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Fines específicos por deep desire

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Notas del capitulo:

Hey... ¿qué tal? uf! por poco y me olvido de actualizar D: espero que disfruten del último capítulo de esta historia :c y nos leemos en las notas finales <3 

Capítulo 12


 


Epílogo


 


Tres años después…


Estiro los músculos acomodando la postura para levantarme. Es delicioso estirar cada parte del cuerpo. Muy placentero. Estiro la mano hacia el lado derecho de la cama, pero no hay nadie, de hecho, mi brazo se cae por el borde de la cama individual.


Suspiro mentalizándome para levantarme. Casi puedo escuchar esa voz llamándome para que vaya a desayunar. Después de tanto tiempo, sigo pensando en él sin parar.


Me levanto de un salto porque ya me está entrando la flojera. El tiempo no espera a nadie. Tomo una ducha corta y luego escojo la ropa que usaré hoy. Un jean flojo, una camiseta y un sweater azul marino. Me pongo los zapatos oscuros y estoy listo.


Preparo un café solitario mientras pongo a tostar un pan. Suspiro mirando a la silla vacía frente a mí.


El apartamento que conseguí es bastante pequeño, pero tiene lo suficiente como para que una persona viva en él. Me he mantenido aquí por… estos tres años. Lo conseguí apenas llegué a este país. Los días son fríos siempre. El sol sale a veces, pero nunca llega a ser demasiado luminoso como un día despejado lo permitiría. Me gusta este lugar. Es relajado, acogedor, la vida es como en cualquier otra ciudad, pero el clima le da otro toque.


Encontré una carrera en la universidad en el segundo año viviendo aquí. En el primer año me dediqué a trabajar para juntar más dinero para así en el segundo año, sólo dedicarme a estudiar y así ha sido hasta el momento.


He pensado últimamente en buscar un empleo de medio tiempo porque en los próximos meses, he calculado que en unos dos meses o tres, se me acabará todo el dinero que tengo ahorrado para sobrevivir.


Echo un vistazo a las despensas que contienen la comida del mes y está repleta, por lo tanto eso significa que tengo alimentos como para dos meses. No es mucho lo que como, porque estoy la mitad del día fuera. Entre viajar a la universidad, ir a clases y viajar de vuelta, se me va la mitad de un día.


En la actualidad tengo veinticuatro años, esa es mi verdadera edad, pero Luke Trimble tiene veintiséis años. Cada vez que conozco a nuevas personas y me preguntan por mi edad, se asombran mucho porque dicen que me veo más joven. Eso se debe a que todos mis datos personales, son falsos, pero no es como que pudiera decirles “tengo una identidad falsa, por eso me veo más joven, me aumentaron la edad dos años”.


Sonrió por las ocurrencias estúpidas. Mejor me voy. Ya estoy en la hora para ir a clases. Voy en busca de mi abrigo y la bufanda negra. Agarro el bolso con los cuadernos, guardo las llaves y el teléfono dentro. Apago las luces dirigiéndome a la salida.


Estoy a punto de cerrar la puerta cuando me acuerdo de que la cartera se me ha quedado sobre la mesa de la sala de estar. Reviso la hora… ya voy atrasado, pero sin la cartera no puedo pagar nada.


Vuelvo corriendo y me voy, ésta vez no olvidando nada.


Cuando llego a la estación de buses, me encuentro con que el bus que debía tomar acaba de irse. Me quedo de pie mirando cómo se aleja hasta que se pierde cuando gira en una calle.


Saco el teléfono marcando el número de uno de mis compañeros de clases.


– Daniel, no alcanzaré a llegar a la clase de primera hora –me quejo afligido.


– ¿Quieres que tome los apuntes para ti? –se ofrece de inmediato.


– Sí, por favor, luego te lo pago.


– Sal conmigo a cenar –dice sin una pizca de duda– Siempre dices que no, pero creo que podrías hacer una excepción esta vez ¿no?


– Mmm… –guardo silencio. Realmente siempre digo que no a cualquier tipo de invitación amistosa, supongo que no creo estar listo para relacionarme tanto con los demás. Eso se debe a que mi tonto corazón sigue esperando a que algún día Renner y yo nos reencontremos. He sido paciente por tres años, cada día sufriendo en agonía. Tal vez… ya deba dejarlo ir– Eh… está bien –accedo derrotado– Pero que no sea hasta muy tarde, mira que tardo una hora en volver a casa.


– No te preocupes –su voz suena como si estuviera sonriendo– Tengo un auto ¿Recuerdas? Siempre me he ofrecido a llevarte, pero nunca aceptas, supongo que hoy también podrías aceptar que te lleve.


– Quizá –contesto de mala gana– Este favor me está costando bastante caro –murmuro– Bueno, está bien. No importa, nos vemos más tarde.


