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I'll Waiting For You [VIXX] por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola, hermosuras. Traje dolor para sus almas~

Escribí el capítulo en momentos de estrés y frustración así que espero haber transmitido bien los sentimientos de los personajes.

Sin más que decir, disfruten el cap~

Las nubes se habían dispersado del cielo nocturno dejando ver así el desfile de brillantes estrellas. Taekwoon estaba de pie al otro lado de la acera frente a la casa de Hakyeon, tenía miedo pero su determinación por ver a Hakyeon era más fuerte que eso, no podría vivir si no lo veía en ese momento.


 


Estuvo a punto de acercarse cuando vio una figura encapuchada salir por la puerta y acercarse a paso lento a donde estaba.


 


—Yeon–ah —susurró aliviado.


 


—Woonnie…


 


Taekwoon abrazó la figura de su amigo sin importarle nada, se sentía pequeño, había adelgazado mucho.


 


—¿Estás comiendo bien? —se separó de él y tomó el rostro de Hakyeon entre sus manos, la capucha se corrió dejando ver el demacrado rostro del moreno—. Yeon…


 


—Perdí el apetito, los fijadores empezaron a dañarme por no alimentarme bien y tengo insomnio también por eso —informó tratando de no llorar frente a Taekwoon—. Pero estoy bien. Sigo respirando, mi corazón sigue latiendo, mi cuerpo aun se mueve…


 


—No te ves bien —dijo Taekwoon.


 


—El doctor Cho dijo lo mismo, también dijo que debía liberar mis sentimientos reprimidos para que la parte psicológica afectada descanse antes de someterme a la operación. No se como hacer eso —suspiró—. No puedo enfrentar a mi padre, no puedo enfrentar a Hyuk y, en este momento, tengo miedo de enfrentarte a ti.


 


—¿Por qué?


 


—Porque soy el peor ser humano, uno débil, con el corazón dividido y sentimientos sucios —sus ojos se encontraron con los de Taekwoon, confundidos y dolidos—. Soy de lo peor.


 


—¿Qué quieres decir con eso?


 


—Que soy una mala persona. Que aunque una parte de mi corazón le pertenezca a Hyuk… la otra te pertenece a ti, Woonnie.


 


Hakyeon le dio la espalda cubriendo su rostro, sentía tantas ganas de llorar y no podía contenerla.


 


—Yeon–ah... ¿me amas? ¿Es eso lo que me quieres decir? —abrazó por la espalda al moreno sintiéndolo temblar bajo su tacto.


 


—No, eso que siento... no puede ser amor. Estoy confundido, mi corazón no está latiendo para una sola persona. Ni tú, ni Hyuk, merecen un sentimiento tan sucio. Soy una persona sucia.


 


Taekwoon giró el cuerpo de Hakyeon. Sus ojos, cansados y sin brillo además del de las lágrimas, se posaron en él.


 


—No eres una persona sucia, Yeon–ah. Eres... el ser más maravilloso, de un hermoso corazón y cálidos sentimientos. Solo estás pasando por un momento de confusión, solo es un momento. Mírame —pidió con voz trémula— y dime que sientes.


 


—Mucho cariño —iba a decir algo más pero su boca se cerró, exhaló una gran bocanada de aire—. No me tortures más. No puedo corresponderte, no puedo darte ese amor que tanto deseas. No puedo. Perdóname, solo te estoy lastimando —limpió sus ojos con las mangas de su chaqueta—. Que irónico, antes eras tú quien me lastimaba con su indiferencia. Yo estuve enamorado de ti y temía alejarte, si hubiese sabido que también sentías lo mismo... si tan solo lo hubiese sabido...


 


—Fui un idiota, mi amor. No supe medir mis acciones y te empujé a los brazos de Sanghyuk.


 


—Hyukkie... —pronunció con ternura y dolor— mi Hyukkie no merece esto, él solo me ha dado cariño y yo solo le he dado dolor.


 


—También le has dado felicidad. He visto sus sonrisas cuando está a tu lado, él te ama —dijo con un sabor amargo en su boca— pero yo te amo más.


 


—Y eso es lo que me está matando, que no puedo corresponder enteramente su amor, tampoco puedo corresponder enteramente el tuyo. Taekwoonnie... olvídame —pidió casi desesperado.


