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Una breve celebración a escondidas por AyatoSakamaki

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Notas del capitulo:

Advertencia: Hétero, SasuSaku. Una pizca de Angust.

 

Naruto no me pertenece, aunque me gustaría.

 


Nota: Algo muy pequeño que escribí en una hora, no podía dejar pasar el cumpleaños de Sasuke. He visto tantas cosas de las parejas canon, que me duele que no haya tanto del SNS.

Perdón por cualquier falta ortográfica o de redacción. 

Una breve celebración a escondidas

Sasuke Uchiha cumplía sus veinte años, y como había tomado por costumbre, visitaba la Aldea de manera esporádica. Desde el matrimonio de Naruto con Hinata, había iniciado un intento de relación amorosa con Sakura Haruno, una de las pocas mujeres que permaneció a su lado y continuaba profesando un amor incondicional hacia su persona. Cada vez que se dejaba caer en Konoha, Sakura lo recibía en su hogar, permitiéndole ocupar una de las habitaciones disponibles en su departamento.

Casualmente, en esa ocasión, la visita a su aldea natal coincidió con su propio cumpleaños, y la Haruno, ni torpe ni perezosa, no demoró en planear una velada romántica para ambos. Una comida sencilla en la soledad de su departamento, velas repartidas por áreas estratégicas del lugar, y un encuentro íntimo en su cama adornada con pétalos de rosa.

Era la primera vez que tenían una relación íntima, y aunque en un principio fue incómodo y distante, lograron concretar la unión de sus cuerpos. Sakura quedó dormida entre las sabanas, con una sonrisa plasmada en el rostro, mientras Sasuke seguía experimentando ese extraño vacío en su estómago.

Inquieto e insatisfecho, abandonó la cama y la alcoba, se vistió y salió de aquel departamento. Cabizbajo, vagó por las calles oscuras de Konoha.

Eran las diez de la noche, la luna estaba en lo más alto del cielo, iluminando el bosque que rodeaba a la aldea. Sasuke traspasó la entrada de Konoha y se sumergió entre los árboles, buscando tranquilidad, un lugar alejado, que le permitiera descansar de sus constantes pensamientos. Sin embargo, no importaba cuán lejos fuera, aquella presencia seguía palpitando, recordándole que ese individuo estaba ahí, tortuosamente cerca, y que debido a sus actuales situaciones, no podían acercarse como en un pasado pudieron hacerlo.

Se dejó caer sobre una amplia roca, reclinándose sobre el tronco que estaba precisamente detrás de él. Alzó el mentón y sus ojos se encontraron con el extenso manto nocturno, salpicado por brillantes estrellas. En la soledad del bosque, acompañado por el murmullo de la naturaleza, se perdió entre sus pensamientos, cuestionándose las decisiones que tomó en el pasado y el rumbo que estaba tomando su vida actualmente.

Estaba tan ensimismado, que no captó la presencia de otra persona, hasta que unos brillantes y emocionados ojos azules, obstruyeron su visión. En su rostro se manifestó la sorpresa por un breve instante, antes de que volviera a su expresión taciturna.

—Naruto…—Pronunció el nombre de su visitante, disfrutando en silencio de la embriagante presencia del trigueño. El vacío que había sentido en su estómago comenzó a desaparecer, siendo reemplazado por una sensación vertiginosa, mas su expresión no reveló nada de su verdadero sentir.

—Pensé que no te encontraría, faltan unos pocos minutos para que se termine el día.

—Me alegro que sepas contar. —Respondió Sasuke, sosteniendo la mirada de su acompañante. La sonrisa de Naruto no desapareció en ningún momento. Por el contrario, después de aquellas burlescas palabras, la mueca de alegría se extendió, revelando una perlada hilera de dientes.

Poco usual cuando se encontraba en compañía del Uzumaki, un mutismo se instaló entre ellos. Ninguno apartó su mirada del otro, sus ojos permanecieron conectados. Se mantuvieron en silencio, comunicándose sin la necesidad de proferir palabra alguna.

Fue entonces, cuando Sasuke se atrevió a curvar sus propias comisuras en una sonrisa, y la distancia entre sus rostros comenzó a reducirse, hasta que sus bocas se encontraron en un delicado contacto. Sus carnosidades se presionaron entre sí, apretándose en una unión inocente e infantil.

Poco a poco, lo que inició como un ósculo torpe e inseguro, se fue transformándose en un beso delicado y sensual. Sus labios se movían sobre los opuestos, reconociendo la textura, amoldándose sobre la boca opuesta.

Transcurridos los primeros segundos, sus lenguas se unieron al roce, profundizando la mimosa unión. Sus músculos se enredaron entre sí, frotándose.

El beso se tornó más pasional, y en poco tiempo, Naruto estaba acomodado sobre el regazo de su amigo, jadeando contra su boca, abrazándose a su cuerpo con desesperación. En un momento concreto, el Uzumaki dejó escapar un sollozo y las lágrimas brotaron desde las comisuras de sus ojos, rodando por sus redondas mejillas, hasta desaparecer en su barbilla.

Sasuke no derramó una sola lágrima, pero sentía una dolorosa punzada en el pecho, cada vez que su traicionera consciencia, le recordaba la realidad en la que vivían.

Finalmente, sus bocas se separaron, y en un suspiro, antes de acurrucarse contra el pecho de Sasuke, Naruto susurró: —Feliz cumpleaños, Teme.

En ese preciso instante, en el departamento de la Haruno, Sakura se levantaba de la cama y se percataba de la ausencia del Uchiha. Somnolienta, lo buscó a través de la habitación. No obstante, no lo encontró por ningún rincón, en su lugar, sus adormilados orbes verdosos se toparon con el reloj encima de su mesita de noche, marcando las doce en punto.

 

¿Fin?


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