Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

03:00 min. [versión Namgi] por Naeh

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hay dos versiones de esta historia porque NO ME DECIDÍA QUE PAREJA PONER D:

Notas del capitulo:

#TeamYoongiPasiva

Él siempre fue retraído y silencioso con las personas que no conocía, su madre le había enseñado bien que no importaba quien fuera, si era una persona desconocida para él, no debía acercarse. Siempre era más seguro estar con las personas que reconocía, y para Yoongi eso se había transformado en una especie de norma. No salia mucho de casa, recibía clases particulares, y lo único que lo mantenía lo bastante consciente para no dormir todo el día en su total aburrimiento era escuchar el melodioso sonido del violín de su madre cada tarde justo antes de la merienda. 

Era hijo único, no tenía a nadie más.

Sus maestros muchas veces hablaban con la cansada mujer sobre la conducta extraña de su retoño, pero ella no quería entender, porque para ella Yoongi estaba sano y salvo, seguro en esas cuatro paredes constantemente vigilado por ella. Él no debía salir nunca. Ella no podía permitirlo.

Recordaba escuchar las conversaciones de su madre con esas personas cada tarde después de sus clases, normalmente se sentaba fuera de la puerta espiándolos, era un poco divertido.

Pero todo dejó de serlo cuando cumplió sus últimos 10 años, el día que dejó de ver a su madre.

Yoongi no recordaba a ciencia cierta quien le había dicho ese hechizo mágico, no recordaba el momento ni las circunstancias. Él sólo tenía en mente que debía golpear tres veces bajo su cama, cerrar los ojos y pensar en algo... algo que nunca lograba recordar.

La magia no podía realizarse y eso le oprimía el corazón al pequeño, con sus 9 años no podía hacer más que lagrimear un par de minutos antes que su madre apareciera por la puerta preocupada por no verlo cerca los pasados 3 minutos. Porque ella le daba únicamente esos 3 minutos para desaparecer de su vista, nada más.

Dormía con ella, se levantaba con ella, se bañaba con ella y comía con ella.

Su padre siempre trabajaba porque de no ser así la joven mujer también tendría que salir a buscar dinero, y eso era malo. Como se dijo anteriormente, él no hacía nada que no fuera vigilado por ella.

Así que una vez, cuando había decidido que tal vez era bueno tener un poquito de tiempo a solas, Yoongi se encerró en su habitación sin que su madre se diera cuenta para divertirse un poco en un improvisado juego de las escondidas. Le había dejado una notita donde le decía sus intensiones.

Y ahí estaba él, le quedaban 2:52 minutos cuando de un flechazo recordó la magia.

Como si hubiera esta premeditado, Yoongi se estiró para no caer de su cama, golpeó tres veces y cerró sus ojos con la mente en blanco, hasta que un misterioso nombre apareció en ella.

- ¡YOONGI, YOONGI! ¡ABRE LA PUERTA!

Podía escuchar perfectamente los golpes secos de su madre, y sabía que estaba en problemas, así que soltando un suspiro se levantó dispuesto a dejarla pasar, claro, solo hasta que la pesada mano de un hombre tomara su pequeño brazo, deteniéndolo al segundo. Él volteó y el hombre con la oscura capucha puesta negó.

- No deberías abrirle a mamá.

No sabía quién era él pero no le causaba ninguna emoción, ni negativa, ni positiva. Era sólo otra persona más que entraba a la casa. Pero será que...

- ¿Tú eres mi magia?

- Veremos eso otro día, porque ella va a entrar. ¿Cuando tiempo te queda? 1:20... 1:19... 1:18...

El pequeño sabía a que se refería, el tiempo que le había dado su madre. Pero había algo en esa persona que le había dado un poco más de fuego dentro de él. La magia había traído a este hombre con el sólo pensamiento de un nombre. Entonces, ¿se llamará..?

- Ábrele a mamá, no está lista.