 


—Eres un idiota si piensas que haré eso.


 


—Tienes que hacerlo. Te lo pido —sostuvo las manos de su amigo—, debes olvidarme y vivir tu vida. Enamórate de alguien más, alguien que pueda amarte con todo su corazón y no a medias como yo.


 


—Eres cruel, muy cruel, Cha Hakyeon —su labio inferior tembló—. Yo no quiero ni puedo amar a nadie como te amo a ti. Tu eres mi oxígeno, mi felicidad, mi vida, mi todo. Te amo y sé que va a ser así hasta el fin de mis días, mi amor por ti es más grande de lo que crees.


 


Hakyeon lo miró horrorizado, un fuerte dolor golpeó su corazón. Taekwoon no podía estarle relegando esa carga tan pesada, no podía estar limitando su vida de esa manera. Él quería que viviera pacíficamente, sin dolor o ataduras pero eso era lo que tenían ambos en ese momento. Unos grilletes macizos alrededor del cuello, enterrados entre la piel y huesos.


 


—No digas eso, no pongas esa carga tan pesada en mí —negó lentamente con su cabeza—. Estoy cansado, ya no quiero pelear contra esto.


 


Su pecho crujió, su garganta emitió un sonido gutural, el fuerte ataque de tos lo tomó desprevenido. Llevó una mano a su boca y arqueó su cuerpo, fue doloroso.


 


—¡Hakyeon! —rodeó el cuerpo de su amigo con delicadeza, con una mezcla de pánico y dolor. Cada vez que Hakyeon tosía era una apuñalada directo a su corazón—. Yeon–ah —volvió a llamarlo acariciando con suavidad su espalda.


 


—Estoy bien —dijo irguiéndose y conteniendo la respiración un segundo cuando le sobrevino un dolor punzante—. Woonnie, vete, por favor. Ya me has visto, en un muy lamentable estado debo decir. No le digas a los niños que estoy así, no los preocupes —hizo un amago de sonrisa— y cuídalos bien.


 


—No quiero irme. Quiero quedarme a tu lado, verte, sentirte... no me eches así.


 


—No estoy echándote, vamos a vernos el día de nuestra graduación.


 


—Pero él estará allí y yo no podré abrazarte —inconscientemente Taekwoon hizo un puchero haciendo que a Hakyeon se le ablandara el corazón. Acortó la distancia entre ellos y pasó sus brazos por el cuello de Taekwoon, lo apresó débilmente. Quizás era una escusa para abrazarlo, para recibir un poco de calidez y cariño.


 


Taekwoon no tardó en corresponder el abrazo, esta vez rodeando la cintura del moreno.


 


—Él no va a hacer nada con tantas personas cerca, él no va a prohibirme verte, abrazarte o hablar contigo. Tengo un escudo que va a protegerme —dijo recordando a Seohyun—. Así que... vete tranquilo. Cuida de mis niños, cuida de mi Hyukkie —pidió en un susurro impregnado de dolor.


                        


—¿Puedo besarte? Solo un beso pequeño.


 


Hakyeon apretó sus labios al punto de dejarlos blancos, sus brazos se tensaron. Quiso negarse pero ¿de qué le serviría? ¿Cuántas veces había rechazado los besos de Taekwoon y este igual lo besaba? ¿Cuánto tiempo llevaba peleando con sus sentimientos para al final ser asfixiado mortalmente por ellos?


 


Dejó escapar un suspiro, estaba derrotado. Hakyeon separó su rostro lo suficiente para encontrarse con el de Taekwoon, su mano acarició la redonda mejilla de su amigo. Acercó su rostro y depositó un beso pequeño, un choque de labios, luego otro y otro, y otro...


 


El último roce se hizo profundo, apasionado. No sabía de donde había adquirido fuerza para invadir la boca de Taekwoon o sujetar su cabello para que no se moviera. Taekwoon no se quedó atrás, respondió feroz, salvaje, sus labios chupaban los de Hakyeon y sus dedos se clavaban en la cadera del moreno. Una ola de calor ascendió por su rostro, sus respiraciones agitadas se mezclaban, Taekwoon parecía querer devorarlo.


 


Hakyeon cortó el beso cuando sus pulmones reclamaron la falta de oxígeno, sus dedos tocaron sus adoloridos labios, ¿qué había hecho?


