-Demonios, debí haber traído mi maldito paraguas- La lluvia resbala por mis mejillas empapando mi rostro y luego el resto de mi cuerpo, a pesar de odiar esta sensación chiclosa que siento en los pies debido a la lluvia, me reconforta sentir el frio pasar por todo mi cuerpo, estas últimas semanas en la universidad han sido un infierno, siento como mi cabeza va enfriándose poco a poco, incluso puedo sentir como mi alma toma una bocana de este aire frio. El resfriado que pesque, porque estoy seguro de que enfermaré, habrá valido la pena.
Siento mis músculos relajarse a cada paso que doy, tal vez el haber olvidado mi paraguas fue un golpe de suerte, el único que he tenido en estas tres semanas. Si bien es cierto que he sacado un sobresaliente en mi proyecto final, eso no compensa todo el estrés al que me he sometido. Podría jurar que he estado a punto de desmayarme más de dos veces.
-¡Santo cielo!- Juro que un trueno ha caído en esta calle, no muy lejos de aquí. Empiezo a caminar más rápido, pues por muy bien que se sienta andar bajo la lluvia, morir rostizado como un pollo gracias un rayo no es mi primera opción. ¡Por Dios! Que solo tengo 20 años, ninguna forma de morir sería mi primera opción. Aunque pensándolo mejor, prefiero que me caiga un rayo, a morir debido a un estúpido proyecto final. ¡Qué es solo una maldita calificación! ¡Un mugre número impreso en un papel que no sirve más que para presumir! Claro, si no es que primero te golpean por nerd. En la vida real, ningún jefe te preguntará que calificación obtuviste en ese examen sorpresa que hizo la sorda de tu profesora, ni le importará cuantas noches tuviste que desvelarte para poder terminar tu proyecto, al final, lo único que quieren es que sepas usar medianamente una computadora y hacerle buenos cumplidos, entre más lame botas seas, mejor te ira, o bien follarte a su hija, esa fea a la que tuvo que comprarle una cita ya que nadie quería llevarla a la graduación. Si es que el mundo cada vez se hace más y más retorcido.
-Me cago en…- ¡Genial! me he tropezado con un pedazo de ladrillo, pero es que ¿A quién mierda se le ocurre dejar esto a mitad del camino? Menos mal que nadie me ha visto, y es que claro, nadie quiere salir cuando cae una tormenta con aires de diluvio como esta. ¡Que incluso a las tormentas se les da por creerse superiores a mí! Esta semana no podría empeorar, y la única razón por la cual no me atrevo a gritarlo es porque igual me cae un rayo encima, con la suerte que tengo prefiero no arriesgarme.
Miro a todos lados solo para asegurarme que nadie me haya visto, he escuchado un leve murmullo, por lo que no me sorprendería voltear y ver como alguien se ríe de mi desgracia, incluso siento como mi dignidad se resbala junto con las gotas de lluvia. Pero para mi sorpresa no hay nadie cerca, debió ser mi paranoica imaginación, a no ser que el hombre invisible este detrás de mí partiéndose de la risa y grabando mi reacción para subirla a Youtube. Efectivamente, tantas horas sin dormir al fin están dando resultados, siempre supe que tarde o temprano me volvería loco, y sucedió más tarde de lo que esperaba. ¿Debería dejarme crecer el cabello y pintarlo de algún rojo escandaloso? ¿O bien pintarme una sonrisa en el rostro y decolorarme el cabello de verde? Que poco original soy.
De pronto escucho un ruido escandaloso, como si algo hubiese caído desde muy alto, y segundos después veo como un gato huye velozmente de un callejón a otro. Menudo susto debió haberse llevado.
Tengo la certeza de que aquí hay algo raro, de pronto tengo la sensación de que no estoy solo, a algún otro loco se le ha ocurrido caminar bajo la lluvia al igual que a mí, o bien, un loco asesino violador está acosándome y trata de secuestrarme.
-MIRA HOMBRE, QUE NO ESTOY PARA BROMAS- No recibo respuesta alguna. Entro en pánico, tal vez gritar no haya sido mi mejor idea, pero dudo que puedo escucharme si no lo hago, la lluvia no ayuda en nada, solo hace que este escenario sea más tenebroso.
–SE KARATE, PUEDO DEFENDERME- No, no se karate, pero no miento al decir que puedo defenderme, no por nada voy al gimnasio a diario, aunque este mes no he podido ir debido a la universidad, pero eso el violador no lo sabe, bueno, en realidad el ni siquiera sabe mi nombre y también es muy poco probable que sea un violador. ¿¡Pero es que soy idiota o qué!? Debería aprovechar este tiempo y salir huyendo de aquí, no quedarme parado como un imbécil gritándole al aire. –VOY A IRME- No sé porque he dicho eso. Soy tonto.
