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Juguetes por mistdowner

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Notas del capitulo:

Aquí otro capítulo. ¿Qué? ¿Que por qué actualizo tan pronto? Solo estoy aprovechando un tirón de inspiración :c No crean que dejé mis otras historias tiradas. :'( 

 

Por cierto, me he creado una cuenta especial en facebook. La había creado con el motivo de avisar cuando subiría capítulos, o si estaría o no ausente por largas temporadas. Pero, uh... No lo sé. Ahí la tengo al vicio (?) Si alguien quiere agregarme y charlar un poco, fangirlear y demás... ¡Es bienvenido! 

https://www.facebook.com/nadia.karina.543

<3 <3 Sin más, a leer.

Esa noche, se podían escuchar risas diminutas en la juguetería. No eran otros más que Hiccup y Jack, que bromeaban entre ellos, felices. Eran altas horas de la noche, pero no les importaba. Era como si ambos hubieran hecho un acuerdo mental para disfrutar todo lo que pudieran. ¿Cómo no luego de tal susto? Jack lo sabía: ese día, seguro se llevarían a Hiccup. A pesar de que no quería encariñarse, sabía que ya era muy tarde. Por ello, pensó que lo mejor sería solo disfrutar, y dejar los problemas y tristezas para otra noche. Luego de una gran ronda de chistes y conversaciones repetidas una y otra vez en señas, ambos se sentaron cansados en sus respectivas cajas. De nuevo, comenzaron a mirarse. Era extraño. Era como si… Pudieran decir mucho más de aquel modo, que haciendo mímicas y gestos exagerados. Solo miradas, que por algún motivo, eran más que eso. ¿Cómo explicarlo? Allí, en silencio, solo los dos… Era como si estuvieran más cerca que nunca. Jack pudo notar como Hiccup sonreía, tranquilo, posando solo una de sus manos en el plástico que lo encerraba. No supo muy bien porqué lo hizo, pero lo imitó. Fue la primera vez que sintió desesperación por salir de su empaque. Claro, no lo demostró. Solo suspiró tranquilo, notando como Hiccup de a poco se quedaba dormido, viéndolo.

-No.- le dijo con la cabeza. Hiccup espabiló un poco.- Quédate un poco más.- le pidió, moviendo su boca para tratar de hacerse entender. Hiccup sintió algo hervir dentro suyo. Asintió. Siguieron mudos, mirándose en la poca luz que los abrigaba. Hiccup nunca lo había notado, pero Jack era… Incluso más… ¿Lindo? Que muchas muñecas que veía en las estanterías. Se dedicó a mirar cada uno de sus rasgos. Poco podía apreciar a la distancia, y entre las sombras, pero aun así, se esforzó. Desde su blanca piel, sus tan lindos y finos ojos azules, su cabello rebelde y sus ropas… Todo de él le parecía un fino trabajo. ¿Por qué nadie se lo llevaba? Se preguntó. Entonces notó que la caja de Jack estaba cubierta de polvo, lo cual indicaba que él llevaba allí mucho tiempo. Se sintió apenado. ¿Habría estado mucho tiempo solo? Suspiró. ¿En serio solo tenía que rendirse y dejarse llevar por manos desconocidas? No era lo que quería. Simplemente, solo deseaba pasar más tiempo con Jack. Verlo de cerca, bromear, solo reír…

El tiempo pasó. De a poco la luna fue escondiéndose, escapando de ellos, dejándolos con el cruel sol que anunciaba un nuevo día. Hiccup suspiró. Jack ya había caído dormido hace rato. Ojalá pudiera estar cerca. Ojala pudiera…

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Nunca antes había pasado. Aquello era como… Algo muy inusual. Jack no sabía como describirlo. Pero estaba feliz. Nunca antes había sido tan feliz, culposamente, por algo como aquello. Una semana. ¡Había pasado una semana! Y Hiccup seguía allí. Nadie había caído en la cuenta de su presencia. Nadie los había separado en toda una semana, por más increíble que pareciera. Las noches que siguieron, solo sirvieron para volverlos más unidos. Siempre viéndose, siempre riendo, reforzando ese lazo que los unía, disfrutando como si fuera la última vez…

-“Vaya. Que pena…”- escuchó decir el albino, de boca del dueño. Luego notó como Hiccup era retirado de esa repisa, para ser posicionado en otra, mucho más cerca de él. Se removió alegre, con una sonrisa de oreja a oreja, emocionado. Ya no veía el tiempo de que el sol se escondiera, para poder charlar con el castaño.