– Está bien. Ten cuidado, nos vemos –dice.


Termino la llamada con un sentimiento doloroso en mi pecho. Supongo que ya ha llegado el día de dejarlo ir. Sabía que esto iba a tardar bastante tiempo, pero… si me quedo esperando… quizá… esperaré toda la vida y él no llegará.


A veces he pensado que quizá fue una cosa de una sola vez. El conocernos y relacionarnos, amarnos y dañarnos. Fue algo de una sola vez. He estado pensando eso bastantes veces últimamente. Comenzando a perder la esperanza con cada día de rutina sin cambio.


Suspiro otra vez. Mis días están repletos de suspiros.


El cabello ha vuelto crecer, mi cuerpo ha ganado un poco más de peso porque me he preocupado de mi figura. Algunos rasgos de antaño han vuelto a mí, pero es imposible volver a ser el mismo de siempre. Sobre todo cuando veo la cicatriz en mi hombro todos los días. He dejado atrás los traumas que viví, sin embargo no estoy dispuesto a tener una relación con nadie todavía. Porque nadie va a saber todo lo que viví sin tenerme compasión y querer denunciar a quien me provocó tanto daño.


No hay nadie que alguna vez vaya a tener mi confianza completa.


Pero supongo que puedo tratar de vivir como un joven normal. Aparentar no se me da nada mal. Fingir que tengo una vida feliz y normal, no es tan difícil.


Suspiro.


Mejor camino siguiendo el recorrido del autobús. Acorto distancia de esta forma y de paso tengo algo que hacer para pasar la media hora que tarda el vehículo en llegar.


Mantengo la cabeza gacha, arrebujándome en mi bufanda cálida. Abotono el abrigo lo más que se puede para que el frío no se cuele por mi cuello. Guardo las manos en los bolsillos pensando en las clases que me estoy perdiendo. Sólo espero entender los apuntes de Daniel. No me gusta perder clases porque después no entiendo nada…


Una persona corre pasando por mi lado, golpeándome el brazo sin siquiera disculparse. Lo quedo mirando con el ceño fruncido. Todavía quedan personas que parecen no tener modales. Continúo caminando sin prestarle atención al sujeto que corría metros por delante de mí.


Escucho más pisadas rápidas detrás de mí y cuando giro el rostro para ver de qué se trata, me encuentro con cinco hombres trajeados corriendo a todo lo que dan sus fuerzas. Me aparto antes de que estos me empujen y caiga al suelo.


Miro la escena frente a mí como salida de una persecución policial.


Al pensar en policías y persecuciones… se me viene a la cabeza el recuerdo de Renner.


Las personas trajeadas que corrían como desesperados se detienen metros más adelante. Miran hacia todos lados buscando a alguien, asumo que buscan a la persona que corría sola y me golpeó. No recuerdo si ese hombre llevaba traje o no.


De todos modos continúo caminando, una vez llego a la altura en que se encuentran los cinco hombres de pie, escucho que exclaman algo sobre una reunión y de que llegan tarde; me parece reconocer a uno de ellos, pero voltea el rostro hacia otro lado y el sombrero que lleva no me deja ver mucho. Supongo que esto demuestra lo desesperado que estoy por encontrarlo a él.


Paso por fuera de un restaurante lujoso que me deja muy en claro que jamás voy a comer ahí. Ese lugar debe de costar siquiera un…


– ¡Lo siento! –exclama la persona que abrió la puerta mientras yo iba pensando en otras cosas. La puerta me golpeó la nariz y caí como un idiota al suelo. Me sostengo el rostro entre las manos porque me dolió bastante.


La verdad creí que sólo era la nariz, pero ahora que lo siento bien, me pegué en la frente y en la boca.


– Eso dolió mucho –lloriqueo aún en el suelo.


Abro los ojos y veo la vitrina del restaurante frente a mí. Las personas me observan, algunas con sus tenedores a medio camino hacia sus bocas.


“¡Qué vergonzoso!”


Me levanto de inmediato con el rostro ardiendo.


– Lo siento mucho –dice la voz de la persona que me ha golpeado. Me toma de los hombros para girarme hacia otro lado, camino hacia donde me guía, tapándome el rostro con ambas manos. Hace frío pero el calor de mi rostro no se apacigua.


– No puedo creerlo –murmuro apenado– Qué torpe fui.


– No te lamentes –se ríe… su risa. Levanto el rostro hasta que puedo ver el suyo. Quito las manos de mi rostro para poder ver mejor– Fue mi culpa por estar gastando una broma a mis… –entonces nos vemos. Nuestras miradas se conectan y se me escapa el aire– Luke –susurra.


– Renner –susurro.


La sonrisa que se apodera de mis labios es una que no había podido tener desde hace mucho. La alegría que invade todo mi pecho es suficiente como para que el aire me falte. Me lanzo a su cuello abrazándolo con fuerza.