Empiezo a caminar a grandes zancadas, avanzo lo más rápido que puedo hasta llegar cerca de un callejón, el mismo de donde ha salido el mendigo gato. Las piernas me tiemblan como gelatina, pero intento hacerme el valiente y continuar mi camino. Cuando paso enfrente oigo claramente leves murmullos, puedo jurar que alguien dijo “Help me” ¿Pero quién se cree que es? ¿Marina Joyce? Igual es un drogadicto o… un violador drogadicto, ok ya tengo que calmarme con eso de las violaciones. Pero sigo teniendo este mal presentimiento. Al menos dejaré de ser virgen… Me odio a mí mismo por pensar eso.
Escucho ruidos que provienen del callejón, ¿Y si alguien está herido? Una vez mi tío Ben me dijo “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” Yo no soy ningún superhéroe ni nada por el estilo, pero desde que él murió me prometí a mí mismo que ayudaría a cualquiera que lo necesitase, siempre y cuando estuviera entre mis posibilidades obviamente. Soy un simple universitario tampoco hay mucho que pueda hacer.
-¿H-HOLA?...- Y aquí estoy, parado enfrente de aquel callejón. Mis piernas tiemblan como gelatina y mi voz sale más aguda de lo que me gustaría. El miedo es palpable, siento que me sofoco, desde hace ya un rato que la lluvia dejo de impórtame.
Empiezo a adentrarme poco a poco en el callejón, el piso está lodoso y el olor a basura es insoportable. – ¿E-ESTAS BIEN? ¿NECESITAS AYUDA?- De lejos diviso una figura, es algo borrosa. Estoy metiéndome en problemas, no debería hacer esto, escucho claramente como algo dentro de mí me pide que huya, que esto no es una buena idea. Deja de ser un cobarde, sé un hombre por una vez en tu vida, se un héroe, hazlo por tío Ben, intento motivarme pero mis piernas no responden. Enfrente de mí hay un hombre, de unos veintitantos, creo que está inconsciente, y está sangrando.
Me quedo en blanco unos segundos, ¿Qué hago? ¿¡Qué hago maldita sea!? Tiemblo, todo mi cuerpo tiembla, su pecho sube y baja, eso significa que sigue vivo, pero ¿Por cuánto tiempo? Un frio sudor recorre todo mi cuerpo. No sé nada de primeros auxilios, pero tampoco puedo dejarlo tirado aquí.
De pronto veo como mis dedos se mueven con fluidez, inconscientemente marco a emergencias. El hospital no está muy lejos de aquí, así que la ambulancia no tardará en llegar, aún así intento levantarlo, no sin antes revisar que no tenga ningún arma o algo por el estilo; sin embargo me es imposible, este hombre pesa el doble que yo, tal vez el triple, antes alardeé de ir todos los días al gimnasio pero este hombre parece que viviera en uno, su enorme y musculoso cuerpo deja en total vergüenza al mío, ¿con que clase de monstruo debió enfrentarse para terminar de esta forma?
-Tranquilo amigo, todo estará bien- Tener que decirle esto me deja un amargo sabor de boca, esto me trae dolorosos recuerdos, siento que mis ojos arden, y hasta ahora soy consciente de que estoy llorando, no sé cuándo empecé a hacerlo pero agradezco que llueva, solo estamos nosotros dos, y él esta inconsciente pero eso no evita que me sienta avergonzado.
La ambulancia llega minutos después, lo acomodan en la camilla y piden que les cuente lo que paso camino al hospital. Siento la necesidad de tomar su mano, lo hago y le susurro que todo estará bien, a pesar de las miradas reprobatorias de los enfermeros; él es un completo extraño lo sé, sin embargo, si yo estuviese en su lugar me gustaría que alguien hiciese esto por mí.
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-¿Es usted un familiar del paciente? ¿O amigo cercano? –
-No, ninguna de las dos-
-¿Conoce a alguien a quien podamos contactar?-
-No… yo solo lo encontré tirado en un callejón-
Veo como la recepcionista escribe de mala gana y después comienza a hacer algunas llamas. Me hace un gesto con la mano, me está pidiendo que me siente, eso o bien me está mandando a la mierda, creo que hace ambas cosas.
No he sido nada útil desde que llegue al hospital, pero no lo hago a propósito, realmente no sé nada sobre este hombre, por muy mal que me vean, como si intentaran leer mi mente, no conseguirán nada, porque realmente no sé nada. Ya han venido tres enfermeras a entrevistarme, es como si pensaran que oculto algo. Tal vez sean imaginaciones mías, pero creo que no confían en mí.