Así, luego de lo que parecieron horas eternas, llegó la noche. Jack no tardó nada en buscar a Hiccup. Que suerte. ¡Ambos estaban casi de frente! Aunque, aun separados por unos tres o cuatro metros de distancia. Pero era mejor a todo el “abismo” que antes debían soportar. Ahora, sí podían decir más cosas. En el silencio, a mucha menos distancia, podían entenderse mejor, sin tener que gritar o algo.

-Hola.- fue lo que dijo Hiccup en un primer instante. Jack sonrió instintivamente al  escucharlo, animado.

-No pensé que tu voz fuera….así.- habló.

-Ya me has escuchado antes.- dijo el castaño.

-Pero no tan bien como ahora.- se justificó.

-Y uh…¿Te gusta?- preguntó. Jack pareció pensarlo un rato, antes de contestar.

-Creo que me agradabas más mudo.- mencionó, echándose a reír. Hiccup, contagiado por la felicidad del chico, igualmente se puso a echar carcajadas. Hablaron  de todo y nada. Desde los niños recurrentes que paseaban por la tienda con sus madres, hasta el viejo dueño. Pequeños temas que acababan con el tiempo y sus energías. De nuevo, como habían adoptado de costumbre, se sentaron en sus respectivas cajas, y se miraron. Esta vez, fue algo más…Extraño, de lo normal. Por algún motivo, no pudieron verse tanto como otras veces. Hiccup se sentía extraño cada vez que Jack cruzaba su azul mirada con la suya. Ese día aprendió que los ojos de Jack, en realidad eran muchísimo más lindos de lo que se había percatado. Igualmente, ese día, Jack aprendió que por algún motivo, le encantaba ver los labios del castaño a todo momento.

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Pasaron días. Semanas. Y meses. Desde que había cambiado de posición, Hiccup pasó a ser un juguete muy poco atractivo para el público. Lo cual no entristecía a nadie. Al contrario. Las noches se hicieron entretenidas, llenas de paz. En todo ese tiempo, Hiccup aprendió algo muy valioso: Jack le gustaba. ¿Cómo lo sabía? Pues… Cierto día, cerca de él, una niña de quizás seis años se encontraba charlando con su madre. La pequeña se veía feliz, pero a la misma vez asustada y extrañada.

-“Mami, me siento muy rara.”- le dijo la pequeña a su madre. Esta le prestó mayor atención.- “Creo que me estoy enfermando”- le dijo sería la niña.

-“¿Qué te sucede, mi amor?”- dijo aquella señora.

-“Es que no lo sé, mami. Me siento muy extraña…”- volvió a decir la chiquilla.

-“Cuéntame porqué.”- le insistió la mujer.

-“Es que, ¿te acuerdas de Mateo?”

-“¿El niño del frente?”

-“Sí, sí. Ese. Creo que el me enferma.”

-“¿Por qué, mi niña? ¿No te agrada?”

-“No, no. Él me agrada mucho, mucho, mucho.”- afirmó la menor. Entonces se vio contrariada sobre como seguir.- “ Pero cuando estoy con él, me enfermo”- La mujer sonrió. Hiccup no sabía porqué.

-“¿Qué sientes?”

-“No lo sé, mami. Es muy raro. Cuando lo veo, me siento muy feliz, y no puedo esperar para jugar con él.”- Hiccup comenzó a escuchar el relato de la niña con más atención.-“ Me siento triste cuando no me nota, o cuando juega con otras niñas. Y mi corazón hace bum, bum bum…siempre que se acerca… Lo más raro es que no me pasa con otros niños. Solo es él. ¿Qué tengo? ¿Me van a tener que pinchar?”- agregó asustada la niña. Su madre echó una risa, y negó.