– Luke –susurra él abrazándome con una fuerza desesperada. Se ríe en mi oído y yo también rio contagiado de su alegría. Me hace girar en el aire lentamente, luego me deja en el suelo.


– Renner. Renner. Finalmente, eres tú –susurro sin dejar de llorar. No quiero soltarlo porque estoy llorando como un desesperado.


– Luke –se ríe él suavemente– No llores, tonto, estoy aquí. Deberías estar feliz ¿no?


– Es que… –el sollozo que se me escapa es el detonante de mi llanto que no se detiene. Ni siquiera puedo hablar con normalidad ya que no se entiende.


– Luke –.


Me aparta de su cuerpo pero no quiero. Opongo resistencia pegándome a su cuello con fuerza. No lo quiero soltar. No lo voy a soltar.


– No voy a volver a dejarte ir –murmuro llorando– Lo prometo.


– Me parece bien –responde divertido– Porque yo tampoco voy a dejarte ahora… a menos que quieras matarme… no puedo respirar mucho si me sujetas tan fuerte, cariño –.


Aflojo el agarre, pero no lo suelto tampoco. Bajo mis brazos hasta su cintura. Huelo el perfume que siempre acostumbra a usar. La exquisita tela de su traje me trae tantos recuerdos. Parece como si nunca hubieran pasado tres años en donde estuve solo y ansiando por sus caricias.


Separo mi rostro lloroso de su pecho para mirarlo a los ojos. Él me sonríe con dulzura, su mirada se ha suavizado, sus rasgos se han tornado más amables, la mirada en sus ojos ya no es oscura, sino que es cálida. Con sus manos me sujeta el rostro delicadamente, al igual que solía hacerlo.


– ¡Tanto tiempo! –exclamo llorando más– Lo siento, pero no puedo parar de llorar –hipo.


– Te extrañé tanto. Tanto, Luke. Creí que no iba a reencontrarte nunca –apoya su frente contra la mía.


– Oigan, consigan una habitación –dice un hombre detrás de nosotros. Se escuchan más abucheos y palabras diciendo lo mismo.


Giro a ver de qué se trata y son los cinco hombres que corrían en traje. Identifico a uno de ellos. Sabía que se me hacía familiar.


– ¡Frank! –exclamo sonriendo.


– Un gusto volver a verlo, señor Luke –dice inclinando su sombrero a modo de saludo.


Los veo a todos luciendo trajes elegantes. Se ven muy formales. Me separo de Renner para mirar bien su ropa y porte. El corazón se me encoge un poco al pensar en que todavía sigue metido en cosas de robos.


Creo que él lo nota en mi mirada porque sonríe dándome confianza.


– Trabajamos en una empresa –dice riendo– Frank me obligó a salir de las malas andanzas y ahora tenemos un trabajo digno –.


Lo sujeto de la nuca y le doy un beso. No me importa si estamos montando una escena. Ahora estoy con Renner de nuevo, no voy a dejar de quererlo y mucho menos voy a dejar de demostrárselo. Pasé mucho tiempo lejos. Pasamos mucho tiempo lejos, y aunque ése tiempo era necesario, jamás dejé de amarlo. Sólo debía dejar pasar todas las cosas hasta que estuvieran bien superadas, lo suficiente como para volver a confiar en él como ahora lo estoy haciendo.


– No sabes cuánto me alegra eso –murmuro cuando me separo de sus labios.


Lo lleno de besos en el rostro y él se ríe divertido. Yo por mi lado, me regocijo en ese melodioso sonido.


– Oye, Renner, no es por fastidiar ni arruinarte el momento, pero… debemos ir a esa reunión –dice una persona que no conozco.


– ¡Maldición! –exclama abriendo los ojos como platos– Lo había olvidado.


– Y quién no, con esa reconciliación –bromea la voz de Frank.


– No voy a dejarte, Renner –digo besando sus labios otra vez.


– O-Oye, Frank –Renner traga saliva con dificultad. Nos miramos a los ojos y él parece entender que mis palabras son demasiado literales– Puedes tomar mi lugar en la reunión. Dile al jefe que he tenido una urgencia de último minuto –me sujeta de las caderas– Es una urgencia de tres años.


– Entendido, jefe –la voz de Frank suena demasiado divertida.


Oculto el rostro en el pecho de Renner. Éste se despide de los demás hombres y se ríe de las bromas que le gastan. Espero a que quedemos solos para que me diga qué es lo que vamos a hacer.


– ¿A dónde…?


– Voy a hacer una llamada, espera un momento –me interrumpe.


– E-Está bien –tartamudeo desconcertado porque le toma más importancia a una llamada en vez de a nosotros, pero no importa, tengo toda la vida para disfrutarla junto a él.


