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I'll Waiting For You [VIXX] por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola, hermosuras. Traje sensualidad~

Al fin pude actualizar dos semanas seguidas /o/

El comeback de VIXX fue hermoso, perfecto, único, majestuoso y otros apelativos que lo engrandezcan ;-; No sé ni como puedo escribir después de eso.

L@s Monbebe tenemos lightstick oficial! (igual no me lo puedo comprar pero está cuchi :c)

Y mañana son los billboard, no sé si sobreviviré al ver a BTS allí (tengo años que no veo esa cosa y solo lo haré por ellos)

 

Sin más que decir, disfruten el cap~

Jaehwan no se esperó recibir a Taekwoon con un Hakyeon a cuestas, el moreno se veía destruido, cansado, ausente. Ken los llevó hasta la habitación de invitados que casi nunca usaba, recostaron a Hakyeon en la amplia cama y lo abrigaron con varias sábanas, estaba helado.

 

—¿Qué pasó, hyung? —preguntó al salir de la habitación mientras Taekwoon cerraba la puerta con suavidad.

 

—Fue su padre, lo golpeó porque lo vieron abrazar a Hyuk y se lo dijeron —Taekwoon se recostó contra la pared y se dejó caer al suelo, abrazó sus piernas y ocultó su rostro entre ellas—. No se que hacer, me siento tan mal, tan frustrado. No pude ayudar a Hakyeon, no pude protegerlo —sollozó.

 

Ken se recostó al lado de su hyung, lo abrazó, confortó, mientras ambos dejaban salir sus tristezas y frustraciones.

 

 

******

 

 

Hongbin despertó sudoroso, con la respiración agitada, los ojos llorosos y la garganta reseca. Fue una desesperación extraña que lo llevó a despertar de manera abrupta, su pecho esta comprimido dolorosamente haciendo que se inclinara y luchara por respirar.

 

La dolorosa sensación pasó y solo dejó un halo de vacío e inquietud. Tuvo la necesidad de llamar a Hakyeon, de preguntar como estaba, de escuchar su voz, pero recordó que él ya no poseía un teléfono celular.

 

Miró la hora en el reloj digital sobre su cómoda, 4:46 A.M.

 

Probablemente a esa hora estaría durmiendo, estaría descansando, estaría bien, pero no se convenció de ello. No podía hacerlo. Tomó su celular, admiró el fondo de pantalla que era una foto de sus amigos cuando fueron a la Isla Jeju, cuando todo parecía ir de maravilla. Como añoraba regresar a esos tiempos.

 

Marcó el número de Hyuk, no sabía que diría, que razón daría para justificar una llamada a esa hora de la madrugada, pero solo quería escuchar su voz y tranquilizarse. Solo eso.

 

¿Hyung?

 

—Hyuk... perdón, ¿te desperté? —preguntó algo avergonzado.

 

No, he estado despierto desde hace media hora —comentó su menor, su voz se escuchaba ronca y desganada—. He intentado dormir desde las once, desperté a los diez minutos, luego dormí otros minutos y volví a despertar. Todo se repitió hasta que me cansé.

 

—Hyuk, cariño, ¿has hablado con Hakyeon–hyung?

 

Lo ví hoy... ayer —se corrigió—, no se veía bien. Lo abracé, está más delgado, creo que no come bien y eso me preocupa... él debe cuidar su salud.

 

—Sí, ese tonto hyung no debe descuidarse así. ¿Quieres verlo? ¿Quieres que te lleve a verlo? —preguntó y plasmó su deseo a través de ella, él quería ver a Hakyeon.

 

Sí, sí, llévame con él, Binnie-hyung. Quiero ver a mi Hakyeon–Hyung...

 

Hongbin podía sentir como suyo el dolor de Sanghyuk, su anhelo, su amor. Él había ocasionado la infelicidad de la persona que amaba y haría hasta lo imposible por remediar su error.