-“ Oh, mi pequeña. Lo que tu tienes es algo muy bonito. Por lo que me dices, te gusta Mateo”- aseguró la mujer. La pequeña no entendió.

-“ ¿Gustar?”

-“Sí, mi corazón. Como yo y papá, que nos queremos mucho, mucho.”

-“¿Cómo Anna y Kristoff?”- cuestionó la pequeña, apuntando a un cartel donde se podía apreciar a la princesa abrazada cariñosamente con el rubio personaje. La madre de la niña asintió, tomó una muñeca del estante, y se llevó a su hija tomada de la mano, rumbo a pagar e irse. Hiccup se quedó pensativo. Gustar… ¿Le gustaba Jack? Todo lo que la niña había mencionado, era lo que él sentía cuando estaba con él. Bueno, tal vez… Un poco más. Su “corazón” no solo se removía ansioso esperando por las noches, para hablar con Jack. No, era como si todo su cuerpo, su mente y su ser solo soportaran las largas y tediosas mañanas y tardes para finalmente llegar en las noches, y saciarse de la risa del albino. Era mucho más complicado que un simple “bum, bum”. Si tuviera que describirlo, sería más como una melodía que lo invitaba a quedarse esclavo de las notas, por siempre. Entonces, lo supo. Jack le gustaba.

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-¿Te pasa algo? Has estado sonriendo como bobo. Digo, más de lo normal.- le escuchó decir. Hiccup pestañeó, como saliendo de su ensoñación, y miró fijamente con una sonrisa al albino.

-No es nada, es solo que he estado pensando.- mencionó. Jack enarcó una ceja.

-¿En qué?- le preguntó.

-En ti.- dijo sin más rodeos. Jack tragó en seco por esas palabras. Hiccup solo se limitó a observar como todo el cuerpo de Jack se tensaba ante su firme y directa confesión.

-¿E-estas bromeando?- le contestó, con un tono de advertencia. Hiccup de nuevo sonrió, esta vez negando.

-No, no. En serio he estado pensando en ti.- admitió. Jack frunció el ceño y lo miró acusadoramente, como buscando la broma detrás de sus palabras.

-¿Qué, exactamente de mi?

-No sabría decirlo.- confesó el castaño, desviando la mirada. Ahora sentía la “ melodía” surcar su pequeño, ansiosa, haciendo que sus acciones y voz fueran indecisas. Se pasó una mano por los cabellos, despeinándose.- ¿Sabes lo que es gustar?- preguntó. Jack pestañeó curioso.

-No muy bien. – admitió.- Pero es algo referido al amor, no?

-¿Amor?- respondió el castaño. Jack afirmó, como si fuera lo más obvio del mundo.

-Sí, amor. Creo que… Uh. No lo sé. Nunca presté mucha atención a eso…- Suspiró. Trató de unir todo lo que sabía sobre el tema.- Siempre lo nombran en las muñecas. Lo leí muchas veces por allí. Pero en realidad no sé muy bien lo que es. Creo que tiene que ver besos y esas cosas.- explicó.

-¿Y qué es besar?- esa pregunta lo tomó por desprevenido, de nuevo. Se vio incómodo. Por algún motivo, la pregunta le causaba cierto escalofrío.

-Uh… Es… Cuando los labios de dos personas se juntan. Creo.

-¿Por qué harían algo como eso?- cuestionó de nuevo el castaño. No entendía muy bien el tema. Se puso a pensarlo en lo que el albino parecía tratar de hilar sus pensamientos. Besar… Besar…¿Y si él uniera sus labios con los de Jack? Trató de imaginarlo, pero ni bien al empezar, la “melodía” de su pecho, se convirtió más bien en una orquesta tocando su más fina y animada pieza. Nunca había tocado a Jack, obviamente. Ni siquiera conocía sus detalles con precisión, por la distancia. Así que el solo hecho de pensar que podría unirse a él en un “beso”…Lo emocionaba.

