Era una típica cena familiar dominguera, o eso quería creer. Su hermano mayor y su padre mantenían una amena conversación de negociosos, pero la atención de su progenitor estaba puesta sobre su persona. Hakyeon casi podía sentir como le leía el alma, algo no andaba bien.
—Hakyeon —la voz de su padre hizo que se estremeciera—, ¿Qué hay de ti? ¿Cuándo vas a conseguirte una novia?
—Papá, si apenas terminó con Hyeri hace unos meses. Es muy pronto —salió en su defensa su hermana, cuanto amaba a esa mujer.
—Oh, por favor, Gayoon. Un hombre siempre debe tener una buena mujer a su lado, no es bueno estar solo —la dura mirada del hombre volvió a posarse en él. Sabía que aquello había sido dicho por el incidente de hace unos años con Jackson, su padre nunca lo olvidó y tampoco se lo haría olvidar a él.
—Pues… hay una chica en la clase de al lado que ha llamado mi atención —dijo, más para salir del paso que por ser verdad. Él no tenía ojos para nadie más que Hyuk en ese momento.
—Deberías invitarla a salir —dijo su madre con una sonrisa.
—Sí y presentárnosla —secundó su padre con una clara doble intención.
—Apenas he hablado con ella, es muy pronto para invitarla a casa —se defendió, no iba a dejar que las intenciones de su padre se materializaran—. Somos muy jóvenes aun.
—Oh, cuando me casé con tu madre tenía tu edad.
—Papá —esta vez fue su hermano quien intervino—, no deberías presionar a Hakyeon. Como él ha dicho, es muy joven y pronto entrará a la universidad, apenas tendrá tiempo de tener citas y conocerá a más personas allí. Las cosas vendrán cuando tengan que venir.
—Hay que asegurarse siempre, Minsu. Tú y tu hermana ya me han dado nietos, mi deseo siempre ha sido ver a mis hijos realizados. Yo solo quiero ver a Hakyeon casado con una buena mujer que le dé hijos y formen una amorosa familia como la nuestra, aunque… no sabemos hasta donde lo lleve esa cruz que carga acuestas —espetó con voz dura, un claro tono de decepción se asomaba en ella—. Claramente hay quienes han querido desviarlo del camino pero él es un buen hijo, él no va a decepcionarme.
Hakyeon sintió cada una de sus palabras como un cuchillo que aterrizaba dolorosamente en algún lugar de su cuerpo. La boca le supo amarga, su garganta era un desierto, su estómago estaba más duro que una piedra. El peso del deseo de aquel hombre lo estaba matando.
*****
No había otra opción, era eso o vivir con la mirada decepcionada de su padre hasta que pudiera salir de la casa y valerse por su cuenta. Obviamente no podía pedirle ese favor a Minah, sus padres ya la conocían y no se iban a tragar el cuento de que un día para otro se gustaban. Tampoco podía pedirle a Chanyeol que lo ayudara con su hermana, el condenado Dumbo lo mataría. Gracias a Dios, una velita se iluminó en su cabeza. Sabía que a Hyuk no le gustaría pero era para asegurar su bienestar y el futuro de su relación, si es que tenía un futuro.
—Oppa —una voz lo llamó, estaban en la parte trasera y casi nadie rondaba por allí—, ¿querías hablar conmigo?
—Sí, disculpa el acto tan repentino, Seohyun–ssi, pero necesito un favor tuyo.
—Dime en que puedo ayudarte.
Hakyeon respiró hondo. Estaba nervioso, no quería hacerle eso a Seohyun pero no veía otra alternativa. Se inclinó en reverencia y como pudo logró articular su pregunta.
—¿Podrías ser mi novia de mentira?
Silencio. Demasiado largo y demasiado aterrador.
—¿Qué? Hakyeon–oppa, ¿Qué me estas pidiendo? —inquirió desconcertada la chica.
—Por favor. Sé que es estúpido y cruel pedirte algo así, pero eres mi único salvavidas en este momento —dijo sin levantar la mirada, se sentía como un idiota—. De ti depende mi vida en casa o mis padres podrían enviarme al Polo Norte a pescar en taparrabos acompañado de mono parlanchín llamado Cuqui.
Seohyun se echó a reír y negó con la cabeza.
—Estás mal, oppa —dijo entre risas—. ¿Es en serio? Tus padres quieren que tengas una novia.
—No les dije que tenía una novia exactamente, solo que me interesaba una chica, pero lo dije solo para que dejaran de molestarme con eso —se colocó recto encontrándose con la mirada de la chica—. Entiendo que no quieras ser parte de esta descabellada idea, ni yo sé porque lo dije. Soy un idiota.
