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Miradas ruidosas, sonrisas silenciosas. por Luluu

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Notas del capitulo:

Espero les guste ^^ ya sé, ya sé, tardo mucho en actualizar esta fic, perdón :'v

Pov Harry

 

 

Desperté sin ganas de otro día. Me vi en el espejo y sentí indiferencia. Apenas era principios de octubre.

 

Ya había pasado mes y medio desde mi primer día en la escuela y los de grados mayores habían entrado a clase.

 

Bajé a desayunar, y les sonreí a Lupin y Sirius. Sólo porque yo sea un maldito niño triste e inseguro no quiere decir que ellos tengan que cargar con la culpa.

 

-Se me quemó un poco el huevo pero... -comenzó a decir Remus.
-No tengo hambre, gracias -dije con voz suave.

 

La expresión de Lupin se entristeció un poco.
Sirius se acercó y pasó uno de sus brazos por los hombros de su amigo.

 

Los vi y me sentí tan culpable que sin pensarlo más me acerqué a ellos y los abracé
-Gracias, chicos, por todo -dije y ellos me devolvieron el abrazo, sonriendo.

 

Tomé mi mochila y me dirigí a la puerta.

 

-¿No quieres que te llevé, Harry? -preguntó mi padrino.
-No, tengo ganas de caminar un rato. Y en el camino puede que compre un café o algo.
-Está bien. Suerte, cachorrito.

 

Los quería tanto que me sentía horrible al hacerlos preocuparse por mí. Odiaba mostrar debilidad frente a la gente que apreciaba, lo último que quería era que se preocuparan por un caso perdido como yo, por eso mismo aparentaba estar bien.

 

 

 

Llegué a la escuela y tomé asiento.

Ron ya estaba ahí así que decidí intentar hablar con él.

 

-Hola -dije.
-Hola -dijo Ron sonriendo ampliamente.
-¡Hola, chicos! -dijo Neville entrando por la puerta. Neville tenía una alegría infinita, siempre se veía de buen humor. El chico se sentó adelante de Ron.
-¿Qué tal les fue en el fin de semana? -pregunté. Era más fácil hacer preguntas que responderlas.

 

Ron y Neville comenzaron a platicar acerca de lo que habían hecho. Neville contaba algo acerca de su mascota... ¿Un sapo?, y Ron platicaba acerca de un partido de fútbol que había tenido con sus hermanos.

 

Miré por la ventana e inmediatamente me perdí en mis pensamientos.

 

Hermione entró al igual que la profesora McGonagall.

Justo cuando iba a empezar la clase de literatura, cuatro chicos de años mayores irrumpieron en el salón.

 

-Disculpe profesora, ¿Podríamos pasar a anunciar los integrantes de cada casa?
-Oliver, te he dicho muchas veces que “las casas” no son excusa para perder clase -dijo la mujer severa.
-Ya sé, profesora, pero el profesor nos pidió que pasáramos a dar el aviso.

 

La mujer resopló pero accedió.

-Algunos de ustedes ya sabrán, pero otros no, así que les explicaré a todos: “las casas” es una antigua tradición de la escuela. Los alumnos pertenecen a una de ellas, cada casa representa a un animal y tiene un color representativo. Oliver, representa la casa roja, la del león; Cedric Diggory, la casa amarilla y del tejón; Roger Davies, la casa azul del águila; y Marcus Flint, la verde y de la serpiente –explicó la profesora.

 

-El propósito de las casas es ganar puntos, ya sea por calificaciones, concursos o actividades, y la casa con más puntos al final del año es la ganadora –explicó el muchacho que Minerva había llamado Oliver.

-La casa verde ha sido la ganadora los últimos diez años –dijo de manera petulante un muchacho de cabello negro.
-Pero el propósito de todo esto es que podamos conocernos mejor y ayudar a todos los alumnos a socializar –agregó rápidamente un chico de cabello castaño y sonrisa tierna –como… ¡una gran familia!

 

 

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Todos fuimos puestos en una casa y nos entregaron una pulsera que tendríamos que usar por los próximos tres años. Una “muestra” del orgullo que deberíamos sentir por pertenecer a una nueva familia.

Me puse mi pulsera roja, al igual que Neville, Hermione y Ron. Algunos chicos tenían pulseras azules y amarillas, pero los populares, y me refiero a todos ellos, llevaban una verde… ¿Qué acaso lo habían planeado? ¿El verde era algún color especial?

De cualquier manera, conociéndome, era más probable que tuviera una pulsera amarilla que una verde.

 

 

 

 

 

En la hora de recreo me senté con Ron y Hermione.
Hermione nos contaba algo acerca de un museo.

 

-Harry, creo que te encantaría, ¿Te gustan los museos?
-Eh... supongo que sí, sólo que nunca he entendido muy bien las pinturas.
-¡Hay que ir un día y yo puedo explicártelo para que disfrutes de los cuadros!
-Eso estaría padre -dije sonriendo. Últimamente sonreía mucho, eso parecía gustarle a mis amigos, pero la mayoría de las sonrisas eran falsas. Forzadas.

 

De entre todos los alumnos, Hermione y Ron eran mis únicos amigos... tal vez Neville también, pero la actitud siempre positiva del chico llegaba a abrumar.

 

-¿No vas a comer, Harry? -preguntó Ron metiéndose más de media emparedado a la boca.
-Eh... no tengo hambre, desayuné en la mañana.
-Está bien -dijo el chico.

 

 

 

 

 

Estaba en clase de Historia pero no lograba concentrarme. Según Ron, todos los alumnos estaban de acuerdo en que Historia era la asignatura más aburrida que jamás había existido en el mundo. El profesor Binns, un profesor de aparentemente unos ochenta años, tenía una voz jadeante y monótona que casi garantizaba una terrible somnolencia al cabo de diez minutos (cinco si hacía calor), pero esa no era precisamente la razón por la que no lograba concentrarme…

 

Todo el día había sentido la mirada de alguien. Y aunque había intentado ignorarlo, ahora me empezaba a incomodar. Miré hacia atrás y vi a Malfoy viéndome fijamente.

…¿Por qué no dejaba de verme? ¿Me... me estaría juzgando?

Me acomodé en la silla e intenté poner atención en clase. Podía sentir que me seguía viendo.

 

Necesitaba contar hasta diez para tranquilizarme.
…uno
Volteé a verlo y seguía viendo hacia mí.
…dos, tres, cuatro
Tranquilo, puede estar pensando y por casualidad haberse quedado mirando hacia acá.
…cinco… se-seis, siete

 

No aguanté más.
Me levanté, tomé mi mochila y salí por la puerta. El profesor Binns, quien se encontraba leyendo un párrafo interminable del libro, era tan viejo y despistado que de seguro no notaría mi ausencia. 

Notas finales:

Gracias por leer!


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