 

                                          

******

 

 

Hakyeon sabía que estaba vivo, lo sabía porque sus ojos ardían, sus pies pulsaban, su piel y huesos dolían, la muerte no podía ser tan cruel como para alargar su tortura después de haber dejado el plano terrenal.

 

Intentó abrir sus ojos pero molestaban demasiado. Intentó tocar algo con sus manos se halló que estaba sobre una mullida cama con un cuerpo caliente abrazándolo, su mente entró en crisis al no saber dónde se encontraba. Su cuerpo, apenas con la fuerza necesaria, se sacudió de aquella prisión de carne caliente.

 

La persona a su lado despertó asustado al sentir el fuerte estremecimiento que se apoderaba del cuerpo de Hakyeon.

 

—Yeon... Yeon-ah, soy yo. Soy Taekwoon —exclamó el pelinegro posicionándose sobre el cuerpo de su amigo y sosteniendo sus brazos a cada lado de su cabeza—. Abre los ojos... ¡mírame!

 

Hakyeon detuvo sus movimientos. Aun con dolor, abrió sus ojos y contempló la borrosa figura de su mejor amigo. Un peso se instaló en su corazón, presionó dolorosamente cuando los recuerdos de la noche anterior volvían a su cabeza. Los golpes, las crueles palabras, la ira de su padre, el llanto de su madre, el dolor, la humillación.

 

—Wooni... —lloró. Fuerte, desesperado, dejó salir todo el dolor a través de sus lágrimas.

 

Taekwoon lo abrazó, esperó paciente a que se desahogara y lo acompañó en su dolor. No se despegaron aun cuando el llanto cesó, ni cuando las lágrimas secaron y el silencio los rodeó. Se quedaron en esa posición, Taekwoon sobre Hakyeon con sus brazos apresándolo, por un largo tiempo indefinido.

 

—Woonie, no respiro —se quejó Hakyeon por encima del hombro de Taekwoon.

 

El nombrado apenas levantó su cuerpo pero no soltó el agarre que ejercía en Hakyeon, ni loco lo hacía. El moreno dejó escapar una risita, se le hizo adorable la acción de su amigo. Taekwoon elevó su rostro, sus ojos se encontraron con los brillantes de Hakyeon, un brillo que no veía desde hace mucho.

 

La mano del moreno viajó hasta el rostro del pelinegro, apartó su desastroso cabello y acarició su redonda mejilla. Un atisbo de sonrisa se dibujó en su rostro. Taekwoon se inclinó contra su rostro y atrapó esa sonrisa en sus labios. Hakyeon apartó su rostro, no estaba en condición de corresponder a Taekwoon.

 

Los besos aterrizaron en el largo cuello del moreno, trazaron un camino que descendió por su clavícula y terminaron en el centro de su pecho. Hakyeon respiraba agitado, simplemente contemplando las acciones de Taekwoon.

 

—Tu piel es suave —señaló mientras recostaba su cabeza en el pecho del moreno—. Me gusta este sonido, tus latidos acelerados —cerró sus ojos disfrutando de cada palpitación—. También tu respiración se escucha como música… creo que estoy loco…

 

—Lo estas, Wonnie —afirmó Hakyeon con una mano acariciaba la espalda de Taekwoon y la otra acariciaba su cabello—. Lo estas…

 

 

 

 

 

Ken se despertó muy temprano esa mañana, en realidad no había dormido muy bien pero no estaba cansado ni perturbado, solo preocupado. Se sentó en una de las sillas en del comedor, una taza de café en manos y dos ruedas de pan con mermelada frente a él. No tenía apetito pero debía comer algo o se desmayaría.

 

Escuchó fuertes golpes en la puerta principal así que fue rápidamente a atender, antes de que sus amigos despertaran. Abrió la puerta y encontró a un agitado y sudorozo Wonsik.

 

—H–Hyung... ¿don–donde está...?