-No lo sé. Porque se aman.- respondió frustrado el albino, al no encontrar otra respuesta.

-Jack.- lo llamó. En seguida el albino lo miró.- ¿Te gustaría besarme?

- . . .

-. . .

-¿¡Qué clase de pregunta es esa!?- estalló, avergonzado. Podía sentir la tensión cruzar su pequeño cuerpo, obligándolo a abochornarse.

-Solo preguntaba.- se justificó, algo herido de que el albino reaccionara de esa manera. No esperaba que se escandalizara por algo así. Sin quererlo, terminó por pensar en que, tal vez, no le “gustaba” a Jack lo suficiente como para recibir un beso de su parte.

-. . .-Jack guardó silencio en lo que trataba de componerse de la sorpresa y de esos nuevos sentimientos encontrados. Trató de buscar la mirada de Hiccup. Pero se dio cuenta de que éste no lo estaba observando, como solía hacerlo. Se sintió…Confundido. No sabría explicarlo. ¿Por qué todo tenía que ser tan raro? Finalmente, pasó a imaginarse a Hiccup besándolo. Nunca había estado en situación parecida, obviamente. Así que trató de recordar las imágenes de las muñecas siendo besadas por sus héroes. Fue un lío. Para empezar, ninguno de los dos era una muñeca. ¿Quién se supone que levantaría la pierna de aquella manera chistosa? No. Ni loco sería él. Dejando eso de lado, se dio cuenta de que nunca vio a dos muñecos besándose. Era tan…Extraño. Pero no le causaba molestia o algo. En realidad, todo lo contrario. Finalmente, pudo imaginarse entre los brazos de Hiccup, tan cerca…Y su rostro…Acercándose al suyo para… Finalmente…

-¿Jack?- se sobresaltó al escuchar su nombre. Miró en dirección al castaño.- Yo uh… Lamento haber preguntado esas cosas extrañas.- comentó. Jack enarcó una ceja sin entender.- Quiero decir, s-supongo que yo no te gusto, verdad?

-. . .Eh. . .- Oh. Por la Luna. Gustar… ¿Le gustaba Hiccup? Sin pensarlo mucho, la repuesta era un sí. Después de todo, era muy agradable, y él único con el cual podía bromear y tener largas conversaciones… Pero…De algún modo, supo que él no se refería a un “gustar” como en el que estaba pensando. ¿Se refería al “gustar” de amor? Comenzó a incomodarse, tratando de esconderse de la mirada del castaño. Pero no podía, obviamente.

-Oh, ya veo. No tienes que preocuparte, en realidad lo entiendo y…

-No, no.- negó Jack. Hiccup sonrió algo resignado.

-¿No te…Gusto?

-No…- dijo en tono bajo. Hiccup sintió estrujarse su ser. Asintió, y ya estaba por hablar, cuando Jack lo interrumpió.- Sí me…Gustas.

-.  . .- Sus ojos se abrieron de par en par. Automáticamente sonrió, como un pequeño niño emocionado.- ¿E-en verdad te gusto?- preguntó. Jack asintió apenado.- ¡Eso me hace tan feliz!- festejó, riendo. Si pudiera haber saltado, e incluso bailado, de seguro lo habría hecho. Jack, contagiado por su felicidad, sonrió acompañándolo en su pequeña fiesta personal. Al fin cuando comenzó a calmarse, se apegó al plástico que lo encerraba, casi con la intención de romperlo y hacer una locura. Jack lo observó, igualmente borrando de a poco su sonrisa.- También me gustas, Jack.- admitió el castaño. El albino posó su mano en el límite de su empaque, igualmente, y sonrió torpemente.

-Entonces… Nos gustamos…- afirmó. Hiccup asintió alegre.

-Si algún día estamos juntos…- siguió hablando el castaño.- Puedo… ¿Puedo besarte?- cuestionó. Jack sintió sus piernas temblar.