 


Sintió un beso en su frente, unos labios calientes dejando su marca en él.


 


—Me amas... ahora sé que me amas. Si no me amaras, si no me desearas un poco, no me habrías besado de esa manera.


 


—Y–Yo... no... e–eso no volverá a pas-...


 


—Me voy —sujetó las manos de Hakyeon, cortando sus palabras y su rechazo, para alejarse lentamente de él—. Pero, recuerda, luego de la operación voy a secuestrarte y a cumplir mi sueño.


 


—¿De qué sueño hablas, León?


 


—Que tú y yo vamos a casarnos y a tener un bebé, he estado teniendo mucho ese sueño en las últimas semanas —recitó Taekwoon soltando las manos de su amado, retrocediendo poco a poco solo para saborear las expresiones de Hakyeon.


 


—Estás demente, Jung.


 


—Eso es gracias a ti, Cha.


 


Lo vio morderse el labio inferior y Hakyeon frunció su ceño en fingida molestia.


 


—Ya vete, chu —pero en vez de alejarse, se acercó a Hakyeon y le robó un beso—. ¡Jung!


 


—Te amo, Cha Hakyeon. En esta vida y en la otra mi amor por ti arderá con la misma intensidad que ahora —dijo y, esta vez, si se alejó. Corrió sin darle oportunidad a Hakyeon de quejarse o refutar su afirmación.


 


Lo dejó solo con dolor en el corazón, con el metal de la alianza enterrarse en la piel de su pecho. Una cadena reposaba alrededor de su cuello y en ella descansaba la promesa que le hizo a Hyuk.


 


Se abrazó a sí mismo y entró nuevamente a su casa.


 


—Perdóname por ser tan débil... perdóname por no poder luchar contra lo que siento... soy un ser despreciable —susurró asegurando la puerta externa para luego girarse y encaminarse al interior de la casa.


 


Subió los escalones e inconsciente su mano se posó en su estómago. Un bebé... era absurdo incluso pensarlo, un hombre no podía embrazares. Taekwoon está definitivamente loco.


 


El portón fue abierto y vio el auto de su padre aparcarse en la seguridad del garaje. Hakyeon estaba lívido pero tomó la fuerza necesaria para huir, entró sin siquiera saludar a su padre. No estaba de humor para verlo.


 


—¡Alto ahí, Hakyeon! —el moreno se detuvo al pie de la escalera, de espalda al hombre que le dio la vida—. ¿Qué hacías afuera?


 


—Un amigo vino a verme.


 


—¿Qué amigo? —inquirió acercándose peligrosamente—. No será...


 


—Kim Namjoon, ¿lo recuerdas? El chico que se rompió la pierna cuando me internaron —mintió descaradamente pero no iba a arriesgarse a que dañara nuevamente a Taekwoon—. Solo vino a ver como estaba ya que al parecer nadie tiene noticias de mí y se preocupó, pero tranquilo que él no está interesado en mí más allá de una amistad.


 


—No tienes derecho a hablarme con ese tonito de voz —siseó el hombre al percibir un timbre amargo e informal en la voz de su hijo.


 


—Tú tampoco tenías derecho a golpearme sin esperar explicación, ambos tenemos que soportar cosas desagradables. Permiso.


 


Sin más, subió las escaleras.


 


 


******


 


 


Hongbin caminaba de un lado a otro mientras Hyuk, tirado en la cama, miraba embelesado la pieza de plata que adornaba su dedo anular. Ese anillo se veía tan mal en él a sus ojos, un desatino en la hermosa imagen de Sanghyuk. Pero no solo era eso.


 


—Hyuk, basta. ¿Acaso no te das cuenta? —preguntó con los nervios crispados.


 


—¿De qué no me doy cuenta? ¡Hakyeon–hyung me ama y por eso me dio este anillo! —canturreó.


 


—Se está despidiendo —sentenció Hongbin.


 


Hyuk lo miró, su sonrisa borrándose poco a poco.


 


—N–No... es imposible. Hyung no haría eso —Hyuk se negó a creer lo que decía Hongbin.


 


—Hyuk, después de todo lo que ha pasado existe un mínimo de posibilidad de no volver a ver a hyung —sus propias palabras le dolían pero era realista, aunque de todo corazón deseaba que sus palabras no se hicieran realidad.


