Pov Zabini
Estúpido Draco. Desde que decidió empezar a pasar por Potter yo tenía que caminar a la escuela. Podía pedirle a mi mamá que contratara a algún chofer... pero no me gustaba pedirle cosas, no me llevaba bien con mi madre.
Entré al salón, azotando la puerta, y busqué algún asiento desocupado.
-Joven Zabini, se da cuenta de que llega cinco minutos tarde a...
Lo miré con cara de pocos amigos y de inmediato guardó silencio. Definitivamente no estaba de humor: había llegado tarde, no me había dado tiempo de desayunar y estaba sudando antes del mediodía.
Caminé hasta el único lugar libre y tomé asiento junto a un chico sonrojado hasta las orejas.
-¿Qué te sucede? -pregunté desorientado. ¿Cuál era el problema del chico?
-N-nada -dijo nervioso.
Resoplé. En verdad no era de mi incumbencia.
El chico intentó tomar un lápiz y tiró su estuche.
-Cuando uno es torpe, se mueve más despacio para evitar causar accidentes -dije sin malas intenciones. Eso era algo que mi mamá solía decirme.
El chico se puso todavía más rojo. Me reí de su inocencia mientras me levantaba para ayudarlo a recoger sus cosas.
-Zabini, si quieres te puedo cambiar de asiento -ofreció una chica sentada a unos lugares de mí.
La miré fijamente y desvió su mirada, nerviosa.
No entendía porque tenía tanta popularidad entre las chicas. No era tan cotizado como Draco pero siempre había chicas alrededor mío, sin importar que tanto las ignorara.
-¿Para qué querría cambiarte de lugar? -pregunté frío.
-P-pues para... -continuó insegura. La chica miró al chico que estaba a mi lado.
-Creo que lo dice por mí -dijo el otro cabizbajo –no soy muy popular, y como dijiste hace unos momentos, soy bastante torpe.
Le entregué su estuche y tomé asiento otra vez -Sigo sin entender porque querría cambiarme de lugar -dije.
La chica se sonrojó y giró su mirada.
-¿Acabas de rechazar a Cho Chang? -dijo el otro incrédulo.
-¿Ese es su nombre? -Dije desinteresado; no soportaba a las personas superficiales.
-Creo que le gustas -dijo más para sí que para mí.
-Seguramente la próxima semana se consigue a otro.
Neville no dijo nada pero sonrió ampliamente.
Durante toda la clase estuve observándolo. Era demasiado nervioso y tímido, pero también era extremadamente alegre.
Todo eso lo hacía parecer tan… tan tierno que... no sé, me daba ganas de golpear a un gatito, o algo.
La clase terminó y ambos nos levantamos.
-¿Cuál es tu nombre? -pregunté.
-Neville Longbottom -respondió de inmediato, atropellando sus palabras.
-Blaise Zabini, encantado -dije mientras me dirigía a mi siguiente clase.
Entré y me senté junto a Pansy.
-Oye, desquiciada, préstame tu espejo.
-¿Qué pasó? ¿El bello Zabini no alcanzó a tomar sus tres horas para arreglarse?
-Cállate -repuse.
-Querido, eres más exagerado que yo, ¡Y yo soy una chica!
-…Demonios, ¿eres una chica?
-Sí –dijo ella rodando sus ojos.
-Bueno, esto es incómodo.
-¿A qué te refieres con eso? –preguntó exaltada agitando mis hombros. Para ser una “chica” tenía mucha fuerza.
-Tienes la fuerza de un jugador de americano y la mente sucia de un…
Vi a Neville entrar al salón y sentarse al fondo. Solo.
-Adiós, loca -dije zafándome del agarre de Pansy y caminando hasta el chico.
-¿¡Qué!? ¿¡A dónde vas, Blaise Zabini!? -gritó mi amiga pero la ignoré.
Tomé asiento junto al castaño.
-¿Blaise? -preguntó extrañado.
-¿Te molesta que me siente aquí? -pregunté -quedé de ir a casa de Pansy en la tarde y no tengo ganas de soportarla desde tan temprano.
-C-claro, no hay problema.
Potter, Weasley y Granger se sentaron unos lugares delante de nosotros y Draco tomó asiento junto a Pansy, aunque no dejaba de observar al azabache. Era demasiado obvio.
-Pansy parece una buena persona -dijo el otro a mitad de la clase.
-¡Ja! Lleva tres años intentando convencerme de tener un novio.
-¿N-novio? -preguntó rojo.
-Sí... tiene algún muy grave problema mental.
-Bueno, tal vez… -empezó a decir el otro bajito.
-No, en serio no la defiendas, hay una línea que separa lo aceptable de lo desquiciado… y bueno, luego está Pansy. Sola y con una camisa de fuerza.
El otro soltó una risita y después guardo silencio. Ninguno de los dos volvió a comentar algo en lo que restó de la clase.
Me senté en la cafetería con Pansy.
La chica daba pequeños brinquitos en su lugar y, por muy ridículo que suene, sus ojos brillaban.
-Me estás dando miedo –dije tomando un sorbo de mi jugo.
-Zabini –dijo alargando las vocales –Zabini, Zabini, Zabini.
-…¿E-Ese es mi nombre?
-¡ZABINI!
-Honestamente no sé qué quieres que responda –dije inseguro – me siento muy perdido.
-¡Te gusta Longbottom! –dijo cubriéndose la boca con sus manos.
-¿Eh? –eso no me lo esperaba –no, claro que no.
-Primero Draco y luego tú, ¡esto es navidad!... pero con mucho fanservice.
-¿Fan-qué?
-¿Será que por fin el frío corazón de Zabini comenzará a derretirse por las dulces y silenciosas miradas de Longbottom? ¿Morirán de amor o amarán hasta la muerte? ¿Alguno quedará embarazado?
-¡Pansy, los dos somos muchachos! –dije exaltado –Eso es biológicamente imposible.
Ella volteó a verme con una mirada gélida y amenazante –Zabini, no te metas, no es como que tengas derecho a decidir.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero. Tenía ganas de correr. ¿Se suponía que pasara la tarde entera con ella?
-Hola, chicos –dijo Draco tomando asiento junto a mí -¿Qué está pasando?
-Zabini no quiere admitir que ama a su uke.
-¿De qué está hablando? –me preguntó mi amigo.
-No tengo ni idea –dije recostándome en la mesa.