Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Miradas ruidosas, sonrisas silenciosas. por Luluu

[Reviews - 48]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! 

 

Tengo un aviso importante: 

En cuanto acabe de escribir "365 Días con Él" y "Miradas Ruidosas", dejaré de escribir aquí. 

 

Pueden encontrarme en Wattpad como @SenpaiHasNoticedYou

 

Hay unas one-shots ahí que ya no subí aquí. 

 

Gracias :)

Pov Harry

 

 

 

A veces tenía días buenos… y otras veces tenía días no tan buenos.

Como hoy.

 

Me levanté lentamente de mi cama, sintiendo la pesadez de mi vida sobre mis hombros, y me miré en el espejo.

Por primera vez desde hace varias semanas no pude soportar la imagen que veía reflejada.

 

Me di una ducha rápida, y tomé una chamarra gris antes de salir de mi cuarto.

 

 

Bajé las escaleras lentamente, preparándome para un día para el cual no me sentía listo.

 

 

 

-¡Buenos días, cachorro! –saludó alegremente Sirius.

-Hola –intenté sonreír, pero estaba seguro de que había salido como una mueca.

-¿Todo bien? –preguntó mi padrino volteando un panqueque.

-Todo bien.

 

Sirius me miró por unos segundos, pero luego continuó haciendo el desayuno.

 

 

 

 

Lupin ofreció llevarme a la escuela, y acepté. Le mandé un mensaje a Draco diciéndole que no pasara por mí.

 

No quería que Draco me viera en ese estado, pero sabía que si iba caminando a la escuela, llegaría sudando. Y eso me mantendría incómodo el resto del día, y entonces mi día sería un desastre, y mis amigos tendrían que soportar uno de mis “días no tan buenos”, y se hartarían de mí, y…

 

Tomé una gran bocanada de aire. Estaba dejando a mis pensamientos divagar, y eso nunca era una buena señal.

 

 

Lupin me llevaría a la escuela. Todo estaría bien.

 

 

 

 

El castaño detuvo su coche unas cuadras antes de la escuela; volteó a verme con una ceja alzada.

 

-¿Qué pasa? –dije revisando el reloj de mi celular –Si no nos apuramos, llegaré tarde. Y tú también.

-Estaba pensando, Harry, ¿qué te parece si nos tomamos este día y vamos a tomar un café?

-¿Un café?

-Me gusta comenzar mi día con un buen café, -dijo sonriendo –o sea, uno que no haya hecho Sirius.

 

Ambos reímos.

 

-Si quieres puedo llevarte a la escuela más tarde –ofreció –hablaré con el director e inventaré alguna excusa para que te deje pasar a clases.

-¿Qué pasa si Sirius se entera?

-No te preocupes por él; nosotros llegamos a saltarnos semanas enteras de clases –los ojos del castaño brillaron por los recuerdos –Peter, Sirius, tu papá y yo. A Lily nunca le gustó que lo hiciéramos.

-Está bien –le sonreí -¿Sabes que eres el mejor?

-Sirius me lo ha dicho.

-Apuesto a que sí.

 

Remus solo sonrió y manejó hasta una pequeña cafetería que a ambos nos gustaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ambos tomábamos de nuestros cafés, pero ninguno decía nada.

Remus me sonreía cuando me cachaba mirándolo, pero era la única seña que daba de estar consciente de mi presencia ahí.

 

-Estoy saliendo con Draco –dije sin poder detener mis palabras.

-Lo sabía –respondió sonriendo.

-Espera, ¿lo sabías?

-Vamos, Harry, no eres precisamente discreto.

-Creí que sí lo era.

-Tal vez lo seas, pero te conozco bastante bien. Tal vez no tanto como Sirius, pero sé cómo se ve la mirada de alguien enamorado.

 

Estaba seguro de que mi cara debía estar roja. Pero Remus no dejó de hablar.

-¿También lo sabe Sirius? –pregunté.

-No lo sé, supongo que debe sospecharlo –dijo, aunque estaba seguro que aún si Sirius sabía, Remus no me diría –deberías decírselo, ¿sabes? Lo haría muy feliz.

-Es que, -comencé a decir, pero me detuve para lamer mis labios de manera nerviosa –no sé cómo decírselo.

-¿Cómo me lo dijiste a mí?

-Hablar contigo, -expliqué –es como hablar con mi mamá, o con un mejor amigo, pero no quiero decepcionar a Sirius.