Una orden, él estaba acostumbrado a las ordenes. Yoongi asintió y caminó hasta la puerta no sin antes escuchar una ultima frase.

"No le digas que me has visto, si lo haces la magia nunca más funcionará"

Yoongi le abrió la puerta a su madre quien ya estaba comenzando a romperla por el otro lado, la mujer histérica sin pensar en nada más al verlo frente a ella lo abrazó con fuerza diciéndole que no volviera a irse, que no volviera a esconderse. Que eso era malo y que jamás lo repitiera. Y él como era de costumbre solo asentía.

Ella preguntaba si había entrado alguien más, si alguien más que no conociera lo había visto, y Yoongi tenía tantas ganas de decirle que si, de decir la verdad y calmar a su nerviosa madre, de no ser porque si lo hacía la única magia que había conocido desaparecería y el fuego nuevamente prendido dentro de su ser se extinguiría.

- No mamá, me demoré en salir de mi escondite porque se me atoró el pie en el armario. Lo siento.

Ella no podía molestarse con él, porque lo amaba y no podía pensar en un sólo día que no lo tuviera a su lado.

Y con aquella escena, Yoongi tuvo muchas más restricciones que cualquier otro día. Antes podía entrar al baño solo, ahora era acompañado. Antes podía tener sus clases con sus profesores normales, ahora estaba su madre allí al lado de ellos observándolos en todo momento. Antes podía tararear canciones desde su habitación mientras escuchaba el violín de su madre desde lejos, ahora debían estar en la misma habitación como mínimo.

Con todo esto, ahora el pequeño no podía volver a ver a ese hombre, y su madre comenzaba a enfermar con su constante cuidado excesivo hacia él. Sus tutores antes de pasar con él y comenzar las clases, iban a ver a la joven mujer que casi se desvanecía a cada momento. En las noches tampoco dormía para estar pendiente de su pequeño, a quien tomaba de la mano todo el tiempo.

Uno de esos días, sus tutores corrieron a socorrer a la desmayada mujer. A pesar de ello, algo le decía a Yoongi que ella estaba bien, que no debía preocuparse. Y que debía ir a hacer su magia.

El pequeño corrió a su cuarto, dejando la puerta abierta para estar pendiente, golpeó tres veces bajo de su cama, cerró los ojos y pensó en ese nombre.

- Namjoon...

- ¿Me llamaste?

El hombre se encontraba recostado en la cama imitando al pequeño, con la túnica negra que le cubría medio rostro, y una sonrisa que el pequeño no podía entender del todo. Le quedaban 2:38.

- Pequeño Yoongi, ¿te parece si vamos a jugar juntos a escondidas de tu madre?.

Él no sentía miedo, justo como la primera vez, lo que sentía ahora era curiosidad. En especial por ver el rostro de esa persona. El niño con una de sus pequeñas manos tomó la oscura capucha y la levantó, despejando el rostro contrario que con algo de molestia intentaba acostumbrarse a la aún escasa luz que había. Ese rostro... no le era familiar de ninguna manera. Así que Yoongi perdió el interés y se bajó la cama con la intención de regresar con su todavía moribunda madre. Antes de retirarse totalmente de la habitación, el pequeño se volteó viendo como el joven se encontraba ahora sentado en su cama esperando su próximo movimiento.

- Mamá dice que no debo jugar con extraños.

- Pues entonces dejemos de ser extraños.

Yoongi sonrió ladinamente, una sonrisa extraña para un pequeño niño encerrado, y solo atinó a pensar un "tal vez", antes de correr donde su madre justo cuando ya sólo le quedaban 0:03 segundos.

0:02 segundos, ella abre los ojos aterradoramente alzando su mano en dirección al pequeño.

0:01 segundo, ella lo rodeó con sus brazos atraiéndolo a su cuerpo.

0:00 segundos, él ya estaba protegido entre los brazos y sollozos de su preocupada madre.

