Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Miradas ruidosas, sonrisas silenciosas. por Luluu

[Reviews - 48]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Pov Harry

 

 

 

Seguía leyendo el mensaje de Draco.

 

Sabía que el rubio había estado bajo arresto domiciliario, según lo que me había dicho Pansy, y eso solo servía para hacerme sentir más preocupado de lo que pasaría si sus papás se enteraban que su hijo había salido a verme tan tarde.

 

Estaba pensando en todos los posibles escenarios en los que esta mala-muy-mala idea podía terminar. Desde no volver a Draco hasta que el rubio se mudara, o algo así. Podía sentir el ataque de nervios lentamente nublar mis pensamientos.

 

Respira hondo, me dije.

 

 

Justo cuando dieron las 7:30, escuché como algo pequeño se estrellaba contra mi ventana.

Miré nervioso hacia el cristal, y me pregunté si debería ir a ver.

Un segundo y tercer proyectil se estrellaron en ella. ¿Eran rocas?

Abrí la ventana y me asomé.

 

-¿Draco? –pregunté. El rubio estaba parado frente a mi ventana -¿Qué haces aventando piedras? ¡Tienes un celular!

-No voy a aventar mi celular –respondió en susurros Draco.

-No, idiota, pudiste haberme hablado o mandado un mensaje –respondí soltando una carcajada –ahorita bajo.

 

Aún desde mi habitación, podía ver el sonrojo en la cara del rubio.

 

 

En verdad había extrañado a Draco.

 

 

 

Bajé silenciosamente las escaleras. Agradecía que hoy fuera noche de películas entre Sirius y Remus. En el cuarto de mi padrino. Y no me era permitido entrar. ¿Qué tan iluso creían que era?

 

Abrí la puerta y cerré lo más lentamente que pude para evitar hacer ruido. Draco estaba esperándome en la entrada. En cuanto me vio, sonrió, y algo se agitó en mi interior.

 

-Estoy aquí, Draco –dije -¿cuál es el plan? –removí mis manos nervioso.

-¿Has ido alguna vez al parque que queda a las afueras de la ciudad?

-¿Está bromeando? Claro que no, queda a media hora de aquí.

-Qué bueno que aún es temprano, ¿no? –Draco le restó importancia. Cuando me removí nervioso, el rubio extendió su mano hacia mí -¿Vamos?

 

Y no pude negarme. Iría con él sin importar nada más. 

Sirius podía castigarme un mes, aun así iría.

Así de mal estaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando llegamos al parque, ya eran las 8:20.

 

No había nadie más ahí, excepto una muchacha haciendo ejercicio. Draco me llevó hasta una sección dónde el pasto estaba bien cuidado y se recostó.

 

-¿Qué estás haciendo? –pregunté riendo.

-Ven, siéntate conmigo –golpeó el espacio que estaba junto a él. Me recosté junto a él, viendo hacia el cielo.

 

-Cuando era pequeño, –comenzó a decir – todas las noches salía a mí balcón para ver las estrellas. Quería crecer y estudiar Filología Clásica, pero mi papá siempre me dijo que era algo inútil y que mejor estudiara Derecho; aun así pasé años y años leyendo acerca de mitología griega.

 

Draco estaba acostado junto a mí pero su voz sonaba muy lejana, como si hablara desde un recuerdo.

Volteé a mirarlo, sus ojos brillaban con nostalgia y sonreía levemente. Lentamente tomé su mano y entrelacé nuestros dedos. Draco apretó ligeramente pero no me miró.

 

-¿Por qué mitología griega? –pregunté. Draco soltó una pequeña risa.

-Las constelaciones, las historias, supongo que todo eso me gustaba demasiado para solo... dejarlo ir. Y cuando descubrí que hay una constelación llamada Draco... bueno, para un niño de cinco años saber que todo un grupo de estrellas llevan su nombre, es una gran cosa, Potter.

-Espera, ¿te llamas Draco por una constelación? –no podía evitar reír ante ese pensamiento.

-No, Harry, la constelación se llama así por mí –rodó los ojos.

-Eres un pesado.

-En realidad no sé porque me llamaron así, estoy casi seguro que no tiene nada que ver con la constelación ni la mitología griega, pero aun así...

 

-¿Quieres contarme acerca de Draco? -Draco se mordió el labio inferior intentando suprimir una gran sonrisa.

 

-Sé que te encanta escuchar de mí –sonrió con petulancia –pero solo por hoy, fingiré que no hablamos de mí y te contaré de la constelación.

-No eres el centro del universo –le recordé mientras me acercaba más a él y recargaba mi cabeza en su pecho, olvidándome por un momento de sus papás, de lo que diría Umbridge, y cómo podrían reaccionar Sirius y Remus si nos vieran así.

