Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pied Piper of Hamelin por BombayLove

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

You no quiere que se entere de la posibilidad de que Ryo tenga familiares más cerca de lo que se imagina. Por ese motivo, le pide a Shingo que con los datos que tiene trate de averiguar el verdadero nombre de J.
Al darse cuenta que You no pareció seguirle la corriente cuando le dijo que sentía que Erika le resultaba familiar, recurre a Subaru quien, a su vez, le pide ayuda a Ryuhei, ya que es la única persona que ella no conoce. Al mismo tiempo, Ryuhei huye de su casa cuando su esposa le dije abiertamente que llamó a la policía, y no le queda mucho tiempo para escapar de ahí.

Podía ver, sentir y hasta oler el césped que le hacía cosquillas en los pies. Al alzar la vista, muy a lo lejos, divisó una figura que lo llamaba con una seña, pero por más que él quisiera, no lograba ni acercársele ni ver su rostro. De repente, esa escena fue reemplazada por el fuego abrasador. Si antes podía sentir el cosquilleo del césped, ahora también sentía el calor, la falta de aire y una sensación de ardor en cada poro de su piel.

Se despertó y se sentó de un salto en la camilla. Sus pulsaciones volvieron poco a poco a la normalidad al encontrar a su amante a su lado. Cuando volvió a acostarse, Tadayoshi se giró.

—¿Qué sucede?

—Tuve una pesadilla —le dijo Ryo, abrazándolo con ternura y besando su frente—. Pero, ya está, no te preocupes.

—¿Estás bien? —le preguntó el menor.

—Sí, ya todo está bien.

—¿Están bien? —preguntó You, asomándose apenas.

 —Sí, estamos bien —respondió Ryo. El mayor asintió con la cabeza y regresó a sus quehaceres.

—¿Cuándo duerme? —le preguntó Tadayoshi a Ryo en voz baja.

—Quién sabe. Tú descansa.

—¿Eh?

—Ya vuelvo —le dijo Ryo, pasando por encima del cuerpo del más alto para bajarse de la camilla y hacerle compañía a You—. No te lo dije antes, pero, gracias por todo.

—No es nada. Si no nos apoyamos entre nosotros —reconoció You, hincándose de hombros.

—¿Cómo encontraste a Ohkura?

—Él vino solo.

—Mató a un tipo, ¿no?

—Sí —respondió You en un suspiro—. Hina me trajo las fotografías, ¿las quieres ver?

—Me sacó las esposas con un matafuego, creo saber cómo quedó ese tipo.

—¿No puedes dormir?

—Tuve un sueño.

—¿Quieres hablar de eso?

—No. Más bien… quiero hablar de otra cosa.

—Dime.

—Esa mujer que me sacó una muestra… Me resulta familiar…

—¿Quieres que la investigue por ti, mi amor? —le preguntó Tadayoshi, de brazos cruzados.

—¿No estabas durmiendo? —le preguntó Ryo con una sonrisa.

—Sus cuchicheos no me dejan volver a conciliar el sueño —reconoció el menor restregándose los ojos.

Un par de golpes sobre la puerta interrumpieron su conversación. You se acercó a la misma y la abrió un poco para ver a Shingo y Subaru.

—Pasa Subaru. Hina, ¿me acompañas un momento?

—Eh… Claro —respondió el aludido. Shingo siguió a You hasta la sala de espera donde el mayor detuvo sus pasos—. ¿Qué sucedió?

—Ryo siente curiosidad por Erika.

—¿Y? ¿Crees que es muy pronto? ¿A qué le temes, Yoko?

—Hay cosas de J que necesito descifrar. Si Ryo va a regresar con su familia, debemos esperar un poco más.

—¿Qué tiene que ver J?

—Si te doy toda la información que tengo, ¿puedes encontrar su nombre verdadero?

—Yoko, me asustas…

—Cuando tengas esa información, vas a entender por qué te estoy pidiendo esto.

—Voy a necesitar meter a Yasu en la jefatura…

—Eso no será complicado para Yasu.

—Le enviaré un mensaje preguntándole.

—Llámalo de la recepción. No te preocupes por eso.

 

—Subaru, tanto tiempo —le sonrió Ryo, recibiendo un movimiento de cabeza por respuesta.

—Lo mismo digo.

—Voy al baño, enseguida vuelvo —dijo Tadayoshi.

—¿Te presto una mano? —le preguntó Ryo.

