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Siempre, eterna por tsuna di hibari

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Notas del capitulo:

Hola n.n7

Chicos—hablo en término general—, lamento la tardanza. Sé que me he tardado un buen, sé que no les he contestado sus reviews y perdóname.

He estado atareada con los trabajos de la universidad y apenas me da tiempo para respirar u.ur. Lo lamento u.u

Además, había hecho anteriormente el borrador, pero no me gustó :/. Sentía que le estaba quitando lo interesante de la trama. Así que, volví a iniciar con el segundo capítulo hasta quedarme satisfecha.

Por tanto, trabajé arduamente para compensarles esto.

“Un comienzo no desaparece nunca, ni siquiera con un final.”

Harry Mulisch (1927-?) Escritor holandés

 

—¿Es en serio?—No lo podía creer, Zyanya estaba estupefacta por la forma tan tonta que se estaba comportando Laura. Su mirada penetrante estaba desconcertada. No podía creer que realmente ésa fuera la razón.

—Pues, ¿qué creías?—Laura estaba a más no poder. Estaba enojada y mira que ella se enoja por todo, pero no tanto como en este preciso instante.

¡Vaya telenovela que estaba viendo! Los ojos desorbitados se volvieron a centrar. Si es así como te vas a comportar, bien. Así será.

—Bien, entonces, no necesito que estés husmeando mis cosas. No quiero tener que relacionarme contigo más de lo necesario.—Su mirada se volvió calmada, no necesitaba preocuparse entonces por Laura. Era… innecesario.

—Sí. Estamos de acuerdo.—afirmó enojada Laura y se retiró de la sala para adentrarse a su cuarto y azotar la puerta de su cuarto.

Suspiró Zyanya al verla retirarse.

No era posible que su querida hermanastra se estuviera comportando así. Y sí, era su hermanastra desde hace un día. Su dulce mami se casó con el guapo papi de la “doncella”, y no era que ellas estuvieran en desacuerdo de que sus padres se casaran. Eso estaba más que bien. Es decir, Diego, su padrastro, era un papá soltero hasta que conoció a Dulce, su mami, y ¡vaya que se conocieron! Fue lo mejor que pudo haberle sucedido a ambos.

Se sentó en el cómodo sillón y se acomodó para inhalar y exhalar tranquilamente.

—¡Dios! Tiene que ser una jodida broma.

Una muy jodida broma. Y no era para mal que pensara así. Su querida, chula y hermosa hermanastra le acababa de decir que no la quería cerca. Para nada la quería cerca. Recién se casaban sus padres, recién ellas se conocían y la chula Laura le dice: “No quiero que te inmiscuyas en mi vida.” ¡Vaya comienzo!

 

 

—Hola, mamá. ¿Qué hay?—contestó el teléfono Zyanya ya que Laura no estaba dispuesta a contestar el teléfono.

—Pues—Rió nerviosamente—, ya ves.

—Sí, ya me di cuenta.— Rió suavemente.

—Sólo quería preguntar si están bien.

Ou. Esa pregunta tan difícil de responderla. Chasqueó inevitablemente e hizo una mueca que Dulce ya la estaba imaginando hacer.

—De que estamos bien, estamos bien. Estamos sanas y nos estamos alimentando bien. Eso es todo.

—¿Y de que se llevan bien?

—Ahí no puedo serte tan sincera, madre.

—Hija…—su tono dulce se había vuelto severo.

—Hey, culpa mía no es. Es ella la loca que está.

—Zyanya, pásame a Laura.

Y Zyanya suspiró. Le iba a dar una reprimenda fuerte en cuanto regresara si Laura decía otra cosa. Zyanya se levantó del sillón, se dirigió a la mesa donde Laura estaba comiendo tranquilamente y le pasó el teléfono.

 —Mamá quiere hablar contigo.—Su mirada severa e inexpresiva la hacía sentir nerviosa. Laura no sabía cómo interpretar eso.

—¿Hola?

Zyanya se retiró de ahí, no quería estar más tiempo con la de los ojos violeta. Y no es que estuviera molesta, sino que se encontraba incómoda debido a la situación que se presentó con ella.

 

 

Durante varios días, la relación que había entre ellas era bastante incómodo, puesto que ninguna de las dos estaba dispuesta a hablar ni mucho menos estaban dispuestas a tener contacto. Por tanto, la casa se hizo muy silenciosa con ellas.

Zyanya se había acostumbrado a estar sola como también a ignorar a las personas, así que, no le costó mucho trabajo a no tener con quién platicar y a ignorarla. Por otro lado, Laura le costaba mucho trabajo, no dejaba de observar constantemente a Zyanya mientras se ponía nerviosa. Constantemente se pregunta si había hecho lo correcto para después negarlo afirmando su postura.

