Pov Draco
Por fin empezaba el segundo semestre.
No había podido dormir bien después de hablar con mi mamá pero hoy vería a mis amigos, a Harry, y estaría concentrado en las clases. Me permití soltar un suspiro de alivio.
Por suerte mis padres se irían a un viaje de negocios y no los vería hasta dentro de un mes.
-¡Draaaaaaaco! –escuché que gritaron y al momento fui derrumbado por la fuerza masculina de Pansy.
-Hola, pequeña pervertida.
-Hola, rubio oxigenado –dijo Zabini acercándose tranquilamente.
Me puse en pie e intenté quitarme el polvo de los pantalones.
-Pansy, un día vas a matarme –dije riendo.
-Es porque eres muy débil.
-O porque eres casi un hombre –contraataqué.
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-No puedo creer que Trelawney y Firenze dejaran tanta tarea –se quejó Blaise tomando un bocado de su almuerzo –acabamos de empezar el semestre.
-¿Qué vamos a hacer para el proyecto de Flitwick, Draco? –preguntó Pansy.
-No sé qué vayan a hacer ustedes dos pero yo trabajé con Nott y ya terminamos todo.
-¡No es justo! –se quejaron como niños pequeños.
-No es mi culpa que no hagan nada en clase –dije rodando los ojos.
-Hola, chicos –dijo Hermione sentándose junto a Pansy.
Ron, Harry y Neville se sentaron también. Agradecía que las mesas del comedor tuvieran suficientes asientos para los siete.
-¿Qué clase les toca después? –preguntó la castaña.
-Nos toca matemáticas a Harry y a mí –respondí.
-Yo tengo taller de lectura y redacción –dijo Ron.
-Yo también –agregó Pansy.
-Yo tengo cívica –respondió Hermione suspirando de felicidad.
-¿Lockhart? –pregunté alzando las cejas.
-Ajá –dijo Ron con el ceño fruncido.
-Zabini y yo tenemos química –dijo Neville.
-Bueno, eso es obvio ¿no? –agregó mi mejor amigo de forma seductora.
Neville se volteó intentando ocultar su sonrojo.
Zabini puso cara de frustración.
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-¡Me rindo! –gritó Zabini.
Pansy y yo lo miramos con cara de aburrimiento.
-No logro hacer que Neville capte mis indirectas.
Otra vez vamos a empezar…
-¿Draco, soy feo?
-¿No deberías querer la opinión de Pansy?
-¡Draco, te hice una pregunta! ¿Saldrías conmigo?
-Supongo que si mis expectativas en esta vida fueran muy bajas y estuviera mayoritariamente ciego…
-E idiota –agregó Pansy.
-Sí, e idiota, pensaría en salir contigo.
-Los odio –dijo el chico sentándose en la esquina de mi cuarto –soy feo, voy a morir, nadie nunca va a amarme…
-¿Por qué insisten en venir a mi casa? –pregunté.
-Porque te amamos –respondió inocentemente Pansy.
-No puedo entenderlo. Nunca me había pasado nada así… Mis indirectas son suficientemente obvias como para que cualquiera lo note…
-Excepto Neville.
-¡Excepto Neville!
-Iré por algo de comida –dijo Pansy saliendo del cuarto.
Estaba sentado viendo el proceso de descomposición que sufría Blaise. ¿Debería intentar hablar con él?
…Posiblemente no.
Tomé uno de mis libros favoritos y comencé a leer.
-¡Tengo una idea!
…
-¿Draco me estás escuchando?
-No en realidad, Simón acaba de encontrar a Baz.
-¿Otra vez estás leyendo ese libro? ¿Acaso es más importante un libro acerca de magia y brujos que yo?
-¿Quieres una respuesta honesta?
Zabini se levantó y me quitó el libro.
-Ahora sí, tengo una idea.
-¿Cuál es tu gran idea? –pregunté con sarcasmo.
-Bueno, según todas las revistas de adolescentes cuando el chico que te gusta no te presta atención tienes que hacerlo sentir celoso.
-¿Debería preguntar cómo sabes eso?
-Entonces tengo que hacer que Neville esté celoso y para eso necesito tú ayuda…
-Ni pensarlo.
-Pero…
-No.
-¡Draco, soy tu mejor amigo desde hace años!
-Tengo suficientes cosas de que encargarme por el momento.
-Eso es cierto –dijo entrando Pansy con una charola llena de comida.
Zabini intentó tomar algo de comida.
Pobre idiota.
Pansy lo pateó y el chico acabó rodando por el suelo.
-¿Qué nunca aprendes? –preguntamos mi amiga y yo al mismo tiempo. Nos miramos y comenzamos a reír.
-No importa –dijo Zabini sentándose –Pansy, tengo algo que pedirte…
-Sí.
-Ni siquiera me dejaste terminar.
-Está bien, fingiré ser tu novia.
-¿Eh? ¡¿En serio?!
-Sí, la tensión sexual entre tú y Neville está comenzando a irritarme.
-¿Debería sentir miedo de que accedieras tan rápido? ¿O acaso te gusto?
-¡Ja! Ya quisieras. Lo único que tendrás que hacer es comprarme mi almuerzo todos los días, cargar mis cosas de salón a salón y soportar mis “ataques de novia posesiva”.
La cara de Zabini palideció.
-¿Entonces? ¿Cuándo comenzamos? –preguntó inocentemente mi amiga.