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Juntos otra vez por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

¿quién estará furioso esta vez?

“Los voy a matar, los voy a matar, los voy a matar” decía Sage apretando los dientes. Todos se apartaban aterrorizados del camino del patriarca mientras este avanzaba por el santuario, con una cara de asesino serial y una nube de destrucción masiva a su alrededor. Definitivamente hoy iban a rodar cabezas. “¡No se queden ahí y empiecen a iluminar todo el santuario! ¡Ni quiero ni ver ni un atisbo de oscuridad cuando anochezca, ¿les quedó claro?!” todos escaparon a buscar velas. “Idiotas…” finalmente llegó a su destino. “¡Oh, Manigoldo! ¡Qué bueno que te encuentro!”

“Maestro… ¿le sucede algo?” a pesar de la sonrisa, el cangrejo podía decir que algo muy malo estaba pasando. La nube de destrucción masiva era una gran pista también. “No se ve muy bien.”

“¿Yo? ¡Pero si estoy genial!” el menor se puso pálido. “Por cierto, ¿podrías prestarme la armadura de Cáncer por esta noche? Tengo que patear… digo resolver algunos asuntos pendientes” extendió la mano. “¿Serías tan amable? Sólo por esta vez”

“Cla… claro” se quitó la armadura y se la entregó. “Maestro, puedo…”

“¡Hace un día precioso, ¿verdad?! ¡Creo que la noche estará igual de hermosa, ¿no lo crees?!” el patriarca se fue, dejando a su aprendiz temblando de miedo. El usualmente intrépido verdugo de la casa de Cáncer decidió que ese día dormiría con la luz encendida. No quería tener pesadillas acerca de ese pobre idiota que se había atrevido a molestar a su padre. “Voy a matarlo, voy a matarlo…”

“Esto es raro, usualmente sólo se pone así con Thanathos” comentó el italiano, poniendo una expresión confundida.

“Y que lo digas” contestó alguien, saliendo de su alacena con una sopa de mariscos y mucha pasta. El cangrejo se sobresaltó y volteó, sólo para ver a Aldebarán saliendo con su prole, todos mordisqueando grandes pedazos de su comida.

“¡¿Se puede saber qué hacen?! ¡Lárguense de aquí, pestes!” trató de echarlos, pero ellos solamente se acomodaron en su mesa, como esperando que les diera algo más de comer. “No voy a darles nada más, son ustedes los que deberían pagarme por haber robado mi comida. ¡Así que lárguense!”

“No, tenemos hambre”

“¡¿Y ese es mi problema?!”

“Además eso está interesante” siguió el toro sacando de quien sabe dónde un jamón entero. El ojo de Manigoldo sufrió un tic nervioso al reconocer una pieza que le había costado mucho trabajo preparar y que pensaba degustar al día siguiente en el desayuno. “No sabía que el bueno de Sage pudiera comportar así de… bueno… tú”

“¿Yo? ¿Acaso me comporto así?” se hizo el ofendido el canceriano, rindiéndose y sentándose a la mesa cuando los invasores empezaron a devorar su jamón.

“Sí, eres así de maniático” siguió el taurino, dándole otra mordida a su platillo. “Aunque debería haberlo visto venir, alguien tuvo que haberte enseñado a ser así. Y ambos son Cáncer.”

“No lo sé, mi maestro no es así… excepto con mi novio” Manigoldo se rascó la cabeza pensativo. “Creo que reacciona así porque alguien puede herirme… somos prácticamente familia. Pero no me siento en peligro ni cercano a otro chico del que pa… digo el maestro quiera deshacerse” se quedó mirando la escalera hasta el templo principal. “No sé”

“No eres su única familia, tu querido papá también tiene a su hermano” el italiano estaba a punto de responder algo, pero la respuesta le pareció muy probable. Demasiado, probable…

“Oh, vamos, ¿quién podría querer meterse con Hakurei? ¡Es Hakurei! ¡El papá de los sosos de Asmita y Shion!” aunque… no, eso no podía ser. Sabía que debía haber una época en la que los padres eran jóvenes y be… bueno, mejor que ahora, pero no podía pensar que alguien, que alguien… simplemente no.

“No sé tú, pero me voy a chismosear con Shion”

“Yo…” el cangrejo se lo pensó mejor. “Me iré a chismosear con Asmita”

“Ese es el espíritu, amigo” ambos se pararon y fueron en direcciones diferentes. El canceriano entró en la casa de virgo, rezando porque el siniestro hijo de los caballeros que habitaban esa casa no estuviera espantando por ahí a esas horas. Ahimsa no estaba por ninguna parte, así que consideró seguro entrar en la casa. Caminó directamente hacia la mesa, donde la pareja se encontraba tomando el té.