 

—Duerme —le indicó con su dedo que guardara silencio, tomó su brazo y lo guió hasta la cocina, no sin antes cerrar la puerta.

 

Ravi se sentó en una de las sillas intentando recobrar el aliento, Ken le tendió un vaso con agua y este la bebió de un sorbo.

 

—Si que tenías sed —señaló Ken el vaso.

 

—Gracias, hyung —dijo Ravi—. Ahora, cuéntame lo que pasó.

 

—Anoche Taekwoon-hyung me llamó, no me dijo mucho, solo que Hakyeon-hyung estaba mal. Cuando llegaron, Hakyeon-hyung se veía muy mal, su labio estaba roto y su rostro morado —la voz de Ken se quebró, su labio inferior temblaba, estaba a punto de llorar.

 

—Kenny —Ravi se puso de pie y abrazó el tembloroso cuerpo de su hyung. Uno de sus brazos rodeó la cintura de su hyung y el otro su espalda—, ya, no llores.

 

—No me reconocía, Wonsik... no sabía quien era. Estaba... estaba tan ausente...

 

Ravi no sabía que decir, él mismo se sentía tan desolado con todo lo que estaba pasando. Su hyung no merecía ser tratado de esa manera, ser golpeado, maltratado. Un alma tan buena como él no lo merecía.

 

Ambos cayeron en el piso de madera de la cocina, se abrazaron con desesperación y sollozaron en silencio sus penas. Esperaban no despertar a sus hyungs.

 

Ken recostó su cabeza sobre el pecho de su dongsaeng, su respiración y el latir de su corazón le tranquilizaban. Ravi fue como un refugio para él desde que todo comenzó, lo apoyaba y le daba fuerzas para afrontar la dura situación de su hyung. Su menor sabía que a través de Hakyeon se veía reflejado su pasado, los maltratos y el rechazo de su padre estaban grabados en esos moretones y cicatrices.

 

—Larva, ¿qué haremos? —preguntó Ken con la voz ronca.

 

—Cuidar a nuestro hyung, darle tranquilidad. Él está enfermo y este disgusto puede empeorar su salud —Ravi tomó el rostro de su hyung con una de sus manos y lo levantó conectando sus miradas—. ¿No han pensado en llevarlo a un médico?

 

—Él no quiso, pero puedo llamar a mi hermano para que lo revise —Jaehwan sabía que su hermano no se negaría, era doctor y su carrera le prohibía ser discriminador con alguien. Era de esas pocas personas que no lo juzgó cuando reveló su sexualidad.

 

Vio una pequeña sonrisa en el rostro de Wonsik, un gesto que le hizo sonreír también. Las caricias en su mandíbula le provocaban cosquillas, un creciente calor que ascendía por su rostro. La cercanía de sus rostros lo estaba inquietando en demasía.

 

—¿Larva? —el roce de sus narices encendió las alertas en Ken.

 

—Hyung...yo...

 

Una secuencia de golpes provocó que ambos se separaran abruptamente. Se miraron asustados, ¿quién podría tocar de esa manera a esa hora de la mañana? ¿Estarían buscando a Hakyeon?

 

Una voz conocida hizo que todas sus sospechas y miedos se dispersaran. Ravi suspiró.

 

—Olvidé mencionar que le había avisado a Hongbin y a Hyukkie.

 

 

 

 

 

Taekwoon ayudaba a su amigo a recostarse en la cama, lo abrigó con las sábanas y se sentó a su lado. Fue duro, fue difícil, ayudar a asearse a Hakyeon. Tuvo que contener sus lágrimas cuando lavó los moretones viejos y recientes, y las heridas que esperaba algún día desaparecieran. En su cabeza no podía comprender como un padre era capaz de hacerle eso a su hijo, su carne y sangre, lo más hermoso y sagrado que podía tener.

 

—¿Quieres que te traiga algo de comer? —-preguntó Taekwoon a su amigo, quien se mantenía con los ojos cerrados. Se veía tan tranquilo pero sabía que estaba pensando, pensamientos nada agradable.

