Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una tarde soleada de verano. por Ikarik

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno esto es algo que escribí hace un tiempo y que espero sea para el agrado de quien se acerce por acá a leer, cualquier comentario es bien recibido. 

Era una tarde soleada de sábado, por mucho igual a otras pero había algo diferente en ésta y creo que muy profundamente lo sabía desde el momento que me desperté. Era la 1 y 30 de la tarde y el sol brillaba en lo alto de un cielo bastamente azul.

- Joder, qué calor. Dije mientras trataba de resguardarme en la corta sombra que me preveía la carpa de la estación de buses en la que me encontraba sentado, era la expresión más orgánica que mi mente podía procesar en el momento.

Allí estaba sentado, esperando que apareciera la persona con quién había acordado encontrarme; estaba inquieto en parte impaciente y por otra parte ¿asustado?, había pasado mucho tiempo desde la última que me reunía con alguien a quien recién conocía, y aquello no es como andar en bicicleta, que según dicen jamás se olvida. Estaba absorto en mis pensamientos hasta que el estrepitoso timbre de mi teléfono móvil me devolvió a la realidad.

-          ¿Aló? Mi voz sonaba un poco ronca, por no decir temblorosa pero rápidamente aclaré mi voz y pronuncié nuevamente ésta frase.

-          ¿Aló? contestó la voz del hombre al otro lado de la línea, - ¿Cómo vas? añadió.

-          Bien, respondí mecánicamente,  tratando de mantener la calma.

-          Ya voy para allá, respondió él. Su voz era un poco grave y de momento algo inexpresiva. Yo al contrario trataba de mantener la cabeza fría y responder con calma.

-          Vale, Hasta luego. De nuevo las frases mecánicas me salen desde lo más primitivo de mi cabeza.

En ese momento todo rastro de calma había desaparecido de  mi ser, cientos de pensamientos atravesaban mi cabeza y me encontraba incapaz de organizarlos secuencialmente. – Mierda, sí que hace calor. Repetí tratando de recobrar la calma y sentir que tenía el control sobre mis palabras.

Pasaron algunos cuanto minutos, que bien pudieron haber sido horas, realmente lo ignoro. Hasta que una figura masculina se acerca hasta dónde me encontraba sentado.

-          Hola, dijo mientras me extendía su mano.

-          Hola - repliqué mientras trataba de coordinar el movimiento de mi mano con lo que estaba diciendo. ¿Cómo estás? Añadí.

-          Bien, estaba trayendo unas cosas, respondió mientras me enseñaba las bolsas que cargaba en la otra mano. - ¿vamos?

En el momento no podía imaginarme de lo que pasaría con mi respuesta a esa pequeña pregunta, así que sencillamente dije –Sí, vamos.

Así que me puse de pie, y comencé a caminar junto a él, a decir verdad no tenía idea alguna de adónde nos dirigíamos sólo sabía que era su casa. En el corto trayecto de un bloque de casas me dediqué a hacerle una que otra pregunta “casual” (Me refiero a lo primero que se me ocurría preguntar, pero que realmente no tenía alguna estructura, digo, nunca he tenido un protocolo para iniciar conversaciones exitosas y he de añadir que aún a hoy no se me da muy bien las conversaciones casuales).

Cuando al fin llegamos a su casa, respiré aliviado, me dije a mí mismo “bueno, sigues vivo”, inmediatamente me quité esa idea y me dispuse a seguir, Juan me invitó a seguir y así lo hice; una vez adentro me ofreció asiento y me pidió excusas mientras salía un momento, así que me quedé sentado en una habitación, un microcosmos nuevo para mí, y mientras el volvía me dispuse a observar el lugar en dónde me encontraba: Era una habitación muy sencilla, una cama sin arreglar se encontraba contra una pared frente a la ropa colgada en un improvisado closet, una pequeña mesa con un computador encima se encontraba inmediatamente frente a mí, en la pared había un dibujo muy curioso por cierto y por unos momentos me quedé mirándolo, era un gallo en una cocina sirviendo café, - ¿Café? Pensé, ese cuadro me recordaba algo que no me gustaba y era despertarme temprano en las mañanas, así que dejé de analizarlo y terminé ni observación en la pequeña estantería con libros que estaba sobre el piso.

