Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juntos otra vez por Ghost princess Perona

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“¿Esto es realmente necesario?” Hakurei sudaba una gota mientras veía a sus dos hi… aprendices colocar velas por toda la habitación y colchones en el piso para dormir en la noche a los pies de su cama. Sabía que la situación era seria… demonios, él mismo se sentía con los nervios de punta con solo pensar en Itia colándose en su habitación, pero eso era realmente una exageración.

“Sí” respondieron los dos, terminando con sus preparativos para la noche. Estaban tan concentrados en eso que olvidaron la amenaza inminente que se cernía sobre sus hijos… o lo hicieron por unos segundos. Sabían que sus parejas vigilarían bien a esos dos. Estaban a punto de echar un último vistazo a sus casas cuando alguien tocó la puerta. Shion abrió, encontrándose con su predecesor.

“Veo que están tomando precauciones para esta noche” saludó Avenir también con una expresión de no entender por qué hacían tanto escándalo. “Hakurei… Sage nos ha convocado a los mayores para que hablemos un momento” el lemuriano asintió, con sus alumnos dispuestos a seguirlo. “Tranquilos, no tienen que venir. Me encargaré de traerlo a tiempo para esquivar la oscuridad.”

“Eso espero” dijo el otro ariano, deteniendo a su condiscípulo. Los dos mayores entonces salieron del cuarto, uno al lado del otro.

“Supongo que te debo algo por rescatarme de ese par” bromeó el caballero de plata, empujándolo amistosamente. El carnero le respondió con una sonrisa. “No me malentiendas, los amo a ambos, pero pueden ser cargantes.”

“Sólo quieren devolverte un poco de lo que tú les diste… dándole una paliza a tu acosador” Avenir se sentía muy bien hablando así con su amigo. De repente sintió el impulso de tocarlo, más se contuvo. “Te quieren mucho”

“Sí, son geniales” aceptó el hermano del patriarca.

“Justo como el molesto cangrejito que está haciendo justo lo mismo en el cuarto del patriarca”

“Ahhhh, Manigoldo, sí” negó con la cabeza. “Ese chiquillo… creo que Sage es todo lo que tiene en su vida. O al menos tenía, antes de comenzar a salir con Thanathos.”

“¡¿Con quién?!”

“¿Te sorprende? ¿Incluso después de ver al espeluznante crío de Hades?” Avenir se estremeció, recordando su encuentro con el enigmático semidiós de las tinieblas que le hizo sentir tan incómodo con sus palabras finales. Aunque… no le importaría hacerle caso. Después de todo Hakurei era hermoso y le agradaba muchísimo. Quizás debería tomar el concejo del crío espeluznante. Llegaron a la puerta de la casa principal. “Estamos aquí”

“Ya se estaban tardando” Francisca de Tauro, ya del todo recuperado de su resurrección, le sonrió a su amigo. “He estado esperando para darle un golpe a ese idiota de Itia desde que se le ocurrió hechizarme.”

“Apártate, que él es mío” le dijo Aeras, todavía resentido por cómo había muerto, especialmente tras su charla con Sísifo acerca de defunciones heroicas. “Como le ponga las manos encima a él o a su perrito faldero los voy a hacer jalea.”

“¿Sólo eso? Creí que tendrían más imaginación” una voz les llegó de detrás de uno de los pilares. Todos voltearon y vieron a Zaphiri, que se asomaba desde ese lugar oscuro. O quizás se agarraba a la columna porque sus piernas no podían sostenerlo. “No habrán visto a Krest por aquí, ¿verdad? Ni a Kardia…”

“¿Qué? ¿Ahora le tienes miedo a tu propio hijo y a su padre?” se burló Francisca, que ya sabía lo que había pasado entre él y su viejo amigo. Durante un momento se dedicó a admirar las habilidades de su compañero al conseguirse un novio sexy mucho menor que él, antes de romper a reír al escuchar del resto del incidente. Vaya que no había tenido nada de suerte ese acuariano.

“Aún siguen enfadados conmigo” volteó de un lado a otro, con miedo en los ojos. “Me ha resultado casi imposible evadir a Krest.”

“¿Evadir o escapar y esconderte cobardemente?” Sage levantó una ceja. “Atente a las consecuencias de tus acciones, Zaphiri. No van a perdonarte hasta que lo hagas, especialmente Kardia.”

