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I'll Waiting For You [VIXX] por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Adivinen quien volvió~ Si, su pozo de desesperación, agonía y sufrimiento¿ y bien sensual, ahre

Fue un mes complicado con la universidad, con mi vida, con el país, con todo. Estaba tentada a tirarme del puente que hay en mi ciudad pero we, no lo hice y sigo viva para hacerlos sufrir :v

No sé que tan bien haya salido el capítulo ya que no estaba en mis mejores momentos mientras lo escribía, pero se hace lo que se puede u.u

Sin más que decir, disfruten el cap~

La cama se sentía como un enorme malvavisco esponjoso, su cuerpo no podía estar más a gusto y relajado como si sus problemas hubiesen desaparecido por completo. Abrió lentamente sus ojos acostumbrándose a la luz del sol que se filtraba por el gran ventanal, la vista que daba a la ciudad era hermosa.

Giró su mirada al lado contrario de la cama matrimonial, estaba vacío y las sábanas desacomodadas. Su vista fue más allá de la cama, a donde Hakyeon se encontraba de pie con unos pantalones azules de algodón y una camisa blanca desabotonada mostrando su pecho. En sus brazos sostenía un bebé, precioso e idéntico a él. Casi una copia en miniatura.

El moreno le hacía mimos al bebé, su brillante sonrisa relucía como diamantes. La mirada del mayor se posó en él, regalándole una expresión de fingida sorpresa.

—Mira, ya papá despertó.

Antes de que pudiera recibir a su hijo en sus brazos, antes de que pudiera siquiera tocar a su Hakyeon, la alarma sonó estrepitosa, despertándolo.

Miró a su alrededor, estaba en su pequeña habitación, los mismos muebles, los mismos libros, la misma pintura desgastada en las paredes. Se irguió y sacudió su cabello con frustración, todo fue un sueño. De un puñetazo apagó el dichoso artefacto, se lo ganaba por despertarlo de tan maravilloso sueño.

Empuñó las sábanas entre sus manos, la impotencia de cada día volvía a aglomerarse en su cuerpo, en sus pensamientos. Hakyeon seguía atrapado en ese infierno y nadie podía hacer nada por él, o, más bien, él no permitía que nadie lo ayudara. Era un terco como nadie, demasiado bondadoso como para arrastrar a alguien a sus problemas pero él no estaba solo. Los tenía a él y a sus amigos para ayudarlo.

Haría hasta lo imposible por ayudarlo.

 

 

******

 

 

Sanghyuk miraba a sus amigos jugar en el patio, divertirse, disfrutar la vida, pero él no podía ser parte de ello. Cuando llegó al colegio vio a Hakyeon con una venda alrededor de su mano, quiso correr a donde estaba él y preguntarle por esa herida pero no pudo. Hakyeon se lo prohibió.

—Otra vez esa cara larga —Sungjae se sentó a su lado con la frente perlada en sudor.

—Mmmh… —emitió Hyuk sin mover los labios—. Tú tampoco te ves bien.

—Mañana es el gran día, no tengo nada que celebrar —dijo Sungjae recordando que al día siguiente iría a conocer a su presunta prometida.

—¿No has hablado con Minhyuk–hyung?

—No, no puedo. Cada vez que lo intento, me quedo mudo —limpió su frente sudorosa con su antebrazo, el sudor le estaba picando—. Temo su reacción, que me odie por eso.

—Si hablas con él no tiene porque odiarte, es algo fuera de tu control —razonó Hyuk.

—Es fácil verlo desde tu punto, desde el mio es todo un caos —dejó caer hacia atrás su cabeza revelando su manzana de Adán bajar lentamente para luego volver a subir—. Él puede pensar que estoy de acuerdo con ese compromiso pero yo terminaré con eso antes de que siquiera se entere, es lo único que me hace ansiar que mañana llegue pronto.

—Está bien. Si esa es tu decisión, te apoyaré.