“¿Van a servirme un poco o qué?” preguntó el italiano, autoinvitándose a la merienda. Habían pasteles  vegetarianos en la mesa, sin duda obra del rubio, y, como sabía que todos los otros siempre robaban comida de su despensa, no tuvo reparos en coger uno para llevárselo a la boca. “Están ricos”

“Claro que lo están, pero no recuerdo haberte dicho que podías coger uno” tanto el demonio como el hombre más cercano a un dios estaban viéndolo con mala cara. “Fuera de mi casa”

“No te preocupes, me iré en seguida” levantó las manos Manigoldo. “Es sólo que… hace poco mi maestro me pidió la armadura de Cáncer y se fue escaleras arriba con un aura de asesino serial dispuesto a matar a alguien” tomó otro pastelito. “¿Saben por qué?”

“¿Cómo vamos a saberlo? Estuvimos aquí todo el tiempo” dijo Deuteros, sirviéndole té al cangrejo para que se largara más rápido.

“Delicioso” reasumió su cháchara el italiano después de darle un buen trago al té. “Lo que pasa es que él sólo se pone así cuando un hombre está rondándome, cuando quieren hacerme daño, cuando… hieren a su familia” esto captó la atención de Asmita. “Y, dado que estoy a salvo, lo único que se me ocurrió fue…”

“¿Que algo le pasó al maestro Hakurei?” preguntó el rubio, de repente interesado. “No, es imposible. Además, aún si le hubiera pasado algo, dudo que no hubiera podido resolverlo él sólo con lo fuerte que es”

“Pero también es humano, ¿no?” siguió el cangrejo. “Aparte, no tiene que ser reciente, pudo haberle pasado cuando era joven. Quizás con esos fantasmas…”

“Hummm… es posible… uno era su maestro, ¿no?” Asmita se frotó el mentón, pensando en las diversas situaciones que pudo haber pasado. De todas maneras, se negaba a creer que hubiera un problema del que su amado maestro y padre no hubiera podido salir sólo con lo poderoso que era, joven o no. “Oye, ¿eso se te ocurrió a ti mismo?”

“¿Qué insinúas?”

“Es demasiado inteligente para tu pequeña y perturbada mente”

“¡¿Qué?! ¡Me lo dices en mi cara después de todo lo que he hecho por ti!” el canceriano se hizo el ofendido. De repente una ráfaga rubia apareció, arrastrando al virginiano con ella. Siguiéndola venía un preocupado toro, que no podía creer lo que estaba viendo. “¿Qué… qué sucede aquí?”

“¡¿Te has vuelto loco o qué?! ¡Shion! ¡Suéltame!” se debatía Asmita.

“No me interesa si pasó o no pasó algo… ¡pero es nuestro deber averiguarlo!” Manigoldo, también interesado, los siguió, dejando al toro y al demonio atrás. “¡Como hi… digo, como discípulos tenemos que averiguar si paso o no pasó lo que sea que haya puesto así al patriarca Sage! Por eso…” su mirada se ensombreció. “¡Hoy los tres acamparemos en la entrada del Templo principal!”

“¿Por qué te interesa tanto?” el otro rubio seguía intentando zafarse. “¡Aparte no podemos hacer eso! ¡Tenemos que cuidar nuestros templos!”

“Ah, por favor, si eso está resuelto” el ariano siguió avanzando. “Avenir se está quedando en el mío gratis, ya es hora de que haga algo. Le dejé mi armadura, así que debe estar bien por muy oxidado que esté. Y Deuteros cuidará el tuyo, seguro que puede sólo”

“¿Y el crustáceo este?”

“¿Has visto su templo? Sólo su pila de ropa sucia es suficiente para espantar a cualquier fantasma” Asmita iba a contrargumentar, pero entonces…

“Mi maestro también tiene mi armadura, así que no creo que haga mucha diferencia que me quede ahí” el cangrejo se encogió de hombros y el virginiano suspiró, resignándose a su destino. Finalmente los tres llegaron al Templo principal, donde el patriarca estaría preparándose para una batalla. “Vengan, conozco un buen lugar para echarse a dormir cerca. Los pilares ahí pueden ser muy…”

“¿Saben que faltan al menos tres horas para que el sol SIQUIERA empiece a ponerse, no?” el ciego levantó una ceja como si de verdad pudiera ver. Los otros se miraron el uno al otro, como si se estuvieran diciendo estúpido. El virgo suspiró de nuevo y emprendió la marcha escaleras abajo.

“¿Y tú a dónde vas?”

“A autoinvitarme a cenar a la casa de Albafica” contestó. “Al menos ahí conseguiré algo de comer”

“Ummm” los dos restantes se miraron de nuevo. Luego dijeron al unísono “¡Yo también quiero!”