-Disculpa ¿Podrías repetirme tu nombre?- Y esta es la cuarta, pero esta vez es una doctora o al menos eso dice su identificación ¿Es que piensan mandarme a todo el hospital para entrevistarme?
-Peter, Peter Parker, soy estudiante de la universidad Empire State- Siento que ya repetí esta frase más de mil veces en un solo día. La doctora toma nota, pero a diferencia de las anteriores, esta me mira fijamente a los ojos y me sonríe. Nunca había visto una sonrisa tan forzada como la suya, sus encías se notan tanto que da asco.
-Bien Peter, ¿podrías contarme que sucedió en ese callejón? ¿Cómo es que tu… ahmm… amigo terminó de esta forma?- ¿Soy yo o esta mujer esta insinuando algo de lo que no estoy enterado? Entonces paro en seco y me doy cuenta que he estado caminando de un lado a otro mientras me muerdo las uñas ¡Claro! ¿Cómo no van a creerse otras cosas, si yo estoy actuando como una novia preocupada? ¿¡Pero que rayos me pasa!?
-No es mi amigo, simplemente lo encontré tirado en un callejón de regreso a casa- Me irrita tener que repetirlo. La mujer me mira como quien no quiere la cosa, se supone que son doctores no investigadores privados, deberían conseguirse una vida, maldita sea.
-Señor, tiene que entender que… -
-¡No es nada mío maldita sea! ¡Simplemente lo encontré en un puto callejón!-
-Por favor señor, tendré que pedirle que baje la voz-
-Entonces solo haga su maldito trabajo-
No suelo explotar fácilmente, pero no me arrepiento de lo que hice. La mujer me ve de pies a cabeza y luego se aleja escribiendo saber que en su libreta. Minutos después tengo a un par de policías detrás de mí. Debí haberme ido cuando pude, ¿Qué estaba pensando? ¿Qué al llegar al hospital todos me agradecerían, dirían que soy un héroe y bailaríamos la macarena todos juntos?
-¿Señor Parker? Tendrá que venir con nosotros un par de minutos, tenemos algunas preguntas que hacerle- Genial, lo que me faltaba, ahora me tratan como un criminal. Lo último que quiero son problemas, podría echar a correr pero de nada serviría, ya di todos mis datos a la recepcionista. Esto es como cuando ayudé a esa señora a la cual le habían robado el bolso, al final, a quien culparon fue a mí.
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Al parecer los policías no tienen noción del tiempo, su “par de minutos” fueron dos horas y media. Termine llegando a casa a la 1 de la madrugada, y para colmo mañana o más bien hoy, tengo clases. Es lo que me gano por quererme hacer el héroe.
Sin embargo, fue un buen día después de todo, logré presentar mi proyecto y más importante aún, le salve la vida a un buen hombre, o bueno, al menos contribuí en algo.
En la ducha, mientras enjabono mi cuerpo no puedo evitar pensar en él, ¡Pero que gay ha sonado eso! Lo que quise decir es que me alegro de haber entrado a ese callejón, a pesar de la mala espina que daba, si no lo hubiese hecho él podría haber muerto allí, en medio de toda esa basura. Es irónico que tenga que darme explicaciones a mi mismo.
En fin, antes de irme le pregunté a la enfermera si se pondría bien y me dijo que solo había sido una leve contusión craneal, no sé qué significa realmente pero mañana podré ir a visitarlo, le llevaría flores o algo así, pero no quiero seguir creando confusiones, con el numerito que hice ayer, es más que suficiente.
Me recuesto en la cama y pienso en que debería llevarle mañana. -Tal vez unos chocolates- Debería preguntarle a Gwen, ella es una chica y por lo tanto sabe de estas cosas, aunque vamos, tampoco es como si fuera a declarármele, son solo unos chocolates en plan “Hey amigo, te traje esto, espero que te recuperes pronto” Sin darme cuenta, veo como mi teléfono ya está marcando al número de Gwen, hace días que no hablo con ella. Tuvimos una leve pelea y luego se interpuso el proyecto, espero que no esté molesta.
-… ¿Peter?- Me siento en la cama y sin más preámbulo comienzo a contarle todo lo que paso ayer, desde mi proyecto hasta la interrogación de los policías, tal vez exagere un poco las cosas, pero ella es mi novia y quiero lucirme.
-Peter, eres realmente asombroso, pero son las 5 de la mañana, y tenemos examen en dos horas- ¿Realmente estuvimos hablando tanto tiempo? Sorprendentemente no me siento para nada cansado, hablar con Gwen es maravilloso.
-Nos vemos luego Peter, descansa un poco- Pocos minutos después de colgar siento que mis parpados pesan una tonelada y me quedo profundamente dormido, soy como una colegiala enamorada y no me arrepiento.