Una mañana, Zyanya se había despertado temprano, acción que extrañó a Laura, pues Zyanya acostumbraba a levantarse al mediodía o pasado del mediodía. Eran las 8 de mañana cuando Laura ve salir a Zyanya salir de su cuarto con una toalla para entrar al baño y bañarse. Laura estaba recién despierta y estaba teniendo su desayuno acostumbrado: pan tostado y café negro. No tardó mucho Zyanya en terminarse de bañar y salió del baño muy apresurada, algo extraño le está pasando. En menos de lo que pudo cantar un gallo, ella salió del cuarto vestida y arreglada—sólo estaba el delineo de los ojos y cepillado su cabello, pues el cabello aún lo tenía mojado— para después recoger sus llaves y el dinero.

—¿A dónde vas?— inevitablemente preguntó Laura, no podía aguantar con la curiosidad. Sin embargo, no recibió una respuesta de Zyanya, ella estaba tan apresurada que no la había escuchado—. Ejem. Pregunté: ¿a dónde vas?— y esta vez lo dijo con un tono de voz más alto.

La castaña paró en seco cuando se percató que algo le había preguntado su hermanastra.

—¿Disculpa?

Ante la mirada inquisidora, Laura se sintió avergonzada. Había olvidado que hace pocos días había dicho que no quería tener que relacionarse con ella, había olvidado la disputa que habían tenido hace pocos días, así que le dijo un “nada”, arrepentida de haber abierto sus labios.

Zyanya suspiró. En ese momento, recibió una llamada y ella recordó que estaba apurada. De todos modos, contestó la llamada mientras se dirigía hacia la puerta para salir del departamento.

—¿Hola? Sí, lo sé. Voy tarde, apenas voy saliendo de mi casa, ¿te parece si los alcanzo allá? Se me hace fácil ir allá que el lugar donde…— y eso fue todo lo que alcanzó a escuchar Laura antes de que la castaña cerrara la puerta tras de sí.

Laura suspiró. Se sentía sola… otra vez. Lágrimas se asomaban por sus ojos y, sabiendo que no había nadie que la pudiera ver, soltó aquellas lágrimas, estas malditas lágrimas que en vez de aliviar a su corazón, sentía que la torturaban. Una tras otra dejaba caer estas lágrimas. Sabía que nadie iba a consolarla, ni porque fuera una telenovela. ¡Qué va con las telenovelas! Ni que fuera un cuento de hada que haga aparecer un príncipe azul— que en su caso, le va mejor una príncipa azul— y que haga desaparecer la tristeza. Es más, éste no es una condenada novela barata que venden en las librerías. No, señor. No.

Cansada, Laura dejó su plato y su taza vacía en el fregadero y fue a su recámara para dormir.

 

 

 

Pasaron horas después para que finalmente despertara Laura. Cuando despertó, se percató de que Zyanya todavía no regresaba. Nuevamente suspiró. Se encontraba en la sala parada sin saber qué hacer, era vacaciones de verano y sus amigos se encontraban de viaje, así que no los podía contactar. Durante unos segundos estaba parada sin saber qué pensar hasta que se percató que seguía en pijama y sin bañarse. Entonces, optó por darse una ducha y se dirigió al baño.

Laura dejó que el agua caliente recorriera su cuerpo mientras trataba de relajarse. Al terminar de bañarse, escuchó que la puerta se abrió. Alguien había entrado y eso sólo significaba que Zyanya había regresado. Ella buscó su toalla y no la encontró. Rayos. Olvidé mi toalla. Durante unos segundos, estaba indecisa entre si gritarle a aquella chica que acababa de llegar para que le pasara la toalla o si salir así. De todos modos, ¿qué puede pasar? Ambas somos chicas y no creo que ella me pase la toalla. Así que, escogió por salir así.

Al salir, se encuentra con una… sorpresa.

Zyanya se estaba besando con un chico. El beso se veía que era pasional, bastante cachondo. El chico llevó su mano a los pechos de la castaña y ella gimió. Eso el chico lo interpretó como un permiso concedido, por lo que el chico llevó sus manos a las piernas de la chica y la alzó, ella enredó sus piernas en las caderas del chico e hizo un vaivén permitiéndole sentir el rozo de ambas partes íntimas. Se volvieron a besar, él apartó sus labios para recorrer al cuello y ella alzó más el mentón permitiéndole. Abrió los ojos y se percató de su hermanastra desnuda, mojada y observándolos sorprendida. Los ojos de Zyanya se desorbitaron.

—Laura— dicho esto, toda sentimiento de excitación se esfumó tanto para ella como para el chico. El chico iba a voltear, pero Zyanya no le permitió—. Laura, ve al cuarto y vístete. Ya— y eso fue más que suficiente para que ella reaccionara y entrara corriendo a su cuarto con el corazón acelerado—. Perdón, pero esta vez hay que dejarlo pasar… ¿Mañana te parece? Y mejor vamos a un hotel.— Sonrió mientras el chico la bajaba y asentía.