Justo al terminar mi análisis exhaustivo del lugar dónde me encontraba concluí – habitación de estudiante – sonreí al sentirme en un espacio algo familiar, en ese momento, la puerta se abrió y apareció Juan con un pequeño paquete de galletas. Las cuáles muy amablemente me ofreció y yo muy cortésmente acepté, estaba aún con una pequeña porción de galleta, en mi boca cuándo inesperadamente sentí unos labios sobre los míos.

La sensación fue muy extraña, sobre todo porque no pude responderle, pero en ese instante algo en mí se despertó, mi corazón se aceleró y de alguna forma todo rastro de miedo fue desapareciendo. Y de alguna parte en lo profundo de mis incipientes hormonas reuní el valor suficiente para deglutir lo que contenía en mi boca y dirigirme hacia él y responderle el beso; la sensación fue aún más fuerte en  ese momento, las hormonas estaban tomando posesión de mis acciones y bueno a diferencia de mi yo consciente, ellas saben muy bien qué hacer.

Aquel beso fue mucho más largo que el primero y además de ocupar mis labios, mis brazos se levantaron para acercarlo mucho más a mi cuerpo, e instintivamente nos dirigimos ambos hacia atrás para apoyarnos sobre la pared, y prolongamos ese beso envueltos entre los brazos del otro hasta que sentí un pequeño –crack- en mi espalda, lo cual me recordó que no me había quitado mi bolso y seguramente había aplastado  lo que traía en él, así que nos separamos y me dispuse a dejarlo sobre la silla, Mientras tanto Juan colocaba música en el ordenador, cuando hubo terminado, se incorporó y me encontró parado frente a él imaginando lo que vendría después, así que murmuré:

-          ¿En qué íbamos? Y me lancé sobre él buscando nuevamente esos labios que los míos deseaban con un deseo cada vez mayor.

Una vez estando sobre el me deleité probando sus labios junto con los míos, se sentía tan bien, pero quería más así que suavemente los separé de los suyos y empecé a recorrer el contorno de su cara con mi boca, lo primero que me encontré junto en el perímetro de sus mejillas fue una barba de algunos días, sentirla tan cerca de mi cara produjo un estremecimiento por todo mi cuerpo, haciendo sacudir los músculos de mis piernas y aumentar el ritmo de mi respiración; pero mi recorrido por su cara no terminaba allí, no, era apenas el principio, cuando alcancé el lóbulo de su oreja y lo apreté en mis labios pude sentir que la anatomía del hombre que estaba entre mis brazos también empezaba a cambiar y mientras yo me distraía con su oreja, él en cambio trazaba una línea alrededor de mi cuello con su boca – qué sensación tan placentera- casi podía sentir que mi piel hablaba y me hacía querer más de él; el sentimiento fue mutuo al momento en el que con sus manos el empezó a levantar mi camiseta, al sentir sus manos en mi espalda, las mías procedieron a repetir el proceso para poder retirar las prendas al tiempo, así que nos separamos un momento y voló la primera prenda de ambos.

Como nos separamos la distancia suficiente para no chocarnos pué apreciar el torso desnudo de mi compañero, Juan era un poco más alto que yo, su piel de un exquisito tono canela su contextura normal en general, generó en mí un deseo irresistible que me atraía hacía el como un imán, nos volvimos a fundir en otro beso apasionado, pero esta vez con la sensación de su piel descubierta sobre la mía, sentía como la sangre fluía aún más fuerte por mi cuerpo y llegaba hasta mi miembro viril que comenzaba a aumentar su tamaño, cada vez más cuando sentía también la erección de Juan en mi entrepierna.