—Oppa, sé que desde hace no mucho nos conocemos. Apenas hemos hablado pero te tengo aprecio y estoy dispuesta a ayudarte —una sonrisa se dibujó en su redondo rostro—, los amigos están para eso.
—Gracias, Seo. No sabes cuánto te lo agradezco, no me alcanzará la vida para pagarte.
—No exageres, pero si de verdad quieres pagarme, ¿Qué tal brindarme el almuerzo por una semana? ¿O llevarme a ver esa película que está de moda últimamente?
—¿También quieres que te haga la tarea? —inquirió en broma el moreno pero al ver la expresión de la chica se retractó—. Wow, despacio. Aun no hay suficiente confianza como para pasar a ese nivel.
Ambos rieron y prometieron encontrarse en otro momento, después de todo debían presentarla a los padres de Hakyeon como la supuesta “chica por la que se interesó”. Además, Hakyeon debía hablar con Hyuk antes de que se hiciera una idea equivocada al verlo con Seohyun.
Hyuk caminaba a paso agigantado por el pasillo, rumbo a la parte trasera. Había escuchado a Taehyung decir que vio a Hakyeon con una chica, muy cariñosos. Eso hizo que su sangre hirviera y sin esperar explicación alguna, salió disparado en esa dirección.
—¡Hyuk! —un brazo se ancló a su cintura, reteniéndolo y atrayéndolo hacia la persona dueña de este. El rostro del chico estaba demasiado cerca, demasiado—. ¿A dónde ibas?
—Ho–Hongbin–hyung —Hyuk se removió incómodo, no le gustaba tener al más alto tan cerca—, i–iba al… baño… ¿Qué haces por aquí?
—Paseaba —contestó casual—. Hace mucho que no pasamos tiempo juntos y te extrañaba, así que iba a por ti.
—¿Eh? —se había quedado embobado por las palabras de Hongbin pero luego se cacheteó mentalmente, no debía hacerse ilusiones. Hongbin era dramáticamente heterosexual, jamás se fijaría en él—. Bueno, hyung, tú te la pasas con Yura–noona así que es comprensible que no nos veamos.
—Y tú con Hakyeon–hyung, parecen lapas pegados uno al otro —Hyuk se estremeció recordando a donde iba con tanta urgencia. Estúpido Hongbin por distraerlo en su objetivo—. Además, las cosas entre Yura y yo no están muy bien que digamos —el mayor suspiró cansado recordando la previa discusión.
—¿Pasó algo? —inquirió Hyuk algo curioso.
—Una estupidez —dijo Hongbin para luego regalarle una sonrisa a su dongsaeng—. Hablando de hyung, ¿sabes que pasó entre él y Taekwoon–hyung? Últimamente han estado algo distanciados.
—No sé nada —dijo rápidamente. Obviamente si sabía pero no iba a decírselo a Hongbin—. Será una de sus tantas discusiones sin sentido.
—Sí, quizás sea eso. Mamá y papá siempre discuten pero no pueden estar separados uno del otro, así son esos dos y por eso son amigos —sonrió alborotando los cabellos del menor.
Hyuk le devolvió la sonrisa un poco nervioso. Algo en su cerebro hizo clic, un estridente e insoportable sonido. Hakyeon siempre había sido como la madre del grupo y Taekwoon el padre, inconscientemente siempre los juntaban por ser de la misma edad, por conocerse tan bien uno al otro. El pecho de Hyuk se estrujó, se sentía pequeño y desprotegido. Sin saber cómo, acabó envuelto en los brazos de Hongbin.
Luego de varios minutos y una larga lucha por convencer al sensual frijol de que estaba bien, empezó a vagar por la institución. Aun se sentía débil y estar entre los brazos de Hongbin temblando como licuadora no ayudaba a sentirse mejor, aún tenía sentimientos por Hongbin y no podía negarlo pero no era suficiente como para hacerlo sentirse afortunado de, aunque sea, ser abrazado por él. Quería otros brazos, otra voz consolándolo, otras caricias.
Quería a Hakyeon, joder. Solo lo quería a él.
Escuchó un piano proveniente del salón de música, una suave voz salía del cubículo y Sanghyuk solo podía deleitarse escuchándola. Entró silenciosamente, dándose cuenta que la persona que tocaba era Taekwoon.
“Decirte “Te amo” con solo palabras podría no ser suficiente, pero
aun así hoy quiero confesarme a ti.