 

-¿Has escuchado de las tareas de Hércules? –comenzó a decir Draco.

 

...

 

 

Hace un rato que Draco había dejado de hablar, ahora se encontraba acariciando mi cabello mientras veía el cielo.

 

-Gracias por haber venido conmigo, Harry –dijo –después de lo que pasó, no creía que fueras a-

-Draco –lo interrumpí –nada de eso fue tu culpa, lo sé. Extrañaba pasar tiempo contigo –el rubio soltó mi mano y me abrazó por la cintura.

-Mis papás quieren que me case con una amiga de la infancia -

-¿Pansy? –pregunté intentando aligerar el tema.

-Nunca, estoy seguro que Pansy será una terrible esposa, y Dios proteja al ingenuo que se case con ella. Astoria Greengrass, ya sabes, aún hay familias donde los matrimonios arreglados son algo común –dijo. Sentí mi cuerpo tensarse y el chico pegó mi cuerpo más al de él –hoy estuve con Astoria y le dije que no podía casarme con ella porque estoy enamorado de alguien.Le hablé de ti, le sorprendió que me gustara un chico pero lo tomó bastante... bien.

-Qué bien –dije, ¿por qué sus papás no podían reaccionar así? ¿Será porque soy un chico o por ser un Potter? Su reacción a mi nombre fue bastante...

-A lo que voy, es que no me importa lo que mis papás digan, quiero estar contigo. Estar contigo contigo –se aclaró la garganta –Harry, ¿quieres salir conmigo?

-¿Ser tu novio? –pregunté para molestarlo. Un sonrojo nada discreto cubrió su cara –claro que sí, Draco.

 

 

El rubio me acomodó encima de él y acercó su rostro al mío. Cerré los ojos y terminé de juntar nuestros labios.

Se sentía mucho mejor que nuestro primer beso. Éste era mucho más íntimo y significaba muchas más cosas. Nuestras bocas se movían lentamente, disfrutando del momento. Entrelacé mis manos en su cabello, y el chico soltó un suspiro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pov Sirius

 

 

 

Noche de películas era una tradición de cuando éramos jóvenes.

 

Peter, Remus y yo solíamos ir a casa de James, y veíamos películas hasta que el último cayera derrotado por el cansancio. Con el tiempo Lily se unió a la tradición, y en otras ocasiones Peter no iba, pero algo que nunca cambió –aparte de la presencia de James; era su casa, no había opción –era la manera en que Remus y yo nos acomodábamos. Yo lo abrazaba con un brazo y él recargaba su cabeza en mi hombro, con sus piernas sobre las mías. Con el paso de los años, eso se volvió una tradición por sí mismo.

 

Y, así era como estábamos acomodados. Después de años y años, seguíamos siendo dos chicos que de ser posible, saldríamos corriendo casa de James a ver una película.

 

 

Remus se estaba quedando dormido cuando escuchamos la puerta abrirse y cerrarse.

Eran las 7:30 y, hasta donde sabíamos, Harry no iba a tener visitas.

 

Nos levantamos de la cama y caminamos hasta la ventana. Ahí estaba Harry, tomando la mano de Draco.

-Voy a matar a ese bastardo –solté.

-Vamos, Sirius, deja al chico divertirse.

-¿Estás loco? Hablamos de Harry, es un bebé, no sabe cuidarse solo y –

-Tú y yo sabemos que Harry lleva días sin comer bien, otra vez, y no sale de su cuarto. Draco llevaba días sin pasar por él en las mañanas, y estoy seguro que eso tiene que ver con los cambios de humor de Harry.

-Por eso mismo no podemos dejar que Malfoy se lo lleve –

-No creo que haya sido culpa de Draco, Sirius –volvió a interrumpirlo –el chico en verdad parece quererlo, en realidad sospecho que tu prima es la culpable de lo que sea que haya pasado.

-Es posible –me removí nervioso. EN verdad no quería dejar que Harry saliera tan tarde.

-¿Recuerdas todas esas veces donde nos escapábamos de nuestras casa y hacíamos las reuniones secretas de "Los Merodeadores"? –preguntó.

-Claro que sí –bufé.

-¿Recuerdas cómo nos sentíamos en esos momentos?

-Remus, en serio, tu psicología de padre buena onda no va a servir conmigo.

-¿En verdad quieres arruinarle la noche?

-No –respondí bajo.

-Sabes que cualquier cosa que pase, Harry nos llamará –me dio una palmada en la espalda –tienes que dejarlo vivir un poco.

-¡Pero lo dejé ir al campamento!

-Deja de quejarte y recuéstate para que sigamos viendo la película –supongo que todo esto le había espantado el sueño. 

 

Notas finales:

Gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).