“¿Qué debería hacer? ¿dejar que me aseste sus agujas escarlatas hasta que se canse?” se estremeció el escorpión. “Eso si se cansa…”

“Como te dije, atente a las consecuencias” el patriarca se sentó en su trono. “Estamos aquí para discutir estrategias entre nosotros, los que conocen personalmente a Itia y a Gateguard… y no invité a Zaphiri, por cierto, él se coló” señaló al escorpión. “De hecho, invité a Krest, que debe estar por llegar…”

“¡Santa Athena! ¡Tengo que irme!” se desapareció en menos de lo que canta un gallo, justo a tiempo para que otra persona entrara. El acuariano paseó sus ojos fríos por la habitación, buscando al culpable de su enojo. Al no encontrarlo se plantó delante de sus compañeros, que le dedicaron una mirada extraña. Y era de esperarse, prácticamente estaba congelando la habitación con su cosmos.

“Más les vale que hagan esto corto, se me ha escapado un bichito y tengo que capturarlo” señaló. “¿Para qué me han traído aquí? ¿Acaso tiene que ver con el acosador de Sage y su aprendiz?”

“Qué bien que estemos en la misma página” negó con la cabeza Hakurei. “Esto es serio, deja tus líos familiares a un lado. Tendrás prácticamente el resto de una vida para castigar a Zaphiri por su irresponsabilidad, puedes abstenerte por unos pocos minutos. De hecho, a menos que quieras otro hijo…”

“Me parece bien”

“¿Qué no tienes uno ya?” preguntó Francisca, viéndolo raro. “Uno que te ha dado nietos, quiero decir”

“¿Kardia? Sí, él es… un encanto… cuando está de humor” rodó los ojos. “Por desgracia ha salido a su madre, pero tiene a Dégel para cuidarlo” movió los dedos “Estoy tratando de relacionarme con él… de padre a hijo… es un poco difícil con toda la rabia que tengo dentro contra ese…”

“Sí… no estamos aquí para discutir tus problemas” señaló Avenir. “Tenemos que deshacernos de esos fantasmas y hasta ahora lo único que ha dado resultado es la espada de Litierses.”

“Un arma de hierro estigio, el mismo material del que están hechas las armaduras de los espectros” señaló un invitado sorpresa, Kagaho de Bennu. “También todas nuestras armas y utensilios para usar en el deber.”

“¿Por qué tanta preferencia por un material?”

“Créeme cuando te digo que es la única manera de tratar con espíritus rebeldes y, por desgracia, es una de los pocos materiales capaces de herir el alma… a menos que estés pensando en hierro meteórico.”

“¿Hierro meteórico?”

“Es uno de los preferidos por los dioses egipcios del inframundo, mi propia armadura tiene algunas decoraciones en hierro meteórico” señaló su sapuri, en el que se podía notar dos distintos tonos del metal. “El caso es que no tienen ninguno de esos dos materiales y no estoy dispuesto a entregarles la espada de mi pequeño. Eso nos dejaría indefensos.”

“Nunca te hemos dicho que la entregaras” el patriarca respondió, sabiendo que la seguridad de ambos era una prioridad. “Parece que tendremos que seguir luchando contra ellos con ayuda sólo de nuestro cosmos…”

“Sigo pensando que sería mejor utilizar una carnada” Aeras alzó la voz, observando a los gemelos. “Sólo tenemos que ponerlos a los dos en una habitación, apagar las luces y…”

“¿Quieres pasar el resto de tu nueva vida sufriendo el acoso de tres críos? Porque ahí es donde vamos a ir a parar si esos lunáticos que acampan en el cuarto de sus papis se enteran de que los usamos como carnada para pervertidos” comentó Francisca, secundado por Avenir, que no quería ver a sus amigos en problemas. “Pero qué lío”

“Sí, qué lío” todos suspiraron, preguntándose por qué no los atacaba una deidad divertida de vez en cuando. El dios de las verduras, por ejemplo, o quizás el dios de perdedores. Pero nooo, tenía que ser el de los fantasmas. “¿Qué podemos hacer?”

“Si no tienen ninguna idea, mejor vuelvo a mis asuntos” Krest se volteó listos para irse. Era el mayor en esa pequeña reunión y debería haberse retirado hace años, ¿Por qué tenía que estar atrapado con ellos cuando tenía a un bichito dorado al que disciplinar?

“Krest, no te ofendas, pero… ¿realmente crees que es el mejor momento para recuperar el tiempo perdido?” se metió Avenir, ganándose una mirada sucia de parte del susodicho.

“Yo decido lo que hago” se puso en plan niño caprichoso, cosa que les pareció graciosa a los demás. “¿Quieren un concejo? Atraigan a Itia, luego suéltenles encima a los chicos. Están lo suficientemente pegados a sus padres como para convertirlo en un remedo de fantasma antes de que se prenda la primera vela.”

“Preferiría no meter a Manigoldo en esto, ya tiene suficientes problemas controlando su agresividad” Sage suspiró. La verdad era que deseaba destazar a Itia pieza por pieza y ahorcar a Gateguard con sus intestinos por sus intenciones para con él y con su hermano. Además, no estaba seguro de que pudiera cederle el honor de acabar con ellos a alguien más. “¿Alguna otra sugerencia?”