 

—No tengo hambre, Woonie.

 

—Mi amor, debes comer algo.

 

—Woonie, por favor, ya no me llames así. No está bien -dijo Hakyeon incómodo con ese apelativo tan cariñoso y fuera de lugar—. Sé que me quieres pero no puedo corresponderte.

 

—Si no estuviera sucediendo esto, ¿me aceptarías? —preguntó ofuscado, molesto, dolido—. Si tu padre no se hubiera entrado de tu sexualidad, ¿me corresponderías?

 

Hakyeon estaba desconcertado, no había pensado en esa posibilidad. Si las cosas fuesen de otro modo, ¿correspondería a Taekwoon? Sin su padre interponiéndose, sin Hyuk como su pareja, ¿podría aceptar a Taekwoon en su vida?

 

Unos ruidos en el pasillo lo sacaron de sus pensamientos antes de obtener una respuesta, pasos rápidos se acercaron a su puerta y esta se abrió estrepitosamente dando paso a un muy agitado Hyuk seguido de Hognbin en igual condición.

 

—¡Hyung!

 

Ambos chicos se abalanzaron sobre la cama de mayor apartando a Taekwoon en el proceso, el pelinegro los miró entre confundido y molesto.

 

—¡Niños, despéguense! —exclamó Taekwoon autoritario al ver a sus dongsaengs casi aplastar a Hakyeon.

 

—¡Hyukkie! ¡Binnie! ¡No lastimen a Yeon–hyung! —Ken entró angustiado a la habitación, temía que sus acciones afectaran la salud de Hakyeon.

 

—¡Hyung! ¿Cómo te sientes? ¿Estás lastimado? ¿Te duele algo? —esa y muchas más preguntas fueron disparadas por los menores a su moreno hyung.

 

Hakyeon, ofuscado, escondió su rostro entre sus manos y suspiró pesadamente.

 

—¿Hyung?

 

—Abrácenme, los extrañé —Hakyeon extendió sus brazos y Hyuk y Hongbin se refugiaron en ellos.

 

Fue un día agitado, la casa de Ken se volvió muy bulliciosa de repente. Hakyeon no estuvo solo en ningún momento, ni cuando se dispuso a tomar una siesta. Ravi entraba y salí de su habitación con bandejas de comida, con agua o sus medicinas. Jaehwan trataba de no despegarse de Taekwoon, no podía afrontar a Wonsik. Hongbin y Hyuk se quedaron en la habitación de Hakyeon haciéndole plática al mayor y distrayéndolo de sus problemas y dolor. Taekwoon era quien cocinaba o se aseguraba que Hakyeon cumpliera con su tratamiento.

 

Antes del mediodía llegaron Minhyuk y el hermano de Jaehwan. El mayor de los Lee se dispuso a revisar a Hakyeon, administró analgésicos y otros medicamentos para que su cuerpo no se viera afectado en mayor medida. Antes de irse le recomendó internarse en un hospital pero Hakyeon se negó, no quería más problemas.

 

Los analgésicos hicieron su trabajo y Hakyeon cayó dormido luego del almuerzo, Hyuk se quedó a su lado abrazándolo y observándolo dormir. De vez en cuando acarciaba el rostro de Hakyeon y besaba sus mejillas y labios, hacía tanto que no dormía con su hyung que hasta parecía irreal.

 

—Hyung duerme —anunció Hongbin entrando a la cocina con una bandeja que colocó cerca del lavaplatos.

 

Jaehwan, Taekwoon, Wonsik y Minhyuk se encontraban dispersos en la cocina, como si fuese una sala de conferencias. Uno en la mesa, otros cerca del mesón, otro en el piso. Él optó por sentarse en una de las sillas.

 

—Mi hermano dijo que estaría así todo el día, que no nos preocupemos —informó Ken.