La campana sonó y todos los estudiantes corrieron a sus respectivas aulas. Hyuk y Sungjae esperaron a que el enjambre de estudiantes despejaran la entrada, no tenían tanta prisa por ser los primeros en entrar. Es más, ni siquiera tenían ganas de entrar. Los pensamientos de Hyuk y Sungjae estaban en otro lugar, junto a otras personas.

Por otro lado, Taekwoon no podía apartar la mirada del brazo de Hakyeon. Desde su palma hasta un poco más abajo de la muñeca, estaba vendado. El mereno le dijo que solo fue un golpe pero él no creía eso, no cuando Hakyeon emitía pequeños quejidos cuando movía su brazo.

¿Cómo podía acabar con esa situación? ¿Cómo podía mantener a Hakyeon a salvo si no se lo permitía?

Durante todo el día muy apenas Hakyeon le había dirigido la palabra, muy apenas hablaba con Minhyuk y Eunkwang, y muy apenas prestaba atención a las clases. Tampoco es que fuera muy importante pero era su última evaluación y debían tener una buena nota para que su promedio fuera casi excelente.

Él mismo se debatía entre prestarle atención a Hakyeon o a su evaluación, su cabeza iba a explotar.

El tiempo transcurrió tan lento, tortuoso. Su cuerpo se sentía tan cansado y su cabeza dolía horrores, casi no podía diferenciar las letras en la hoja frente a él. Algo malo pasaba. Escuchó a Hakyeon toser, vio su espalda arquearse y su cuerpo retorcerse en espasmos.

Se puso de pie como pudo, entregó su examen y agarró a Hakyeon del brazo sano.

—Voy a llevarlo a la enfermería, no se ve bien —informó saliendo con su amigo de aquella aula.

Hakyeon se quejaba, le pedía que parara, que aún no había entregado su prueba. Taekwoon lo ignoró hasta que le sobrevino un fuerte mareo que lo detuvo al pie de la escalera, Hakyeon lo sostuvo para que no cayera.

—Woonie, ¿qué sucede? —preguntó asustado el moreno.

—Mi cabeza duele horrores...

Hakyeon hizo que su amigo se apoyara en él y ambos caminaron a la enfermería envueltos en un silencio incomodo, silencio que solo se veía interrumpido cuando Hakyeon tosía.

La enfermera los recibío amablemente y procedío a revisar al moreno, quien era el que aparentaba estar peor. Taekwoon se sentó en el taburete que días atrás había ocupado para hacerle compañía a su moreno, ver como la enfemera diligentemente le atendía lo llenaba de alivio.

Aunque en ningún momento Hakyeon lo volteó a ver.

Los escuchó hablar por varios minutos, luego los decibeles bajaron y Taekwoon se preocupó, quería saber que decían. La enfermera se puso de pie y fue a su escritorio, luego regresó a donde estaba Hakyeon y le entregó dos tabletas de analgésicos. Su amigo no tardó en beberlas.

—Deberías descansar un poco.

Hakyeon asintió y colocó su cabeza contra la almohada de la camilla, solo pasaron unos segundos cuando cayó profundamente dormido.

—Ahora, tu… —la enfermera se dio la vuelta y posó las manos en su cadera—. ¿Te duele la muñeca? —inquirió acercándose a Taekwoon, quien, sin darse cuenta, sostenía su muñeca izquierda entre sus dedos

—Un poco…

La enfermera tomó su mano y acarició su muñeca con delicadeza, nada.

—No parece que estuviera lastimada —comentó- Luego tomó su estetoscopio y tensiómetro—. Quizas sea algo de las almas gemelas —colocó la banda alrededor del brazo de Taekwoon—. No te muevas —advirtió mientras bombeaba aire a la banda.

—¿Algo de las almas gemelas? ¿De qué habla?

—Quieto —indicó—. 110 y 71, si, muy baja. Déjame buscarte agua con azúcar.

—¿Y me va a responder? —preguntó sin apartar la vista de la mujer.