Yo quiero estar contigo, siempre atrás de ti, así que
no olvides que hay una persona que te protegerá…”
—Hyung.
Taekwoon se volteó encontrándose al menor, si estaba sorprendido no lo demostró.
—Hyuk–ah —habló con voz suave—, ¿qué haces aquí?
—Pasaba por aquí y te escuché —explicó—. Es una canción muy bonita. ¿Es para el festival?
Asintió.
—Jaehwan quiere cantarla —continuó el mayor—, solo práctico.
—¿Es de Jaehwan–hyung?
—La compuse yo. Se llama Love Letter.
—Oh —sonrió. Sabia por Hakyeon que Ken y Taekwoon se la pasaban muy juntos, tanto que hasta sospechaba que podrían ser pareja—. Así que vas a declararte a alguien, hyung.
—Mmmp… algo así.
—¿Puedo saber a quién? —el mayor negó—. Vamos, no se lo diré a nadie. Aunque sea dime como es.
Taekwoon empezó a tocar una melodía melancólica en las teclas de octava más alta, cerró los ojos concentrándose en la figura de esa persona.
—Él… a veces me molesta, me saca de mis casillas, pero siempre está ahí cuando más lo necesito. Aun cuando peleamos él no duda en tenderme su mano si estoy en problemas. Es alegre, un poco torpe, enérgico, de buen corazón —suspiró sin abrir sus ojos—. Simplemente cuando sonríe alegra mi día, solo cuando me abraza puedo encontrar la calma. Él es mi equilibrio.
Abrió los ojos encontrándose con la mirada de Hyuk, este lo veía expectante como si esperara algo más. Taekwoon solo bajó la cabeza y siguió tocando, sus mejillas estaban tintadas de rosa.
—Wow —dijo Hyuk rompiendo el silencio—, esa persona es un ángel.
—Lo es.
—¡Oh, cielos! Ya es muy tarde. Debo ir a clases. ¡Adiós, hyung! —sin dejar que el otro se despidiera apropiadamente, salió corriendo de allí.
Corrió tanto como sus piernas les fueron posibles. Taekwoon prácticamente le había descrito a Hakyeon, no. Imposible. Él no podía estar enamorado de su Hakyeon.
Se dirigió al baño, alguien tropezó con él pero no le dio importancia y se adentró encontrándose con Hakyeon frente al lavabo, su rostro estaba empapado y su piel muy pálida. Sus miradas se conectaron, profundas y anhelantes, había tanto que decir pero nadie habló. «¿Estás bien? ¿Estas enfermo? ¿Te sientes mal?», Hyuk simplemente no pudo decir nada, solo se acercó a él y lo besó.
Ambos se adentraron a uno de los cubículos, Hyuk se sentó sobre las piernas de Hakyeon sin dejar de besarse, sin dejar de acariciarse. En ese momento no podían ni querían parar, Hyuk debía hacerle entender que era suyo, que no debía ver a nadie más. A ninguna chica, ni a Taekwoon. Él había hecho sufrir mucho a su hyung, no se merecía que lo amara. Hakyeon era suyo e iba a pelear por él con uñas y dientes. Nadie iba a arrebatárselo.
—No —dijo inflando sus mofletes—. Me niego a aceptar eso.
—Hyukkie, es por nuestro bien. No quiero sepárame de ti. ¿O ya no quieres estar conmigo?
—Claro que quiero, hyung. Pero no quiero que toques a nadie más —reprochó molesto—. ¿Qué pasa si te gusta? ¿Si la prefieres a ella antes que a mí?
—No voy a preferir a nadie antes que a ti. Te lo prometo.
Hakyeon miró con ternura a su niño. Le parecía tan adorable cuando se molestaba, que le provocaba unas ganas inmensas de comérselo a besos. Claro que aún estaban en plena vía pública y debía abstenerse hasta llegar al departamento del menor.
—Solo una cosa —se acercó peligrosamente a él y lo empujó dentro del ascensor, cerrando rápidamente la puerta—, tú eres mío. Que no se te olvide. Lejos de tus padres y hermanos, él único con derecho a besarte y tocarte soy yo.
—Mocoso irrespetuoso —lo acorraló contra la fría pared de metal—, no puedes andar reclamando a tu hyung así.
—Sabes que te gusta que sea posesivo —besó sus labios con sensualidad—. Tú también deberías serlo, quiero verte dominándome.
Se acercó a su oreja, mordisqueó la piel sensible que la conectaba con la mandíbula. No muy fuerte, no quería dejar marcas, todavía.
—No seas impaciente —susurró—, espera a que lleguemos a la cama.