“Que hagas exactamente eso”

“No, absolutamente no”

“Oye, sé que te preocupas por tu hijo, pero…”

“Exacto, me preocupo por él. Que no sea Kardia el que está en la línea quizás haga que no lo entiendas, Krest, más los demás tenemos otras preoc…”

“¡No me des ese discurso de que no lo entiendo porque mi hijo no es el que va a tener que enfrentarse con espíritus de ex-compañeros asesinos, porque sí va a tener que hacerlo!” y comenzaron una escandalosa discusión a la que los demás se integraron rápidamente. estaban demasiado ocupados discutiendo para darse cuenta de que ya estaba oscureciendo. El único que se dio cuenta de eso fue…

“Ehhhh, chicos…” Avenir señaló la parte de afuera. Finalmente el sol se escondió, dejándolos a oscuras de no ser por las velas que el sabio ariano sostenía en un esfuerzo por crear un círculo de protección. “¡Chicos!”

“¡¿Qué?!” entonces todos notaron las tinieblas y se dieron cuenta de la gravedad de su error. Todos se pusieron de espaldas los unos contra los otros, amparados por la luz.

“Avenir, Avenir… siempre ansioso por ser el escudo de los demás” una voz vino desde las sombras. Itia se materializó delante del susodicho carnero, como desafiándolo. Este le mantuvo la mirada, como aceptando el desafío. Subconscientemente, empujó a Hakurei ligeramente detrás de él, cosa que el de plata agradeció. Estaba temblando un poco por el miedo que todavía le daba la figura. “Hola de nuevo, Hakurei, mi alumno favorito”

“Cállate, Itia” le espetó Sage, aunque en ese momento tenía sus propios problemas. Gateguard los estaba encarando a él y a Aeras, que parecía listo para pegarle un descomunal golpe en la cara de ectoplasma.

“Awwww, qué enternecedor. ¿No te parece, Gateguard?” este se quedó en silencio, esperando para atacar. “Como me gusta ver a hermanos tan unidos.”

“¿Y qué te parecería a toda una familia?” alguien apareció desde la habitación del patriarca y la puerta cayó. Con armaduras doradas refulgentes, dos personas más entraron. Ambos estaban tronando los nudillos, algo no muy común en ellos. Itia inmediatamente dio un paso atrás, previniendo lo que seguía. “Shion, Asmita, hora de sacar la basura”

-En otra parte-

“¿Se puede saber a dónde vas?” Litierses se cruzó de brazos cuando encontró a Keats subiéndose a la ventana de su cuarto. El pobre se paralizó completamente, volteando como en una película de terror. El menor negó con la cabeza. “Olvídalo, ya sé a dónde vas” se sentó frente a él. “Ve… pero recuerda que te lo dijimos. Si resultas lastimado va a ser enteramente tu responsabilidad.”

“Si… si crees que me va a hacer daño por qué…”

“Quiero detenerte” aclaró el príncipe. “Más sé que si no te escapas por ahí, te escaparás por otro sitio… al final lograrás hacerlo. Será mejor que lo hagas de una manera en la que pueda mantener la vista fija en ti. Para asegurarme de que no te metas en problemas mayores” bajó la vista “Además hay algunas cosas que sólo se aprenden cometiendo errores.”

“Lit… no me va a hacer daño, es un buen chico” aseguró el adolescente venenoso. “Bueno, ya me voy”

“Como digas” Keats salió corriendo, feliz de que al menos su primo entendiera. En medio de su carrera se encontró a Ahimsa, que era mucho más sigiloso que él. El pequeño demonio se levantó con una expresión de fastidio, limpiándose las posaderas.

“Ouch, mira por donde caminas” dijo de mala gana. “Ya es demasiado complicado esconderme en la oscuridad sin que un idiota dando tumbos me arruine los planes”

“No soy un… espera ¿Qué haces aquí? Pensé que a esta hora todos estarían durmiendo”

“Creo que en realidad “todos” tenemos los mismos planes” Krest jr se apareció en ese momento, sosteniendo una pequeña vela. Detrás de él venía García, que al parecer se aprovechaba de la luz para avanzar sin perderse. “Hallé a este tonto después de escaparme y dijo que quedó con Tora para ir a ver a unos aprendices. Tenía la misma idea, así que me lo traje conmigo.”

“Genial, mejor ir juntos” el budista se revolvió incómodo. Nunca había guardado secretos a sus padres ni mentido a alguno de ellos. Ahora se estaba escapando, ¿esa era manera de pagarles por su confianza? “Preferiría volver antes de que alguien se entere.”

“En mi caso, alguien ya se enteró” el acuariano mencionó con algo de rabia.