Murmura una palabras en voz baja y mantiene el tono de esa forma para que yo no escuche lo que dice. Me molesta de alguna forma, sin embargo cuando acaba y me mira, ya se me olvida qué era lo que estaba pensando.


– Vamos –dice caminando en la dirección por donde ambos veníamos. Me da un beso en la cima de la cabeza y me abraza de los hombros. Paso el brazo derecho por su cintura y lo abrazo apoyándome en él.


– ¿A dónde vamos? –pregunto.


– A mi departamento. A disfrutar de mi mes de vacaciones que acabo de pedir. Tenemos mucho tiempo que recuperar –sonríe.


– ¡¿Un mes?! –exclamo– ¿Tan poco? –la carcajada que obtengo por respuesta es suficiente para llenarme de felicidad.


Caminamos hablando de cosas al azar. Le cuento de lo que he estado haciendo en todo este tiempo y él me cuenta lo que ha hecho de su vida hasta ahora. Ambos nos hemos extrañado a la misma intensidad, tanto así que se denota en nuestro abrazo de medio lado, mis dedos se clavan en su cintura con ansiedad y sus dedos hacen lo mismo en mi hombro.


– Fue mucho tiempo de espera –murmuro pensativo– ¿No trataste buscarme?


– Sí… –alarga la palabra para luego reír– Pero cada vez que le decía a Frank que me ayudara, se negaba y me echaba la bronca. Así que… traté de buscarte, pero no pude. Una promesa es una promesa, Luke.


– Lo sé. Lo siento, necesitaba ese tiempo… –sonrío– Dolió mucho alejarme, pero soporté lo mejor que pude. Y te esperé.


– Yo también –responde.


Lo abrazo más cerca sin poder creer que lo tengo a mi lado. Juntos al fin. Ni siquiera me importa la universidad. Qué más da si pierdo unas clases, las recuperaré luego. Teniendo a Renner a mi lado, la vida toma otro color y los días nublados, llenos de nubes oscuras, se ven luminosos, con rayos de sol escapándose de la jaula que la oscuridad le quiere imponer.


– Te amo –le doy un beso en la mejilla– Por siempre.


– Siempre –me da un beso en los labios sin detenernos en nuestro rumbo.


Así que supongo que ahora las cosas serán mejor para nosotros. Hermanos o no. Enfermos o no. ¿A quién le importa? Jamás me he preocupado de eso. Jamás fue una razón para dejar de amarlo como lo hago. Quizá caí en el pecado, pero no puede ser un pecado amar. Renner y yo fuimos creados para estar juntos, de otro modo nuestros caminos no se habrían encontrado de esta forma. Si me voy a quemar en el infierno por amarlo, entonces, gustoso lo acepto. Somos hermanos que no van a separarse nunca. Somos hermanos, pero ése es un secreto que solo sabemos nosotros en este lugar. No hay nada ilegal y estoy seguro que él va a cuidarme como siempre lo ha hecho. Ésta vez, no habrá secretos. Ni uno solo más.


No más dolor. De ahora en adelante, sólo habrá una vida normal.


– Podríamos casarnos –dice sacándome de mis ensoñaciones– Tal vez… mañana… ¿Qué dices? –agarra mi mano y enreda una cinta de color rojo alrededor de mi dedo anular derecho. Besa mis nudillos mirándome a la espera de una respuesta.


– ¿Por qué no ahora? –digo aguantando la sonrisa.


La mirada de incredulidad en su rostro me hace reír, pero cuando ve que no me echo atrás con la propuesta, sonríe queriendo gritar de felicidad, pero en lugar de ello da un grito varonil y me levanta en vuelo haciéndome girar por segunda vez en un día. Me da besos en el cuello que me hacen reír porque me dan cosquillas.


– Vamos de inmediato –dice ansioso– Llamemos a Frank para que sea el testigo, pero aún así nos falta uno y…


– Renner –rio tapando su boca con mis manos– Cálmate. Ya lo arreglaremos. Ahora sólo estemos aquí –le doy un beso– Tenemos toda una vida todavía. Disfruta conmigo del ahora –.


Como respuesta me da un beso lento, me toma de la mano y tira de mí en dirección a una heladería que hay frente a nosotros.


Cosas mundanas, tan normales entre las parejas. Supongo que somos sobrevivientes ahora. Podemos hacer lo que queramos sin importar nada.


Me cuelgo de su brazo y lo sigo a donde sea que me lleve, sin mirar atrás.


Fin.

Notas finales:

Bueno... quiero agradecer a todas aquellas personas que le dieron una oportunidad a esta historia y la siguieron hasta el final, espero que lo hayan disfrutado mucho... y nos estaremos leyendo en mis futuras historias o en los proyectos en los que estoy trabajando actualmente c: muchas gracias por el apoyo y nos leemos más adelante <3 :) 


Besos y muchos abrazos!


Deep desire


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