 


Vio la figura cabizbaja de Hyuk, sus ojitos tristes y desesperanzados, ¿Cómo podía hacerle tanto daño a su niño? Se sentó frente a él y sujetó las frías manos.


 


—Quizás esté equivocado —se retractó—. A lo mejor hyung no quería que te sintieras solo. Aun así, no quiero que te ilusiones y luego salgas lastimado.


 


Hyuk dibujó una pequeña sonrisa que iluminó su rostro, sonrisa que Hongbin atrapó con sus labios sedientos. El menor tardó unos segundos en apartarlo.


 


—Hyung, esos no son métodos para consolar a la gente —dijo con las mejillas sonrosadas.


 


—¿No?


 


—No. Sabes que estoy enamorado de Hakyeon–hyung y aun así me besas. Tu también te estás ilusionando, hyung, y no puedo permitir que lo hagas —desafió tajante el menor.


 


—Tú y hyung terminaron, soy libre de poder conquistarte y sé que lo conseguiré. Mis sentimientos por ti son muy fuertes, no dejaré que mi corazón sufra en silencio si puedo demostrar cuanto te quiero —declaró sosteniendo su mirada de determinación.


 


Hyuk se quedó petrificado, era quizás la primera vez que Hongbin le decía directamente lo que sentía.


 


—N–No te dejaré hacerlo...


 


Hongbin se acercó sigilosamente como un depredador al acecho. Hyuk retrocedió hasta chocar con la cabecera de la cama, sentía el latir de las venas a lo largo de su cabeza. Intentó huir, alejarse de sea lo que sea que Hongbin haría, pero el mayor era listo y ágil. En un abrir y cerrar de ojos, estaba contra la cama apresado por el cuerpo de Hongbin.


 


—¡Hyung, apártate! —exclamó nervioso.


 


—Hyuk, abre los ojos. Hakyeon te dio la libertad de elegir, de ser feliz por tu cuenta —recalcó—. ¿Has dejado de amarme? ¿Ya no soy bueno para ti?


 


—¿Q–Qué dices?


 


—Yura me lo dijo tantas veces y yo me negué a verlo, pensé que era solo un cariño de hermanos, pero me di cuenta muy tarde que no era así.


 


—Eso... fue hace mucho, y–ya no te veo de esa manera —intentó negarlo pero la realidad era que Hongbin aun causaba estragos en él, pero no debía dejarse llevar por ello.


 


—¿Estás seguro?


 


—C–Completamente... No, no, no, no te acerques —Hongbin empezó a besarle el rostro, sobre todo las mejillas y labios. Hyuk se retorcía para escapar de los dulces ósculos del castaño—. No me beses, hyung. No me abraces, yo le pertenezco a Hakyeon–hyung.


 


—Eres un bobo —golpeó la frente del menor con su dedo medio.


 


—¡Auch! ¿¡Por qué me golpeas!?


 


—Porque eres un bobo, ya te lo dije. Hakyeon–hyung te dio tu libertad, pero tú insistes en pertenecerle. Eres como un divorciado que no acepta que su matrimonio acabó.


 


—Me voy a casar con hyung —dijo refunfuñando y colocándose boca abajo.


 


—¿Conmigo? Sí.


 


—No, no, Binnie–hyung me maltrata. Yo quiero a Hakyeon–hyung.


 


—Ya deja de lastimarte, Hyuk. No insistas en querer seguir a su lado cuando sabes que saldrás herido, cuando sabes que todo les impide seguir juntos —Hongbin se recostó al lado de Hyuk, vio sus ojitos vidriosos y dolidos.


 


—Hongbin–hyung es quien me lastima —dijo con las mejillas rojas.


 


—Yo solo quiero tu felicidad y evitarte amargas lágrimas —su mirada se posó en el anillo que adornaba la mana de Hyuk, el nombre de Hakyeon en él le ponía los pelos de punta. Al principio pensó que era un anillo de compromiso, Hyuk luego dijo que era una promesa, así que automáticamente le vino la idea de una despedida. Al final, solo Hakyeon sabía porque había elegido algo tan significativo como una alianza—. Creo que deberías dejar de usar ese anillo.


 


—No y no me vas a impedir amar a mi hyung —decretó Hyuk escondiendo su rostro entre sus brazos cruzados, empuñando la mano donde residía el anillo.