—Fue algo que se me ocurrió cuando los vi la vez pasada. Cuando Hakyeon estaba mal, tú también lo estaba, y cuando se estabilizó, tú también lo hiciste. Ahora él tiene su muñeca lastimada y a ti te duele. Aunque, sinceramente... —se aclaró la gharganta— también puede ser una patología...o desorden mental —Taekwoon la miró sorprendido—. Aunque prefiero irme por el lado romántico, cuando conoces a tu alma gemela lo sabes al verlo por primera vez. Se dice que si estás tan unido emocionalmente a tu pareja puedes sentir lo que él siente —Taekwoon se sonrojó furiosamente y la enfermera sonrió—. ¿Acerté?

—No es mi pareja —declaró amargo.

—No tiene que ser tu pareja necesariamente, basta con amarse.

—¿Usted... no piensa que es raro? —preguntó con timidez.

—Para nada. Taekwoon, en mi trabajo veo demasiadas cosas como para sorprenderme o alterarme por una pareja gay.

Taekwoon tragó grueso, recordó las "coincidentes" situaciones en las que él y Hakyeon pasaron por lo mismo: en primer año cuando se lastimó la pierna jugando futbol, Hakyeon estuvo cojeando por varios días porque extrañamente le dolía; o cuando Hakyeon discutió con su padre y él estaba tan desesperado que salió a buscarlo sin que su amigo lo llamara. La última vez que sucedió fue hace unos días con las heridas en la espalda de Hakyeon, la suya también dolía, aun lo hacía.

Tal vez existía la remota posibilidad de que Hakyeon y él fueran almas gemelas.

 

 

 

 

 

Sanghyuk abandonó su salón desganado, hastiado, impotente. Ya no le importaban sus notas, aunque eran lo suficientemente buenas como para recibir honores, pero estaba harto de todo. Sus pasos se congelaron a medio pasillo, vio a Hakyeon caminar a su dirección con Taekwoon a diez pasos, aproximadamente, lejos de él. Tal vez lo cuidaba, tal vez lo vigilaba obsesivamente. No importaba.

Corrió hasta donde estaba su novio y lo envolvió en un cálido y posesivo abrazo. Aspiró su aroma suave, masculino, característico de Cha Hakyeon. Sintió sus brazos rodearlo, los labios de su moreno sobre su frente, palabras dulces siendo susurradas solo para él.

—Te extrañé... te extraño...

—Yo también, hyung. También te extrañé.

El mundo despareció para ellos, no les importaban las miradas de extrañeza de algunos estudiantes, ni la de Taekwoon quien era el principal espectador de aquella escena que le desgarraba el alma a pedazos.

Fue duro, fue difícil, pero tuvo que dejar ir a Hakyeon con todo el dolor de su corazón. Lo vio alejarse y subir a ese odiado automóvil.

Sus pasos lo llevaron solitaria su departamento, su hermano lo esperaba con cena y su reconfortante presencia, pero no era lo mismo. No era lo mismo que su madre para darle consejos, que su padre para alegrar la noche, eran solo ellos dos contra el mundo.

—Hyuk —su hermano apretó su hombro—, sé que es duro lo que está pasando con Hakyeon pero él también debe poner de su parte. Para todo hay una solución y este no es a excepción, tal vez él pueda irse a vivir a otra parte o yo que sé.

—No es tan sencillo por su enfermedad, su padre es quien paga sus medicinas y está costeando su operación.

—Algo tiene que hacer, no puede continuar con esa situación.

Platicó con su hermano un rato más y luego se refugió en su habitación. Su pecho dolía espantosamente, se sentía sofocado, se soltó a llorar. Lloró silenciosamente y buscó su teléfono, su cabeza estaba llena de Hakyeon y solo se le ocurrió llamarlo. Uno, dos, tres timbres y la llamada se desviaba al buzón, volvió a intentarlo y fue el mismo resultado.

