Pov Draco
Miré mi celular con irritación; Harry no respondía ninguno de mis mensajes o llamadas. Y ni siquiera creía que el chico estuviera enojado conmigo, más bien, estaba casi seguro que Harry estaba asustado.
Mis papás no pudieron haber elegido mejor momento para ser unos completos insolentes, ¿verdad?
Esa era mi suerte.
Y aunque moría de ganas por ir a visitar a mi azabache, había estado bajo arresto domiciliario hasta hoy, que era el día en que Astoria vendría a la casa.
-¿Ya estás listo? –preguntó mi mamá, quien por primera vez en años, se encontraba en casa y no en algún viaje de negocios.
Me senté en mi cama y miré a mi mamá directo a los ojos. Suspiré.
-¿Podemos dejar de jugar a la familia feliz? –pedí –En verdad no funciona.
-Draco, solo te pido que lo intentes. Por nosotros.
-¿Cómo ustedes no intentaron entender ni respetar a mis amigos? –sabía que la manera en que le estaba hablando me ganaría un castigo, pero mi mamá solo bajo la vista y salió del cuarto.
Me miré al espejo. Me veía increíblemente bien; con una sudadera verde oliva, unos jeans y tenis negros, y un gorro de lana color granate.
Ojalá pudiera estar así vestido para salir con Harry, no con Astoria.
Hubo un toque en la puerta y supuse que la chica había llegado.
Bajé las escaleras, caminando directo a hacer algo que no quería hacer, sin opción a huir.
Al abrir la puerta me encontré frente a frente con una chica que no veía desde hace algunos años. Y en esos años separados en verdad se había puesto muy guapa. Llevaba una falda azul marino, una blusa blanca, botines cafés y su cabello en trenzas. Pero no importaba cuanto la viera, no se comparaba a Harry.
-¡Draco! –gritó la chica y me abrazó.
-Hola, Astoria.
-¿Astoria? –preguntó separándose de mí –antes me llamabas Tori.
-Sí, bueno, antes eras una niñita patéticamente ridícula. Tori era un buen apodo.
-¡Draco! –exclamó mi mamá.
-Gracias por el cumplido, Draco –respondió la chica. Me conocía mejor que mi mamá y me entendía con facilidad –Aun así prefiero ser Tori.
-Como quieras, Astoria.
-Bueno, nosotros vamos a salir, así que nos vemos al rato. Un placer volver a verte, Astoria –se despidió mi papá.
Sabía que ésta era su manera de “poner el ambiente” o algo así, y honestamente no podía esperar a que se fueran. Ya sin ellos ahí todo sería mucho más sencillo.
Estábamos viendo La La Land en la sala. Sentados a una buena distancia. Con las luces prendidas. Y las cortinas abiertas de par en par.
Era un maldito paranoico pero no pensaba arruinar la pequeñísima oportunidad que creía tener con Harry por cumplir un capricho de mis papás.
Astoria tomó el control remoto y pausó la película.
-¿Entonces… planeas construir un muro entre ambos? NI siquiera has hablado, ¿estás molesto por algo? –preguntó Astoria riendo.
-No, claro que no –respondí avergonzado –solo estaba pensando.
-¿Pensando en quién? –preguntó ahora, de manera coqueta.
-Astoria…
-Tori.
-Astoria, sé que “esto” debe ser algo importante para ti, pero…
-¿Te refieres al matrimonio arreglado? ¿En serio crees que tú eres mi tipo, Draquito?
-¿Qué?
-Lo siento pero me gusta otra persona –dijo simplemente –ahora, habiendo aclarado eso, ¿en quién estabas pensando?
-En Harry.
-¿Harry corto de Harriet?
-No, Harry como… el nombre de chico.
-Oh…
-Sí.
-Ya veo.
-…
-Eso no me lo esperaba.
-Supongo que no.
-Bueno, no es algo con lo que me sienta completamente cómoda pero te apoyo, supongo que te debo eso. ¿Qué opinan tus papás?
-¿En serio? No saben nada. Ni siquiera les agrada Harry, no quiero saber que harían si les dijera que además de ser mi amigo, es el chico que me gusta.
-Buen punto –dijo pensativa -¿entonces que planeas hacer?
-¿Hacer de qué?
-Con respecto a Harry –dijo –ni tú ni yo queremos acabar casados, y no vas a poder acabar con Harry a menos que hagas algo al respecto.
-Creo que tienes razón…
-Préstame tu celular –pidió e hice como dijo.
La vi teclear rápidamente y luego me devolvió el celular.
Para: Harry
De: Draco
Espero que estés libre hoy a las 7:30.
-¿Qué te sucede? –pregunté exaltado -¡Ni siquiera tengo permitido salir de la casa! Al único lugar al que he ido es a la escuela, y cuando estoy ahí, Harry huye de mí.
-Entonces ya va siendo hora de que lo arregles, ¿no?
Lo demás de la tarde la pasamos riendo, viendo películas, burlándonos de todo y todos. En verdad extrañaba pasar tardes así.
Mis papás llegaron a las 6 de la tarde y Astoria se fue inmediatamente para “darme tiempo de pensar”.
-Me voy a ir a dormir –anuncié.
-¿Bromeas? –preguntó mi papá –aún ni oscurece.
-Ya hice lo que querían que hiciera, ¿podrían dejar de decidir qué voy o no voy a hacer? Solo pido que me dejen ir a dormir.
.-Pero, Draco… -llamó mi mamá.
-¿¡Por qué no pueden dejar de entrometerse!? No pueden seguir controlándome, ya estuve con Astoria, ahora déjenme en paz –grité y subí corriendo a mi cuarto.
Cerré la puerta y puse seguro.
Mis papás odiaban los lloriqueos y problemas emocionales, así que era casi seguro que no intentarían hablar conmigo. No hoy, por lo menos.
Me arreglé el cabello viéndome al espejo y abrí la ventana. Con ayuda del árbol que quedaba frente a mi cuarto, bajé al jardín, y salí corriendo con rumbo a la casa de Harry.
Tenía una idea de a dónde llevaría al chico.