Al marcharse, ella se dirigió al cuarto de su hermanastra y sin pedir permiso, entró. Al entrar, Laura seguía desnuda y se encontraba sentada en su cama mientras trataba de calmarse. La castaña suspiró.

—Laura—La nombrada alzó la vista desconcertada—. Perdón, no pensé que te encontraras así.

Ella inhaló y exhaló.

—Independientemente de si me encontrara así o no, eso no significa que puedas traer a… cualquier persona a… ya sabes, tener esto —La castaña bufó burlonamente—. ¿De qué te ríes?

—Perdón, perdón, pero no es nada del otro mundo decir que me lo iba a coger—Dicho esto, obtuvo una mirada furiosa y ruborizada de parte de su hermanastra—. Aunque tienes razón: no debí traer a Mario a la casa. En realidad, lo llevé para que me pasara información que me puede ayudar en mi tesis.

—¿Y cómo se supone que te iba a dar la información? ¿O es que acaso eso fue un… pago?

—Hey, hey, tranquila, ¿quieres? Número uno, no me estaba prostituyendo, simplemente que él y yo tenemos…. Mm… bueno, sólo las cosas sucedieron de esta manera y ya. Número dos, déjame decirte que no estaba dentro de mis planes hacer esto. Y, número tres, ya pedí disculpas. Este suceso no se va a volver a repetir.

—Más te vale.

—Tranquila que yo cumplo con lo que digo. Ahora bien, ya puedes vestirte… si quieres—Zyanya se volteó, abrió la puerta dispuesta a salir… No obstante, se acordó de algo:—. Por cierto, ¿saliste?

—¿Te importa?

—No, no me importa, pero a mí madre sí.

Laura bufó y dijo: —¿Y eso qué tiene que ver contigo?

—Tiene mucho que ver porque no contestaste la llamada de mi madre y ella me estuvo marcando para saber si estabas conmigo o si algo malo te había sucedido. No olvides que nuestros padres están de viaje y tú aún eres menor de edad… Es más, yo porque soy mayor de edad, se supone que tú estás a mi cargo y que me debes de decir a dónde vas y con quién vas.

—Pff. Ahora resulta que tengo que pedirte permiso cuando tú ni siquiera eres decente.

—Cálmate, ¿quieres? No te digo que me pidas permiso, porque no soy una autoridad peeeerooo mientras nuestros padres estén lejos y yo sea la responsable, mínimo has de decirme a dónde vas y con quién vas. Lo que tú hagas es cosa tuya.

—Lo que tú digas.

Frustrada, suspiró la castaña.

—Ahora márcale a mi madre o a tu padre, ellos están preocupados—Nuevamente suspiró y susurró:—. Y la regañiza que me va a tocar con mi madre.

En cuanto Zyanya salió de su cuarto, Laura buscó su celular y marcó a su papá para avisarle que estaba bien y que no se preocupara.

Minutos después, Zyanya recibió la llamada de su madre y ella, por su parte, sabía muy bien lo que se esperaba de su mamá.

—Hola, mami. ¿Qué pasó?— dijo en cuanto descolgó la llamada y uso su tono más inocente que pudo para si así, de casualidad, su madre pudiera olvidar la reprimenda que le fuera a dar… Pero su madre ya la conocía y no se iba a distraer por nada en el mundo.

—Ustedes deben llevarse bien—recibió un bufido de su hija—. Ahora es tu hermana y tendrán que aprender a llevarse bien. Finalmente es el único apoyo que recibirás en un futuro. Ambas se deben de apoyar, de tratar de comprenderse.

Laura salió ya vestida con su nueva pijama. Salió para poder comer; empero se encontró con que la castaña estaba hablando con su madre y al parecer era sobre la relación de ambas. Vió que Zyanya suspiraba frustrada y su voz se volvió seria.

—Madre, ya te he dicho que no soy yo la que lo complica. No es que no quiera llevarme bien con ella, es sólo que… las cosas no funcionan bien. Creo que ella tiene algún inconveniente con que yo sea su hermanastra.

—Hermana.

—Es lo mismo. Hermana, hermanastra, ¿cuál es la diferencia? A fin de cuentas, sigue siendo lo mismo. Y antes de que me preguntes la razón te diré que no, no lo sé. Y es mejor no forzar a que sean de una manera. Tú lo sabes.

 

—Hija…

—Madre, yo no pienso hacer algo más. Las se darán conforme el tiempo pase y si ella quiere—Dicho esto, su voz volvió a un tono meloso y dulce—. Por cierto, te amo, mami, mua mua. Sé que me quieres, sé que me amas. Anda, anda.

La Zyanya bromista regresó borrando todo rastro de seriedad y Laura decidió retirarse de manera sigilosa.

Notas finales:

¡Yey! Espero que les guste :3.

Oh, y ahorita contesto sus reviews :3. Me dan mucho ánimo sus mensajes, en serio. Pensé que iba a ser de lo peor. Me alegro que les haya gustado desde el primer capítulo :3.


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