Mi mente se nubló por completo en ese momento, sólo lo quería a él, sólo deseaba recorrer todas las partes de su piel, deseaba besarlo, deseaba acariciarlo y mantener el recuerdo de su anatomía en lo profundo de mi mente. Ya no me aguantaba más así que instintivamente lo traje hacia el borde de su cama, mientras yo me sentaba y dejaba a Juan frente a mí con mis ojos a la altura de su cintura, me dispuse a descifrar el entramado ajuste de su cinturón, (En aquél momento puede ser el nudo más sencillo existente, pero mis procesos mentales superiores estaban anulados y sólo deseaba quitarlo), Con algo de ayuda de mi compañero pude desatar su pantalón, para observar su ropa interior y el miembro que ésta contenía, supongo que lo observé por algunos segundos antes de liberarlo de su última barrera, ya al aire libre pude detallarlo, era de un tamaño considerable y mis manos con una asombrosa rapidez procedió a sostenerlo y dirigirlo hacia mis labios, él se acercó un poco más y procedí a succionar lentamente cada centímetro del órgano que sostenían mis manos, la sensación era estupenda y sin mencionar la excitación que le producía a la persona de pie junto a mí. Cuando hube disfrutado por un tiempo de esta sensación le pedí que se acostara, y así lo hizo Juan sin pensarlo dos veces en su expresión reflejaba el placer que sentía en ese momento y en sus ojos cafés pude ver su deseo, que me consumía cada que lo miraba, al acostarnos nos quitamos el resto de ropa que incomodaba en ese momento, en este punto ya no había necesidad de diálogos, nada de palabras, nuestros cuerpos hablaban el mismo idioma y eran capaz de entender al otro, acostados en la cama los besos se extendieron a diferentes partes del cuerpo del otro, las caricias iban desde las piernas hasta el cabello, nuestros cuerpos desnudos se complacían con la presencia del otro, cuando ambos alcanzamos un punto de no retorno, él se levantó y yo no pude soportar la sensación de vació que esto ocasionó en mí, así que mientras el buscaba el preservativo yo me encontraba besando y dando pequeños y suaves mordiscos a sus hombros y su espalda, cuando lo halló, dijo: - colócamelo -, y así lo hice sosteniendo nuevamente su miembro lentamente deslicé el látex sobre éste.

El placer me estaba matando, mi sangre ardía en mis venas y sólo quería que estuviera dentro de mí así que me posicioné dándole la espalda mientras él con sus manos ubicaba su miembro en mi esfínter y muy lentamente lo introdujo…. El dolor de la primera estocada raya casi siempre con lo insoportable, ésta vez no fue la excepción, pero no quería que lo sacara de ahí, ¡quería más! Él lo sabía muy bien, así que con un ritmo lento pero firme sus caderas se movían y se acercaban y alejaban de mi cuerpo y yo me envolvía en una mezcla de sensaciones dolorosas y placenteras cómo había mucho no había sentido, mi cara gesticulaba el placer que Juan me proporcionaba y él se inclinaba para poderme ver, cuando quisimos cambiar de posición me enderecé y me apoyé en su pecho mientras el buscaba mi boca para darme un beso apasionado nuevamente. Así que nos separamos y me acosté en el suelo, mientras él procedía a acostarse encima de mí, cuando hubo ubicado su miembro dentro de mí cuerpo yo apoyé mis tobillos en sus hombros, fijé mis ojos sobre los suyos, y continuamos sacudiendo nuestros cuerpos al ritmo del placer que nos dominaba,  tanto así que hubo necesidad de detenernos al momento de notar que estábamos prácticamente encima de la estantería con libros del piso, en este punto el deseo de nuestros cuerpos necesitaba ser liberado mientras nuestras energías se iban agotando. Nos separamos y nos tumbamos en el piso el uno junto al otro, y con nuestras manos estimulamos el miembro del otro, el primero en alcanzar el clímax fui yo, y derramé mis fluidos sobre mi abdomen mientras todas las fibras musculares de mi cuerpo se relajaban y liberaban toda la tensión acumulada, él me observaba con su penetrantes ojos cafés; juntos antes de él alcanzar el orgasmo se giró sobre mi cuerpo y se derramó encima de mi cuerpo….

La sensación fue indescriptible, mi mente en blanco ignoraba todas las preocupaciones que normalmente alberga, en este momento sólo era él, sólo yo dos hombres desnudos extasiados del más corporal de los placeres, agotados del esfuerzo físico pero completamente satisfechos. Por un minuto me dejé llenar de esta sensación hasta que mi pulso y mi respiración cobraron sus niveles habituales y con ello aparecieron de nuevo las funciones de mi mente. Limpiamos el desorden que habíamos producido y nos vestimos, no pronuncié palabra mientras todo esto ocurría sólo lo observaba, me sentía lleno y complacido por él; pero el momento de irme había llegado.

Así que le di un pequeño beso, y dije: - Nos vemos pronto. Para mí más que una simple despedida, era casi la promesa de querer volver a verlo, para tratar de calmar el vacío que en ese momento se manifestaba en lo profundo de abdomen.

Juan respondió un sencillo, - Eso espero. Mientras me acompañaba a la puerta, la cual después de haberla atravesado, giré mi cuello hacia él, le dediqué una mirada algo nostálgica y un corto, - hasta luego.

 Muchas cosas pueden pasar en una tarde soleada, ¿noles parece?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).