Yoongi sabía que su magia, ahora apodada como Namjoon, se iba a transformar en su único amigo de ahora en adelante, claro, si lograba tener a su madre lo suficientemente ocupada para dejar de verlo por sólo tres minutos y algo, sólo esperaba ser lo suficientemente inteligente para ello.

 

Cada par de días, el pequeño se las ingeniaba para perder a su madre durante ese escaso tiempo y llamar a Namjoon para jugar, durante esos tres minutos el joven hacía magia con el tiempo provocando que el pequeño ni siquiera sintiera lo poco que estaban juntos. Namjoon le enseñaba cosas que jamás vería con sus tutores, jugaban a la escondida, probaban dulces juntos, y en muchas ocaciones, justo antes de que el pequeño tuviera que correr a ver a su madre antes que a ella le diera algo al corazón, era retenido por el hombre quien se negaba a dejarlo ir.

Con el pasar del tiempo Namjoon era posesivo y no quería que Yoongi volviera con su madre. Ya no era necesario. Namjoon en las dos ultimas veces lo había tomado tan fuertemente del brazo que Yoongi sabía que no alcanzaría a llegar con ella, así que sólo atinaba a patearlo, y con el ruido su madre aparecía en sólo segundos, provocando la desaparición del joven. Luego inventaba alguna excusa. 

A pesar de ello, él no quería dejar ir a su nuevo amigo, a pesar de que su madre comenzara a sospechar levemente sobre esos pequeños minutos que no veía directamente a su hijo. 

 

Fue el día de su cumpleaños cuando su madre estaba más que aterrada. Despertó gracias a los temblores de la joven mujer que lagrimeaba mientras le acariciaba el rostro pensando que todavía dormía. Al momento de levantarse su mano estaba fuertemente tomada por ella, quien no lo dejaba solo ni un segundo. Ella lloraba en todo momento e intentaba que el día fuera exactamente igual que cualquier otro, pero era su cumpleaños, y Yoongi sabía que algo especial debía haber con todo eso.

Sus tutores no llegaron ese día, entre sollozos su madre le dijo que uno de sus regalos era no tener clases y así podían estar todo el tiempo juntos. Yoongi sintió la llama dentro de él expandirse un poco y posó su mano sobre ella, eso quería decir que estaba emocionado. ¿O tal vez...?

- Yoongi, bebé, v-vamos a jugar a l-las escondidas, ¿s-si?

¿Un juego de las escondidas? su madre le había prohibido el juego después del primer incidente, era extraño. Era la primera vez en todo el año que jugarían. A Yoongi le encantaban las escondidas. Y fue cuando lo pensó, ¿no iba a ser mucho más divertido si Namjoon también jugaba con ellos?

Por primera vez en mucho tiempo Yoongi le sonrió a su madre, diciéndole que si quería jugar, y que traería a su amigo para que se uniera. Yoongi era muy observador, sin embargo, no notó la agonía que había en el rostro de su madre al escuchar esas palabras, porque ella no podía detenerlo, no ese día.

El pequeño llegó a su habitación corriendo y dio tres golpes debajo de su cama, cerró los ojos y pidió por Namjoon. 

Pero Namjoon no aparecía.

Yoongi repitió el proceso muchas, muchas veces.

Pero Namjoon si siquiera se asomaba.

¿Por qué Namjoon no se asomaba?

Yoongi caminó hasta donde su madre quien no se había movido ni un centímetro con sus manos entrelazadas esperando por su pequeño. Cuando lo vio, sonrió agradecida. 

- V-Vamos a jugar Yoongi, d-después ves a t-tu amigo.

Y Yoongi obedeció.

Eran las 21:00 hrs cuando el juego comenzó. Él se escondía y su madre lo buscaba, luego ella se escondía y él la buscaba. El juego de las escondidas en una casa tan grande era una entretención que podría tomarle horas a las personas, incluso días. Pero Yoongi no tenía días. Incluso, la estricta regla de los tres minutos que tiene desde que recuerda estar vivo fue revocada sólo por este juego.