 


Hongbin acarició los cabellos de Hyuk con sus dedos temblorosos. ¿Para qué negarlo? tenía el corazón fracturado gracias a Hyuk aunque también era su culpa. Él empujó a Hyuk a los brazos de Hakyeon, lo condujo a amarlo como lo hacía, mientras intentaba arreglar algo desecho como lo era su relación con Yura. Que destino tan injusto les había tocado.


 


—Perdóname pero estoy celoso. Quiero que ese amor que sientes por él sea mío, tus besos, abrazos, sonrisas... quiero todo para mi únicamente. Sé que debo alejarme, sé que debo rendirme, pero una parte de mi corazón se resiste a la idea. Una parte de mi aun lucha por ganarse tu amor. Te has grabado a fuego en mí y no sé cómo borrarte, tampoco creo poder hacerlo. Estoy perdido...


 


Hyuk no respondió, no se movió. Temía sucumbir ante el sentimiento de soledad, enfrentar a Hongbin y dejar que lo ame como Hakyeon lo hacía. Lo sintió abrazarlo, recargar su peso en uno de sus costados y besar su cabello con ternura.


 


Rayos, ¿por qué Sungjae tardaba tanto?


 


 


******


 


 


La reunión fue un desastre, ambas partes exigían una fecha para la boda. Joy se mordía el dedo índice intentando buscar una excusa. Más experiencia, la aceptación de la universidad, estabilidad, pero sus padres parecían tener todo planeado.


 


Harto de esa situación, Sungjae tuvo que poner fin a su manera.


 


—Padres, señores Park, yo ya tengo a alguien a quien amo con todo mi corazón y Joy no me quiere, nuestro matrimonio solo nos haría infelices a ambos. Así que, por favor, desistan de esa idea —e hizo una reverencia.


 


Hubo silencio, uno muy pesado, antes de escuchar la estruendosa risa de su padre. Todo el cuerpo de Sungjae se crispó por el ruido.


 


—Oh, hijo, que gracioso —comentó el hombre riendo a la par que su esposa—. Eres joven, aun estás en la edad de creer que el enamoramiento es eterno y que solo vivirás de él. Yo también lo creí a tu edad pero cuando me di el tiempo de estar con tu madre, bueno, ya nos ves ahora. Fue la mejor decisión que pude haber tomado —sostuvo la mano de su bella esposa y depositó un beso en ella.


 


—¿Estás diciendo que soy incapaz de reconocer lo que siento? —inquirió molesto y ofendido.


 


—Joven Yook —llamó la madre de Joy, una mujer elegante y de mirada fiera. Muy diferente a su dulce hijo—, puedo entender que no esté de acuerdo y que piense que es un disparate lo que estamos haciendo, pero en el camino se dará cuenta que es lo mejor para ambos. Las personas como nosotros siempre estamos siendo perseguidos por oportunistas que desean derrochar nuestra fortuna y no quiero que mi hija caiga en manos de alguien así, tu padre tampoco lo quiere.


 


—Mi pareja no es un oportunista —recalcó seguro de sus palabras.


 


—Entonces tendré que hablar con tu pareja, Sungjae —dijo su padre con voz solemne.


 


Todos abandonaron el restaurante donde se había realizado el imprevisto encuentro, desde su perspectiva era más una cena de negocios y él y Joy eran los productos a negociar.


 


Ellos se quedaron atrás mientras sus padres iban adelante en busca de sus respectivos autos. La mano de Joy lo obligó a detener su caminar.


 


—¿Qué haremos ahora? —preguntó en un susurro—. Parece como que si todo lo que hacemos es en vano. Tengo miedo de lo que pueda pasar, Sungjae. Me agradas, y mucho, pero yo no quiero casarme.


 


Vio sus ojos brillar por las lágrimas de impotencia de no poder evitar lo inevitable, sentimiento que él también compartía. Escuchó la bocina del auto de los padres de Joy, ella se quejó.


 


—Trataré de solucionar esto, ¿si? —apretó la mano que lo sujetaba como una señal de apoyó y limpió un escurridiza lágrima de su ojo—. No llores, te ves más bonita sonriendo.


 


—Ay, oppa —refunfuñó dándole un golpe sin fuerza en su pecho—. Por favor, haz algo para que desistan de casarnos o, al menos, haz que se posponga hasta que encontremos otra alternativa.