 

—Aun no puedo creer que las cosas se salieran de control —comentó Minhyuk, él llevaba conociendo al padre de Hakyeon por un largo tiempo y nunca percibió un comportamiento violento de su parte, no a ese nivel.

 

—¿Su padre no ha contactado contigo? —preguntó Wonsik.

 

—No y espero que no lo haga.

 

—Tengo miedo, no quiero que le haga algo peor a hyung —dijo Jaehwan sosteniéndose del brazo de Taekwoon.

 

—Tranquilo, Kenny–hyung. No permitiré que eso pase —Ravi sonaba decidido pero también estaba celoso de la cercanía de sus mayores.

 

—¿Y Hyuk? —preguntó Taekwoon al no verlo.

 

—Hakyeon–hyung lo agarró como osito de peluche, no lo suelta para nada —comentó Hongbin con una mueca, aun no le gustaba la relación que ellos mantenían.

 

—Oh, ya veo. Supongo que no se ha podído comunicar con Sungjae —comentó Minhyuk.

 

—Creo que dijo que estaba en una reunión con su familia, no lo he visto hablar por teléfono ni nada.

 

Minhyuk solo asintió en respuesta, estaba preocupado por su pequeño novio y esa repentina reunión familiar. Sungjae casi nunca era tan misterioso como ese día.

 

Antes de que la noche cayera, Minhyuk se marchó no sin antes darle un fuerte abrazo a su amigo y decirle lo mucho que lo quería. Los demás hicieron una improvisada cena en la habitación que ocupaba Hakyeon pues, a pesar de sentirse bien y poder caminar, el moreno se negaba a salir de esta. Su cuerpo se ponía rígido y sus pies se volvían plomo ante la idea de salir de la seguridad de su habitación.

 

Fue incomodo pero era un pequeño sacrificio que estaban dispuestos a hacer. Hakyeon estaba tranquilo y se podía decir que feliz, así que lo valía. Taekwoon se mantuvo atento con respecto a Hakyeon, durante el día no se había alimentado bien pero ahora podía verlo degustar todo hasta el último bocado, eso le trajo algo de alivio.

 

Ken sacó de su armario dos colchonetas plegables, esa noche dormirían en la habitación de Hakyeon.

 

—¡Yo quiero dormir con Hakyeon–hyung! —anunció Hyuk después de ayudar a sus hyungs a acomodar las camas.

 

—No, Hyuk. Puedes lastimarlo mientras duermes —dijo Taekwoon entre celoso y preocupado.

 

—Pues tú tampoco vas a dormir con él —desafío el menor con su mirada.

 

—Estoy más apto para cuidarlo que tú, Sanghyuk —contraatacó Taekwoon con tono autoritario.

 

—Chicos, no peleen. No es momento para eso —se interpuso Ken entre sus amigos, no iba a permitir un alboroto que alterara a su hyung—. Dejemos que Hakyeon–hyung decida.

 

—Él ya decidió —anunció Ravi desde su colchoneta.

 

Los tres amigos dirigieron su mirada a la cama de Hakyeon encontrándose a él y a Hongbin acurrucados bajo las sábanas, el menor apretaba sus ojos fingiendo dormir para no ver la indignación en el rostro de sus amigos. Decir que los demás no estaban desconcertados era mentir, ¿en que momento Hongbin llegó allí?

 

—¡Te odio, Hongbin–hyung! —refunfuñó Hyuk acostándose de mala gana al lado de Wonsik, este pasó su pierna sobre él aplastando su trasero.

 

Taekwoon se acercó a los dos individuos y posó su mano en la frente de Hakyeon, su temperatura estaba normal.

 

—Estoy bien, Woonie —comentó el mayor con sus ojos cerrados.

 

—Me doy cuenta —dijo quitando su mano—. Y tú, ten cuidado de lastimar a Yeon–ah —advirtió a su dongsaeng halando su oreja, el menor se quejó.