Yoongi como pocas veces, era atrapado por el solo hecho de soltar una pequeña risa muy singular. Su madre era rápida, nada comparado a él, que demoraba al rededor de 10 minutos en encontrarla. Pero Yoongi no se sintió bien cuando habían pasado un cuarto de hora y su madre no lo había atrapado todavía. ¿Qué sucedía? Estaba comenzando a tener calor, mucho calor. Estaba escondido en el armario de la habitación de su madre, no se suponía que había calor allí. Pocas veces llegaba el sol.

Yoongi intentó salir del lugar, pero la puerta parecía estar trabada y el humo que comenzaba a colarse le dieron a entender que algo muy malo estaba ocurriendo, algo que tenía que ver con fuego y la inoportuna desaparición de su madre. 

¡Mamá! ¡Mamá ayúdame!

Por primera vez en mucho tiempo, Yoongi sentía las emociones que tanto había olvidado, el miedo, la agonía, el deseo de ver a su madre, el deseo de salir de aquel lugar. ¿Donde? ¿Donde estaba ella?

De un golpe logró salir del lugar, viendo como toda la habitación y la casa en sí estaba envuelta en llamas. El terror recorrió sus venas y lo único que quería era volver a ver a su madre. Corrió todo lo que pudo intentando no inhalar mucho el tóxico humo negro que ya tenía el hogar. Algunas cosas comenzaban a caerse, él comenzaba a caerse, se estaba mareando. ¿Donde estaba....?

- ¡Mamá!

La mujer estaba frente a él llorando, rodeada de fuego espeso que el pequeño no podría pasar, el cual comenzaba a rodearlo a él mismo y temió lo peor.

- Y-Yoongi... te amo... quédate conmigo...

La mujer extendió su mano, sin importarle que el fuego estaba comenzando a quemarla, y Yoongi iba a tomar esa mano porque era la única que tenía frente a él, era su madre, era la mujer que lo había cuidado como a un diamante todos  este tiempo, era la única persona que estuvo con él todos estos años... años...

- ¿Realmente fueron años, pequeño Yoongi?

Esa voz.

Namjoon estaba detrás de él, con la cara visible y lo brazos cruzados observando intercaladamente a la mujer y al pequeño niño. ¿Qué había querido decir con eso?

- ¡No! ¡Y-Yoongi ven! ¡ven conmigo!

La mujer gritaba con las lágrimas atoradas en la garganta y Yoongi esta vez, realmente no sabía que estaba pasando. No entendía por qué su amigo estaba allí pero no había aparecido cuando él lo llamó para jugar.

- ¿De verdad no recuerdas, pequeño Yoongi?

¿Recordar? el pequeño no entendía que demonios estaba pasando ahora. Retrocedió dos pasos hacia su madre sin despegar la mirada en Namjoon, quien avanzaba los mismos pasos que él. Llegaba a sentir como el calor se acercaba a su pequeño cuerpo. Namjoon estaba loco.

- Min Yoongi, estás muerto.

Las emociones volvieron a abandonarlo y la razón volvió a su ajetreada mente. 

 

Yoongi vivía con su padre y su madre en aquel hogar desde que nació, el padre era muy bueno, amable y respetable, no sabía en qué trabajaba pero lo que sí sabía es que casi no salía de casa pero ganaba un dineral. Su madre tocaba todas las tardes el violín para los tres después de las clases privadas de Yoongi en la escuela. Todo era muy pacifico y armonioso, hasta que el padre de Yoongi fue asesinado un mes antes de su cumpleaños. Su progenitor era un mafioso, y la mujer sabía cual era la regla de aquel clan cuando el lider muriera. 