 


—No se preocupe, señorita Park, haré lo posible porque no se tenga que casar con el mejor hombre que nunca en su vida haya conocido —dijo con voz teatral.


 


—Eso no ayuda mucho, señor Yook.


 


Sungjae vio alejarse el auto de los padres de Joy, un peso menos para sus hombros.


 


—Sungjae, hijo —escuchó a su madre quien subía a su propio auto—, ¿quieres que te dejemos en casa de Hyuk?


 


—No, mamá. Puedo llegar a pie hasta allá —no quería discutir con sus padres y esos es justo lo que iba a hacer si aceptaba subir. Su madre se despidió con la mano, gesto que él imitó hasta que el auto desapareció de su rango de visión.


 


Dejó que un suspiro abandonara sus labios. Era frustrante todo lo que estaba atravesando, un día era feliz y al siguiente era un desastre. Su padre quería hablar con su pareja, con Minhyuk, pero no podía permitir eso sin antes aclararse con él. Sería terrible si Minhyuk se enterase por boca de terceros de su compromiso con Joy.


 


Emprendió su camino a casa de Hyuk, necesitaba desahogar sus frustraciones con su mejor amigo o explotaría del coraje. No había dado tres pasos cuando una mano se clavó dolorosamente en su hombro. Su piel se heló, su garganta era un desierto. Lo primero que pensó fue que iban a asaltarlo.


 


—Sungjae... —pero algo peor pasó y era la presencia de Minhyuk tras él.


 


—Hey~ —canturreó dándose la vuelta—, me asustaste. Pensé que era un secuestrador de chicos guapos.


 


—¿Quién era esa chica?


 


—¿Eh? —sus piernas temblaron, todo su cuerpo lo hizo.


 


Minhyuk lo sujetó por los brazos, lo acercó a él con violencia, sus rostros a centímetros de tocarse.


 


—¡Ella! ¡La chica a quien le sostenías la mano! ¿Quién era ella, Sungjae?


 


—Ella... es... es... —su lengua se enredó, estaba asustado de la reacción de su novio—. Minhyuk, su-suéltame. M-Me haces daño.


 


—No hasta que me digas que está pasando. Has estado ignorando mis llamadas y actuando extraño los últimos días para que me salgas con esto. ¡Quiero saber quién ese esa mujer con la que me ves la cara de estúpido! —su juicio estaba nublado, solo quería respuestas y las necesitaba urgente.


 


—E–Ella es la hija del s-socio de mi padre... quieren que me... que me case con ella —soltó con el rostro lloroso y la voz quebrada, esperando la explosión de ira por parte de Minhyuk contra él.


 


Aquella confesión fue como un chorro de agua hirviente provocando así que Mihyuk soltara a Sungjae y se alejara. Su mente no procesaba lo que Sungjae le decía, ¿casarse? ¿Había escuchado bien? Llevó ambas manos a su cabeza mientras negaba repetidas veces, debía ser una broma muy pesada.


 


Miró hacia todos lados, necesitaba encontrar un punto de apoyo o colapsaría.


 


—Hyung —Sungjae se acercó a él pero Minhyuk lo rechazó.


 


—¡No me toques!


 


—Por favor, déjame explicarte —rogó desconsolado, no soportaba ver a su mayor de esa manera.


 


Minhyuk cayó de rodillas y sujetó de los codos a Sungjae. Sus ojos rojizos por el llanto se clavaron en los de su novio.


 


—Dime que es mentira, que fue una broma de mal gusto. Tú no te puedes casar, no puedes, Sungjae.


 


Sungjae se sentía desecho, estaba lastimando a Minhyuk de una manera que jamás creyó ser capaz de hacer.


 


—Yo no quiero casarme, Joy tampoco... pero ellos nos están obligando y no nos dan alternativa —dijo con la garganta adolorida de contener el llanto—. Yo solo te amo a ti, Minhyuk. Solo a ti. Por favor, tienes que creerme.


 


Pero Minhyuk ya no escuchaba, no razonaba. Su mente se perdió en algún punto entre el eco de la voz de Sungjae y el dolor en su corazón, se sentía como si lo estuvieran triturando lentamente.


 


Sungjae lo había destrozado.


