CAP 3 – Un Infierno Ante Mis Ojos …
Abrí la puerta de mi casa con cautela y al entrar vi todo en oscuridad, todas la luces se encontraban apagadas; se me hizo un poco extraño pero luego pensé que era parte de la sorpresa que mis padres me tenían preparada, pero pronto aquellos pensamientos se deshicieron al escuchar un sollozo por parte de mi madre que provenía del comedor.
Una alerta se encendió en mí y rápidamente me acerque al comedor, sin embargo, un escalofrió terrorífico atravesó mi espalda sintiendo a alguien detrás de mi dejándome congelado; trate de darme vuelta, pero mi intento fue detenido cuando un hombre me abrazo inmovilizándome con su mano derecha y tapando mi boca con la izquierda para impedirme gritar.
- Sorpresa pequeño – Retumbo una voz gruesa y malévola desde el comedor que congelaba la sangre; pronto las luces se encendieron.
Había una mesa decorada con un pastel en el medio; a la izquierda, dos regalos envueltos en un lindo papel con algunos globos amarrados a estos; tres platos servidos, llenos de comida colocados en cada asiento de la mesa y tres copas a cada lado de cada plato; a la derecha del pastel, una botella de vino entre hielo y a su lado una canasta llena de chocolates; por ultimo un par de sillas a un costado del lugar donde se encontraban sentados mis padres atados y amordazados.
Una escena en la que todo estaba dispuesto a ser un momento agradable y alegre, se había convertido en el momento más aterrador de mi vida. Pero eso no era todo, pues al lado de mis padres se encontraba aquel hombre que había hablado momentos antes.
Era un hombre alto de unos 1,90 metros, de piel blanca, cabello castaño claro corto y liso, con un cuerpo ancho y musculado, tenía una nariz perfilada y unos labios delgados y alargados que mostraban una sonrisa malévola, sus ojos cafés oscuros que desprendían una mirada de odio y satisfacción; simplemente un hombre aterrador.
Mis padres se encontraban llenos de golpes y heridas en su rostro y brazos y, supongo que en todo su cuerpo aunque no lo pudiera ver. Mi madre lloraba mientras me observaba con miedo y terror, mi padre por otra parte, su mirada estaba llena de impotencia y odio al ver lo que sucedía y no poder hacer nada.
- Ooh, pero que grosero soy- Dijo aquel hombre mientras desataba la mordaza de la boca de mis padres - Por favor, feliciten a su pequeño, después de todo hoy es su cumpleaños y debe estar ansioso por escucharlos.
- Deja a mi hijo tranquilo Torek, no le hagas daño – Grito mi madre desesperada entre llantos.
- Si tocas a mi hijo te juro que te mato desgraciado – Termino mi padre desprendiendo un odio que jamás pensé ver en él.
Pronto ese hombre “Torek” se acercó a mi madre acariciando su cabello de forma lasciva y grotesca.
- Hahahaha.. pero que dices querido Annu, como se supone que me mataras desde allí atado? – dijo con sarcasmo
- No toques a mi esposa bestia, aléjate de ella, déjanos tranquilos.. – Le gritaba mi padre desesperado
Mientras la discusión seguía, sobre mis mejillas empezaban a rodar lagrimas como un par de ríos queriendo emprender su viaje. Ni mi cuerpo, ni mi mente lo podían resistir más, no podía entender lo que sucedía.
*¿Por qué mis padres se encontraban golpeados y atados?, ¿Por qué ese hombre nos hacía esto?, ¿Quién era aquel hombre? Y ¿Por qué parecía que se conocían y yo era el único sin saber que pasaba?* - miles de preguntas surgían en mi mente, mi cuerpo temblaba y no podía moverme, tampoco podía abrir mi boca para decir algo, y las lágrimas salían escandalosas y abundantes. Me encontraba en shock.
- Oh Annu pero mira lo que has hecho, el pequeño Azuren ahora está llorando – Dijo Torek mientras emprendía camino hacia mí. – Pero mira que eres hermoso niño, más aun que tu madre – Pronuncia lascivamente mientras acariciaba mi rostro secando las lágrimas, esas que no se detenían y surgían como ríos furiosos resbalando por mis mejillas.
- Torek por favor aléjate de él, tú me quieres a mí no es así?, no lo toques, déjalo tranquilo.. – Grito mi madre en un tono agudo, desesperado.
- Por su puesto que te quiero querida, pero debo castigarte y es por eso que te matare junto con tu “esposo” y me quedare con este precioso doncel- Termino Torek haciendo un chasquido con sus dedos.
Pronto el hombre que me sostenía me entrego en brazos de Torek, para luego tomar una botella grande que contenía un líquido, el cual vertió por todo el lugar y por ultimo sobre mis padres; entonces lo entendí, en unos segundos se desataría el infierno.
Mi madre lloraba desgarradoramente, incluso mi padre lo hacía mientras profería miles de palabras de todo tipo, gritando y tratando de zafarse. Pronto Torek encendió un fosforo que lanzo y así todo se volvió al rojo vivo.
- MADREEE, PADREEEEE …. Noooo … Po-por favor detenlo, haz que todo esto pare – Comencé a gritar desesperadamente y a removerme entre los brazos de aquel hombre, dándole puños y patadas sin lograr nada.
Torek me cargo en su hombro y emprendió camino fuera de la casa, mientras yo veía como mis padres ardían entre las llamas, escuchando sus gritos de dolor intenso.
- Su-suéltame .. déjame ir c-con ellos nhh ngg, déjame mo-morir con ellos - Gritaba entre llanto mientras ya fuera de la casa veía como esta ardía y se consumía por las llamas.
- No mi pequeño, tu no morirás… tu conocerás algo aun peor que la muerte!- Aquellas, fueron las últimas palabras que escuche de ese hombre, viendo el fuego arrasar con todo, que poco a poco se volvían más oscuras hasta quedar todo en negro. Me había desmayado…