-Harry, no hay nada que puedas hacer que vaya a hacer a Sirius sentir algo que no sea amor por ti.

-¿Estás seguro?

-Completamente.

-Bueno, -le di un sorbo a mi café -¿recuerdas que había invitado a cenar a Draco a la casa?

 -¿Quieres cancelarlo? –a veces sentía que Remus podía leer mi mente –no te sorprendas; Llevas toda la mañana con cara de vértigo. Supuse que era por eso.

 

 

Ajá, como decía, leer mi mente.

 

 

-Sí, es solo que no creo poder lidiar con tener a Sirius y a Draco sentados en la misma mesa.

-No te preocupes, puedes volver a invitarlo cuando te sientas preparado.

-Gracias.

 

 

Tomé mi celular, pero no supe qué escribir. Remus me miró con cariño.

-Solo dile lo necesario, no lo pienses mucho –aconsejó.

 

 

 

 

Para: Draco

De: Harry

 

Hola. Se me hizo tarde, y no creo llegar a clases.

¿Hay algún problema si cambiamos de fecha lo de la cena?

 

 

-Eso salió bien –Remus me dio unas palmaditas en la espalda.

 

 

La respuesta llegó casi de inmediato.

 

 

Para: Harry

De: Draco

 

¿Estás bien? Me preocupó no verte en Ciencias.

Gracias por avisar.

Claro, no hay problema. Solo avísame cuándo.

 

 

 

-¿Te parece ir a casa a ver alguna película?

-¿EL Hobbit? –preguntó el castaño prácticamente saltando de la emoción.

-Sabes que Sirius prefiere El Señor de los Anillos.

-No se trata de qué prefiere él; es nuestro día de rebeldía, Harry. Nosotros podemos decidir qué ver.

-El Hobbit me parece bien –dije sonriendo.

-Perfecto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Había pasado todo el día con Sirius y Remus; de alguna manera, era reconfortante. Me ayudaba a enfocarme en las cosas buenas.

 

-No puedo creer que esté viendo esto –se quejó Sirius –no, no puedo creer que tú, Remus, disfrutes estás películas. ¡Ni siquiera se parecen al libro!

-No se trata de que se parezcan al libro, sino de que conserven la magia de J. R. R. Tolkien.

-¡Tauriel ni debería de existir! –dijo indignado ¡Si quieren que Kili se enamore de un elfo, que sea de Legolas!

-Legolas está enamorado de Aragorn –dije yo.

-¡Y eso es porque Legolas ni siquiera debería figurar en El Hobbit!

-Deja de arruinar la película con tus incesantes quejas –lo regañó Remus –Puedes irte, Harry y yo seguiremos aquí, ¿verdad?

 

Yo asentí febrilmente.

 

-Bien, pero quiero que sepan que no estoy feliz –dijo mi padrino, recargando su cabeza en el hombro de Remus. Sin importar qué dijera, estaba seguro de que Sirius disfrutaba de la película. O tal vez solo disfrutaba que los tres juntos estuviéramos haciendo algo tan normal… Se veía feliz, y eso era lo que importaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando las tres películas acabaron, regresé a mi cuarto.

 

Mi celular se encontraba en la cama, pero no sentía ganas de revisarlo. Simplemente lo tomé, y lo dejé en el buró que estaba junto a mi cama.

 

Me puse mi pijama, me lavé los dientes, dejé mis lentes junto a mi celular, y me acosté.

 

 

Cerré los ojos, listo para que llegara el siguiente día.

 

 

Pero no estaba cómodo.

 

Giré.

 

Cambié de posición.

 

Volví a girar.

 

Abrí los ojos.

 

Conté ovejas.

 

Cerré los ojos.

 

Giré.

 

 

Y de pronto, estaba consciente de mi respiración. Podía sentir los movimientos que realizaba mi pecho al llenarse y soltar aire. En vez de contar ovejas, me encontraba contando cuántas veces parpadeaba.

 

Y una parte de un viejo poema que había leído hace tiempo volvió a mí:

¿Eres un hombre feliz con momentos tristes

o un hombre triste con momentos felices?

 

 

 

No importaba qué hiciera, dónde estuviera, qué pasara… ni siquiera importaba que alguien como Draco se hubiera fijado en mí; siempre volvía a ser el mismo chico roto.

 

 

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).