 


 


******


 


 


Un dulce despertar fue lo que recibió al abrir sus ojos, unos brazos cálidos lo envolvían y tiernos besos fueron depositados por todo su rostro. Aún no podía comprender como todas las palabras vergonzosas que dijo en un estado de total euforia desembocaron en eso, en ese hermoso momento junto al hombre que amaba.


 


—Hola, hermoso —dijo Wonsik luego de depositar un beso en sus labios.


 


—Hola —recitó con voz adormilada y risueña. No era la primera vez durmiendo con su dongsaeng pero si la primera en despertar entre besos.


 


—¿Quieres que te prepare algo de desayunar?


 


—¿Preparar? ¿Tu? Larva, tú no sabes cocinar.


 


—Ok, ok... ¿te compro algo especial para desayunar?


 


—Hay una panadería cerca, cómprame uno de esos panecillos rellenos de queso —dijo con un puchero muy tierno. Wonsik rió y lo besó nuevamente.


 


—Voy y vengo, amor mío.


 


Jaehwan dio vueltas en la cama, se desperezó y rió como un niño enamorado. Que curiosa era la vida. Su deslumbrante sonrisa se fue haciendo pequeña hasta que quedó una línea media curva, ¿de verdad Wonsik se enamoró tan rápido de él? Él estuvo la noche anterior mostrando signos de incomodidad con Taemin, ¿su confesión había cambiado sus sentimientos?


 


Se puso de pie y fue al baño, intentó no pensar en ello. Tal vez Wonsik estaba intentando superar su amor no correspondido, tal vez si lo quería lo suficiente como para aceptar sus sentimientos.


 


Lavó su rostro y fue a la cocina, preparó un jugo de naranja para acompañar su desayuno. Esperaba que Ravi no tardara.


 


Escuchó un estrépito en la sala, pasos apresuras y la figura de Wonsik no tardó en aparecer en la cocina.


 


—Wow...volaste.


 


—Te dije que haría todo por ti —dijo casi sin aliento dejando caer su cuerpo en una de las sillas de madera—. Están calientes. Todos para mi hermoso novio.


 


—¿Novio? ¿Quién?


 


Ravi lo miró confundido y luego dejó escapar una risa, Ken era tan gracioso.


 


—¿Cómo que quien? Pues tú, Kenny–hyung.


 


—No recuerdo que llegaras a proponerme eso, solo recuerdo mi confesión y tu besándome, y nada más —dijo sentándose y tomando uno de sus panes de queso.


 


—Oh, pues... ¿Quieres ser mi novio? —pidió inocente.


 


—No.


 


—¿Por qué no? —preguntó consternado.


 


—No lo estás pidiendo bien, tienes que esforzarte, Larva —inconscientemente quería hacer sufrir un poco a Ravi para compensar su propio sufrimiento, era algo infantil pero sentía que lo merecía.


 


Por su parte, Wonsik estaba pensando en miles de escenarios o formas para pedirle apropiada mente a Ken que fuera su novio. Es cierto que aún tenía sentimientos por Taemin pero, sin quererlo, Ken lo había cautivado y no quería perderlo. Jaehwan era muy valioso para él y no dudaba que lo llegaría a amar más que a nadie en la vida, lo podía jurar con su vida.

Notas finales:

CHAN CHAN CHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN!

Ardió Troya¿

Como ven, Yeonnie esta muy confundido con sus sentimientos, todo el estrés psicológico le está afectando a su salud y se siente muy culpable por lo que siente con respecto a Hyuk y Leo ;-;

Leo... yo creo que ya de verdad se le safaron la mayoría de los tornillos, ¿está pensando seriamente en la ida del bebé?

El Hyukbin están en un tira y afloja, bebote también esta un poquito confundido y Binnie no se queda callado respecto a lo que siente. 

Además, lo que temíamos pasó, ya Minhyuk sabe del compromiso de Sungjae ¿esperaban esa reacción? ¿Ahora como solucionaran esto? ¿La ardilla luchará por su jirafa?

Y el Raken está en su momento agridulce, ¿logrará Ravi que Ken acepte su propuesta? Estúpido y sensual Ken que solo se quiere hacer desear xd

Disculpen cualquier horror ortográfico.

Comenten y denme amor para seguir escribiendo esta historia nociva para la salud(?). Nos leemos pronto~


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