“Y que lo digas” el león se encogió de hombros. “He tenido un problema de los gordos con el aburrido de Regulus porque no quiere que visite a…”

“¿Crees que tienes problemas? ¿Con Regulus? Intenta tratar con Seri” el ratón de biblioteca siguió hablando con molestia. Su hermana lo había pillado cuando empezaba a abrir las ventanas para salirse y empezó a decirle muchas mentiras horribles sobre Franz y sus amigos, tratando de evitar que saliera. Él le contestó con unas palabras airadas que la dejaron helada, aunque al menos dejó ir a su hermano. “Ella es… ¡abajo!”

“¡¿DÓNDE SE FUERON?!” la voz de Asmita le llegó a su hijo, que tembló con toda la ira en ella. Alguien estaba a punto de sentir lo que era la rabia del caballero de Virgo y eso era muy de temer.

“¡¿Y YO QUÉ VOY A SABER?! ¡LOS FANTASMAS PUEDEN TRANSPORTARSE POR LAS SOMBRAS!” le respondió otra persona que hizo que Tora se arqueara como un gato.

 “¡ERES UN IMBÉCIL! ¡HAY QUE REGRESAR ANTES DE QUE SE NOS ADELANTEN!” los gritos se hacían cada vez más lejanos, pero se quedaron quietos hasta que se extinguieron. No así la culpa de Tora y Ahimsa, que sabían que sus padres ya tenían los suficientes problemas con todo lo que estaba pasando. Les sentaba fatal.

“Yo… yo…” el peliazul mordió sus labios. La culpa lo estaba carcomiendo por dentro, tal vez sería mejor volver a casa. Pero… quería ver tanto a Henry… el aprendiz realmente había sabido llegar a él. Sobre todo cuando intercambiaban historias de viajes.

“¿Vas a ir o no? Porque tengo otra vela si te quieres regresar”

“No, si voy” decidió finalmente el aludido, al igual que Tora. Comenzaron a caminar escaleras abajo, tratando de evadir las miradas de ciertos individuos que las habitaban.

-En otra parte-

“Qué lindos niños, en serio” Itia se puso una bolsa de ectoplasma fría en un moretón bastante grande que el carnerito de Hakurei le había hecho en pleno rostro. Otras formas flotantes del material se hicieron presentes alrededor de él, curando otras heridas que el virginiano le causó. “¿Qué tal estás?”

“Ese crío… ¡me usó como si fuera un yoyo!” gritó con rabia Gateguard, descargándose con su maestro. “¡Me tiró y recogió desde la cima de esa maldita colina tantas veces que es un milagro que aún distinga arriba de abajo!”

“Bueno, supongo que tenemos que conceder que esta no ha sido nuestra mejor noche” el mayor se recostó en una pared invisible. “Si lo hubiera sido ya tendríamos a esos gemelos, uno cada uno y nos habríamos encargado de los idiotas del santuario, incluso de sus insufribles críos” se cruzó de brazos. “Simplemente no puedo imaginarlo, ¿cómo se las arreglan para hacernos huir?”

“Están super enfadados” dijo como si fuera obvio.

“Sí, esos tres sacan fuerzas de su furia… y de su instinto protector por sus padres” negó con la cabeza el ex patriarca, con insatisfacción. “Deberíamos cambiar de táctica” propuso. “Hasta ahora hemos atacado blancos que nos conocen demasiado bien, caballeros que nos han conocido personalmente: Sage, Hakurei, Avenir, Aeras, Francisca... KREST…” rodó los ojos, sabiendo que el joven era el que más le conocía. “Tal vez deberíamos atacar a la siguiente generación.”

“Tendríamos que separarlos”

“Querido, hay fantasmitas en todas partes que nos pueden hacer ese favor. Es muy fácil” tomó algo que parecía una lámpara de calabaza de una pila de ectoplasma. “Con este regalo de nuestra señora podemos mandarlos… y hacer literalmente lo que queramos. Sólo debemos… fijar nuestro siguiente objetivo.”

“¿Quién, maestro?” preguntó el ariano observando la lámpara con algo de miedo. Sabía que eso del control de la lámpara se aplicaba también a ellos, que si era capturada perderían por completo cualquier oportunidad. Así que debían elegir bien.

“Creo que el escorpio estaría bien… sobre todo si está solo” acarició el exterior de la calabaza. “Sí, apuntemos a él. Y si no es una buena idea… tengo un excelente radar para detectar personitas en peligro” se rio macabramente. “Creo que podemos hacer algo para que sus problemitas se vuelvan… enormes problemas.”

Notas finales:

¿Qué les pareció? Adivinen cómo Itia va a atacar. Y lo que va a ser despues... kukuku. Review!!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).