"La mujer y los hijos pasarán a ser objetos del asesino, quien podrá hacer con ellos lo que se les estime conveniente, exactamente un mes después de su muerte"

No quería eso para ella ni para su pequeño, y sabía que en algún momento vendrían por ellos. Ella no podía permitirlo. Quería morir para no sufrir, pero no se atrevía a hacerlo sola, así que en el día del cumpleaños de Yoongi, exactamente un mes después, incendió la casa luego de un inofensivo juego de las escondidas, dejándolo atorado en el armario para que se asfixiara. Ella iba a morir quemada, estaba lista para ello, pero cuando vio a su pequeño correr hacia ella y a la parca aparecer al mismo tiempo, sólo le pidió al mítico ser el poder quedarse con el niño, irse con él.

Yoongi no había hecho nada malo, era un joven niño de corazón inocente que iría al cielo luego de morir, en cambio ella, pecadora y egoísta, caería en lo más profundo del infierno. 

Ella no quería separarse de su pequeño, y Yoongi había decidido quedarse con su madre. 

Namjoon no había tenido el suficiente valor de enviar a ese pequeño al infierno la primera vez, ni la segunda, ni la tercera, ni todas las infinidades de veces que había pasado ese ciclo. 

El ciclo de ver como el niño vivía con su madre por todo un año, invocaba él mismo a la parca, y si el pequeño estaba solo con ella por más de tres minutos se lo llevaría sin dudarlo. Todas estas veces, todas, absolutamente cada una de ellas Yoongi era fiel a su madre, siempre un buen niño, siempre amable, y Yoongi siempre llegaba al final de dicho ciclo, el día de su cumpleaños donde debía decidir el volver a jugar todo aquello de nuevo, olvidándolo todo, o finalmente irse con Namjoon como correspondía.

Ahora que Yoongi tenía todos esos recuerdos de regreso en su mente, y sabiendo que desde hace más de 15 años que todo debería haber terminado, sólo pudo respirar dolorosamente antes de voltear a ver a su madre. 

- ¿Vas a volver a irte con ella, pequeño Yoongi?

Yoongi dio dos pasos más hasta casi llegar donde su progenitora, a quien solo debía volver a tomarle la mano para que todo el proceso volviera a iniciarse como una grabadora. Pero a diferencia de ello, el pequeño abrazo el cuerpo de la mujer sin tocar su mano, ella no podía moverse, y sabiendo que había elegido el pequeño comenzó a llorar desconsoladamente intentando tomarlo entre sus brazos para que no se alejara. Pero ya no podía.

- Estoy cansado Namjoon, ¿vas a llevarme a algún lugar para dormir?

La parca sonrió divertida ante la tranquilidad del pequeño, tal vez la primera vez se había sentido mal por la situación, ahora estaba feliz de que el resultado finalmente fuera como él quería. No habían estado tantos años burlándose de él para nada.

- Oh pequeño Yoongi, tu también has pecado al negarte a seguir el rumbo que tu alma debió cruzar hace 15 años. - el rostro del pequeño palideció más de lo común - Esta vez no tienes más opción que quedarte aquí, conmigo.

 

Hace un par de años la historia de la joven mujer que se negaba a la muerte por no querer separarse de su pequeño recorrió los rincones más profundos de todos los lugares, tanto el cielo como la tierra sabían de ella, conocían que había pasado y se divertían con el final. Los humanos lo tomaban como una anécdota para no ser personas indecisas y perder torpemente oportunidades, los ángeles tomaban la historia como un desafortunado hecho que los alejó de uno de los suyos.

La parca siempre estuvo destinada a viajar sola en busca de todas las almas del mundo, pero por primera vez, un joven ángel fue desterrado de donde le correspondía estar, para acompañarla el resto de su inmortalidad a causa de su incapacidad para elegir. 

De todas maneras, con todo el tiempo que había pasado, ya sean meses, años, décadas, siglos, Min Yoongi no detestaba estar con el oscuro Kim Namjoon. 

Porque ahora podían jugar todas las veces que quisieran. 

 

Notas finales:

<3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).