-En otra parte-

“Tiene que estar por aquí” Avenir, con la armadura de Aries, buscaba entre los terrenos alrededor del santuario a una persona en particular. Su mente se negaba a creerlo del todo… que Hades pudiera tener un hijo medio humano… que pudiera haberse aliado con ellos… no podía creerlo hasta verlo. Estaba a punto de regresar a Aries cuando se encontró con un niño que se cubría del sol con una sombrilla negra. Tenía el cabello muy largo y… las cosas parecían morir a su alrededor. Inmediatamente se tensó. “¿Quién…?”

“Vio cosas de la humanidad que no se debían ver, esa es la respuesta.”

“¿Qué?”

“A tu pregunta, esa es la respuesta a tu pregunta” continuó el joven sin moverse. El ariano estaba a punto de usar su telequinesis cuando el otro suspiró y se volteó. “No era necesario, ya puedo hacerlo yo”

“¿Quién eres?”

“Soy Litierses, a quien tú estabas buscando” Avenir se tensó aún más, sin duda estaba delante de la prole de quien había destruido su mundo. El chico tenía una piel tan pálida que sólo podía pertenecer al rey del Inframundo o a alguien que descendiera de él. Entonces…“No, no me gusta el sol. Y no puedo precisamente leer las mentes, sólo escuchar algunas cosas que las almas quieren compartir. Y tú quieres saber más de mí.”

“Lo que quiero saber es cómo pudiste haber nacido” siguió él. “Hades despreciaba a la humanidad, no sé por qué, pero él jamás…”

“Ya te he respondido esa pregunta, él desprecia a la humanidad porque vio cosas de ellos que nadie debía ver, quizás ni siquiera él” el peliblanco movió la cabeza sin entender y Lit se acomodó la sombrilla en el hombro antes de continuar. “Imagínate que estuvieras en el Inframundo cumpliendo con su trabajo, juzgando almas… que cada una de ellas viniera más cargada de pecados, de pecados horribles que no se justifican, de faltas tan grandes que harían temblar a los mismos espectros. Así es la maldad humana.”

“Yo… creo…”

“Perderías la fe en ellos, ¿verdad?” el chico siguió inexpresivo. “Duró siglos viendo estas cosas que los demás dioses se negaban a ver porque ellos mismos sabían que si lo hacían querrían matarlos en lugar de ver cómo caían más en la depravación… eso fue lo que hizo que perdiera la fe en ellos y decidiera que lo mejor era exterminarlos. Sus fieles sirvientes, que habían visto lo mismo que él durante tanto tiempo, estuvieron de acuerdo.”

“Entonces… por qué…”

“¿Existo? Porque… al parecer la humanidad no sólo tiene un ilimitado potencial para la maldad, sino también para la bondad. Creo que eso fue lo que hizo que se aliara con Athena y que finalmente yo pudiera existir… aunque creo que hubiera terminado existiendo de todas maneras. Soy hijo de un espectro, como sabes.”

“En mi tiempo… ¿crees que existes?”

“Supongo, pero el yo de ese tiempo sería muy diferente al yo de ahora” Avenir se volteó. Se sentía un poco aliviado. Al principio no podía concebir que su señora hubiera hecho un pacto de paz con alguien como Hades, que había destruido tantas vidas, pero ahora… no podía culparlo. Si él hubiera visto tantos retratos de la maldad humana también hubiera deseado exterminarlos. “Avenir…”

“¿Qué?”

“No lo dejes escapar. Ese lugar del que vienes ya no existe y… sin importar el tiempo, él sigue siendo tu compañero. Puedo ver lo que sientes por él” giró la sombrilla “Ahora que has recibido otra oportunidad no dejes de sentir cosas que son importantes por prejuicios o miedo.”

“Tú, pequeño…”

“Ven a verme cuando quieras… pero recuerda que yo también soy capaz de ver algunas cosas acerca del alma humana” cerró los ojos. “Pero detesto el sol, así que no me hagas salir de nuevo para encontrarte.”

“Yo no te hice salir” Avenir se cruzó de brazos. Ese mocoso era de lo más odioso. Primero leía su alma, luego le daba concejos sobre chicos aunque él mismo no debía tener más experiencia que un bebé y finalmente le decía que no lo forzara a algo.

“¿Sí? Y yo que pensé que le tenías demasiado miedo a mi mamá para irme a buscar a las sombras”

“¡No le tengo miedo!” se marchó dando pisotones mientras Lit sonreía. Era tan dulce meterse con ellos cuando eran tan inocentes. Comenzó a reírse, seguro que con una semana más o dos se daba cuenta de que le gustaba a Hakurei y la diversión disminuiría sustancialmente. Bueno, era mejor sacar partido mientras pudiera. Además… los celos eran graciosos.