—No soy yo el que se levantó alegre —reconoció Tadayoshi.

—¡Espero a que vuelvas, ¿eh?!

El menor le dio un beso a la lejanía, ocasionando su sonrisa.

—Jamás he visto a Ohkura tan feliz —reconoció Subaru, sentándose frente a Ryo.

—Yo tampoco. Que yo sea quien ocasionó su felicidad hace que me sienta un poco como el rey del universo —dijo el morocho, rascándose la mejilla con un poco de vergüenza—. Y tú, ¿cómo estás?

—Bien.

—Oye, Subaru…

—Dime.

—¿Conoces a la mujer que fue a la sala de interrogatorios antes que tú?

—¿A la que te le quisiste tirar?

—Que no te escuche Ohkura…

—Sí, la conozco, ¿por qué?

—Me gustaría verla a solas.

—¿Y eso?

—Le dije a Yokoyama-kun que me resulta familiar. Pero pareció no importarle demasiado. Llegaste con Murakami-kun y se lo llevó.

—Veré qué puedo hacer.

—Gracias.

—Ahora tengo que irme.

—Nos vemos.

—Nos vemos.

Subaru salió del consultorio, encontrándose con Shingo y You.

—¿Te vas? —le preguntó You.

—Lo siento. Tengo cosas qué hacer.

—Le dije que esté lo más cerca posible de Erika y mis superiores —respondió Shingo bajo la mirada de Subaru a quien le quedó dando vueltas las palabras de Ryo—. ¿Sucede algo?

—No, nada —respondió el aludido—. Me había quedado pensando en algo sin importancia.

—Entonces, nos vemos en otra ocasión —le dijo You. El aludido asintió con la cabeza.

—Voy a hablar con Yasu. Regreso luego —Shingo siguió por el mismo camino que Subaru y se encontró a Tadayoshi—. ¿Y tú por dónde andabas?

—Había ido al baño. ¿Ya te vas?

—No, ahora vuelvo. Ve con los demás.

—Está bien.

Tadayoshi se quedó mirando a Shingo hasta que él llegó a la recepción ubicada en medio del pasillo. Presentía que pasaba algo, pero ya no tenía la capacidad de descifrar qué. Con Ryo cerca, su vida volvía a tener la calma que había perdido alguna vez.

—¿Puedo usar el teléfono? —le pidió Shingo a la recepcionista.

—Por supuesto. Aquí tiene —dijo la enfermera, entregándole el teléfono.

—Gracias —Shingo marcó un número de teléfono y esperó un momento hasta que alguien atendió al otro lado.

—“Yoko.

—Hina —se sonrió el aludido.

—“Ah.

—¿La característica?

—“Ahjá. ¿Qué sucede?

—Necesito tu ayuda.

—“Dime.

Shingo cruzó miradas con la recepcionista que estaba sentada frente suyo. La muchacha, comprendiendo el mensaje, se puso de pie y se alejó unos metros de él.

—Necesito que repitamos lo que hicimos para obtener información.

—“¿Es que acaso el superintendente no puede conseguir información sin recurrir a mí?

—Algo me dice que es información clasificada —se sonrió Shingo.

—“Está bien. Hablamos luego.

Shingo regresó al consultorio justo cuando Ryo estaba lanzando una silla contra el suelo. La siguiente paciente de You se alertó y lo miró.

—No le gustan las agujas —le dijo el aludido, ocasionando que la mujer sonriera ligeramente—. ¿Qué está pasando aquí? —preguntó, una vez entró al consultorio y cerró la puerta.

—¡Este imbécil nos quiere mandar a Ohkura y a mí fuera del mapa! —exclamó Ryo en referencia a You.

—No lo dije de esa forma…

—Pero es eso lo que quieres hacer —reconoció Tadayoshi.

—Cálmense un poco. Al otro lado de esta puerta hay gente que no debe enterarse de esto.

—¡Me importa una mierda! ¡No es justo!

—¿Quieres estar encerrado en ese lugar otra vez? —le preguntó Shingo.

—No es muy distinto de lo que viví cuando el viejo estaba vivo —respondió Ryo.

—Ryo, Ohkura, deben entender que los están buscando. Y no es la policía común. A Ryo lo buscan por fugitivo de la justicia, y a ti, Ohkura —Shingo ocasionó que en el consultorio reinara el silencio—… ¿Y bien?

