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Esa Bella Sonrisa por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Yugioh! no me pertenece


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Miró distraídamente por la buhardilla de la habitación, pasaban de las 3 de la mañana y la luna brillaba, creando una hermosa estela de plata que entraba perfectamente por aquella ventana.

Y debajo de ella, estaba Yami.

Había descubierto que, realmente, no tenía la necesidad de dormir; no a menos de que hubiese tenido mucha actividad durante el día, caso que no aplicaba en esta ocasión, dado que su Aibou se había encargado perfectamente del duelo de aquel día.

A ser sincero, no le importaba que su protegido hubiese dimitido contra aquella caprichosa rubia extranjera, era consciente de que el chico tenia aquel duelo más que ganado, lo cual le hacia sentir cierto orgullo.
Sabia que Yugi pensaba muchas veces que, de no ser por él, no podría enfrentar duelos serios, pero él sabia que no era así, el de grandes ojos amatistas tenia un enorme talento y gran habilidad... solo necesitaba un poco más de confianza en si mismo y aprender a trabajar bajo presión

Soltó un suspiro, dejando que sus pasos lo guiaran a la cama, donde Yugi descansaba plácida y profundamente. Sonrió débilmente al ver que el muchacho al fin podía dormir una noche tranquilo, sin preocupaciones o lágrimas. Era mucho mas de lo que el chico había tenido que soportar durante la gran treta de Pegasus.

Se sentó a su lado con suavidad y se permitió mirarlo dormir un largo rato. Deseó despertarlo y hablar con él, de cualquier cosa, pero sabia que no era justo para con Yugi, recordando lo mucho que le había costado conciliar el sueño los días anteriores.

Además, en cierta forma, temía hablar con él.
Porque temía aquellas preguntas...

¿Quién eres?
¿De dónde vienes?
¿Por qué estás aquí?

Preguntas a las que no tenía respuesta, preguntas que él mismo se hacia, y por las cuales prefería pasar las noches en vela conversando de cualquier otra cosa con su Aibou.

Dejó vagar su mirada por toda la habitación, notando objetos que antes no había visto, los cuales solo comprendía gracias al lazo de su mente con la de Yugi.
El reloj cerca de la cama marcaba alrededor de las cuatro de la mañana y el cielo empezaba a tomar una azul más claro, anunciando que el sol se aproximaba.
De alguna forma podía notar el frescor que envolvía la noche, causante de que Yugi estuviera acurrucándose y tapado hasta el cuello con la manta.

Hablando del pequeño, Yami finalmente dejó que sus ojos color vino se posaran en el bulto que este representaba en la cama, de espaldas a él y durmiendo tan profundamente. Una pequeña sonrisa enternecida se dibujó en sus labios al notar sus suave respiración acompasada.

Si bien, naturalmente sentía el impulso de descubrir la respuesta de aquellas temidas preguntas, había una parte de él que quería quedarse como estaba y, a ser honesto, la única causa de eso era que tenía miedo de que eso conllevara alejarse de Yugi.

No deseaba llevar a su joven compañero a más peligros como el que representó Pegasus para él. Le dolía sólo recordar como se había desvanecido en sus brazos gracias a ese arrogante con acento raro y obsesionado con las caricaturas.
Y, aunque fuese egoísta, realmente deseaba quedarse junto a Yugi. El chico tenía un aura única, no, de hecho todo en él era único, desde su noble corazón a las ligeramente infantiles reacciones cuando Joey y Tristán jugaban o bromeaban con él, incluso su timidez cuando una chica se le acercaba.

Yugi era... Especial.

Yami llevó sus ojos a Yugi una vez mas cuando sintió que se movía. En efecto, el pequeño tricolor se había dado vuelta en la cama y ahora quedaba de frente a él.

A Yami le tembló el corazón al notar, por el resbalar de la manta, que Yugi aferraba el rompecabezas entre sus manos, incluso sentía las mejillas calentarsele un poco. Y es que sabía que Yugi tomaba el rompecabezas como una representación física suya: cuando Yugi quería hablar con él, toqueteaba el rompecabezas con su dedo índice mientras lo llamaba en su mente; cuando Yugi no podía dormir, jugueteaba con el rompecabezas sobre su pecho hasta que él aparecía.

Ahora Yugi ¿tenía frío? y abrazaba el rompecabezas... Pero este no estaba ni siquiera tibio, porque él no estaba dentro.

Desvió la mirada unos minutos pensando en su siguiente acción pero resolvió que su idea no tenía nada de malo, esbozó una ligera sonrisa y se acostó en la cama, de frente a Yugi; se acercó lentamente, deslizando un brazo por debajo de su cabeza mientras delineaba los contornos de su rostro con la otra mano y se felicitó mentalmente cuando una bonita sonrisa se dibujó en los labios de Yugi.

Ese sencillo acto le hizo sentir útil, sentir que era necesario, y por sobre todo, le hizo sentir que era importante para Yugi.
Porque sabia que el chico, aun dormido, reconocía su presencia, dado que se acurrucaba en sus brazos para seguir durmiendo cómodamente.

Siempre con esa bella sonrisa pintada en sus labios.

 

Notas finales:

 Empecé a escribir esto ayer, cuando compartí la imagen de portada en face pero tuve que salir en la tarde y no lo pude terminar.

Se los traigo ahora, antes de entrar a clases, mientras flipo exponencialmente con el ultimo trailer de Pokemon Sol y Luna

 


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