 

—Deja a mi bebé en paz —regañó Hakyeon apresando entre sus brazos a Hongbin.

 

—¡Yo soy tu bebé! —exclamó Hyuk a modo de berrinche y sacándole una que otra carcajada a los presentes.

 

Las luces fueron apagadas, la habitación quedó sumida en silencio. Las respiraciones pausadas eran las únicas que rompían el silencio. Taekwoon no podía conciliar el sueño por más cansado que se encontrase, Jaehwan a su lado se dio cuenta de ello.

 

—¿Estás molesto? —susurró bajito.

 

—Un poco —respondió Taekwoon en un susurro.

 

—Deja de lastimarte, hyung —Jaehwan sabía que no solo estaba molesto por lo que le pasa a Hakyeon sino también por su rechazo y la cercanía de Hyuk—. Piensa en tu felicidad.

 

—Lo intento pero cuando pienso en esa palabra, pienso en Hakyeon —cerró sus ojos dejando que una pequeña lágrima descendiera por ellos—. Hakyeon es mi felicidad.

 

Ken sostuvo la mano de su hyung por debajo de las sábanas, una pequeña señal de apoyo y confort. Él entendía por lo que atravesaba su hyung, estaba en igual condiciones con Wonsik quien lo confundía con sus acciones. La habitación volvió a sumirse en silencio, un silencio tan confortante que le hacía temer por el mañana.

 

 

******

 

 

Sungjae caminaba por las calles de Seúl, todo era hermoso en la vista nocturna pero él no podía detenerse a admirar. Necesitaba disipar sus pensamientos, necesitaba deshacerse de ese enorme peso sobre sus hombros. Conocer a su prometida puso en su cuello una soga muy apretada. Joy era hermosa, inteligente, educada. Su madre la adoró casi al instante, su padre estuvo orgulloso de que su prometida estuviera a la talla de un Yook y él no pudo hacer nada. Fue comprensiva, entendió que aún no se gustaran y que todo lo del compromiso era una locura, pero parecía dispuesta a aceptarlo si no quedaba otra opción.

 

Sungjae pidió un plazo, tiempo necesario para convencer a su padre de cancelar toda esa locura. Él amaba a Minhyuk y no podía concebir en su mente unirse a alguien más que no fuera su novio.

 

Se quedó de pie petrificado, vio la figura de su novio aproximarse a él. Parpadeó varias veces sin poder creerlo pero allí estaba, Minhyuk iba hacia él con una enorme sonrisa. El mundo de Sungjae se iluminó por completo, echó a un lado sus temores y se abrazó a la bien formada figura de Minhyuk.

 

—¿Dónde estabas? Me tenías preocupado —dijo Minhyuk contra su oreja erizando cada vello de su cuerpo.

 

—Una reunión muy aburrida, moría por verte.

 

Minhyuk buscó los labios de Sungjae y ambos se fundieron en un beso apasionado. Fue dulce, fue todo y más de lo que Sungjae esperaba. Se aferró a él, lo tomó con gusto entre sus labios, se llenó por completo de su perfume y devolvió el doble del amor que le entregaba en esa simple acción.

 

No sabía que sería de él sin Minhyuk. Definitivamente, nunca lo dejaría ir.

Notas finales:

Fue un capítulo relativamente tranquilo pero con su pequeña dosis de drama y tensión.

Hakyeon está bien, sus amigos lo están cuidando como la familia que son ;-;

Habían celos flotando y no solo eran de Leo 7u7

¿Será que N estará a salvo?

¿Podrá tener una vida tranquila?

¿Leo dejará de sufrir?

¿N y Hyuk volverán a tener sus noches locas?

¿Sungjae le contará a Minhyuk sobre su compromiso?

¿La autora dejará de detener los besos Raken? (soy perversa XD)

Disculpen cualquier horror ortográfico.

Comenten que les pareció y denme amor para sobrevivir a los billboard y seguir escribiendo más capítulos. Nos leemos luego~


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