Luego de que Kenya y Shiraishi se separaran para ir a sus casas, el capitán de shintenhouji tenía una combinación de sentimientos encontrados, felicidad, tristeza, ansiedad, preocupación, curiosidad e incluso hasta un poco de celos.
Todo esto se debía a la proposicion que le hizo a su mejor amigo de ayudarlo con ese "supuesto enamoramiento"del cual, por desconocer de quien se trataba aquella persona, su mente sacaba todo tipo de conclusiones al punto de sentir que le carcomia la cabeza aunque de algo era seguro y se trataba mi más ni menos que de una chica.
Después de tanto pensar mientras pedaleaba en su bicicleta, sin darse cuenta ya había llegado a su casa, luego de guardar la bici en su patio trasero se dirigió a su casa, dejó los zapatos en la entrada y fue directo a su habitación.
-Bien, por fin estoy en mi cuarto- dijo suspirando. -Ahora voy a ponerme cómodo- luego de haber dicho eso, se cambió por su ropa de entrecasa y dejó doblado su uniforme para que no se arrugase, se quedó sentado para poder apoyarse en su escritorio y contemplar a su pequeño escarabajo. -Kabríel, me siento tan indeciso y confundido... me gustaría saber aunque sea que estará pensado Kenya en este momento-.
Se tira en la cama a pensar en su enamorado
-Es tan lindo, con su carita tan tierna, la manera que disfruta correr o las bromas que hace son las mejores y su cuerpo tan esbelto, único, con su piel tan delicada, que desearía poder tocar sin restricción alguna, sus brazos tan fuertes, sus piernas tan tonificadas y como frutilla del postre, poder ver todas sus expresiones las cuales me vuelven tan loco..- comenzó a cubrir sus ojos con su brazo derecho, le daba así mismo pensar en todo eso pero era inevitable para Shiraishi no pensar de esa manera sin ponerse rojo.
Aquellos motivos que salieron de sus labios eran para recordar una y otra vez pero de repente aquel calor empezó a bajar de su acalorado rostro hasta su entrepierna, evidentemente se encontraba excitado por tan sólo haber pensado en Kenya.
Empezó a bajar su mano izquierda lentamente hasta su pantalón, para frotar esa erección que se le había formado con mucha facilidad, empezó a jadear silenciosamente para no ser oido, cuando disponia a tocarse por debajo de su ropa interior y comenzar con la acción.
- ¡Ku chan! ¿Estas ocupado?- era la voz de su hermana meno, Yukari, que al no oír repuestas decidió entrar. -Voy a pasar-.
Rápidamente sacó su mano del pantalón y se volteó de costado a mirar la pared, además de poner una almohada en su entrepierna para ocultar su erección.
-Te quería avisar que ya está la comida- dijo con amabilidad pero luego notó el extraño comportamiento de su hermano. -¿Te sientes bien hermano?-.
-Si... ya bajo en un segundo...- dijo algo nervioso.
-Bueno pero date prisa que se enfriara...- no le dio importancia y salió de la habitación.
Tras retirarse su hermana menor, suspiró de alivio.
-Eso estuvo cerca... pero la próxima le pondré llave a la puerta-.
Cuando logró calmarse bajo a comer y mientras cenaba con su familia mantenían una agradable charla, la cual es interrumpida al sonar el teléfono de línea,
Fue entonces cuando se levantó la madre para atender y unos segundos después llama a su hijo.
-Tu amigo Kenya está en el teléfono- dijo amablemente.
Rápidamente se levantó con una leve sonrisa y atendió la llamada.
-¡Hola!- dijo con naturalidad tratando de esconder su alegría.
-¡Shiraishi! ¡hola!- dijo con una notable felicidad. -¿te interrumpo?- pregunto algo curioso ya que había olvidado que el rubio cenaba a estas horas.
-Estaba cenando pero ya terminaba en fin dime ¿qué necesitas?-
-Quería saber si ¿quisieras acompañarme mañana al centro comercial?- sin pensarlo dos veces contestó el capitán.
-¡Si por supuesto!- pensó (¡mañana saldré con él, que emoción!).
-Bien, entonces mañana a las 10:00 en la plaza.
-De acuerdo- contestó Shiraishi.
-Entonces nos estamos viendo, ¡buenas noches!.
Y así fue como le terminó de alegrar la noche pero la ansiedad de ver a su amado le será un inconveniente para conciliar el sueño esa noche.