-…Creo que es lo que las personas que se gustan hacen.- afirmó.

-Entonces te besaré muchas veces. Porque me gustas mucho, mucho, Jack…

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Había perdido la cuenta de meses. Finalmente, hasta ese momento, nadie se había llevado a Hiccup. Poco a poco, hasta el anciano se olvidó de la existencia de tal muñeco. Sucedió aquel día. Un empelado notó a Hiccup, y se lo llevó. Sabría la Luna la desesperación que Jack sintió al verlo alejarse de su lado. Por varios minutos, pareció no respirar, angustiado y preocupado. Solo pudo calmarse cuando lo vio volver en manos del viejo dueño de la tienda.

-“Oh. Lo había olvidado.”- dijo éste.

-“¿Qué hago con él? No creo que nadie lo quiera…”- siguió el empleado.

-“… No es la primera vez que pasa. Los juguetes de esta empresa no son tan famosos…”- admitió el anciano.-“ Déjalo en la repisa más alta. “

Y siguiendo la orden de su jefe, el empleado pasó a poner al castaño hasta la repisa más alta, escondido de la mirada de la gente. Cuando terminó de dejar en aquel lugar al castaño, se marchó a hacer sus labores, dejando a Jack, justamente enfrentado a poco más de diez centímetros de Hiccup.

-Hola…- Susurró Hiccup. Jack sintió que algo dentro suyo se vertía cálidamente, revoloteando en su estómago.

-Hola…- le contestó.

La noche llegó. Ambos no tardaron nada en acercarse lo más que podían al otro. Sus sonrisas nunca fueron tan grandes y resplandecientes. Hiccup pudo apreciar como nunca cada rasgos y detalle de Jack. Y del mismo modo, Jack pudo incluso percatarse de aquella pequeña cicatriz que el castaño portaba en quijada. Le encantó.

-Quiero salir.- dijo Hiccup entusiasmado.- Quiero besarte.- afirmó. Jack por unos momentos pensó que no sería tan malo romper sus propias cajas y escapar. ¿Quién notaría siquiera que habían roto las reglas? Allí arriba nadie los veía. Solo se tenían el uno al otro. Pero no podía ser tan tonto. Aun él, que amaba romper las reglas, sabía que era mala idea solo escapar. ¿Y si los encontraban “usados” y los tiraban a la basura? Si se lo pensaba, no le importaría ir a parar a cualquier sitio, con tal de estar al lado de Hiccup. Pero… No podía ser tan egoísta para no pensar en lo que sería mejor para el castaño.

-No, nos meteríamos en problemas.- le dijo. Hiccup suspiró, resignado, y se sentó. Jack lo imitó. Allí tan cerca, ambos sintieron como si pudieran simplemente estirar el brazo y sentirse mutuamente. Lástima que estuvieran encerrados y separados, míseramente, por unos centímetros condenados.

-Jack.- lo llamó el castaño. Jack le sonrió.- ¿Crees que algún día salgamos de aquí?- el albino pareció pensarlo. Esa pregunta muchas veces se la había hecho, incluso antes de conocer a Hiccup. ¿Cuál sería su destino viviendo allí, sin poder escapar de su empaque? ¿Hasta cuando podrían estar juntos en la repisa?

-No lo sé…- respondió.- Pero no creo que sea pronto.- agregó desanimado. Hiccup bufó resignado.

-Bueno, por ahora, puedo conformarme.- siguió el ojiverde.- Porque estoy a tu lado.

-Eres todo un cursi.- Se “quejó” Jack. Hiccup echó a reír.

-Aun así te gusto.- afirmó. Jack reviró los ojos. Ambos se quedaron viéndose unos segundos, antes de continuar en sus charlas.- Jack…

-¿Sí?...

-Creo que te amo…

Notas finales:

¿Le di diabetes a alguien? :'v Como me encantó escribir este capítulo. Aish. Como adoro esta pareja <3 <3 En fin, nos leemos pronto. Espero poder leer que opinaron sobre este capítulo <3 <3 

 

Suerte :)


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