Dejó el teléfono de lado y enterró su cabeza contra la almohada. Su pecho seguía doliendo, no un dolor físico sino emocional, sabía que algo le estaba pasando a Hakyeon y él no podía hacer nada. Era tan indefenso, tan incompetente. No podía defender a su amor, no podía hacer nada por él. Hakyeon no merecía lo que estaba pasando.

 

 

******

 

 

No podía dormir, lo intentó varias veces infructuosamente. Su cabeza estaba torturándolo, su cuerpo se sentía inquieto. Se puso de pie y dio vueltas por toda la habitación, estaba frustrado. Se abrigó y calzó sus zapatos deportivos, salió de casa sin hacer ruido.

Comenzó a correr. No sabía a donde iba, simplemente corrió y corrió como si Seúl fuera un lugar pequeño. Su cerebro no procesaba los minutos que pasó corriendo, ni el dolor que debía estar aquejando sus piernas, la necesidad por correr era lo único que latía incesante en su mente.

En su recorrido también se desarrolló otro pensamiento, uno que ya venía atormentándolo desde hace mucho tiempo. El nombre de Hakyeon resonaba en sus paredes craneales, bajaba por su tráquea, rodeaba sus órganos, descendía hasta la punta de los dedos de sus pies y volví a subir.

Se detuvo, esta vez sintiendo todo el cansancio que acarreó su largo recorrido pero lo ignoró. La vista de una figura paseándose con un caminar torpe por la acera frente a él llamó su atención. Una figura alta y únicamente ataviada de unos pantalones ceñidos y una camisa blanca, descalzo, encorvado, pérdido.

Corrió hasta él y lo envolvió en un abrazo, sintió tantos deseos de llorar pero se tragó las lágrimas.

—¿Qué te pasó, Yeon–ah? —su voz saló ronca, amortiguada—. ¿Qué te pasó, mi amor? ¿Qué pasó?

Hakyeon no parecía ser consciente de lo que estaba pasando, ni de donde estaba.

—¿Woonie? —inquirió con voz débil.

—Sí, soy yo —respiró detrás de su cuello haciendo que el moreno se estremeciera. Como pudo logró voltearlo haciendo que quedara de frente pero no fue una grata vista, el labio inferior de Hakyeon estaba roto y un moretón adornaba su pómulo izquierdo—. ¿Fue él, cierto? ¿Tu padre te golpeó?

—Él estaba molesto... el chofer le dijo que me vio abrazado con Hyuk... me dijo que era una zorra y luego me golpeó, no me dejó explicarle... t–tenía miedo, Woonie...

—Shhh... Tranquilo, mi amor. Ya pasó —lo estrechó entre sus brazos, temblaba mucho y eso quebró a Taekwoon—. Voy a cuidarte, no dejaré que te golpee otra vez.

Se despojó de su chaqueta y abrigó a Hakyeon con ella, hizo que el moreno tomara asiento en una banca cercana. Agarró su celular, con sus dedos temblorosos marcó el número de la única persona que podía ayudarlo.

—Ken–ah, necesito tu ayuda.

 

Notas finales:

Chan, chan, CHAAAAAAAAAAAAAAN!!!!!!!!!!!

Estoy preparada para que me linchen pero con amor que soy sensible (/.)

Todos sufren, todos lloran, ya no hay momentos bonitos aquí ;-;

¿Qué va a pasar con nuestro Hakyeonnie?

¿Volverá a estar con Hyuk?

¿Leo podrá ayudarlo?

¿Sungjae saldrá de ese compromiso forzado?

No hable del Raken ni del frijolito pero en el próximo cap si lo hago, lo juro >.<

Y disculpen si tengo horrores ortográficos u.u

Tengo dos noticias, una buena y una mala. La buena es que ya tengo vacaciones YEAAAAAAAAAAAAH~ y la mala es que son super cortitas c: kill. me. please.

Comenten que les pareció y denme mucho amor para continuar esta tortura. Nos leemos pronto o/


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