—Déjenme elegir a mí el lugar —pidió Ryo, mientras abría la puerta del consultorio, con Tadayoshi siguiéndole los pasos.

—¿Adónde vas? —le preguntó Shingo acercándose rápidamente a ambos.

—¡Quiero salir a fumar! —exclamó Ryo.

—Disculpen, pero, no pude evitar escuchar su conversación… ¿Están buscando un lugar para alojarse? —la anciana que estaba esperando su turno, llamó la atención del trío—. Tengo un pequeño departamento detrás de casa. Es cómodo para una persona o dos.

Ryo y Tadayoshi se miraron.

—Tendría que ir a mirarlo —dijo Ryo.

—Aceptamos —dijo Tadayoshi, golpeando a su pareja con el puño.

—Ay…

—Aceptamos —reiteró el menor.

 

Se apresuró a atender la llamada telefónica cuando se percató del sonido del mismo vibrando sobre la pequeña mesa de madera en medio de la habitación.

—¿Diga?

—“¿Qué estabas haciendo, Maru?

—Ah, Subaru… Me estaba bañando. ¿Por qué? —le preguntó, sentándose en la silla en torno a la mesa.

—“Necesito tu ayuda. Y antes de que te niegues, te pido que por favor me escuches.

—Dime —suspiró el aludido.

—“Creemos que Yoko y Hina nos esconden algo. Hay una sola persona que puede ayudarnos con esto, pero no podemos acercarnos a ella abiertamente. De mi parte, no puedo porque convivo con ella en mi lugar de trabajo, y conoce a Ryo porque lo interrogó.

—¡¿Es policía?!

—“Es detective, y… aparentemente es familiar de Ryo.

—¿Qué es exactamente lo que quieres hacer?

—“Hablo con Yasu y paso a verte, ¿sí?

—Eh… Claro, pero… ¿Tienes para anotar?

—“Eh, sí. ¿Por qué?

—Anota la siguiente dirección, por favor —le pidió.

Después de que Ryuhei cortó la llamada se quedó mirando el sol que iba desapareciendo poco a poco. El sonido de los grillos lo hizo sonreír.

 

La puerta de la oficina del orfanato se abrió. El rostro de su esposa estaba desfigurado.

—Ahora, ¿qué? —le preguntó Ryuhei, en un suspiro.

—Acabo de llamar a la policía. O te vas de aquí en este instante, o te atienes a las consecuencias —le dijo la mujer.

—¿Qué hiciste?

—Lo que debí hacer desde que esos sujetos llegaron aquí.

—No, no tienes ni idea de lo que acabaste de hacer —le dijo Ryuhei, incorporándose. Si en algo conocía a los oficiales que tenían su caso bajo la manga, era que no tenía mucho tiempo para desaparecer de ese lugar, pero, ¿adónde iría? Tadayoshi se había escapado de su casa, no había mantenido contacto alguno con You. ¿Yasu? ¿Subaru? ¿Shingo? ¿Después de haberles dado la espalda?—. Ellos tenían razón —musitó—. Me traicionaste…

—¿Y tú? ¿Con un hombre? ¡¿Con un hombre?!

—¡Tú no lo entiendes!

—¡¿Qué debo entender?! ¡¿Acaso pensabas en él cada vez que me tocabas?! No… Por favor, no— sollozó la mujer, empezando a sentirse mal—. Vete de aquí, Ryuhei. Vete, y, por favor, muérete de una vez —gimoteó.

Antes de que Ryuhei pudiera ser capaz de decir palabra alguna, oyó los gritos de los niños provenientes de cada uno de los pisos del orfanato. La policía había llegado y él no tenía mucho tiempo a su favor. Alcanzó a agarrar su teléfono, la billetera estaba en el bolsillo de su pantalón. Acto seguido, salió corriendo de la oficina. Oyó que su mujer lo delataba, que la mujer que alguna vez había amado lo delataba.

¿Shota lo habría hecho?

No.

Él jamás lo habría hecho.

Él sí lo amaba.

Y Ryuhei lo dejó escapar como el estúpido que era.

Lo siguiente que supo fue que le había quitado la vida a aproximadamente una docena de hombres. Los niños seguían gritando. Ya no lo soportaba más.

 

Así fue cómo llegó a aquel lugar. Era pequeño pero cómodo para él.

Desde aquel lugar sí podía ayudar a sus amigos.

Notas finales:

Gracias por leer :3

Hasta la semana que viene, ¡no! Hasta la siguiente xD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).