-En el Templo del Patriarca-

“Bien, es hora” Sage apagó las velas de la habitación del trono del patriarca y esperó pacientemente a que los fantasmas de su maestro y su ex compañero aparecieran. Justo como pensó, Itia y Gateguard hicieron acto de presencia casi inmediatamente. Ambos sonreían de manera perturbadora. “Hola a los dos”

“Sage, Sage, ¿Qué no te enseñé nada? No convoques a la mala suerte porque… te llega” soltó uno de sus ataques, golpeando al otro, que esquivó, dejando la túnica oscura que llevaba siempre detrás, descubriendo la armadura de Cáncer. “Vaya, parece que sí aprendiste la lección después de todo, viniste preparado” se pusieron en guardia. “Bien, Sage de Cáncer, enséñame lo que puedes hacer después de tanto tiempo.”

“Eres un maldito, maes… no, Itia de Libra” gruñó el peliblanco apretando los dientes. “¿Cómo te atreviste? ¡Confiábamos en ti! ¡Y sin embargo te atreviste a…!”

“¿Qué se supone que hice?” preguntó confuso el otro. “Oh, debes referirte a…”

“¡EXACTO! ¡¿CÓMO TE ATREVISTE A HACERLE TAL COSA A HAKUREI?! ¡ERAS NUESTRO MAESTRO Y TE PROPASASTE CON ÉL! ¡MALDITO PERVERTIDO! ¡¿CREÍSTE QUE NO IBA A ENTERARME, BASTARDO?! ¡¿CÓMO TE ATREVES A HACER ALGO ASÍ CON ALGUIEN DE MENOS DE LA MITAD DE TU EDAD?!”

“Espera, que yo no le “hice” nada a tu hermanito. Gracias a ti y a él me quedé con las ganas” admitió el mayor con la mayor desfachatez. Para su desgracia, ni los fantasmas ni Sage se habían dado cuenta de que habían espías detrás de un pilar. Dos de los cuales se sentían cada vez más enfadado. “¿Y por qué no? No es para tanto. Él me debía mucho, podía hacer con él lo que quiera.”

“Bastar…” de repente vio algo detrás de ellos. Itia se volteó para ver lo que tenía a Sage tan preocupado… sólo para recibir dos furiosos ataques en la cara.

“¡EXTINCIÓN ESTELAR!”

“¡TESORO DEL CIELO!”

“¡¿Qué diablos?!” Itia se cubrió donde le había impactado la técnica. “¿Quién demonios son ustedes, mocosos?”

“¡Cómo te atreves!” Asmita y Shion estaban cargando de nuevo sus técnicas. “¡Nadie toca a nuestro padre y se sale con la suya!”

“Ahhh, son los chiquillos de Hakurei” el ex patriarca se levantó. “Puedo ver que los ha entrenado muy bien” les echó un buen vistazo a cada uno. “Pero, niños, deberían saber que no deben meterse en las batallas de sus mayores. Podrían salir lastimados” sonrió petulante. “Después de todo los quedan años luz para igualarme”

“Inténtalo vejestorio” respondió Shion cortante. “Asmita, hay que acabarlo”

“Claro, Shion” el otro accedió. “A por él”

“Vaya, no lo hacen nada mal” comentó Sage, alabando la fuerza de los aprendices de su hermano. “Tenía pensado acabar con Itia yo mismo, pero ellos están haciéndolo muy bien” se volteó hacia Gateguard, bloqueándolo cuando iba a auxiliar a su maestro. “¿Y tú? ¿Por qué lo apoyas? Pensé que eras mejor que eso.”

“¿Qué no es obvio?” el ariano dijo, sonrojándose un poco. “Sage, tú… ¡siempre me has gustado mucho! ¡Y ni siquiera te dabas cuenta de eso!” el actual patriarca se sonrojó bastante, cubriéndose un poco. “Sabía que no podría conquistarte de la manera usual… ¡y todos mis intentos fallaban porque eras un idiota redomado!” el peliblanco se ofendió un poco. “Así que puse algo de belladona en tu bebida para dormirte y así cumplir mis fantasías… ¡pero Hakurei se interpuso!” Sage ahora estaba morado. ¿De verdad había tenido a dos pervertidos tan cerca? “¡Y cuando planeé hacerlo junto con el maestro para deshacerme de él, volvió a interponerse! ¡Ya no podía soportarlo!” se adelantó. “Vas a ser…” de repente sintió unos golpecitos en el hombro. Se volteó molesto. “¡¿Qué?!”

“¡SEKISHIKI MEIKAI HA!” el golpe de un super enojado Manigoldo le cayó en la cara, enviándolo directo al Yomotsu. “Maldito bastardo… ¡Nadie intenta tocar a mi papá y se sale con la suya!!!!!!!!”

Notas finales:

¿Qué tal les pareció? Espero que les haya gustado este capitulo. mandenme sus reviews!!!!


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