realmente suena como algo muy engorroso.
– Tal vez podría… irse a otra ciudad, algo más lejano… bien lejano. Una nueva identidad. Una nueva vida –se encoge de hombros– Es sólo una sugerencia.
– La tomo. Una sugerencia muy buena. Frank, ¿Crees que podrías crearme nuevos documentos?
– Por supuesto –responde de inmediato– Lo haré de inmediato. En ese caso ¿En dónde le gustaría vivir?
– No lo sé. Un lugar donde el clima sea frío, por favor –propongo– Donde sea, Frank. La identidad que sea, el nombre que sea, elige todo al azar. Y por sobre todo, sé muy discreto, no quiero que esto salga de entre nosotros dos. Nadie puede saber.
– Por supuesto –responde.
Subo a la parte trasera del camión. Justo antes de que Frank cierre la puerta, doy un vistazo atrás y veo cómo suben a Renner sobre el auto privado. Nuestras miradas se conectan por un segundo, luego quedo encerrado con mis padres.
Giro a enfrentarlos. Siguen ahí mismo donde Frank los dejó sentados. Siguen maniatados y amordazados.
– Debemos hablar –les digo– Y espero que esta vez me digan la verdad. Mentirosos –.
No sé si el resultado de esta conversación va a cambiar, pero ya tengo una decisión tomada. De ellos depende el resultado final.